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Solo espero que seas feliz por klaushunlove

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Notas del capitulo:

RESUMEN:

 

No se habían visto en años, pero el amor seguía ahí, intacto, sin embargo, el deber y el amor son cosas que, muchas veces, no son compatibles.

Kakairumonth2021 Día 24: AU religioso.

Solo espero que seas feliz



El Padre Kakashi era un hombre respetado dentro de la comunidad. Era un cura joven y que intentaba modernizar la iglesia, por eso mismo no tenía mala relación con los gitanos del lugar, pues eran personas igual que él, solo que con costumbres y creencias distintas.

-Padre Hatake, ¿está usted ocupado?-

Un niño rubio entró corriendo a la iglesia y sonriendo. ¡Venía una caravana! ¿Sería un circo? ¿Nuevos amigos? Estaba emocionado.

Y Kakashi, sonriendo levemente, fue a sentarse en uni de los taburetes de la iglesia. Naruto era uno de los huérfanos que más quería.

-Naruto, bienvenido. ¿Qué te trae tan emocionado?-

-¡Padre! ¡Está llegando una caravana! ¿Que cree usted que sería?-

-Naruto, probablemente son nuevos gitanos. Iré más rato a saludarlos y darles la bienvenida. ¿Me quieres acompañar?-

-¡Sí! Quiero hacer amigos nuevos. Me caen bien los gitanos. Hablan chistoso y tienen historias entretenidas.-

-Naruto, solo espera un momento, ¿sí? Me arreglo y vamos a ver a estos nuevos amigos. No me demoraré más de 10 minutos.-

Sentado y esperando al Padre Hatake, Naruto decidió recorrer la iglesia. Las estatuas de los santos y demás estaban al frente de todos los bancos de madera. El lugar olía a viejo y limpio a la vez y la estatua de San Pedro estaba en un costado mirando fijamente a todo aquel que entraba al lugar. A Naruto le daba miedo, por eso evitaba mirar a esa figura en particular.

Era una iglesia bonita. Pequeña pero que había ayudado al pueblo muchas veces. Los había cobijado en tormentas, arena o cuando la situación lo ameritaba.

-Naruto, estoy listo. Vamos.-

Tomados de la mano, el huérfano y el cura caminaron tranquilamente por el pueblo hasta llegar al alboroto que habían causado estas caravanas.

-Ejem, buenas tardes. Soy el Padre Hatake y dirijo la iglesia de este lugar. Con Naruto aquí, les vinimos a dar una grata bienvenida.-

-¡Padre!- dijo un gitano eufórico. -¡Mi hijo ha llegado! ¡Y varios amigos que no han estado en años!-

Un hombre, de una edad aproximada a Kakashi, salió de una furgoneta. Tenía una hermosa piel de caramelo. Su cabello largo caía suavemente por sus hombros.

Pero cuando el querido padre del pueblo de Konoha vio aquel rostro tan hermoso, un nudo se me formó en el estómago, pero la felicidad de ver a Iruka después de tantos años lo invadió como un tsunami.

-¿Iruka? No te vemos hace muchos años. Espero que Dios haya ido contigo y resguardado tu alma.-

El hombre de cabello castaño giró su cabeza hacia la voz que no escuchaba en años y un sentimiento agridulce de formó en su interior. Finalmente estaba en casa.

-Padre Hatake. Es un gusto volver a verte. ¿Y quién es este chico? ¡Hola! Me llamo Iruka.-

-Hola señor Iruka. Me llamo Naruto. Se ve amigable, ¿quiere ser mi amigo?-

-Claro que sí, Naruto. Tengo historias que contar. De hecho me gustaría preguntarle al Padre si me permite contarles historias a los huérfanos.-

Dijo, mirando profundamente en la dirección del cura.

-Claro, no hay problema. Solo debe haber otro miembro de la iglesia. Recomiendo al hermano Gai. Es efusivo pero protector con los huérfanos que tenemos a nuestro cuidado.-

-Padre, quiero hablar con usted a sola, ¿es posible?-

-Claro. Ven, acompáñame a dejar a Naruto y podremos conversar dentro de la parroquia.-

-Como desees padre, yo lo sigo.-

~•~

El ambiente que estaba dentro de la habitación de Kakashi era densa y ensordecedora. Sabía lo que venía y no se sentía preparado.

-Kakashi. ¿Cómo has estado?-

-Bastante bien, en realidad. Dios me ha dado salud y vida. Ahora estoy a cargo del orfanato. La verdad es que no me arrepiento de mi sacerdocio.-

Suspirando, Iruka se sentó en la cama que estaba en la habitación.

-Kakashi, nunca dejé de amarte. Todo este tiempo que estuve de viaje, nunca pude olvidarte. Soñaba a diario con tus besos, sentía tus brazos rodeado los míos y tus susurros de amor en mi cuello.-

-Iruka, Iruka. Sabes que no puedo. Dios, te amo tanto, pero también amo a Dios y prometí servirle mi vida a Dios y no voy a renunciar, Iruka. Aquí es donde realmente me necesitan.-

Suspirando y tratando de aguantar las lágrimas, Iruka escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón.

-Solo espero, Kakashi, que seas feliz. No me acercaré más. Pero tienes que saber esto, te amo, pero te respeto lo suficiente como para no hacerte dividir entre lo que deseas. Solo cuídate, ¿sí?-

Caminando hacia la puerta sin mirar atrás y ambos con el corazón roto, Iruka dejó atrás a un cura que espera haber hecho la decisión correcta.

Fin.

Notas finales:

Esta idea la saqué, literalmente, de una telenovela que dieron hace años (del 2000. Oh Dios, puedo sentir esos 24 años en mi cuerpo :'v) cuya trama principal era, justamente, una gitana y un cura enamorados pero que el cura decidió siguiendo siendo cura.


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