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Lo que no puede ser profanado por ti (ItaDei) por MekhmenehBahnu

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Notas del capitulo:

Poco a poco la vida sigue avanzando pero nuestros protagonistas tienen una suerte particular.

En el mundo había pocas cosas que a Itachi le importaran, una de ellas era su nación. Así le habían educado desde que tenía memoria, es por eso que en su mente no existía la posibilidad de faltar a las órdenes del Hokage. Su vida la dedicaba a la aldea de la Hoja, protegerlos y proteger a su clan era todo lo que sabía hacer.


Hasta que apareció él.


Ahora su motivación para vivir cada día y vencer en cada batalla era poder estar de nuevo en presencia de ese hombre que con su sola presencia iluminaba el mundo. Solo bastaba con cerrar los ojos por un segundo y llenarse de energía al recordar esos ojos, esa sonrisa.


Fue difícil partir a la misión asignada cuando la fecha de regresar a la Roca estaba tan cerca especialmente ahora que estaba decidido a desposar a Deidara; sin embargo no tenía otra opción. Aunque no fue un trabajo sencillo acabar con la plaga de bandidos tampoco fue la misión más difícil que le habían asignado, lo que lo retraso fue el hecho de tener que esperar a que llegara la ayuda de la Hoja para apoyar a los sobrevivientes y heridos.


Había pasado tanto tiempo de no verse que seguramente Deidara y él se sonreirían como tontos al primer vistazo y sería conmovedor el momento en que le confesara sus sentimientos. En su cabeza todo estaba planeado, llegaría a la Hoja, daría su reporte al Hokage y a su padre; después irían al barrio del clan y cuando estuvieran solos le contaría su intención de irse a la Roca, partiría y llegaría con el rubio; de inmediato le pediría matrimonio e incluso ya tenía preparado el anillo, ambos planearían la boda y lo más pronto posible estarían unidos de por vida.


Para su mala suerte solo los primeros pasos salieron como él había imaginado. Fue bien recibido junto a su escuadrón, dio satisfactoriamente el reporte. Como de costumbre no decepcionó su actuación en el frente de batalla. Junto a su padre se dirigió al salón principal del barrio Uchiha.


- Padre desde hace tiempo he venido dándole vueltas a lo que sucederá en el futuro. Aunque sé que rompe con las tradiciones más arraigadas me niego a casarme con el miembro del clan asignado. –Notó como su padre levantaba intrigado la ceja, su silencio fue una invitación a que continuara hablando –Lo que deseo es contraer matrimonio con el nuevo Tsuchikage.


- No me sorprende de hecho esperaba hablar contigo de este tema hace ya un tiempo. Veo que te he educado bien, si te unes en matrimonio con ese chico sería un gran avance para el clan –Itachi se mantuvo sereno aunque ya presentía lo peor –solo de imaginar los beneficios que esa unión traería a los Uchiha... Piénsalo hijo, dejaríamos de ser solo los cuidadores de la Hoja, tendríamos nuestra propia nación. ¡Qué digo! Seguramente tú también lo has pensado ya un millón de veces, la muerte del viejo fue casi una bendición; hacer a un lado a ese chiquillo será lo más fácil del mundo.


- Padre –Apretó los puños fuertemente para disipar la rabia que le inundó al escuchar esas palabras –No me estás entendiendo, quiero ir a la Roca a casarme con Deidara porque lo quiero. Esto no es ningún plan que tenga que ver con el clan –La atmósfera se volvió muy densa, Fugaku ya no sonreía como hace unos segundos.


- ¿Le quieres? ¿Eres idiota o te golpeaste la cabeza en la última misión? ¿Qué es lo que quieres, renunciar a tu posición en el clan? Preferiría matarte con mis propias manos antes que dejar que deshonres el apellido de esa manera.


- Se lo dije, lo vengo pensando desde hace tiempo. No estaba pidiendo su aprobación y mucho menos su permiso. –Se levantó y miró a su padre desde lo alto con un enojo que no creía capaz de sentir hacía alguien de su familia.


En cuanto salió de la habitación Fugaku llamó a su esposa pues sabía que en ese momento era la única persona capaz de frenar a su primogénito.


 


 


- Itachi, hijo escúchame por favor –Le suplicó mientras lo tomaba de la mano para detenerlo en la labor de guardar sus pertenencias para irse de la Hoja –mírame hijo, mira a tu madre –Sus ojos estaban se mostraban preocupados –Por favor Itachi piensa con más calma lo que vas a hacer.


- ¡No madre! –Le dolía ver a Mikoto así y aún más gritarle –No te escucharé si lo que quieres es convencerme de que mi padre tiene razón...


- ¡No es eso lo que intento decirte! –lo interrumpió –Ven, siéntate a mi lado. Escúchame bien hijo yo sé lo que es ese amor que te quema por dentro, lo entiendo muy bien. Sé que amas con toda el alma a ese chico hermoso de la Roca, que él ocupa tus pensamientos todo el día, que eso que sientes en el corazón es tan fuerte que incluso eres capaz de dejar a tu familia. –Itachi se tensó al oír a su madre hablar con tanto sentimiento –No te estoy pidiendo que niegues lo que sientes porque eso te mataría por dentro, por favor hijo, por tu madre que también te ama tanto déjame convencer a tu padre. Estoy muy segura de que me escuchará y que te dejará ir bajo tus condiciones.


