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Lo que no puede ser profanado por ti (ItaDei) por MekhmenehBahnu

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Notas del capitulo:

Holi, ya este es el final de la historia de Zabuza y Haku

El viaje además de cortas conversaciones fue bastante tranquilo, no tenían prisa por llegar a la Niebla y ya que era la primera vez que Haku recorría ese camino estaba muy entretenido observando todo el paisaje y con la compañía que se hacían. Siempre le preguntaba cosas a Zabuza sobre los pueblos que visitaban y este le respondía con alguna historia del lugar, le daba advertencias o simplemente le contaba cuáles eran las atracciones.


Zabuza veía como le entretenían esas platicas a Haku y nunca se atrevería a quitarle ese gusto al doncel. Haku se maravillaba con esas vistas y eso bastaba para deleitar al moreno. Veía sus ojos curiosos y sus dedos blancos y bonitos señalando cualquier cosa que le era desconocida, a veces le costaba concentrarse en lo que decía porque se perdía en la tranquilidad de su voz.


Le daba la impresión de que Haku era como un lago sereno en un día de primavera, tenía calidez en su interior mientras reflejaba la belleza de la naturaleza en su superficie y cualquiera querría pasar un día a su lado para relajarse, era un tesoro que solo con existir y sin hacer nada más ya tenía un gran valor para las almas que padecían como la suya.


- ¿Zabuza, me estás escuchando? -le acarició el rostro con la mano y en cuanto tuvo su atención le sonrió pero no dijo nada más. No estaba enojado por esa distracción, de hecho le ponía muy feliz que tuvieran la tranquilidad de perderse el uno en el otro.


Las expresiones de Zabuza bajo las vendas no eran nada claras aunque Haku tenía el presentimiento de que el hombre le sonreía cada vez que lo miraba. Ya no le alejaba la mano asustado de que revelara su rostro, lo que le daba la impresión de que poco a poco se volvían menos extraños, le gustaba este sentimiento pacífico donde el viaje era como una cita larga para conocerse.


Por eso no lo forzaría ni engañaría de ninguna forma para saciar su curiosidad y Zabuza tampoco le forzaba a nada. Creyó que en cuanto estuvieran solos el varón no resistiría mucho tiempo antes de lanzarse encima de nuevo pero no fue así, y que no se malinterpretara, Haku estaba listo para acceder fácilmente. Sabía que guardarse en castidad hasta su llegada a la Niebla no le devolvería ninguna inocencia ni borraría la experiencia adquirida, solo le gustaba pensar que si tener relaciones no era una prioridad para el varón entonces la belleza de su cuerpo no era la cualidad que más atraía al moreno y tal vez esas miradas que le daba significaban muchísimo más. ¡Ah, Zabuza no tenía idea de lo mucho que lo amaba!


 


 


Ninguno estuvo expuesto a grandes lujos, nunca tuvieron sirvientes ni pertenencias caras. Así que al ver la pequeña cabaña apartada de toda civilización en la que vivía el moreno, Haku se sintió como en casa. Se tomaron de la mano para entrar y el más joven no podía contener la felicidad en su interior. No había mucho a donde ir pero recorrió el interior con la vista grabando cada detalle.


- Ahora que estás aquí podemos arreglarla juntos. -El doncel asintió emocionado. Sonaba como el plan de vida perfecto.


 


En los pocos meses que llevaban viviendo juntos ya habían construido un huerto, unos corrales y otros cuartos para almacenar y vivir más cómodos. Porque, aunque la cabaña era de apariencia sencilla en realidad el varón no carecía de dinero, Zabuza había juntado cada moneda con el objetivo de regresar para pagar la deuda de su amigo y que este obtuviera su libertad sin tener que preocuparse nunca más por ninguna necesidad. Estaba tan feliz de que al final el doncel decidió permanecer a su lado.


Tenían todo lo necesario ahí y Haku rara vez fue visto en el pueblo, aunque a diferencia de lo que creyó en realidad Zabuza no era tan reservado, no era amigable pero los de la Niebla parecía reconocerlo y temerle.


La gente al ver a tan lindo doncel al lado de ese matón sacó sus conclusiones e incluso llegaron a preguntarle al pequeño castaño si no lo retenían contra su voluntad. Por supuesto lo negó, sin embargo no pudo evitar que lo siguieran dudando y a pesar de que su naturaleza era amable ya no le sonreía a todos los que sospechaban de su estadía voluntaria.


