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Eres tú por klaushunlove

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Notas del capitulo:

RESUMEN:

 

La sonrisa que tenían ambos llenaba un vacío que no habían sentido antes y las manos entrelazadas no se querían soltar. La sensación del alma gemela era algo embriagador y gratificante a la vez.

Kakairumonth2021 Día 28: almas gemelas.

Eres tú



Iruka tenía miedo, no quería que le apareciera la marca, no quería que se lo llevaran lejos de sus padres y familia. Simplemente no entendía porque ANBU se llevaban a todo aquel que tuviera una marca de alma gemela.

Por eso estaba tan nervioso ahora, su padre le dijo que iba a ser un hombre ahora, que tener 10 años era un paso importante en la vida, pero Iruka no quería. No quería que su padre y su madre lo trataran diferente. 

Pero todo se fue al carajo cuando el 26 de mayo a las 6:17 de la mañana sintió como le ardía su bicep izquierdo. Nunca pensó que odiaría algo tanto como esa estúpida marca. No era justo ¡Maldita sea!

-Iruka, hijo. Sal del cuarto, los oficiales ANBU ya llegaron y te quieren ver. No tengas miedo Iruka.-

Temblando salió del cuarto y vio a sus padres y tres personas enmascarada paradas en medio de la sala de estar. Apretó, con nerviosismo, las mangas del chaleco que tenía puesto.

-Umino Iruka, ¿correcto?-

Una de las personas enmascaradas (su máscara parecía un ratón, se dijo Iruka) se había acercado al niño.

-S-sí señor. Soy yo.-

-Muy bien entonces. Necesito que te quites esa chaqueta chico y mostrarnos tu brazo izquierdo. Si tienes una marca de alma gemela, te iras con nosotros inmediatamente, si no tienes nada, tus padres tienen la facultad legal de hacerte trabajar. ¿Entiendes?-

Asintiendo y aguantando las lágrimas, Iruka se quitó el polerón y mostró la marca de alma gemela que había aparecido hace menos de una hora. El tatuaje que le puso el destino tenía un espantapájaros rodeado de diferentes perros. Y si Iruka no estuviera tan nervioso y aguantando las lágrimas, se hubiera reído de lo absurdo de la imagen. 

-Muy bien chico. Tienes una marca.- dijo uno que tenía una máscara en forma de tortuga. -Tienes que venir con nosotros ¿algunas palabras para despedirte de tus padres?-

Ikkaku, quien era el padre de Iruka se acercó a su hijo. Internamente deseaba que nunca le hubiera aparecido nada a su único hijo pero sabía que no podía hacer nada. Era la ley que cada niño fuera revisado en su 10° cumpleaños y, si era parte de ese 5% de la población que tenía una marca de alma gemela, se fuera para nunca más volver, o eso decían. 

-Hijo, solo nos queda decirte que te amamos, nunca la olvides ¿está bien? Haznos sentir orgullos.-

Koharu no tenía palabras, por lo que sólo se acercó a su hijo y le dio un abrazo que expresó todo el amor que sentía por él.

-Es hora de irnos chico. Ven con nosotros.-

Siguiendo a los enmascarados y sin mirar atrás por riesgo de llorar, Iruka se alejó de su casa y familia. No sabía si los volvería a ver un día, pero supo que él nunca los olvidaría.

Un auto discreto estaba estacionado en una esquina esperando a todos ellos. Nadie habló en el transcurso de esa corta caminata pero eso no impedía que la mente del niño se llenara de preguntas.

Cuando finalmente llegaron al automóvil, una mujer de rostro inexpresivo estaba al volante y las personas enmascaradas, junto con un nervioso Iruka, se subieron al auto.

-Chico, no tienes nada de que preocuparte. Iremos a un lugar en donde te explicarán las cosas.-¢

Cuando finalmente el auto estacionó al frente de un gran edificio, Iruka inexplicablemente se sintió emocionado. ¿Qué iba a pasar ahora? ¿Esa era su nueva casa? ¿Tendría amigos?

Los adultos enmascarados caminaron con seguridad y firmeza hacia el edificio e Iruka los siguió. El lugar era espacioso y limpio. Un hombre solitario estaba en un escritorio mientras leía un libro.

-Buenas tardes.-

-Buenas tardes ANBU-san.-

Sin mayor ceremonia, los que iban enmascarados y el niño se dirigieron hacia una oficina. Iruka estaba asombrado. ¡Había un gran ventanal! ¡Y podía ver toda la ciudad!

Un gran escritorio de madera estaba al frente suyo junto con un viejo fumando una pipa. Iruka supuso que era alguien importante por el saludo respetuoso de los ANBU que los acompañaban.

-Hokage-sama, buenos días. Este niño tiene una marca de alma gemela señor. Es el 3ro que encontramos en dos meses.-

Asintiendo a la información, el anciano (¡era el Hokage! Exclamó con asombro la mente de Iruka) indicó que el niño se acercara al escritorio.

