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Lo que no puede ser profanado por ti (ItaDei) por MekhmenehBahnu

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Notas del capitulo:

Holi amigues,

espero les guste la continuación.

 

 

 

– Hola, ¿cómo estás? He venido a visitar rápidamente la aldea, ¿se encuentra tu esposo en casa? –Le preguntó amable Sakura al pelinegro.

– Haruno–san, ¡qué sorpresa! Él está en casa como de costumbre.

– Iré a verlo de inmediato con un regalo de tu parte.

– Se lo agradezco.

En su visita pasada Itachi le había pedido como un favor personal que le consiguiera unos libros a Deidara al menos para mantenerlo ocupado, ahora que su embarazo estaba un poco avanzado no quería que se esforzara demasiado en tareas del campo; lo que traía como resultado demasiado tiempo libre.

Sakura hizo todo el camino a casa de la joven pareja con total calma saludando a todo el que se le cruzaba. Aunque no era su pueblo natal había aprendido a ganarse el afecto de todos los que ahí vivían. Le pareció extraño el pedido del hombre, siempre le encargaban cosas de la ciudad central pero nadie jamás le había solicitado un libro; la verdad es que en esos momentos tal objeto no era útil para el estilo de vida que llevaban los campesinos, ellos debían enfocarse primero que nada en sobrevivir.

Tocó la puerta y tardaron un poco en abrir, el chico rubio ya no se veía asustado ni enfermo; todo lo contrario, parecía muy activo con un pañuelo atado a la cabeza y el mandil que apenas marcaba la curva de su vientre.

– Perdona que venga sin avisar.

– No hay problema, pasa. –Al entrar se dio cuenta de que estaba cocinando.

– Veo que aprendiste bien. –él levantó los hombros restándole importancia.

– Es lo único que puedo hacer.

– Ah, cierto. Traje algo para ti, te lo daré después de tu chequeo. –Deidara arqueó la ceja, no era un niño al que tuvieran que condicionar para dejarse revisar.

Sakura estaba segura de que todo iba bien y con parsimonia revisó la salud del doncel y del hijo que esperaba, lo único que le preocupaba era que el chico parecía estar perdiendo peso en lugar de ganarlo.

– Todo parece estar en orden pero necesitas comer mejor. Dime algo, ¿tu esposo gana lo suficiente?

– ¿Qué?

– Puedo conseguirte alguna ayuda de la ciudad aunque necesitaría varios papeles y...

– ¡¿Qué?! No, no, no, él gana lo suficiente como para alimentarnos. –Era medio cierto pero más importante, no podían involucrarse con nada relacionado a las instituciones de la aldea.

– ¿Entonces qué está pasando? Algunos chicos temen no recuperar su figura después del embarazo, ¿es eso?

– ¡No!

– Vale, no te pongas a la defensiva. Escucha, no lo pregunto por molestar pero estoy segura de que todos queremos que ese bebé nazca con bien y sano así que debes comer más, ¿de acuerdo? Te enseñaré nuevas recetas.

– Sakura...

– ¿Sí?

– ¿Es normal que muchas cosas me den asco y nauseas? No me gusta y me asusta.

– Jajaja, ¡claro que es normal! –Le tomó la mano para darle confianza – ¿Nunca hablaste con tu madre sobre esto?

– Ella murió cuando yo era pequeño. Las únicas personas a las que he conocido durante su embarazo no parecían sentirse así.

– Lo siento mucho. –el ambiente se entristeció de repente, ahora la peli rosa quería ser de ayuda para el doncel. –No te ofusques pensando que todo es señal de que el embarazo va mal, cada quién lo vive de diferente manera y créeme, si hubiese algo mal ya lo sabrías; escucha lo que tu hijo te hace saber desde el interior. Pronto dejarás de sentir nauseas y probablemente comenzarás con antojos. –Le sonrió.

Deidara le devolvió el gesto, esas palabras le hacían sentir mejor, no podía hablar de esto con Itachi; no quería molestarlo con nimiedades y no era tan cercano a ninguna mujer o doncel de la aldea como para preguntarle.