- ¿Pero si no lo hace? Sabes que él está muy molesto.


- Lo sé y por eso quiero que entiendas que si alguna cosa dicha te ofendió le perdones; lo hizo con dolo porque su hijo, aquel que crío lo mejor que pudo, su querido hijo en quien siempre puso todo su amor y esperanzas para que aprendiera a guiar al clan y a la familia, de repente le confesó que se iría; tu padre no supo cómo reaccionar calmadamente ante tal golpe. En mi corazón, porque lo conozco desde que tengo memoria, sé que él se dará cuenta de que te ama tanto como para aceptar tus decisiones y de no ser así te juró que te dejaremos ir; yo lo convenceré de que te deje ir a la Roca. Te lo juro hijo.


Itachi jamás había visto a su madre expresarse de tal manera, le rompía el corazón verla así. No podría lastimar más a su madre así que solo por ella le daría una oportunidad a su padre de reflexionar. Nunca podría haber dudado de las dulces palabras de su queridísima Mikoto.


En ese momento no se dio cuenta de lo que se fraguaba en su contra pues jamás había desconfiado de su clan, de su familia. Sabía que tenían problemas pero nunca pasó por su cabeza ni siquiera por un momento que lo apuñalarían por la espalda.


 


 


Mikoto lo convenció de aceptar la nueva misión que le proponía el Hokage para darle tiempo de interceder en su lugar ante el clan. De lo que Itachi no estaba al tanto de que Fugaku había tenido una reunión previa con la máxima autoridad de la Hoja donde lo persuadió de que debía enviar a un escuadrón a vigilar las fronteras para que no pasara otra situación donde se atacara a la aldea y ellos no estuvieran preparados, por supuesto que a quien propuso para liderar esa misión fue a su hijo mayor para mantenerlo alejado todo el tiempo posible.


Algo que se cuidó con total recelo fue el tiempo que se pretendía que durara la misión, varios meses de ser posible, ambos padres estaban seguros de que su hijo era incapaz de abandonar esa labor a medio camino por lo que tendrían bastante tiempo para idear algo.


 


 


Tres días después de que Itachi dejó la aldea regresó su pequeño hermano Sasuke de aquella primera visita a la Roca. Siguiendo el protocolo dio su reporte a su padre y al Hokage; el chico a su regreso casi podía ver la tensión en el ambiente como algo sólido, no se atrevía a preguntar a su padre pero pronto indagaría con sus colegas qué había sucedido.


Al regresar de la torre quiso despedirse de su padre para ocuparse de sus asuntos sin embargo fue detenido súbitamente por este; se mantuvo con la cabeza en alto a pesar del regaño que ya sentía próximo, se dirigieron a una habitación para hablar a solas. Imaginaba que sería una llamada de atención o queja pues normalmente solo para eso Fugaku le dirigía la palabra.


En esta ocasión fue totalmente diferente.


- Sasuke, mi segundo hijo, antes que nada debo saber tu nivel de lealtad al clan.


- Puede preocuparse por muchas cosas respecto a mi persona pero jamás de mi completa lealtad al clan Uchiha –esa pregunta le resultó totalmente extraña.


- Ya mi primer hijo me ha decepcionado –¿Qué diablos? ¿Itachi? ¿Que habría hecho para hacer enojar a su padre a tal nivel? Apenas sí se atrevió a mirar los ojos de su patriarca y vio tal furia que le heló la sangre –No podría permitir que tú también resultaras un sucio traidor.


- ¡Jamás padre! –Se atrevió a interrumpirlo para asegurarle su devoción.


- Te creo hijo y ahora necesito tu ayuda, el clan depende de ti. –Sasuke lo escuchó atentamente –En tu viaje has conocido al causante de semejante desgracia, ese niño de la Roca, el estúpido doncel heredero al cargo de Kage encontró la manera de seducir a tu hermano –Le extrañó esto, ¿Deidara seduciendo? Por supuesto que eso era increíble –Apenas llegó de su misión me confrontó diciendo que se iría a la Roca y le daría la espalda al clan por que "Le quiere" –Esa expresión estuvo llena de sarcasmo y repudió. Sasuke estaba tremendamente enojado, sabía que Itachi había cometido un acto muy bajo contra el clan y era evidente que Deidara no tenía nada que ver en eso, lo que hacía aún peor que su hermano hubiera dicho tales palabras.


- Entiendo padre. Conozco a Deidara, es un idiota y sé que podré evitar que ellos dos se unan si eso es lo que me está pidiendo.


- Sasuke –le sonrió por primera vez con aprobación –Mi hijo, mi sucesor; anda y ve a la Roca a traer esas tierras para el clan –Fugaku estaba totalmente satisfecho de ver que al menos podía confiar en uno de sus hijos, no fue el que él hubiera querido pero su hijo menor resultó ser la esperanza para continuar con sus planes.