-¿Cómo te llamas niño?-

-Iruka, señor.-

-¿Y sabes por qué estás aquí, Iruka?-

-Porque tengo una marca de alma, señor.-

-Es más que eso, Iruka. Nuestra ley dice que todo niño o niña que tenga una marca de alma se aleje de sus familias ¿y sabes por qué? Porque nos dimos cuenta que una persona que tiene como destino un alma gemela es más fuerte y protector que otros y que nuestro país está contastemente en peligro. ANBU, quienes son los que nos protegen y vigilan, están enmascarados para proteger a sus familias. Los entrenamos para que cumplan la función de proteger su patria y buscamos activamente el alma gemela correspondiente.-

-Tú, Iruka, eres especial. El destino te dejó un regalo que debes compartir con otros. Te entrenaremos y serás un hábil guerrero. Ahora te puedes retirar, Iruka. Nos veremos de nuevo, pero por el momento entrena y piensa en que todo lo hacemos para proteger nuestro hogar.-

Sorprendido, Iruka se retiró junto a los otros ANBU. Definitivamente nunca pensó o imaginó todo esto ¿entrenar? ¿Buscar a su alma gemela? La verdad es que estaba ansioso por empezar.

Sin embargo, Iruka tuvo dificultades para seguir el ritmo del entrenamiento. Era más duro y agotador de lo que parecía, muchas veces quiso llorar allí mismo, en el gimnasio y frente a todos, por la importancia de no lograr sus objetivos.

Además, siempre había un chico de cabello blanco que lo miraba e Iruka se sentía cohibido por él. A pesar de tener la misma edad que Iruka, ese chico era indudablemente superior en el entrenamiento. Tenía mejores reflejos y golpes más certeros.

Además, ese chico tenía dos amigos que lo acompañaban todos los días, y eran tan buenos como él, hacían un excelente equipo, a pesar de que él chico de cabello blanco sea el menor del trío y que los dos mayores sean almas gemelas.

Los propios amigos de Iruka eran más perceptivos en el entrenamiento que él y eso le molestaba bastante, pero había Iruka seguía y seguía entrenando no sólo por él, sino por sus padres también. Los quería hacer sentir orgullosos.

Sin embargo, la mayor de las sorpresas llegó cuando ya había pasado un poco mas de un año de la llegada de Iruka a la sede ANBU.

-Iruka, ¿cierto?-

Iruka, sorprendido, miró a la persona que lo había llamado en medio de la trampa que estaba montando. ¡Era el chico de cabello plateado! ¿Qué quería con él? No tenía mucho que darle a uno de los mejores aspirantes a ANBU que tenía la sede.

-Hola, sí. Lamento preguntar, pero ¿cual es tu nombre? Siempre te veo entrenar con tus amigos y nunca tuve la oportunidad de hablar contigo.-

Cuando ambos se tocaron, sintieron a sus corazones saltar de alegría, sus almas juntas al fin y su marca de alma gemela calentando sus respectivos brazos. Sintieron que se conocían por años y que necesitaban estar lo más junto posible.

-Guau... Hola, soy Kakashi.-

-Y yo Iruka.-

La sonrisa que tenían ambos llenaba un vacío que no habían sentido antes y las manos entrelazadas no se querían soltar. La sensación del alma gemela era algo embriagador y gratificante a la vez.

Ambos, Iruka y Kakashi, se volvieron una pareja formidable en ANBU, conocidos como los verdugos. Se convirtieron en ANBU brillantes y ferozmente protectores con ellos y la gente de su país, sin importar si era una amenaza extranjera o la ambición interna.

Años después, esa pareja ANBU estuvieron afuera del hogar Umino para visitar a la hija única del matrimonio. Ella tenía una tez ligeramente tostada y vibrantes ojos castaños.

-Buenos días señor y señora Umino.- dijo el ANBU con máscara de delfín.

-Nos informaron que hoy su hija cumple 10 años. ¿Estoy en lo correcto?-

-Mi hija viene en unos instantes Sabueso-san, Delfín-san.-

Ambos ANBU esperaron pacientemente a que la niña llegara al salón. Ella era más hermosa de lo que indicaba su archivo.

Su cabello castaño corto y esa mirada decidida la enmarcaban como una niña feliz y protectora con su familia.

-Eres Hikari Umino, ¿estoy en lo correcto?-

-Sí, ANBU-san.-

-Hikari-san, soy el ANBU Defín y mi compañero es el ANBU Sabueso. ¿Nos puedes mostrar tu brazo izquierdo, por favor?-

La chica, sin demora, mostró su brazo desnudo. No tenía tatuaje ni ningún tipo de marca. Y si al menos 3 persona en esa habitación sintieron mas ligero su hombro, nadie lo notó o dijo nada.

-Muy bien, Hikari-san. Ahora la decisión recae en tus padres sobre tu futuro. Nos despedimos señores Umino.-

Ambos ANBU se fueron de aquella pequeña casa con una pequeña sonrisas en sus labios y con la sensación de que estaban haciendo algo bien.

Fin.


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