– ¡Ah por cierto! tu esposo me pidió darte esto, un regalo. –Le entrego unos pocos libros y su cara pareció iluminarse y olvidar toda preocupación.

 

Sospechoso, absolutamente fuera de lo ordinario. Estaba segura de que algo raro pasaba aquí, es decir, todos en la aldea actuaban como si no se dieran cuenta pero para ella todo era razón de sospecha. No podía ser casualidad que hubiesen ido a caer justo en el pueblo que quedaba en la frontera entre las Flores y los Exiliados. Ellos no parecían querer hacer daño, aun así podían resultar peligrosos. Además de todo no dejaba de rondarle una idea por la cabeza, ciertas noticias relacionadas a una de sus viejas amistades se dejaron oír en la ciudad central poco tiempo atrás.

Intentaba mantener la mente enfocada y no crear demasiadas teorías pero acaso no era demasiada coincidencia que esta pareja apareciera de la nada y que poco después llegara el anuncio de que el Tsuchikage había perecido –una noticia especialmente ligada a esa aldea por su ascendencia –claro, la mayoría de ellos solo lo veía como una noticia trágica porque no habían tenido la oportunidad de conocer a la madre del chico y quienes la habían conocido no sabían de esta pareja que llegó de la nada.

Debía moverse con cuidado en esta arena movediza, un paso en falso y podría terminar hundida. Había un nudo difícil de resolver pero ella no tenía miedo de descubrir la verdad, se decía que un desertor de los Uchiha había sido el culpable del crimen contra la Roca; si bien nunca había sido cercana a ese clan eran reconocibles por cierta genética que encontraba similar en el varón pelinegro.

No tenía pruebas de nada y si bien lo más sencillo era dar aviso al líder de la aldea para aclarar el asunto era mejor averiguar un poco más por su cuenta. Solo debía ganarse primero la confianza del rubio para que confiara en ella y creía ir por buen camino.

El chico rubio parecía necesitar compañía, un acompañamiento que pudiera mantener charlas más allá de lo que los ancianos del pueblo podían ofrecerle; lo veía en sus ojos, él necesitaba ser estimulado e impulsado a realizar algo más y su supuesto esposo parecía no estarle dando el apoyo que requería; ahí es donde ella se colaría. Le demostraría que era una amiga, lo cuidaría y animaría.

En el peor de los casos resultaría ser una persona distinta a la que creía y habría sembrado la semilla para que este joven doncel se superara y no dedicara el resto de su vida solo a criar hijos.

Aunque tenía esa motivación oculta su simpatía hacía el chico no era falsa, le apreciaba a pesar de que a veces no entendía porqué se preocupaba tanto de la vida; había logrado que dejara de estar tan a la defensiva en su presencia aunque parecía pensar demasiado sus respuestas, tal vez –y regresando a su teoría –buscando que no descubriera su pasado.

 

– Sakura puedo hacerte una pregunta pero sin que me lo tomes a mal.

– Por supuesto.

– ¿Por qué te preocupas tanto por mí? Me refiero no solo al embarazo sino a que sueles traer obsequios, hablas conmigo sobre lo que pasa en el mundo, me enseñas cosas y siempre pareces tener tiempo y paciencia para mí.

– Porque me agradas mucho, ¿acaso no es evidente? –Le sonrío, estaban tomando el té en la entrada de su casa.

– Pero todos en el pueblo te agradan ¿no es así? Y debes tener otros amigos en la ciudad, incluso puede que te necesiten allá y siento que te robo el tiempo. –Hablaba apresurado.

– ¡Hey tranquilo! –Se quedó pensando en las palabras indicadas para lograr romper sus últimas barreras o al menos despertar su curiosidad –Todo lo que dices es cierto pero también lo hago porque me traes recuerdos. Juraría por dios que mi buena amiga Ino ha reencarnado en ti. –Deidara abrió los ojos absolutamente sorprendido, ¿sería posible que Sakura hubiese conocido a su madre? Se quedó atónito, no sabía que contestar ni cómo actuar. –Pero eso es imposible, ¿no? Aunque de verdad creyera en esa posibilidad ella murió después de que tú hubieses nacido –Se rio en un intento de relajar el ambiente –Sé que tuvo un hijo pero también falleció, supongo que compararlos es un intento de sentir que aún queda algo de ella aquí en la tierra.

