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Prueba de Confianza por Kutzi Shiro

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Notas del fanfic:

Título: Prueba de Confianza.


Fandom: Free!


Personajes: Asahi Shiina y Kisumi Shigino.


Género: Cafetería, vida universitaria, knifeplay.


Advertencias: Knifeplay.


Resumen: Cada vez que Kisumi hace enojar a Asahi a causa de los celos debe demostrar que sólo lo quiere a él.


Longitud: 1203 palabras.


Estado: Terminado.


Aclaración: Free!, novelas y animes, pertenecen a Koji Oji, Kyoto Animation y demás socios y derivados comerciales. No busco beneficio alguno al escribir y publicar esto más que el placer de hacerlo y la esperanza de que sea leído y guste. Fin.


Nota: Fic escrito para participar en el Flufftober2021 y el Kinktober2021 organizados por la página Es De Fanfics, con los promps del día cinco «cafetería» y «knifeplay/juego con cuchillos» respectivamente.


Nota 2: Cuando la página Es De Fanfics anunció su kinktober y días después su flufftober decidí participar en ambos mezclando los promps de cada día en un sólo fic, espero que el resultado les agrade, los promps kinks son situaciones que nunca había escrito así que espero hacerlo bien al representarlos, se aceptan críticas.

Otoño e invierno siempre era una buena época de ventas para el Marron, el clima alentaba a la gente a tomar algo caliente y diario tenían el lugar lleno, Akane agradecía infinitamente cuando Kisumi y Asahi compaginaron sus obligaciones para ayudarle durante las vacaciones o fines de semana, lo mismo atendían clientes, estaban tras la barra, hacían compras o se encargaban de Tsukushi.  


O En días como ese, en el que Tsukushi tenía que ir al doctor, los dejaba a cargo de todo.  


—Kisumi-kun, ¿tienes tiempo?  


—Kisumi-kun, ¿a qué hora sales?  


—Shigino-kun, aquí…  


Asahi sintió que su ceja se encrespaba cada vez que una de esas vocecitas chillonas llamaba a Kisumi, cómo era tan carismático normalmente le tocaba ser mesero mientras Asahi se quedaba tras la barra. El problema era que también era guapo y un coqueto natural, no importaba cuantas veces le jurara que se contendría siempre se le escapaba un guiño, un halago o expresiones seductoras, Asahi odiaba que ni siquiera se daba cuenta cuando eso ocurría, claro, había ocasiones en que usaba sus dotes para lograr que las chicas y mujeres alargaran su permanencia en la cafetería y gastaran más, entonces podía más o menos tolerarlo.  


Pero esa noche no era ese caso.  


Era casi la hora de cerrar y Kisumi no dejaba de charlar con dos chicas de preparatoria que estaban alargando lo más posible su única taza de frapuccino. Asahi se puso a limpiar mesas y Kisumi se sentó en la mesa de ellas a seguir charlando. Asahi puso el letrero de «cerrado» en la puerta mientras oía sus risas. Alzó la nariz dignamente y marchó hacia la mesa.  


—Estamos cerrando —soltó interrumpiendo bruscamente y sin remordimiento alguno— si no van a tomar nada más les traeré la cuenta.  


—¿Es tan tarde? —preguntó Kisumi (estúpidamente, en opinión de Asahi) y miró alrededor corroborando que ya no había nadie— Lo siento señoritas, debo llevarme esto.  


Kisumi parecía de pronto demasiado consciente de su pequeño desliz y se apresuró a retirar las tazas sucias y traer la cuenta, aunque Asahi les cobró mientras Kisumi seguía con la limpieza.  


Una vez que las chicas se fueron Asahi podía sentir la mirada de Kisumi sobre su persona pero él se esforzó por no girarse ni una vez, ni hablarle, cada uno sabía qué hacer después de todo y la comunicación no era necesaria.  


—Lo siento —escuchó luego de un buen rato de incómodo silencio— perdí la noción del tiempo.  


—¿Sólo la noción del tiempo? —espetó ácidamente todavía sin mirarlo.  


Kisumi hizo una expresión de dolor.  


—No fue mi intensión… coquetear con ellas —finalmente Asahi lo miró, Kisumi podía ver el dolor debajo de esos ojos enojados— yo, no tengo excusa.  


Asahi suspiró y caminó hacia él, pero no se detuvo, sólo iba a la trastienda pero tenía que pasar a su lado.  


—Puedes irte si quieres, yo terminaré.  


Kisumi volvió a hacer un gesto doloroso y caminó tras él.  