Un día llegó un rastro del ayer bastante amargo. Tomó a Haku con la guardia baja porque ya llevaba mucho tiempo sin pensar en su pasado. Mientras salía a hacer sus compras con total tranquilidad un hombre le rodeo con un brazo por la cintura para acercarse.


- ¿No eres el niño del pueblo de comerciantes?


- No. -Respondió así de simple y se alejó rápido.


Creyó que con eso no habría más consecuencias, sin embargo la siguiente semana se llevó una desagradable sorpresa. Si hubiera estado solo en ese momento simplemente lo dejaría pasar pero que Zabuza estuviera a su lado para escuchar todo le avergonzaba.


La gente hablaba a sus espaldas aunque con la clara intensión de que los escucharan.


- Claro, ahora tiene sentido porque están juntos. Es obvio que le paga, ¿por qué otra razón viviría ahí? -Soltaba con veneno una mujer.


- Míralo, un cualquiera jugando al ama de casa. -Escuchó que alguien decía.


- ¿Cuánto cobrará por una noche? -se rieron en un grupo de hombres.


El moreno se giró a ver a Haku, podía parecer calmado pero llevaban suficiente tiempo juntos para saber que no era así. No soportaba a estos idiotas que se atrevían a abrir la boca.


- Repítelo -lo amenazó Zabuza poniendo el filo de la espada en el cuello del que habló. Todos se quedaron callados.


Esa fue una advertencia de que nadie se podía meter con el doncel castaño sin sufrir un castigo.


 


Haku podía percibir el mal humo del varón, fingió que todo seguía igual en su camino a casa. Aun así el espíritu deñ más joven se encontraba bajo, no es que creyera ni un poco en esas palabras ¿pero y si Zabuza sí lo creía? Por eso ahora preferiría mil veces quedarse a solas en su zona apartada del pueblo donde nada podía perturbarlos.


Por fin después de unos días Haku se atrevió a hablar del tema.


- No es cierto nada de lo que dijeron.


- Lo sé. -Iba a revivir la rabia en su interior, pero vio la preocupación en el rostro del castaño y se preocupó más por calmarlo. Le atrajo en un abrazo suave.


Se quedaron en silencio un momento.


Tal vez parecería mera obstinación por parte de Haku y por eso debía preguntar a Zabuza con mucho tacto para que no estuviera desconfiado, porque podía decir con seguridad que lo que pediría no era un capricho. Quería vivir para siempre con Zabuza y deseaba fervientemente que a su lado estuviera cómodo en todo sentido, le creía al varón cuando decía que no le importaba nada de lo penoso de su pasado en la casa de citas y a él de verdad no le interesaba su apariencia.


Sin embargo, desde que se reencontraron no habían tenido ni una comida juntos, el varón solo se sentaba a su lado y le veía comer, después cuando fuera muy noche o muy temprano Zabuza tomaba los alimentos solo. Cuando se bañaban Zabuza se mantendría alejado y temeroso de mojar más arriba de la cintura. Si hacían el amor siempre debía ser en completa oscuridad, eso estuvo bien al principio para el doncel pero quería más, que se miraran a los ojos con adoración como lo hacían durante el día en un contexto más íntimo, solo de imaginarlo le latía más rápido el corazón.


- ¿Zabuza puedo quitar tus vendas? -Lo dijo con la voz más tranquila que le salía del alma. El moreno se estremeció, sabía que este día llegaría y se preparó pero igual seguía siendo difícil exponer la más grande de sus inseguridades frente a la persona que amaba.


- De acuerdo. -Accedió un poco de mala gana y antes de que Haku se apresurara a quitarlas lo tomó por la muñeca con poca fuerza -pero si te parece demasiado horrible, ¿puedes prometerme que no lo harás de nuevo?


- Bien -Haku ni siquiera tenía en mente algún pensamiento anticipando una imagen terrible. Jaló la mano sin resultados y se encontró con los ojos de Zabuza.


- Incluso si esa parte deja de gustarte ¿puedes quedarte al menos un tiempo más? -El doncel se conmovió y lo abrazó de nuevo con más fuerza.


- Ni siquiera puedo pensar esa opción, jamás me alejaría de tu lado.


Cuando relajaron el abrazo fueron directo al futon a sentarse. Haku se arrodillo y llevó de inmediato las manos al amarre de las vendas para retirarlas con cariño. Al terminar casi le pareció ridícula la preocupación del varón, no expresó nada de eso porque jamás se atrevería a desestimar ninguno de los sentimientos de la persona que amaba.