Para desgracia de Itachi se había hecho enemigo de todos sus aliados y las consecuencias serían catastróficas. En cambio Sasuke recibiría el apoyo de su padre y de su clan lo que le haría más fácil llevar a cabo el plan que ya había pensado con antelación.


 


 


Después de todos esos meses de misión que para el mayor de los hermanos Uchiha se sintieron como una eternidad por fin se encontraba de regreso en la Hoja. No podía creer que hubiera aceptado esa misión, fue de verdad un sacrificio para su alma el no salir corriendo en dirección a la Roca. Todo acabaría hoy porque sin importar qué, apenas diera su informe tomaría sus pocas posesiones y cabalgaría sin descanso hasta encontrarse con Deidara de nuevo y después de eso no lo dejaría jamás.


Al parecer su padre ya sabía de su regreso, aunque eso no le sorprendió y al entrar a hablar con el Hokage, Fugaku ya estaba también en la sala para escuchar el reporte. Tardó bastante en dar toda la explicación sobre los puntos más débiles de la aldea, por fuera seguía aparentando tranquilidad pero por dentro lo consumían las ansias. Nada en la reunión fue diferente hasta que el Hokage sin ninguna malicia ni doble intensión hizo un comentario que en realidad no significó nada para los presentes pero le hizo hervir la sangre a Itachi.


- Estoy seguro que ahora será más fácil contar con el apoyo de la Roca en caso de que se requiera una protección en su frontera –¿Por qué había dicho eso? ¿Acaso su madre había convencido a su padre de dejarle ir con la condición de que fueran aliados más cercanos con esa unión? ¿Cómo se atrevían a usar su amor como una mera estrategia política?


Hizo la tradicional reverencia al Hokage de mala gana antes de salir, estaba muy molesto. Ya solo quería llegar al barrio Uchiha para despedirse de su madre y partir. Ni siquiera quería aclarar el asunto, no le importaba en absoluto que hubiesen dicho o prometido en su nombre; solo quería irse porque ahora que lo veía en retrospectiva fue un gran error haberles dado tiempo de reflexionar ya sabía que los Uchiha eran unos tercos, especialmente su padre.


- ¿Qué te pasa hijo? –Le preguntó burlón una vez que estuvieron solos dentro del carruaje que los llevaría al barrio.


- No puedo creer que te atrevieras a ofrecer la ayuda de la Roca en nombre del Tsuchikage y mío. –Fugaku solo rió.


- Itachi, Itachi, Itachi ¿quién demonios te crees que eres? Hablas como si tuvieras todo el mundo en la palma de la mano pero déjame decirte algo, no eres ni fuiste irremplazable. Haz lo que quieras, quédate, vete, al clan y a mí nos importa una mierda lo que decidas.


- ¡Perfecto! Entonces estamos de acuerdo en que el clan ya no me necesita –Todo lo decía a gritos y con mucho enojo –Me iré a la Roca apenas tome mis cosas.


- Supongo que quieres ver a tu queridísimo cuñado. –Ese tono de sarcasmo, acompañado de la cínica sonrisa le hizo sudar frío. ¿Qué demonios había ocurrido en su ausencia?


 


 


Después del matrimonio del Tsuchikage, Kurotsuchi se volvió más cercana a Deidara y procuraba estar a su disposición las 24 horas del día por lo que a ella le tocó darle la noticia de que el mayor de los Uchiha había llegado a la Roca buscándolo.


El rubio abrió los ojos sorprendido al escucharla, todas las fuerzas se le fueron del cuerpo; no sabía si estaba más emocionado, nervioso o preocupado. Se levantó y caminó lo más natural que pudo rumbo al salón donde ya lo esperaba. Aunque su apariencia estaba perfecta se detuvo frente a una ventana para asentar su pelo adornado y acomodó el kimono a la vez que secaba el sudor de sus manos.


Los guardias abrieron la puerta y entró, apenas puso un pie en el salón sus ojos se movieron automáticamente en la dirección donde sabía de antemano se encontraría Itachi, sus rodillas temblaron en cuanto se encontró con esos ojos negros de mirada profunda. En esta ocasión el guerrero no llevaba su tan característica máscara, nunca lo había visto tan descuidado aunque eso no le preocupaba en ese momento tanto como ese deseo que no entendía de huir lejos de él.


¿Qué debía decir en ese momento? ¿Cómo debía dirigirse a él ahora que eran familia?


- Guerrero Uchiha –sabía que estaba poniendo una cara extraña y no le gustaba sentirse observado por sus súbditos en ese estado así que apresuraría la reunión para salir de ahí –Es un honor contar con su presencia, por favor siéntase bienvenido. Le guiarán a una habitación para que pueda descansar. Llamaré a... –Le avergonzaba decirle esposo a Sasuke frente a él –Llamaré a su hermano y nos veremos más tarde. –Suponía que Itachi se encontraba ahí para ver a Sasuke y no a él... o tal vez sí; no lo sabía pero quería irse de ahí, se sentía asfixiado. Escuchó que Itachi lo llamó en cuanto se dirigió a la puerta para salir pero no se detuvo. Caminó rápido a la biblioteca de su madre y le pidió a todos que lo dejarán solo, que fueran a buscar a su esposo y le hicieran saber de la visita; él los vería en la cena.