– Tal vez –miraba a su taza concentrado, quería saber más sobre su familia. Desde hace mucho había aceptado que nunca conocería la historia de sus padres por mucho que lo deseara y ahora se presentaba la médico con una pequeña esperanza aunque para saber más debería revelar quién era en realidad.

– Bueno, ya es hora de que me vaya. Regresaré el próximo mes sin falta.

Deidara prefirió callar, hubiese deseado preguntar un montón de cosas pero era mejor consultarlo primero con Itachi. Solo se despidió de Sakura.

 

– Estoy en casa –Miró al rubio sentado junto a la ventana acariciando su vientre, era una imagen hermosa que le llenaba de vida. Se acercó a besarlo. – ¿Qué pasa Dei?

– Hoy vino Sakura.

– ¿Te dio una mala noticia? –Se agachó para verlo de frente y colocó ambas manos sobre las de Deidara.

– No, nada de eso. –Llevaba toda la tarde pensando en que era muy probable que Sakura conociera a sus padre, ella era médico y parecía tener una edad similar a la que tendría su madre además estaban en la aldea de su padre. –¿Tú dirías que Sakura es una persona en la que se puede confiar?

– ¿A qué viene esa pregunta?

– Ella mencionó el nombre de mi madre. –Silencio –Dijo que le recordaba a ella.

– Basta, debemos irnos. Hasta la más mínima sospecha podría echar a perder nuestros planes. –Habían bajado la guardia y esto era lo que más temía.

– ¡No! Creo que solo está suponiendo, no tiene ninguna prueba ni nada pero...

– ¿No estarás pensando en decirle o sí?

– Es solo que me gustaría saber un poco más de mi familia. –Veía la molestia en el rostro de Itachi.

– ¡Imposible, decir cualquier cosa nos pone en riesgo y ahora no solo a nosotros dos sino al bebé!

– ¡Lo sé! Llevo toda la tarde dándole vueltas al asunto, no quiero arriesgarnos pero tal vez ella no dirá nada. Pudo haberlo hecho ya incluso sin tener pruebas. –Solo se estaban exasperando y no llegarían a ningún acuerdo, lo notaba en los ojos de Itachi; no cedería ante sus suplicas. –Está bien, si así lo prefieres no diré nada. –Sentía sus ojos arder, no le molestaba ser quien cambiaba de opinión; culpaba a las hormonas de hacerle llorar en estos momentos. Se mordió el labio para no continuar y miró el techo reteniendo las lágrimas, era una tontería; ahora Itachi era su familia y no debería añorar el pasado sobre el futuro.

 

 

Había dado el tema por zanjado con Deidara pero no se quedaría de brazos cruzados. Hablando con distintas personas del pueblo, algunos proveedores o compradores de la ciudad, se dio cuenta de que en realidad Sakura Haruno era una persona respetada y con contactos importantes; es decir, ella representaba un peligro para mantenerse en el anonimato.

También era verdad lo que le había dicho el doncel, si hubiese querido delatarlos ya lo habría hecho, así que su objetivo debía ser otro.

 

Estuvo esperando su llegada al pueblo para interceptarla antes de que visitara a Deidara, debía hablar con ella antes de tomar la decisión de huir de nuevo.

– Hola, justamente iba en camino a visitar a tu esposo. Le he traído más libros pero no te preocupes, no tienes que pagarlos. –Ella siempre sonreía al contrario de él que siempre estaba de cara larga y por eso sabía que no era nada más que una máscara para ocultarse.

– Sakura Haruno, mi esposo me ha contado su platica de la última vez.

– ¡Ah, qué sorpresa! –Usó un tono sarcástico además de cambiar su expresión por un gesto no tan cordial. –Es muy triste, ¿no? Que un chico tan jovencito como lo era el Tsuchikage haya muerto a manos de una persona así. Ahora si me permites debo realizar unas consultas. –Intentó seguir su camino pero fue detenida.