Lo acarició con los dedos, la textura era extraña e irregular, pero en general no lo creía desagradable, sonrió porque sentía que había valido la pena adquirir esa deuda para pagar al mejor médico y gastar en los remedios más eficientes. Siguió acariciando, el cuerpo tampoco estaba mal, solo se había quemado el lado izquierdo; se acercó para sentarse sobre el regazo de Zabuza a escuchar el corazón que latía muy rápido. Lo abrazó por debajo de las axilas aferrándose con fuerza para que nada los separara.


Haku se alegró de esa reacción, escondería esta naturaleza posesiva del varón, estaba tan feliz de saber que con esa actitud y esa apariencia nadie le quitaría a su mejor amigo. Todo Zabuza le pertenecía e incluso si este comportamiento posesivo no era adecuado no tenía la intensión de cambiarlo.


El más joven acercó sus labios a la piel para empezar a trazar un camino dulce de besos empezando por la parte más alta del pecho hasta la barbilla.


- ¿Quieres hacerlo Zabuza?


Haku se avergonzaba de pensar que la mayoría de las veces se sentía como si él siempre forzara al moreno. Tal vez Zabuza era uno de esos hombres con bajo libido y por eso solo reaccionaba para dar el segundo paso pero nunca el primero.


La respuesta fue un apretón en la cintura.


El varón se encontraba muy ansioso, entonces si Haku estaba de humor para hacerlo justo ahora quería decir que en verdad no le importaba su apariencia. Por fin podría besarlo y lamer toda esa piel que siempre se le antojaba solo de verla. Solo de anticiparlo sintió su pene endurecerse entre ese lindo trasero. Bajó las manos y con poca seguridad lo masajeó.


- Más -El doncel le ronroneó cerca del oído y de inmediato Zabuza apretó los dedos. Haku estaba desesperado por encontrar la forma de desatar la locura en su amigo, que reaccionara desde el instinto salvaje que estaba seguro mostraba frente a sus enemigos pero que esta vez fuera con pasión sobre su cuerpo.


Haku se quitó el kimono sencillo que usaba a diario con urgencia. No supo a qué reaccionar, si a esa mirada feroz de Zabuza que mostraba por primera vez o al movimiento inesperado de ser lanzado contra el futon.


Reprimió la sonrisa de satisfacción, al parecer sí podría lograr su objetivo. Estiró los brazos para enredarlos tras la nuca del varón y jalarlo. Deseaba tanto besarle, lo miró y en serio, sabía que Zabuza no era tradicionalmente guapo pero siempre lo adoraría como la persona más hermosa del universo porque estaba seguro que ellos eran almas destinadas a estar juntos por la eternidad.


Estaba tan cerca de tocar sus labios y en otro movimiento improvisado Zabuza movió la cabeza hacia abajo atrapando directamente uno de sus pezones entre los labios y presionó la punta con delicadeza entre los dientes. Haku no pudo hacer mas que gemir fuerte y retorcer los dedos de los pies, las lamidas que siguió repartiendo sobre su pecho solo le provocaron cosquilleos por todo el cuerpo.


- ¿Haku si te tomo ahora lo soportarás? -le preguntó bajo. Zabuza sentía la desesperación naciendo en lo más profundo de su ser. Con toda la practica previa, poco a poco se fue volviendo más capaz de aguantar la eyaculación y en este momento tenía tanta adrenalina corriendo por sus venas que estaba loco por tomar a Haku con vigor y por un largo rato hasta que ambos estuvieran satisfechos.


El doncel respondió afirmativo mientras tragaba saliva con dificultad, su interior se contrajo a la expectativa de lo que significarían esas palabras.


Haku de verdad no tenía ni idea de lo que significaba ser el contenedor de pasión y de amor de una persona hasta ese día. Zabuza lo lamió de arriba abajo por cada rincón, lo acarició con una dedicación que le hizo cosquillear el interior pero no era chistoso, solo le causaba desesperación por sentir más. Su frente ya estaba sudada y la garganta le dolía de gemir, además de que masturbarse hasta correrse no había aliviado en nada la excitación de lo que le recorría las entrañas. Mientras el vivía un dulce tormento solo podía sentir lo calmado que Zabuza seguía mordiendo suave sus pantorrillas. ¡Por dios! Era una zona tan común y aun así se sentía sensible.


- ¡Ya no Zabuza! -le rogó porque estaba apunto de desconocerse, la cabeza le daba vueltas y no entendía porqué. -Ponlo dentro, quiero sentirte.