Se quedó sentado en el suelo recargado en la puerta intentando entender todas las emociones tan intensas que le provocaba la simple presencia del pelinegro. Puso la cabeza contra las piernas con los ojos cerrados por lo que le fue imposible darse cuenta que la razón de su actual estado se había colado por la ventana hasta que le acarició la cabeza.


- Deidara...


Escuchar esa voz diciendo su nombre por primera vez, tan profunda y varonil, hizo que los ojos se le llenaran de lágrimas. No le temía pero se sentía como si hubiera hecho algo terrible en contra de Itachi y este hubiese llegado a darle un regaño.


Para el mayor era todavía peor pues no entendía porque el rubio actuaba así en su presencia, por qué parecía asustarle, no lo soportaba y no sabía qué decir para tranquilizarlo así que solo se dejó llevar y lo levantó con cuidado para poder ver sus hermosos ojos azules de frente; después lo estrechó en sus brazos lo más fuerte que pudo. Cayó en cuenta que había estado lejos de Deidara por casi un año y ahora este era un poco más alto, la coronilla le llegaba casi a la nariz así que se permitió oler su cabello con desesperación como si fuera la cura a todos sus males.


Deidara tampoco sabía qué hacer pero no se pudo resistir y correspondió al abrazó. Itachi aunque no estaba aseado no le pareció repulsivo de ninguna forma, su cuerpo olía a bosque y sudor, se avergonzó por sentirse ligeramente excitado con el aroma tan masculino.


Permanecieron así un buen rato hasta que Itachi se sintió más calmado y relajó el abrazo. Con suavidad acarició los cabellos dorados, tal vez no era el momento para preguntarlo aunque debía hacerlo por su salud mental.


- ¿Deidara por qué te has casado con mi hermano?


Esa pregunta lo descolocó, con ambos brazos sobre el pecho de Itachi lo alejó para mirarlo a los ojos; el tono en que Itachi lo había preguntado no fue en reclamo ni con enojo por lo que no pudo responderle con la misma pregunta ¿por qué se había casado con Izumi?


Se había casado con Sasuke porque tenía el corazón roto, tal vez se había casado con él porque era su amigo y quería ayudarlo a huir de su aldea, tal vez solo lo hizo por beneficio propio y su temor a la soledad; estaba seguro de que alguna de esas respuestas pudo haber sido dicha pero en su mente y al mirar a Itachi todas parecían estúpidas. En todo el tiempo que llevaba casado jamás se había sentido avergonzado o arrepentido de lo que hizo hasta este momento.


Solo abrió la boca para intentar decir algo, no podía encontrar las palabras para expresarse con claridad así que apretó los labios y los puños sintiéndose muy mal al darse cuenta que había traicionado el amor que le tenía a Itachi y que tal vez había malinterpretado su mensaje, ¿acaso todo el tiempo lo que de verdad quiso decirle era que lo esperara? El mayor notó como se entristecía por su pregunta así que lo pegó de nuevo a su pecho.


- Está bien Deidara. No pasa nada. Hablaremos después, ¿sí? Solo te pediré un favor, no le menciones a Sasuke que nos hemos visto. –Sabía que su hermano se apresuraría a llegar y les impediría encontrarse de nuevo además no quería presionar a Deidara, pronto uniría todos los hilos y se esclarecería la mentira porque estaba seguro que todo el clan estaba involucrado en este plan malintencionado en su contra.


Se separó del rubio con la intensión de irse por donde había entrado pero sintió que esos finos dedos se habían prensado de su ropa.


- Volviste, Itachi... Volviste –No quería que pensara que por estar casado con su hermano su visita ahora le desagradaba. Qué importaba si era para reclamarle algo, ahora volvía a ver a su querido Itachi después de tanto y le seguía provocando los mismos sentimientos. Su mano fue retirada con delicadeza de la ropa solo para ser besada. Se miraron por última vez ese día.


 


 


Sasuke sabía que esta noticia le sería dada, era cuestión de tiempo e incluso creyó que se daría mucho antes; ya tenía bien planeado su discurso para alejarlos de nuevo aunque no imaginó que su hermano llegaría justo en el momento en que él se encontrara lejos de la torre. Dejó todo de lado para cabalgar lo más rápido posible e impedir que Itachi echara a perder todo por lo que había trabajado.


- ¿Dónde está mi esposo? –ordenó saber apenas entró y se le indicó que había pedido estar solo en la biblioteca. –¿Y mi hermano? –cuando se enteró que ambos habían estado distanciados desde el arribo de Itachi se tranquilizó.


Primero debía hablar con Deidara así que se dirigió hasta donde estaba y tocó la puerta mentalizándose para portarse como todo un caballero y no dejar que la desesperación se apoderara de él.


