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Benjamín. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Prólogo .

Los golpes sonaron repetidamente. 

Benjamin trató de ignorarlo tanto como le fuera posible, pero escuchó el timbre un total de 33 veces hasta que, finalmente, el vecino de al lado se enojó tanto que comenzó a gritar:

"¡Ruidosa puta bastarda! ¿No puedes callarte? O te callas o rompo el timbre de tu casa ¡Haz algo ahora mismo!"

Benjamin no pudo soportar el nuevo sonido de escobazos contra la pared así que se levantó de mala gana. Se acercó, con ambas manos en los bolsillos de su pantalón, y quitó de inmediato todos los seguros de la puerta. Como era de esperar, un hombre trajeado y terriblemente elegante estaba esperando por él justo allí.

"Llamé tanto que pensé que nunca vendrías. Supongo que debes haber estado lo suficientemente ocupado como para dejarme en último lugar ¿No es verdad?"

Era de noche así que se podía ver que las luces interiores estaban todas encendidas, incluso desde afuera. Además, la insonorización del edificio era lamentable y de seguro hasta había logrado escuchar las quejas del vecino.

Benjamín estuvo en casa todo este tiempo e incluso se estaba dando el lujo de comenzar a cocinar algo para la cena. Era evidente que había fingido deliberadamente no escucharlo y era obvio que ese hombre debió haberlo sospechado todo desde un inicio, porque después de todo estaba parado justo enfrente como si fuera una maldita estatua.
Al verlo, tan tranquilo como siempre mientras se llevaba una hoja de tabaco a la boca, Benjamin quedó impresionado en un momento, frunció el ceño y ordenó:

"Para nada. Apaga esa cosa cuando estés aquí."

El hombre se limitó a sonreír. Era un tipo blanco, guapísimo, alguien que definitivamente no combinaba en un barrio dominado por trabajadores pobres y callejones abarrotados. Tenía rasgos suaves e incluso la ropa que vestía no tenía ni la más mínima marca de una pelusa. Si miraba de cerca sus muñecas, podía notar que todo lo que le adornaba los dedos eran artículos de alta calidad bañados en oro y sin embargo, incluso aunque fuera una existencia repugnante, lo más inapropiado del lugar era el enorme y exagerado ramo de flores que sostenía con ambas manos. Flores frescas. Nadie vendía flores como esas por allí y si la gente tuviera el suficiente dinero como para pedir arreglos como ese, la verdad es que preferirían comprar diez bolsas de pan. Las cosas como esas no servían para nada cuando querías sobrevivir.

Al momento en que Benjamín lo miró, colocando sobre él una expresión de verdad absurda, el hombre pareció verse tan elegante como si incluso fuera parte del arreglo también. Brillaba tanto, sonreía tanto...

"Lo traje para ti... Te gustan las flores ¿No es cierto?"

"¿A quién podrían gustarle las flores cuando estás en una situación como la mía? Ni siquiera puedes comerlas."

Aunque Benjamin estaba en blanco, la sonrisa del hombre no desapareció ni siquiera una sola vez. Se apresuró a entrar sin permiso, colocó el ramo de flores sobre la mesa y luego, tomó el respaldo de una silla para poder sentarse frente a él.

"Ni creas que voy a empezar a servirte té".

"Nunca dije que necesitaba eso".

"Eso no significa que no tengas ganas."

Benjamin chasqueó la lengua mientras el hombre, tan naturalmente como cualquier otro día, colgaba su abrigo en una percha mugrienta que se encontraba bien pegada a la pared. Todos los artículos, prendas y herramientas que ese sujeto traía encima podrían pagarle medio año de alquiler o el equivalente a una casa pequeña. ¿Acaso las llevaba para burlarse de él o es que simplemente estaba presumiendo?
Benjamin se sentó en el sofá,
agitó las manos, carraspeó la garganta y luego subió las rodillas hasta encontrar una posición que le permitiera no estar tan... Increíblemente consciente de su invitado.

"El chico de al lado te llamó prostituta".

El hombre se acercó lentamente a él, con una cara de pesar impresionante que no se quitó ni siquiera cuando habló. Era un tema que se sentía desagradable solo de escucharlo así que no podía culparlo del todo. Benjamín golpeó el apoyabrazos y contestó:

"Vete."

"Entonces eso significa que no niegas serlo".

Eso fue lo único que dijo, con los ojos cerrados. Benjamín lo observó lucir tan increíblemente adolorido que pareció que no podía quedarse quieto en su lugar:

"Oye, idiota... Oye, simplemente quiero que termines con esas mierdas. Me duele la cabeza siempre que hablo contigo y la verdad es que lo estás haciendo muchísimo peor".

Benjamin se frotó la frente y agitó las manos de nuevo. Realmente hubiera preferido que se fuera de inmediato para dejarle respirar pero, el hombre, todavía mirándole y sonriendo, caminaba ahora por su casa con bastante tranquilidad y como si lo conociera todo. Bueno, en realidad eran diez pasos desde la sala de estar al dormitorio y diez pasos de la sala al baño por lo que no podía impedirle nada. Otra desventaja de vivir en una casa tan malditamente estrecha.