El moreno llevaba tiempo aguantando el reclamo de su miembro por hundirse dentro de su querido Haku, lo resistió porque también estaba emocionado de probar con la lengua al doncel. Tanto tiempo lo miró solo aguantando el antojo y tragando grandes cantidades de saliva cada vez que se le hacía agua la boca imaginando el sabor del doncel pero no se atrevía a quitarse las vendas. Hubiera continuado de no ser por esa suplica dolorosa.


Su amigo siempre se vería hermoso, ahora además de eso tenía un tinte erótico con la respiración pesada y manchado de semen por todo el abdomen. Le levantó la cadera y acercó la punta de su pene a esa cavidad húmeda. Entró lento.


El doncel se llevó una mano a la boca intentando no gritar demasiado fuerte. Se imaginaba que esto podía pasar, aunque nunca dimensionó que le enloquecería así. El miembro de Zabuza, que ya conocía perfectamente después de estos meses juntos, cuando se ponía rígido no lo hacía totalmente recto, tenía una curvatura hacia adentro y se ensanchaba como nunca lo había sentido en otro hombre. Sabía que cuando se unían estando de frente esos atributos ayudaban a acariciar mejor el punto más dulce en su interior y si además de eso agregaba el hecho de que ahora podían mirarse a los ojos sabiendo que ya había una confianza total entre ambos se sentía increíble a otro nivel, era imposible detener las sacudidas involuntarias de todo su cuerpo.


- ¿Dolió Haku? -se preocupó el varón al sentir que ahora le apretaba el brazo izquierdo.


- Ah -Le costaba hablar -Lento -fue lo único que pudo pedir.


Zabuza se asustó un poco. ¿Debió prepararlo primero? Pero ya antes Haku le había dicho que no siempre era necesario, salió con cuidado sintiéndolo temblar de nuevo en el recorrido. Haku abrió sus ojos avellana al sentir el interior vacío por completo.


- ¿Qué pasó?


- Es que parecías sufrir.


- No es eso -se sonrojó -Zabuza me gusta mucho cuando estás adentro. Tanto que no sé qué pasa conmigo.


¿Por qué Haku tenía que ser tan lindo? ¿Cómo es que lograba hacerlo sentir algo tan fuerte con solo unas palabras?


- ¿Así te gusta? -De nuevo fue introduciéndose y la respuesta que dio Haku fue echar la cabeza hacia atrás gimiendo.


Zabuza se movió hacia afuera dejando apenas la punta en el interior y lo repitió un par de veces hasta darse cuenta cuál era el punto exacto donde Haku se retorcía y comenzó con un corto vaivén para concentrarse en acariciar esa zona en el interior del doncel.


- Zabuza, ya no puedo. -Algo así pareció decir el castaño pero se ahogaba con las sílabas y terminó por correrse en su vientre de nuevo y volviendo más húmeda su entrada.


El cuerpo de Haku intimidaba al varón con esas reacciones. Parecía estar en una clase de sufrimiento y no querer detenerlo, al mismo tiempo sabía que no podía ser algo malo porque se corría y le pedía no parar. Se preguntó si así de hermosas siempre habían sido las expresiones de placer del doncel, definitivamente fue un tonto por tomarlo en la oscuridad tantas veces.


Seguía sin entender mucho de lo que hacían, le costaba reconocer cuales eran los deseos del doncel y si estos se contrapondrían con los propios; por ejemplo, justo en este momento quería ser más duro, su cuerpo le exigía eso y le costaba controlarlo; sin embargo le cohibía la posibilidad de lastimar a Haku.


Sintió una mano tibia acariciarle el rostro.


- Zabuza me gustas mucho. -Le sonrió después de recuperarse un poco del orgasmo y ser consciente de que el varón se había quedado estático.


El doncel movió las caderas ahora en un ritmo más rápido, disfrutó mucho como siempre lo hacía y ahora podía ver con claridad que Zabuza estaba dudando sobre cada movimiento que haría con tal de no sobrepasarse, para nada sufría y si llegaba a doler un poco esa incomodidad pronto se transformaba en absoluto placer. El varón dejó de pensar y se acompasó a gran velocidad.


- ¡Ah Haku!


El doncel se sonrojó por ese sonido saliendo de los labios de Zabuza. En realidad tampoco entendía, creyó que se sentía mejor haciéndolo lento pero si lo hacía rápido también era muy bueno. Se abrazó al cuello del varón y uso todas sus fuerzas para atraerlo y besarlo. Los labios de Zabuza sabían muy bien, su lengua también era deliciosa aunque un poco torpe. Ya habría tiempo de enseñarle a besar, no había nada que este hombre no pudiera aprender, después de todo le estaba demostrando que ya era un experto en hacerle el amor.