- Deidara cariño, soy yo –Insistió al no recibir respuesta y casi de inmediato le dejó entrar. –¿Cómo estás? –se acercó preocupado, le acarició el rostro pero de inmediato el rubio le tomó la mano para retirarla aunque no fue brusco ni parecía enojado.


- Bien, solo quería estar solo un momento. Esto nos tomó por sorpresa, ¿verdad?


- No te ves bien en absoluto. Hablaré con mi hermano para que abandone la aldea de inmediato.


- ¡No! –Se apresuró a contradecir quizá con demasiada intensidad. –No tiene por qué irse. –Supo que esas palabras herirían a Sasuke pero el deseo de mantener a Itachi cerca era más fuerte.


- Deidara... –Lo miró apretando los labios. –¿De verdad le permitirás quedarse?


- Sasuke ni siquiera sabemos para qué vino, tal vez es parte de una misión o tiene algo importante que decir. ¿Vamos, de verdad crees que solo está aquí para separarnos? –Quería calmar a su amigo y decir cualquier cosa solo para evitar una confrontación entre ambos y así alargar lo más posible la estancia de Itachi sin que ambos hermanos estuvieran en conflicto; aunque la visita previa del pelinegro le dio a entender que se había atrevido a venir solo para verlo o al menos le reconfortaba pensar eso.


- Tienes razón, iré a hablar con él.


Antes de retirarse rodeó a Deidara de la cintura con una mano y lo pegó a su cuerpo mientras la otra se ocupaba de tomarle la nuca para besarlo. Empezó lento como de costumbre pero a cada movimiento que el rubio parecía necio de corresponder Sasuke se molestaba más, así que apenas tuvo la oportunidad introdujo su lengua para recordarle a Deidara que más allá de lo que sintiera ahora le pertenecía. Por su parte el más joven se rindió ante su esposo al pensar que todo era una muestra de inseguridad, no es que no le gustaran las muestras de afecto por parte de Sasuke pero la presencia de Itachi le hacía sentir culpa por disfrutar con otro hombre que no fuese él.


- ¿Te veré más tarde, está bien?


 


 


Mierda, mierda, mierda, sabía que si dejaba al idiota de su esposo solo con su hermano ya no importaría si lo que dijo era verdad o mentira, el rubio se rendiría ante sus sentimientos sin hacer caso de las consecuencias. Definitivamente si quería mantener este barco a flote debía razonar con Itachi para que se alejara.


- Vigílalo –Le ordenó a uno de sus hombres de confianza antes de ir con su hermano.


Al llegar entró bruscamente y sin avisar a la habitación donde se estaba quedando su hermano, no tenía porqué ser amable con alguien que era un invitado indeseable. Lo vio rasurándose frente al espejo del tocador y al parecer también acababa de darse un baño.


No dijeron nada por un largo rato, se sentó en una silla para observar a Itachi; este ni se inmuto y continuó con lo suyo. Ambos tenían sus razones para estar muy molestos con el otro, en ese momento todo rastro de fraternidad quedó en el olvido.


Itachi siempre había velado por el bien de su hermano, al menos lo hacía a su manera. Siempre desde que fue capaz lo defendió, lo educó, lo cuidó y lo amó; entendía que le tuviera celos por su posición de primogénito pero eso no lo podía cambiar, le había dado toda la ayuda que pudo para que llegara a ser el líder del clan porque sabía que ese era su destino y era la persona indicada para guiar a los Uchiha hacía un mejor futuro. Al menos eso pensaba hasta que se prestó para este circo, ni a él ni a nadie le permitiría ser el compañero de Deidara.


- ¿Y bien? –Preguntó Sasuke en cuanto Itachi terminó lo que hacía y se giró a verlo. –¿A qué debemos tu visita? –Sus palabras eran escupidas con odio, no podía soportar ver a ese traidor.


- Puedo seguir el juego o puedes dejar de fingir que no sabes a lo que he venido, ¿o será que de verdad eres tan imbécil? –Sabía cómo hacer enojar a su hermanito aunque este también sabía cómo regresar el gesto.


- Disculpa, puedes darnos tu felicitación e irte por donde llegaste aunque no era necesario que vinieras en persona, ya el clan ha presentado sus bendiciones en nombre de todos los miembros. –Notó como Itachi estaba a punto de estallar de la irá así que llevó su discurso más lejos –Debiste estar en la boda aunque fue tan apresurado... Quién se imaginaría que el heredero de la Roca con esa facha tan inocente terminaría entregándose al primero que se lo propuso. –Apenas si pudo esquivar el vaso de vidrio que le fue lanzado. Lo notaba en sus ojos, jamás había visto esa legendaria mirada de asesino de la que tanto se hablaba; no se arrepentía de lo que le había dicho a Itachi, si quería mostrarse amenazante con él necesitaría mucho más –Toma tus cosas y vete.


- ¿Quién eres para darme órdenes? –Por fin se atrevió a hablar –Me iré cuando Deidara me lo pida.