– Así es pero a veces las tragedias pasan. –Sakura comenzó a reír.

– Escucha –hablaba con burla –No soy una persona que tema ni que se deje amedrentar, si ese niño fue secuestrado y obligado a dejar su hogar me voy a encargar de que todo el mundo se entere que efectivamente el traidor fue un Uchiha. –Lo miraba directamente a los ojos, no parecía estar alterada y mucho menos temer.

– Vamos rápido. –la tomó del brazo para llevarla casi arrastrando a casa y hablar con Deidara, claramente Sakura no quería delatarlos pero había algo escondido en sus intensiones.

Llegaron al poco rato.

– ¿Qué pasa? –se sorprendió al verlos llegar juntos además de que ambos se miraban algo molestos.

– Está bien Deidara, creo que nos ahorraremos mucho tiempo si nos hablamos de frente; te lo advierto Sakura esperamos que nos pagues con la misma moneda. –el rubio paseaba su mirada de uno a otro esperando una explicación. –Por favor dile que no te he traído a la fuerza.

– No me ha traído a la fuerza –¿eso era obvio, no? ¿Por qué debía decírselo a Sakura?

– Quiero hablar a solas con él –la mujer deseaba oír lo que tuviese que decir el doncel por su propia voz, no necesitaba que guiaran sus respuestas.

– De acuerdo –respondió Deidara, la tensión entre la médico y el guerrero era evidente, deseaba saber algo más de sus padres y aunque amase mucho a Itachi y confiara plenamente en él esto era algo que quería escuchar a solas. – Por favor Itachi déjame con Sakura. –Frunció el ceño pero obedeció.

– Estaré afuera si necesitas algo solo llámame. –Le besó la cabeza antes de salir.

– Entonces mi sospecha fue cierta y eres el hijo de Ino Yamanka, ¡quién lo diría! 

– ¿Desde cuándo lo sabes? No nos vas a delatar, ¿verdad?

– Eres casi una copia de tu madre cualquiera que la hubiese conocido bien notaría el parecido. Al principio lo dudé después de todo era imposible que el Tsuchikage estuviese aquí, sin embargo cuando llegaron noticias de la Roca preferí pensar que había una pequeña esperanza de que fueses tú y no hubieses muerto como ellos decían. Dime algo, ¿cómo es que terminaron aquí?

– Hubo un ataque e Itachi me salvó, aunque lo padecimos bastante a decir verdad. Incluso él quiso regresarme a la Roca, lo digo de verdad. Yo fui quién insistió en que no lo hiciéramos y en viajar hasta aquí.

– ¿Y por qué? –Deidara miró al suelo, odiaba recordar las razones para huir de esta forma –¿Dime, fue solo por amor a ese Uchiha o había otra razón? –Le tomó las manos, su silencio y esos ojos tristes contestaron esa pregunta. –Lo siento mucho Deidara, ¡perdóname por favor! Le prometí a tu madre que te cuidaría pero jamás lo hice, ni siquiera después de que tu abuelo murió. De verdad pensé que estarías bien en cuanto me enteré de tu matrimonio. No te preocupes, redimiré mi falta guardando silencio en esta ocasión si eso es lo que quieres.

– ¡Es lo que quiero!, solo vivir aquí tranquilos –Sakura sabía que eso era imposible, ese par tenía una vibra que había visto en otras personas a las que podía clasificar como busca problemas, pero al menos durante su embarazo lo mantendría con bien.

– De acuerdo, si depende de mí la Roca nunca se enterará de tu paradero.

– Gracias. –Le había quitado un gran peso de encima. La médico le agradaba y ahora entendía porque se portaba tan atenta con él.

Esa noche despidió a Sakura a pesar de las preguntas que ansiaba hacer sobre sus padres pero prometió regresar al día siguiente para charlar. Se retiró del hogar de la pareja en buenos términos aunque seguía existiendo la tensión entre ella e Itachi.

 

 

Sakura cumplió su promesa y regreso a los pocos días a contarle un poco de su pasado.