- Haku -se separó para decir el nombre del doncel. Ese beso le había tomado por sorpresa, no podía creer que así se sentía la tierna lengua de Haku enredándose con la suya. No aguantó más y se corrió, usó toda la fuerza desde la cadera hasta la punta de los pies para clavarse en lo más profundo.


El doncel adoraba la sensación ardiente de ser marcado en el interior, no pudo evitarlo y también eyaculó de nuevo.


- Nnng Zabuza. -sentía que se le iba todo el aire, su cuerpo le era extraño, nunca se había corrido tantas veces ni se sentía cansado después de estar juntos pero ahora estaba exhausto.


Zabuza le abrazó tierno hasta que recuperó el aliento. Haku lo besó de nuevo y se acariciaron por un rato, cualquier toque del varón le era muy significativo, no sabía porqué, incluso si solo era un roce suave en sus hombros le llenaba de amor.


- ¿Ahora cómo debo hacerlo? -le preguntó mientras se introducía de nuevo en el doncel.


Haku se asustó, dijo que soportaría pero ya no estaba tan seguro. Pensó eso pero su cuerpo se estrujó y el también terminó por ponerse duro de todas partes.


El doncel le permitió hacer lo que quisiera con su cuerpo así que el moreno no aguantó las ganas de cargarlo hasta pegarlo a la pared, se estaba portando como una bestia pero Haku no le daba ninguna señal de no estar de acuerdo y eso le encendía todavía más; estaba mostrándole este ser feroz que podía asustar a cualquiera y a este hombre de aspecto tan tierno no le importaba ni un poco y se desgarraba la garganta gritando su nombre.


Haku le gemía en el cuello logrando erizarle cada vello del cuerpo y con su lengua traviesa jugaba en esa zona, este chico le hacía temblar las rodillas así de fácil. Ya no podría aguantar mucho más, se corrió de nuevo en el interior, todos esos fluidos no cabían en el pequeño cuerpo del castaño y los sintió escurrirse.


Aunque a Zabuza le daba satisfacción saber que ahora él era el único que podía hacer este revoltijo con su amigo también pensó que esto se debía sentir como un pecado, casi de inmediato negó esa idea en su cabeza, no podía haber nada negativo si realizaba esta acción desde la nobleza de sus sentimientos por Haku.


Al final de la segunda ronda el doncel ya no tenía alma, Zabuza se la había robado toda. El cuerpo le seguía temblando, también notó que aunque el moreno no hubiese sido brusco con él su piel era tan blanca que conservaba un montón de marcas en todos los lugares donde le habían apretado. Se secó los ojos de esas lágrimas de satisfacción. Después acarició el rostro de Zabuza y sonrió cansado, solo quería que le demostrara un poco más su deseo pero había liberado una bestia. Con las últimas fuerzas que tenía intento besarlo de nuevo.


- Haku estoy enamorado, de verdad te amo. -El pequeño doncel no esperó que al tener su rostro tan cerca el hombre terminara por robarle el corazón pero así fue. Ya era todo, Zabuza ya tenía absolutamente todo. Lo besó incluso más contento.


 


 


A partir de ese momento todo fue mejor. Construyeron la vida que siempre quisieron tener. Porque para ellos ni siquiera se trataba del lugar ni de la posición social, ni nada que se relacionara con aquellos que solo hablaban para hacerles daño. Simplemente eran ellos dos viviendo el día a día.


Las únicas veces que discutieron fue a causa de Deidara, y solo fue eso, discusiones que ni a pelea llegaron.


La primera vez fue debido a la mentira que le pidió a Haku decir para corroborar su falso pasado.


Entre la neblina vieron aparecer a ese hombre horrible pelinaranja que interrogó exhaustivo al castaño, que los despreció con la mirada y con sus acciones. Nada de eso le importó a Haku, en cambio a Zabuza le hirió que un estúpido se atreviera a molestar a Haku y de no ser porque su doncel le pidió mantenerse fuera de ese asunto le hubiera roto la cara al tipejo ese sin dudarlo.


Al varón lo que más le molestó fue que Deidara expusiera a su Haku sin pensarlo dos veces y que este aceptara tan de buenas.


Aunque se lo reclamó también le dejó en claro a su pareja que solo era preocupación, que no le diría que hacer y que podía estar seguro de que no se enojaría con él a causa de su hermano. Solo le pedía entender que si se metía con personas así de peligrosas el riesgo era mucho y lo que menos deseaba en la vida era verlo lastimado.