"Tal vez tenía clientes antes..."

Entonces los pasos del hombre se detuvieron y de repente se volvió hacia él con una expresión escalofriantemente rígida. Benjamin se estremeció, pero el hombre se acercó de todas maneras y preguntó de un modo enojado:

"Antes... ¿Ya no quieres recibir otros clientes ahora o es que no puedes?"

"Wo, alto... "

"¿Por qué?"

"¿Por qué me hablas así? ¿Quién crees que eres?"

"Tu cliente de hoy".

El hombre sonrió tan brillantemente como antes. Tanto que incluso el papel descolorido de las paredes comenzó a parecer bastante bonito. Por supuesto que Benjamin solo quería aventarle un puñetazo.

"No necesito clientes como tú. ¡No te aceptaría ni aunque fueras el último del mundo!"

"Pero necesitas dinero".

"..."

"Porque no puedes trabajar durante tanto tiempo después de todo".

Benjamin no negaba esto, incluso aunque lo hacía sonar como si fuera su culpa. Cuando Benjamín frunció el ceño y se estiró en el sofá de una sola plaza, el hombre se inclinó y puso ambas manos en los reposabrazos que anteriormente estaban siendo utilizados por él:

"Y además, lo único que sabes hacer es vender ese pobre y pequeño cuerpo tuyo".

"Oye…"

"Ya lo dijiste, lo has hecho antes. Tal vez el problema ahora es que ya estás bastante mayor."

La mirada del hombre comenzó a escanear el rostro de Benjamin, de arriba para abajo. Él estaba harto de esa horrible atmósfera que siempre lograba crear entre los dos así que lo empujó con una patada.

"¿¡Quién es el viejo aquí!? Todavía soy bastante joven."

Ahora tenía treinta y seis años, pero definitivamente opinaba que estaba en su mejor momento. Incluso aunque fuera tratado como basura y pese a que ahora tenía la fama de una vil puta, antes era un empleado habitual de empresa. Asalariado, tranquilo, bueno... Pero era imposible que se mantuviera en un lugar por más de medio año. Por supuesto que tampoco era algo que se pudiera remediar.

"Solo tengo que... Intentar conseguir un trabajo de nuevo."

"Eso es algo estúpido".

"¡Ah, carajo! ¿Qué es estúpido ahora?"

"Si pudieras apoyarte en mi, yo te daría cualquier cantidad de dinero que necesitaras".

"... Wow"

Los ojos de Benjamin se agrandaron ante la propuesta de un hombre mucho más joven que él. Levantó la mano de inmediato, pero ni siquiera pudo moverse o golpearlo de nuevo.

"¿Por qué te ves tan enojado? Ni siquiera es la primera vez que te digo algo así."

"Basta..."

"Estás acostumbrado a abrirle las piernas a los hombres si te dan dinero... ¿Qué más da que sea conmigo?"

El cuerpo de Benjamin tembló ante sus palabras. Avergonzado, trató de fingir estar tranquilo al momento de hacer contacto visual con él pero, lógicamente falló con fuerza. Mientras bajaba la cara para ocultar su expresión temblorosa, el hombre comenzó a verse más espeluznante que cuando llegó:

"Dejemos de jugar... No tienes derecho a ponerte así cuando ya te lo he dado tantas veces."

Ante esa oración, Benjamín tiró de él hacia atrás utilizando todas sus fuerzas. Se tambaleó, intentó escaparse y luchar contra lo que estaba a punto de pasar pero el hombre lo levantó suavemente y lo llevó hasta su dormitorio...

Realmente ya no lo hacía, pero estar con él recientemente era la razón por la que el vecino lo llamaba "prostituta". Jadeaba tanto que era evidente que todo el edificio lo iba escuchar. Todo el barrio, tal vez toda la ciudad. El vecino pensaba que estaba vendiendo su cuerpo a un hombre rico que era más joven que él porque se sentía demasiado ridículo que un tipo como él viniera hasta un edificio tan destartalado como este. Para ser honesto, era hasta un poco extraño que todavía no lo hubieran robado y asesinado.

"Dijiste que no te gustaba, pero ya estás todo mojado".

Ahora el hombre estaba frotando su enorme pene contra sus pantalones. Benjamín negó desesperadamente pero no parecía poder lograr que se quitara de encima. Uno podía pensar que era un debilucho con solo mirar su rostro pero, en realidad tenía un cuerpo increíblemente fuerte. Le llevaba una cabeza de altura y su cuerpo se sentía tan ancho como si hubiese chocado contra una pared. Benjamin intentó arrimar su pierna:

"Ah, ah... Déjame ir..."

"Estás escurriendo tanto que pensé que el semen de la última vez todavía estaba guardado".

"Ah, loco..."

Parecía una verdadera locura. Un día vino a él, le ofreció dinero y luego le dijo que iba a comprarlo. Lo obligó a quitarse la ropa y lo violó, haciendo que se sintiera como si fuera un cualquiera.

Benjamín se negó desesperadamente, pero estaba indefenso ante su enorme poder. Como siempre pasaba, comenzaba a cansarse de pelear y sus piernas terminaban por separarse solas, pidiendo que su pene entrara.

"¡Ah!"

   

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