– La primera vez que vi a tu madre fue en la ceremonia al inicio de nuestra preparación. No eran tan extraño ver a extranjeros en la ciudad y mucho menos si se trataba de tener como mentora a Tsunade Senju, una verdadera leyenda de la medicina que solo aceptaba a los alumnos más prometedores.
» Ino destacaba sobre todo por verse como una princesita y no lo digo de buena forma, era algo creída; estaba acostumbrada a mirar por encima del hombro y no se acercaba a hablar con nadie además de que siempre estaba cuidada por sus guardias. No tardamos casi nada en enterarnos que no se trataba solo de una chica rica sino que era la heredera de la Roca.
» Me costó tiempo aceptar que lo primero que sentí por ella fue envidia; yo venía de una familia que apenas sí podía mantenerse y en un pueblo donde todos estaban en las mismas condiciones, jamás había conocido a alguien a quién aplicara el haber nacido en cuna de oro y mucho menos bendecida a manos llenas como lo fue Ino; era el tipo de persona que solo con entrar a una habitación atraía la atención, bonita, inteligente y aristócrata.
» Te lo juro, todo el mundo comentaba que de estar en su lugar solo buscarían un marido y se dedicarían a disfrutar la vida en lugar de quemarse las pestañas entre libros.
» Debes saber que tu madre claramente poseía una mente prodigiosa, memorizaba todo rápidamente; era la mejor de la clase y obviamente muchas personas la miraban mal. Hasta que llegó su talón de Aquiles –Sakura se sonrió –Ino tenía una habilidad nula para hablar con sus pacientes durante las prácticas. Se ponía nerviosa y las manos le temblaban. Se avergonzó tanto cuando Tsunade le reprendió frente a todos que pensé que se pondría a llorar o que no regresaría al día siguiente, en realidad pareció ponerse furiosa consigo misma y no se rindió aunque siguió siendo muy mala.
» Al final de ese año nos hicimos buenas amigas, trabajamos juntas tanto tiempo que fue imposible mantenernos sin cruzar palabras. Era una gran mujer sin la que no hubiese podido convertirme en la persona que soy ahora, ella fue la única capaz de hacerme ver lo mucho que valía; estoy segura de que lo habrá hecho con un montón de personas más aunque ella ni siquiera se diera cuenta.
» Lo siento Deidara, no puedo decirte realmente la historia de tus padres; sé lo que Ino me contó y lo que se dijo después sobre ellos. Te diré todo lo que escuché. Él era un chico totalmente normal, no destacaba en absolutamente nada de hecho jamás escuché su nombre antes de que empezaran a salir. Estaba loco por conocer el mundo y aunque muchos dijeron que con tu madre se aseguraba una fortuna y una mecenas que le facilitaría todos los medios para cumplir sus sueños solo bastaba verlos platicar para saber que no era así. De hecho tú mejor que nadie debes saber que realmente nunca cumplió ese sueño pero sí el de tener una familia. Apenas Ino terminó sus estudios tuvo que regresar a la Roca y seguimos manteniendo comunicación, claro que ahora era muy difícil; aunque era médico no me sobraba el dinero como para estar viajando y ella no tenía el tiempo de venir.
» Cada una siguió con su vida, de vez en cuando me llegaban cartas que en realidad parecían ensayos completos compartiendo todas sus investigaciones; poco a poco se fue ganando su fama y se puso a la par de las Flores como un buen lugar para aprender sobre todo cuando ella heredó el puesto de Tsuchikage formalmente. Ese evento no me lo pude perder.
» En fin, después de eso solo la vi un poco antes de que tú nacieras. Ella lucía radiante y tan ilusionada de tenerte pronto entre sus brazos, y no solo ella, también tu padre y todo en el futuro parecía próspero. Fueron unos buenos años, Ino apoyó a las Flores para que pudiese tener mejor calidad de vida y aquí todos la apreciaban aunque nunca regresó.
» Hasta que llegó la guerra, todos hicimos lo necesario para superar esa situación. Solo me enteré que tu padre había muerto en batalla, quise saber más de Ino pero no podía abandonar mi puesto; esa fue una época muy oscura para esta aldea. Jamás piensas que verás tanta destrucción en tu vida pero a veces así pasa. Y tal vez en el norte las cosas habían acabado pero aquí, aquí apenas empezaba. Sufrimos saqueos, todos los delincuentes, exiliados, heridos... todos los que ya no tenían lugar a donde regresar vinieron aquí, ya fuese con buenas o malas intensiones. En un punto se volvió insoportable.
» Solo habían pasado un par de años y sabes lo que ocurrió con tu madre, lo siento Deidara pero no puedo ni decirlo.
» Entonces el apoyo de la Roca cesó por completo y se me pidió ir a hablar con tu abuelo para hacerlo entrar en razón. Esa fue la única vez que te vi, eras muy pequeño y es normal que no lo recuerdes. El nuevo Tsuchikage fue firme en su decisión y era entendible, estábamos en un momento donde cada aldea utilizó todos los recursos que tenían para recuperarse.
» Lo siento, después de eso me sentí humillada como si ya no fuese bien recibida en la Roca y tal vez era cierto; en ese entonces seguía siendo una simple médico sin ningún cargo, solo fui la amiga de Ino y ya no pintaba nada allá. Solo me permití saber de ti por noticias que traían los comerciantes.