 


La segunda fue unos meses después cuando Deidara regresó luego de haber hecho un desastre en la Hoja y en la Roca. Les advirtió de la guerra que podría desatarse y ya que sabía que Haku seguiría a Zabuza a cualquier lugar, a este fue a quien le pidió refugiarse en Akatsuki si era necesario.


Después de eso Zabuza por fin conoció al desgraciado que se había casado con el rubio. Si Deidara apenas le agradaba ese hombre pelinegro le agradó cien veces menos por el simple hecho de que no le hablaba tranquilo al doncel. ¿Cómo existía en el mundo alguien que no simpatizara con Haku? El castaño era la persona más dulce y agradable del mundo.


 


Deidara no se equivocó en lo que vendría. La guerra empezó e intentaron resistir lo más posible en la Niebla.


Haku intentó convencerlo de quedarse ahí un poco más, el doncel no era inconsciente de la situación que los rodeaba pero igual le entraba una tristeza solo de pensar que de un día a otro dejarían su hogar. El varón entendía ese sentimiento de querer aferrarse al pasado, pero su amor no estaba cimentado en un lugar, sin importar en qué parte del mundo se encontraran todos sus sentimientos seguirían al doncel, así se lo hizo entender.


Además a él tampoco le encantaba la idea de irse, aunque si ver a Deidara era el precio que tenía que pagar por tener sano y salvo a su doncel estaba dispuesto a pagarlo.


El mal humor y la tristeza no le duraron nada a Haku. Llegaron a Akatsuki, no los recibieron con gran animo, más bien indiferentes y eso era perfecto. Teniendo los privilegios del ex Tsuchikage como respaldo nadie se atrevió a molestarlos ni les interrogaron.


Deidara los recibió en su casa con gran alegría para que no se quedaran en la guarida rodeados de tanta gente. No se negaron en ese momento porque no tenían otro lugar a dónde ir y tampoco querían rechazar ese gesto aunque ambos se sentía ajenos en ese ambiente.


 


- ¿Qué estamos viendo? -Se acercó Deidara al verlos tan concentrado.


- El tío Zabuza está cortando leña. -Respondió Ino sin despegar la vista del lugar frente a ellos. Su padre tomó asiento dejando a Haku en medio. En efecto, Zabuza partía leña sin usar camisa. ¿Todo eso se comía su hermano? Hasta el hijo en su vientre se movió. No parecía molestar al moreno que lo observaran así, por eso se quedó un poco más. Se sintió feliz por ambos, antes Zabuza lucía más aterrador y en este momento podía decirse que de alguna forma el amor de Haku lo iluminaba y lo volvió menos aterrador para los otros.


- ¿Qué están viendo? -Ahora interrumpió Itachi pero a él no le hizo gracia lo que les mantenía entretenidos. -Ino si tienes tiempo para esto deberías estar entrenando. -Regañó a su hija y esta hizo un puchero antes de irse, su padre no era divertido. -¡Deidara! -Le llamó la atención.


- Espera un momento Itachi, tengo algo que hablar con Haku. -el pelinegro rodó los ojos. Sabía que su esposo se aprovechaba de su condición y no se levantaría. Miró de reojo a Zabuza, ni siquiera se veía tan bien.


- ¿Qué querías decirme?


- Nada realmente. ¿Te molesta mi hija? -Vio a Haku apretar los labios -No quiere robártelo, es muy viejo para ella. -Sonrió, no sacó a su hermanito de la Niebla con la intensión de causarle disgustos ¡al contrario! Le deseaba estabilidad en todos los aspectos de la vida -¿No han pensado en casarse? ¿Tal vez adoptar un niño?


Haku se quedó extrañamente en silencio antes de contestar.


- ¿Por qué querría compartir la atención de Zabuza con alguien más?


Deidara le miró comprensivo y le encantó la seguridad en sus palabras. No importaba si tenía esa aura tan complaciente, era un chico que sabía exactamente el camino al que dirigía su futuro y le daba la impresión de que nada podía cambiar sus decisiones. Haku le pareció muy maduro en ese instante, tenía razón. Para alguien como su hermano la vida seguía viéndose muy sencilla y fácil de resolver.