- No permito que te dirijas a mi esposo con semejante confianza. Te queremos fuera de esta aldea, que te quede claro. –Antes de que le contestara salió furioso dejando a su hermano en la misma circunstancia.


Itachi sabía que todo lo que le dijo sobre Deidara era mentira, le daba igual si quería llamarse a sí mismo Tsuchikage con tanto orgullo a pesar de no serlo o si quería ordenarle ahora que podía pero jamás le perdonaría expresarse así del rubio. Ese matrimonio debía acabar y él se encargaría de que así fuese.


 


 


Sasuke ordenó que la cena se sirviera en su habitación. Solo debía mantenerlos vigilados, con Itachi sería difícil pero no con Deidara; bastaba con que ese día y tal vez el siguiente se mantuviera a su lado. Todo lo que restó de la tarde la pasó con su esposo intentando parecer más un marido celoso que un hombre desesperado porque no descubriera la verdad.


 


 


Salieron a dar un paseo por los jardines siendo observados todo el tiempo por Itachi, no podía ver sus expresiones de cerca pero Deidara no parecía incomodo en compañía de su hermano, extrañaba caminar así de tranquilo a su lado. Maldita sea la hora en que decidió obedecer a su abuelo. ¿Qué debía hacer ahora? ¿Si iba y le contaba la verdad sin tapujos dejaría todo por él, eso sería demasiado egoísta de su parte?


Ya llevaba dos días ahí y su hermano no dejaba ni a sol ni a sombra al ojiazul y a él lo tenía bajo observación de su estúpido guardia, no tenía caso burlarlo si no podría encontrarse después con Deidara. Tampoco había hablado con Sasuke y no quería hacer una escena frente a todos.


Se preguntaba por qué Deidara no había hecho ni el mínimo esfuerzo para encontrarse con él, ¿qué acaso ya no quería verlo? Se sentía estancado en esa torre, sabía que su urgencia por aclarar este asunto le había llevado a salir de la Hoja sin un plan en mente pero ahora se veía con las manos atadas. Tal vez solo debía deshacerse de su hermano y robar a Deidara porque a estas alturas esa parecía la única opción para tenerlo a su lado.


- Diablos, ¿y ahora qué haré?


 


 


Kurotsuchi estaba al tanto de la situación de ese trio amoroso. No quería admitirlo pues traería problemas a la larga, estaba segura; sin embargo era evidente que a quien su Tsuchikage amaba era al hermano de aquel con quien había jurado compartir su vida. ¡Vaya enredo! Sabía que lo más lógico sería obligarlo a estar con Sasuke a pesar de todo, después de todo deshacer un matrimonio del más alto mando era prácticamente imposible... pero ver esa mirada resplandeciente solo por el hecho de saber que Itachi se encontraba en la aldea le hacía querer que fuese así de feliz todos los días.


También había algo de culpa en su ser pues ella debió guiarlo por un mejor camino, claro que no era su madre y no podía reprenderlo pero bien pudo hacerle ver que un matrimonio a sus 14 años no sería lo indicado; sin embargo la situación vulnerable en la que se encontraban después del fallecimiento de su abuelo había hecho que todos tomaran decisiones apresuradas. No quería intervenir demasiado, ese no era su trabajo; solo les ayudaría a aclarar las cosas para después continuar.


Sabía que a ambos los tenían vigilados así que sería cautelosa, en realidad a quien vigilaban con más ahínco era al Tsuchikage, con Itachi solo cuidaban que no hiciera ningún intento de acercamiento. Ella no se consideraba una buena guerrera mucho menos si se le comparaba con los Uchiha pero al menos podía escabullirse por las habitaciones y así es como terminó contra la pared siendo amenazada por Itachi.


- Uchiha... –le costaba hablar, jamás pensó que el guerrero reaccionaría de esa manera.


- ¿Qué es lo que quieres? –Sospechaba que Sasuke la había enviado.


- Dei... –Casi pareció ser una palabra mágica pues Itachi aflojó el brazo que tenía sobre su cuello para permitirle hablar –Te ayudaré a hablar con él.


- ¿Por qué harías eso? –Frunció el ceño, acaso trataba de hacerlo caer en una trampa.


- Porque mi deber es servirle. Dile lo que le tengas que decir y márchate. –Eso lo hizo enojar de nuevo –No me mires con esos ojos fingiendo que no entiendes de lo que te hablo, ¿crees que el concejo permitirá que ellos se separen? Deidara no es el hijo de cualquier campesino, es el Tsuchikage y cualquier decisión que tome tendrá consecuencias para la aldea; no puede simplemente arrepentirse y pedir el divorcio.


Después de eso le dio indicaciones muy precisas de cómo encontrarse con Deidara, serían apenas unos minutos pero eso era mejor que nada. No sabía qué le diría, no por nada su padre era tan buen líder; siempre creaba sus estrategias sin dejar vacíos, lo tenían con un pie en la garganta y sin que Deidara lo supiera a él también. ¿Entonces qué, solo debía rendirse?


Esta vez se coló en el salón donde tomaba sus lecciones, Kurotsuchi prometió distraer a su profesor durante el descanso, en ese momento Sasuke se encontraría entrenando a los guerreros y el guardia solo se dedicaba a vigilar la puerta por fuera.