—¡Asahi! ¡Lo siento!  


—¡Ya oí eso! ¡Muchas veces! Nunca es tu intensión, nunca te das cuenta, siempre prometes que te vas a controlar —hablaba mientras ordenaba las alacenas y el refrigerador— y siempre tengo que aguantarme y sonreír como si no pasara nada y no es justo Kisumi, tú fuiste el que me pidió salir en primer lugar y francamente no entiendo por qué.  


Hubo un momento de silencio.  


—Por que te quiero… —Kisumi se oía patético diciendo eso con voz lastimera después de esa reclamación y el trapo que se estrelló en su cara era prueba de ello.  


—Bonita forma de demostrarlo —Kisumi no podía sostenerle la mirada a los ojos de Asahi, brillantes por lágrimas de rabia.  


Sabía que Asahi tenía razón, durante secundaria fueron muy buenos amigos, aunque Asahi tendía a escandalizarse por lo popular que era entre las chicas, y cuando se mudó siguieron en contacto con suficiente confianza para que Asahi le confesara sus preferencias. Al reencontrarse en la universidad se volvieron todavía más cercanos y tras un tiempo Kisumi se encontró sintiendo algo que jamás había experimentado con una chica y decidió dar el paso, fue difícil convencer a Asahi de que estaba hablando en serio pero cuando lo logró resultó ser correspondido y empezaron a salir. Lo primero que Asahi pidió fue que dejara de coquetear y aunque Kisumi estaba más que dispuesto a cumplir estaba tan en su naturaleza que simplemente no podía controlarlo, cosa que había provocado ya muchas discusiones similares.  


Realmente Kisumi no sabía qué hacer para disculparse, siempre le juraba a Asahi que era el único al que quería y él estaba seguro de eso pero eso no quitaba el hecho de que traspasaba los límites y eso hería y enfadaba a Asahi en partes iguales.  


—Te daré una prueba de confianza.  


Con seriedad y firmeza abrió su camisa y se la quitó, le siguieron sus pantalones, cuando sólo quedó en calzoncillos se acercó a Asahi y se arrodilló ante él, abriéndole los pantalones para empezar a masturbarlo.  


Esa no era la prueba de confianza, sólo un método para ayudar a Asahi a relajarse.  


Cuando empezaron a tener sexo Asahi confesó que le atraían ciertas prácticas, y luego de ver un poco decidió que quería intentarlo, para Asahi eso le demostró lo comprometido que estaba Kisumi y de la confianza que podían tener, cuando los problemas empezaron Kisumi se ofreció a ser receptor de sus bajos instintos y después empezó a llamarlo «prueba de confianza», era lo único que evitaba que Asahi quisiera terminar.  


Una vez completamente erecto Asahi lo hizo separarse y lo empujó a una silla que había por ahí, tomó un cuchillo y se acercó. Empezó deslizando la hoja por los hombros de Kisumi, se inclinó sobre él guiando la afilada hoja hacia el pecho y empujándole uno de los pezones con la punta, sacándole un gemidito. En su momento, Kisumi se sorprendió a sí mismo disfrutando bastante de esto así que aunque era para apaciguar a Asahi realmente se emocionaba.  


El cuchillo bajó un poco más y Kisumi siseó por el ardor de un corte pequeño, Asahi se inclinó más para lamer la pequeña línea de sangre, nada que dejara marca permanente. Siguieron así por un buen rato, Kisumi incluso lamió el cuchillo, después Asahi lo hizo felarlo mientras le pasaba el cuchillo por la espalda y la nuca, presionando estratégicamente cuando quería que fuera más rápido. Sólo lo detuvo para retirar su miembro y rociarle el rostro de semen, Kisumi parecía muy satisfecho consigo mismo.  


Asahi se arrodilló frente a él y con el cuchillo le rasgó los calzoncillos, se quejó un poco, siempre le hacía lo mismo, pero ahora era él quien estaba duro y Asahi lo aliviaría del mismo modo en que él lo hizo. Aunque primero le pasó el cuchillo algunas veces por toda la longitud y en la unión de los testículos, haciéndole brincar repetidamente, después finalmente usó su boca hasta hacerlo terminar, negándose a retirarlo, quería tenerlo todo, incluso le mostró el semen en su boca y cómo se lo tragaba, oh, Kisumi amaba ver eso.  


Sabía que no todo estaría bien, pero al menos había logrado que su relación sobreviviera otro día, quien sabe, quizás patológicamente buscaba que Asahi lo castigara.

Notas finales:

Gracias por leer.


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