- No quería sonar grosero. -Le dijo Haku después de notarlo tan callado. -No podría no querer a Ino. -Eso lo decía de verdad, la hija de Deidara no había hecho nada más que tratarlos bien y recibirlos en su hogar como si se conocieran desde siempre. Lo ayudó a incorporarse en la aldea y platicaban cual amigos. Ya sabía que a la rubia no le gustaba Zabuza, solo le gustaba verlo como también le gustaba ver a los otros de Akatsuki y al ejercito entrenar. -Ya sé que no me estoy haciendo más joven y no porque mi padre fue así conmigo tengo miedo de ser igual con un hijo. Simplemente no quiero, no tendría un niño solo para después obligarme a que esa persona sea el centro de mi atención y el de Zabuza. Yo solo puedo pensar en que él es todo para mí y me gusta saber que también soy todo para él. Así lo quiero mantener.


No sabía si era la sensibilidad del embarazo pero le dieron unas ganas tremendas de abrazar al castaño. Ni en mil años él podría amar a Itachi así de intenso y sin volverlo algo sórdido, pero Haku podía encerrar en su pequeño cuerpo ese gran sentimiento sin mancharlo de ninguna oscuridad. Y no le parecía egoísta ni un poco, su hermanito era muy consciente de que solo se permitía amar así de intenso porque Zabuza le correspondía de la misma manera.


- Suéltalo Deidara. -Llegó el moreno a separarlos jalando con suavidad por los hombros a su pareja.


El varón miró esos ojos azules brillar, le estaba exigiendo algo que no entendía sin palabras. Nunca comprendería las expresiones de Deidara por más que se esforzara; este se rindió, solo rodó los ojos y regresó dentro de casa para dejarlos hablar a solas.


- ¿Qué pasó? -preguntó a Haku, ahora miró esos ojos cafés y extrañamente a él lo entendió a la perfección. -Vamos a caminar.


Sabían a dónde querían ir. Se alejaron lo suficiente hasta ese lugar tranquilo donde se besaban y a veces hacían un poco más.


- Haku, no dejes que tu hermano te meta cosas en la cabeza.


- ¿Mm qué cosas? -el doncel estaba intrigado por la seguridad con la que había hablado Zabuza.


- A veces pones esa cara conflictuada, ¿te dijo algo que te hiciera sentir inseguro?


No era exactamente lo que había ocurrido pero parecía un buen momento para hablar con el varón sobre el futuro.


- ¿Zabuza, tú quisieras tener una familia más grande?


El hombre se llevó una mano a la cara intentando calmar sus ganas de ir corriendo a gritarle al rubio, no le gustaba que Deidara se metiera en su relación para aconsejarlos como si debieran seguir una serie de pasos, incluso si lo hacía de buena fe ese comportamiento no terminaba de ser agradable. Zabuza detestaba a los niños, apenas sí podía soportar los días que Ino o Deidara se comportaban infantiles y ya llevaba tiempo planeando huir de esa casa antes de que naciera el nuevo bebé. ¿Haku quería un hijo? Podían buscar a uno si así lo deseaba. Sabía que una persona más en sus vidas les traería problemas y discusiones. Es que simplemente para ellos eso no le parecía natural.


- Una familia de dos, eso es lo que quiero. -Le respondió con honestidad.


- Suena muy bien para mí. -Parecían leerse la mente. Le sonrío haciéndole saber que eso era justo lo que quería escuchar.


El doncel ni siquiera le dio oportunidad de decir algo más, solo quería comérselo a besos y jaló con desesperación las vendas para descubrir el rostro.


- Zabuza, cásate conmigo. -Haku lo dijo de repente.


Es que anhelaba todo el tiempo la compañía de su hombre y se sentía tan especial estando con él. Una parte le decía que no era necesario casarse, pero otra, la que era más fuerte e impulsiva, le llevaba a atar de cualquier forma posible a Zabuza. Claro que una ley nunca sería más sólida que el amor mutuo pero igual quería que todos lo supieran porque Haku también se había vuelto consciente de como les miraban a ambos, como si no debieran estar juntos, le daba la sensación de que unos se querían robar a Zabuza de su lado y otros se lo querían robar a él.


El varón estaba muy sorprendido y excitado por esa declaración, aun así no dudó ni un poco en dar su respuesta afirmativa.


- Zabuza -le llamó con esa voz que el moreno reconocía de inmediato, era un tono jadeante y seductor que nunca fallaba para calentarlo y Haku lo sabía perfectamente.


- No debemos tardarnos demasiado -No era una negativa en su totalidad pero sí una advertencia de que debían controlarse. Haku asintió de acuerdo. Los dos estaban muy felices por esta forma tan repentina de comprometerse. -Espera, así no -Lo detuvo antes de que se hincara -No quiero que tus rodillas se lastimen de nuevo.