- Deidara –Interrumpió unas anotaciones que estaba haciendo. Este de inmediato volteó con una sonrisa y se levantó para mirarlo de frente.


- Itachi –se sonrojó al decir su nombre –¿Qué haces aquí?


- No tengo mucho tiempo, escucha con atención... –Pero se quedó callado, todas las palabras abandonaron su cabeza; ahora cualquier cosa que planeó decirle le parecía fuera de lugar. Su cuerpo le ordenó abrazarlo muy fuerte ya que no sabía cuándo podría hacerlo de nuevo y hablarle desde el fondo de su corazón con sinceridad porque su querido rubio no se merecía menos –Lo siento Deidara. He cometido tantos errores que me alejaron de ti –El rubio creyó que se refería a su esposa –Pero no me daré por vencido, lo arreglaré. Te lo prometo. –Lo tomó del rostro y se acercó hasta dejar sus narices juntas, deslizó su labios hasta besar su frente; reaccionó rápido ante el sonido de personas hablando del otro lado y se fue de nuevo.


Eso descolocó a Deidara, él también quería decirle cosas y simplemente se había ido. Procuraba mantener el temple y no dejarse controlar por estos momentos de ira pero los dos Uchiha lo enloquecían.


Primero Sasuke pasándose todo el tiempo a su lado procurando que nadie que no fuese indispensable se le acercara, sí, entendía que era por celos pero era sofocante ese cambio; desde que se habían convertido en esposos prácticamente le daba por su lado todo el día y se perdía en los entrenamientos o recorriendo la ciudad y cuando llegaba la noche cenaban juntos y platicaban pero después cuando iban a la habitación no hacían nada. Incluso dormían en camas separadas y ahora se daba cuenta lo mucho que le gustaba llevar una relación así con él y no como en los últimos días... e Itachi, se suponía que había ido con un propósito pero todo el día estaba desaparecido y desde su llegada no había pedido hablar con él, lo que le hería; aunque tampoco iba a molestarlo con sus inseguridades pues seguramente un guerrero de su categoría tendría cosas más importantes que hacer. Odiaba sus mensajes que casi parecían encriptados, necesitaba saber de una vez por todas lo que sentía por él.


Salió del salón de estudios encontrándose en el pasillo a los guardias, a Kurotsuchi y a su profesor aunque los ignoró a todos y siguió su camino hacia la habitación de Itachi. Al llegar la puerta era custodiada por el que reconocía como el guardia personal de Sasuke que lo había acompañado desde la Hoja, un pelirrojo que lo intimidaba y detestaba su simple presencia.


- Hazte a un lado –Le ordenó al ver que no le abría la puerta de inmediato como habría hecho cualquier otro subordinado pero siguió sin reaccionar a sus órdenes. Intentó ignorarlo y abrirse paso por sí mismo sin embargo lo impidió sujetándole fuertemente ambas manos,


- No oses poner tus manos sobre el Tsuchikage –Interrumpió Kurotsuchi amenazándolo con una espada en el cuello. El guardia sabía que se metería en problemas con Sasuke si se enteraba de este alboroto así que miró con desdén esos ojos azules y lo soltó.


- Sasuke–sama dio estrictas ordenes sobre no dejar pasar a nadie.


- Parece que no sabes quién es máxima autoridad en estas tierras, si mi señor quiere entrar a cualquier lugar de su torre lo hará a pesar de cualquier orden que se te haya dado por otro. ¿Entiendes? –Alegó Kurotsuchi.


Itachi que se había tardado en regresar a la habitación escuchó el ajetreó y de inmediato salió al corredor.


- Su majestad...


- Itachi necesito hablar contigo. –Esquivo el cuerpo del guardia con gracia y se metió en la habitación, el hombre quiso seguirlos pero fue detenido por Itachi que le cerró la puerta en la cara.


- Rápido, avisa a Sasuke–sama –Le ordenó a uno de los guardias que había llamado Kurotsuchi en caso de que la situación se agravara, este obedeció de inmediato pues no poseía privilegios como la guerrera y si no acataba la orden del protegido de Sasuke seguramente le reprenderían terriblemente. Kurotsuchi no se dejó intimidar, permanecería en el lugar hasta que su Tsuchikage saliera.


- ¿Deidara qué haces aquí? –No es que no le alegrara verlo aunque hace menos de 10 minutos habían estado juntos.


- Necesito respuestas, Itachi. ¿A qué has venido?


- ¡Por ti, evidentemente!


- ¿Y por qué ahora si ya habías decidido alejarte? –Lo que más le dolía a Itachi era que ni siquiera lo decía con enojo, solo había una infinita tristeza en sus palabras y su mirada. –¿Por qué confundes así mi corazón? Todo el tiempo quiero verte y estar cerca de ti. Si ibas a arrepentirte tan pronto debiste venir antes y no ahora que ya no soy libre de estar a tu lado.


- ¿Entonces quieres que me vaya? –No había entendido el sentido del reclamo pero debía encontrar la manera de que ahora le creyera a él.