El doncel no quiso preguntar muchas cosas más a pesar de las dudas que tenía sobre la historia y todos esos huecos que le causaban curiosidad, se resistió a insistir porque veía que Sakura no se sentía cómoda hablando de esas épocas tan amargas. Ya era bastante con que accediera a su petición y no deseaba hacerla pasar un mal rato a su lado.

Se fue de ahí y le sonrió pero no como de costumbre, podía ver la tristeza en sus ojos verdes.

 

– ¿Deidara qué pasa? Te noto tan distraído últimamente.

– No es nada malo, simplemente Sakura me ha contado varias cosas y me hace pensar –suspiró profundamente.

– De acuerdo Dei, no importa; está bien que te tomes tu tiempo para asimilar lo que sea que te haya dicho. Por favor solo no te estanques en ello ¿de acuerdo? –Le sonrió intentado ser comprensivo.

No es que Itachi pensara que el doncel no quería cuidar de su hijo, sabía que sus actitudes no eran adrede sin embargo no iba a dejar que se perdiera en el pasado. Había una personita creciendo en su interior y aunque a veces parecía olvidarlo para eso estaba él, para recordarle lo que debía hacer.

Deidara respiró profundamente varias veces, tenía muchos pensamientos revoloteando en su cabeza. Es que claro que amaba a su familia y amaba a su pueblo, pero tampoco estaba arrepentido de estar construyendo esta vida porque también amaba a Itachi y a su futuro hijo. No quería apresurar sus planes, no sabía ni cómo ni cuándo pero en definitiva no dejaría su nación en manos de Sasuke; él no se merecía ni pisar esa tierra. Esta era una batalla personal y ya vería la forma de ganarle en el juego del que le había obligado a ser parte.

 

 

De repente sin darse cuenta aquí estaba, cumpliendo su séptimo mes de embarazo. Era increíble lo mucho que había cambiado la vida, ahora se sentía más optimista sobre el futuro; Sakura le proporcionó lo que necesitaba, era una buena amiga que le acompañaba y proporcionaba bienestar de una manera que Itachi no podía.

E Itachi, él estaba demostrando ser tan buen padre; le procuraba todo capricho y le llenaba de tanto amor, no solo a él sino a su hijo. Se ocupó de ampliar la pequeña cabaña para que al nacer ya tuviesen su propio cuarto y dejaran de dormir en una esquina. Siempre en sus días libres paseaban por el campo, recogían frutas y habían hecho costumbre cepillarse el pelo el uno al otro; todas esas acciones por muy pequeñas que fueran alegraban la vida del doncel

También ahora que le veían más relajado las mujeres y donceles del pueblo le habían enseñado a tejer y cocinar, le daban concejos de cómo cuidar a su primogénito aunque en realidad ese sería el segundo hijo que criaría.

 

Por supuesto, todo iba demasiado bien como para que el destino no les atrajera un infortunio.

– Itachi, necesito hablar contigo.