Entonces Haku apretó las piernas sintiendo más placer por esas palabras, solo quería tomar la esencia de Zabuza por ahora pero si no era así entonces esperaba que Zabuza lo penetrara. El mayor llevó a su doncel más adentro del bosque y entre los arbustos altos lo puso de cara contra un árbol.


- Intenta tocar tus tobillos Haku. -El doncel se sonrojo y obedeció. A Zabuza también se le subieron los colores a la cara aunque era difícil notarlo, su pareja resultaba tan complaciente. Le levantó el kimono y vio la ropa interior mojada, solo metió dos dedos para estar seguro de que Haku estaba relajado y al comprobarlo quitó su propia ropa para penetrarlo. Jaló el trasero del doncel dejándolo de puntillas debido a la diferencia de estatura.


- Ahh -soltó un primer gemido tembloroso no demasiado alto en caso de que alguien pasara por casualidad. -Todo -le dijo a Zabuza sabiendo que no había llegado hasta la base.


- Haku -gimió su nombre de una forma erótica, este doncel lo volvería loco de verdad algún día. No era seguro por el momento e intentó resistirse pero el castaño se humedecía tanto que simplemente no podía rechazar esa invitación y se clavo hasta el fondo forzando a Haku a recargar las manos en el árbol para no perder el equilibrio.


Haku sentía su zona más sensible siendo maltratada en cada estocada y Zabuza no se olvidó de su pene desatendido, lo acariciaba con una ternura que se oponía a lo salvaje que se movía en su entrada. Era imposible no crear tantos sonidos perversos acompasados a las respiraciones pesadas y el nombre del otro dicho con tanta pasión.


El castaño no contuvo su sonrisa satisfecha cuando se corrió. A pesar de que en cualquier otro momento no pediría piedad para su entrada cuando sabía que su pareja seguía disfrutando de ella, ahora debían recordarse que estaban en un lugar abierto y que podrían ir a buscarlos en cualquier instante. Apretó su interior volviendo más difícil el movimiento pero mucho más placentero.


- No sigas Haku.


- Di que me quieres. -Zabuza casi pierde la consciencia ante esa petición, adoraba tanto a su doncel.


- Ahh te quiero Haku -tomó con fuerza la cadera del castaño para dar las últimas estocadas. -Te amo demasiado.


- También te amo.


 


 


El día de la boda Haku y Zabuza se veían extraordinarios, al menos así era la percepción a los ojos del otro.


No conocían a muchas personas y tampoco tenían demasiado dinero que quisieran gastar en una celebración, así que fue una ceremonia sencilla.


Se conocían bien porque eran muy parecidos en algunas cosas, ninguno se definiría como una persona extravagante, a ellos no les gustaba llamar la atención. Sabían que la felicidad residía en algo tan fácil de cumplir como estar juntos y con la casa que compró el varón fue lo suficiente para sentir que una vez más tenían un lugar especial solo para ellos dos. Si no fuera porque Deidara los obligaba a convivir con el resto de la aldea para el matrimonio Momochi estaría perfecto mantenerse alejados.


La vida se volvió tan tranquila y segura en Akatsuki. Solo algunas veces rompían esa burbuja para cuidar al más pequeño de los Uchiha cuando sus padres salían de misiones. En esos momentos Zabuza no podía detener un pensamiento.


- ¿Haku, estás seguro de que no quieres un hijo? -es que parecía llevarse muy bien con el bebé y él solo deseaba cumplir con todos los deseos de su esposo.


El doncel le sonrió.


- Solo hay un pequeño Zabuza con el que quiero jugar todos los días. -Zabuza no pudo evitar reír. Amaba muchísimo a Haku, verlo feliz era todo lo que necesitaba en la vida para también ser feliz.


 


F I N


 


 


 


 


 


¡Basta! Zabuza es tan wholesome con Haku y ya entiende sus chistes. Van a vivir felices para siempre, mis bebés se lo merecen :')


Jajaja casi ni se notó que todo este extra también fue puro relleno para que cogieran. En fin, creo que nunca he leído un buen fanfic de ellos como pareja protagonista. Y si existe, manden link pls.


 


Se acerca el último extra con nuestros protagonistas Itachi y Deidara :) +18 claro que sí, cómo no.


Ya solo quiero compartir un pensamiento random con ustedes; si la historia continuara yo creo que Ino se casaría con el hijo mayor de Gaara y con el hijo de Kurotsuchi ❤️‍”


 


 


 


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