- No quiero que te vayas pero tampoco quiero que te quedes. ¿Lo entiendes? Así de confundido estoy. Itachi, te quiero tanto...


- Yo también te quiero Deidara –Esas palabras eran las que anhelaba escuchar y le llenaron de júbilo en contra de su voluntad, tanto que no pudo evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas.


Todo fue muy rápido, quiso ir y besar a Itachi pero fue abruptamente jalado del brazo por su esposo.


- Llévalo a la habitación –Le ordenó a Juugo. El rubio no tuvo tiempo ni de reclamar cuando ya se encontraba a medio corredor siendo jalado por ese hombre horrible.


- ¿Quién mierda te crees Sasuke? –Le reclamó Itachi intentando dar alcance a Deidara mientras era detenido por su hermano.


- ¡¿Tú quién mierda te crees?! Llegas a mi hogar como si nada, te acercas a mi esposo, lo engatusas y quién sabe qué más. No hice uso de la fuerza para que te marcharas pero no permitiré que vengas a contaminar mi matrimonio.


- Matrimonio, ¿eh? Bien sabemos que abusaste de su confianza e incredulidad.


- No abusé de nada ni de nadie, vi la oportunidad de casarme con él y la aproveché. No eres el centro del universo, esto no es ninguna conspiración en tu contra; en cuanto vi a Deidara me gustó y arriesgué todo para que fuera mi esposo, ¿cuál es la maldita relación contigo? ¿Que te gustaba? ¿Y por qué nunca tuviste los pantalones de decirle algo, eh? Deja de pensar solo en ti y abre los ojos. ¿Sabías que la hoja te ha declarado como traidor?, no sé qué carajos hiciste pero no dejaré que Deidara manche su nombre y el de su aldea por un hombre como tú ¿estás al tanto de todos los problemas que le traes a este lugar con tu sola presencia?


Esas palabras lo hicieron callar porque eran ciertas, no había pensado más que en sí mismo y en el amor que le tenía a Deidara pero no todo podía ser así de romántico; nada de hermoso tendría que las aldeas vecinas tuvieran una razón para atacar la Roca a consecuencia de mantenerse cerca del Tsuchikage.


Como un cielo despejándose supo que estaba en jaque, si se quedaba ahí el primero en proponer atacar esta aldea sería su padre y con el poder de convencimiento que ejercía sobre el Hokage no dudaba que esa invasión se llevaría a cabo. También se dio cuenta de que si se iba le daría paso a su hermano de hacerse con la aldea para satisfacción de su padre y del clan justo como ya se lo había revelado anteriormente. Sin embargo esa era la mejor opción, debía retroceder para planear su siguiente movimiento ahora que tenía bajo su conocimiento lo que había tramado el Clan.


 


 


Después de ese desastroso encuentro con Itachi lo siguiente que supo de él era que había abandonado la aldea, su cuerpo no supo cómo reaccionar y con el rostro angustiado quiso salir en su búsqueda aun sabiendo que nada lograría pues seguramente ya se encontraba muy lejos.


- Mírate Deidara, anhelando correr tras un hombre incluso teniendo a tu esposo enfrente. –Le expresó Sasuke con decepción en el rostro lanzando esas palabras venenosas para herirlo.


- Pero tú sabías que yo...


- Que lo amabas a él –Le interrumpió –Sí, y sin embargo decidiste casarte conmigo.


- Fue para salvarte de tu padre –Le recordó.


- ¿En serio? ¿Si te dices eso crees que se volverá real? Ambos sabemos que si solo hubiese sido por eso me habrías tomado como refugiado pero decidiste que me querías como el remplazo de mi hermano para no quedarte solo, no me importó entonces y no me importa ahora porque mi amor por ti sigue presente y es suficiente para mantener esta relación... –Lo miró fijamente –Pero eso no significa que voy a permitir que me faltes al respeto, ni a mí ni al juramento que hicimos; ahora eres mi esposo y te pido que te comportes con decencia. –Deidara se tragó todas las palabras que quería decir en ese momento porque nunca nadie le había hecho sentir como un sinvergüenza, le hizo sentir que corrompía todos sus valores, ¿por qué las cosas debían ser así de difíciles? ¿Cuándo fue que su amor por Itachi se vició y llenó de bajeza, cuándo su amor se había vuelto inmoral?


- Lo siento Sasuke –solo pudo pedir disculpas a su esposo por herirlo. Se sentó en la cama de la habitación con la cabeza agachada y el fleco cubriendo sus ojos vidriosos. Pensó en sus padres y en la deshora que seguramente les significaría tener un hijo con unos valores tan débiles, ellos no lo habían criado de esa forma.


Al verlo así Sasuke sonrió con satisfacción, solo debía trabajarlo un poco más y lograría todas sus metas. No importaba que Deidara tuviera más poder que él en esa aldea y frente a todos los demás, solo debía quebrarlo, romper toda la confianza que tenía en sí mismo y se convertiría en lo que él quisiera moldear.


 


 


 


 


 


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