– ¿Le ha pasado algo a Deidara? –Ese fue su primer pensamiento al ver el rostro de preocupación de la médico.

– Aún no lo he ido a ver, esto es diferente. He venido apenas pude pues los soldados de la Roca han llegado y no con buenas noticias para ustedes. –El rostro de Itachi se tensó de inmediato –Están en busca del asesino del Tsuchikage ya que creen que pudiste haber intentado huir a la aldea de los Exiliados, aunque claro, ellos no tienen permitido ir a esas tierras.

– ¿Dime, vienen para acá?

– No, al menos no en este momento.

– ¡Y por qué ahora, no lo entiendo! Ellos deberían intuir que ya debería estar muy lejos.

– No lo sé, aunque si tu hermano es como me lo ha pintado Deidara él debe sospechar que están juntos.

– ¿Cómo?

– Así es, si Deidara de verdad estuviese muerto y sabiendo de tu amor ¿no hubiera sido lógico que fueras de inmediato a la Roca a intentar matarlo?, después de todo ya no tenías nada que perder. En cambio simplemente desaparecieron el mismo día, él debe saber que están vivos y que tal vez quisieron venir aquí, tal vez buscando ayuda con la familia del padre de Deidara. Aunque estamos lejos de su pueblo es jugar al azar el esperar que vengan o que no lo hagan a este extremo de la aldea.

– ¡Mierda! –Se tomó el cabello con desesperación. Ya no quería huir pero ¿qué más podían hacer? –Debo ir con Dei.

– Espera. No reacciones precipitadamente. Yo iré a buscarlo y me quedaré con él hasta que tu jornada termine pero debes comentarle a tu jefe que tal vez se irán. Inventa algo creíble.

 

– Hola Sakura –La recibió con alegría y dejó pasar aunque su rostro no le auguraba buenas noticias.

– ¡Deidara! –Lo abrazó por primera vez en todo el tiempo que llevaban de conocerse.

– ¿Qué pasa? –De antemano sabía que no serían buenas noticias.

– Me temo que el pasado los ha alcanzado y los de la Roca están pisándoles los talones.

– ¿Lo dices de verdad? –Ahora entendía porque se veía tan alterada y le contagió su estado.

– No te preocupes, tengo un plan para ustedes. Tienes que ser fuerte Deidara y nada les pasará. –Se sentó con toda confianza a escribir una carta.

– ¿Qué harás?

– Esperemos a que llegue Itachi, mientras tanto empaca lo esencial.

El doncel suspiró profundo mientras se tocaba el vientre e imaginó que las cosas no podían ir tan mal. El tiempo se le hacía eterno, parecía león encerrado caminando de un lado a otro esperando por Itachi. Sus pies ya dolían pero no podía sentarse aunque Sakura se lo pidiese y le recalcara que era por su bien.

Al fin escuchó la puerta abrirse y corrió a recibirlo, lo analizó de pies a cabeza solo para estar seguro de que había regresado con bien.

– Bueno, ahora que estamos los tres debemos hablar. –Empezó Sakura. –Creo que lo mejor es que vayan a la tierra de los Exiliados.

– De acuerdo –Aceptó de inmediato Itachi.

– ¿Qué? ¡No! ¿No sería mejor escondernos y esperar a que se vayan?

– ¿Deidara entiendes que eso es arriesgarnos demasiado? Es una moneda al aire ¿y si seguimos tu plan y nos descubren? Prometí que de ahora en adelante te protegería y en tu estado no te pondría en un peligro innecesario.

– Tengo un contacto en esas tierras que los ayudará, solo deben llegar con ella y les proveerá de un refugio. –Intervino Sakura y miró a Itachi rogándole que lo llevara a salvo hasta ese lugar –Su nombre es Konan, me cobraré algunos favores. Al verla solo deben entregar esta carta y sin duda ella les dará protección. Para encontrarla deben buscar a Pain, todo el mundo lo conoce, solo asegúrense de no llamar demasiado la atención. Incluso en tu estado no deberían tardar más de una semana en hallarlo.



 

 

 

 

OLV, se vienen personajes nuevos.

+ drama cocinándose.


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