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Quiero evitar su compromiso (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Había una vez, un anciano que estaba orgulloso de sus tres hijos, hombres que eran buenos en todo. Un día, se dirigió a la montaña con todos ellos y encontró una cueva profunda en la que podían resguardarse de la lluvia. Cuando llegó, encontró que había una hermosa habitación con pequeñas cestas en la parte de atrás, y en cada una había tres huevos grandes. El anciano les dio a sus hijos un huevo para que cuidaran y los llevó a casa en cuanto el clima mejoró. Tres días después, los cascarones se rompieron y de allí nacieron tres bebés. Un niño con orejas en punta, un niño con alas de pájaro y un niño con ojos brillantes como rubíes. Los cachorros de un dragón. Diez meses después, los tres niños crecieron con gracia y los hombres de todo el país comenzaron a desearlos. Pero no importaba quién fuera el hombre que amara a los cachorros de dragón, ellos decían todo el tiempo que era imposible al no tratarse del destino. Ni siquiera la tribu más importante, noble y de alto rango del pueblo parecía ser digna para ellos.


Finalmente, el rey vino y preguntó por los cachorros de dragón. Sin embargo, los niños todavía se negaban a aceptar el cortejo. El rey, enojado, ordenó que los tres cachorros de dragón fueran presentados al castillo real de inmediato, pero el bondadoso anciano huyó con los tres cachorros y sus hijos. Por supuesto, el rey envío soldados para perseguirlos a los tres.


Los hijos del anciano sacaron sus espadas y los repelieron tres veces, pero a la cuarta vez le cortaron el brazo al hermano mayor. Entonces, un cachorro de dragón, con orejas de bestia, levantó la montaña con una fuerza sobrehumana y la arrojo contra ellos. Repelieron a los soldados recién enviados tres veces, y cuando su segundo hijo perdió una pierna, un cachorro de dragón con alas de pájaro llamó a una tormenta y voló a los soldados por el aire. Cuando el rey, enojado, condujo los soldados restantes a pelear con fuego, los hijos lucharon nuevamente tres veces y luego el hijo menor perdió un ojo. Entonces, un niño dragón, con la mirada brillando como un rubí, quemó todo utilizando su magia.


El anciano estableció un nuevo país en la tierra donde no quedaba nada y se convirtió en rey. Eventualmente, los tres cachorros de dragón, que habían llegado al momento de anidar, le ofrecieron a sus hijos su nuca y les dijeron que de esta manera iban a volverse destinados y finalmente, podrían contraer matrimonio. Los hijos del dragón dieron a luz cada uno a tres bebés, y el anciano dio la tierra real dividida en nueve a sus nueve nietos.


Este fue el comienzo de las aún prósperas naciones del reino, de la primera a la novena.


Este continente está dividido en tres partes, vertical y horizontalmente, como si hubiesen sido cortados en pedazos por un cuchillo de cocina. El último país, contando desde la parte superior izquierda, era el Reino de los Nueve, que se encontraba en la parte oriental del noveno país frente al mar. La capital real del "Reino de los Nueve" se elevaba a orillas de un gran lago y era entonces conocido como la "Ciudad del Agua."


El castillo, reflejado en la superficie del lago, era hermoso y completamente brillante. Las vías fluviales corrían como una red a través de la capital real y los peces pululaban en el agua clara mientras que los ancianos colgaban redes de pescar por las ventanas de las casas. De niños, todos en la capital real recordaban haber estado saltado a un canal como una prueba de valentía, y el mercado matutino, donde los clientes y vendedores se reunían en pequeñas embarcaciones, eran casi una reliquia de esta hermosa ciudad. Había un puente de piedra en el punto principal del pueblo así que, aunque no había inconvenientes en el transporte público, la gente prefería utilizar botes pequeños para moverse. Además, decían que si ibas derecho por el canal, llegabas entonces a un gran lago cubierto de muchísima vegetación. Y un corto paseo por la orilla del lago revelaba una mansión rodeada de jardines bien cuidados en un bosque profundo. Al final de este bosque, había una fuente circular que estaba conectada al lago por un canal que permitía el paso de pequeñas embarcaciones y más a la orilla, un edificio antiguo construido de puros ladrillos. Y si cruzabas el puente, desde el camino que conducía al edificio principal, y abrías la puerta de esa casa, entonces veías una pared llena de estanterías en las que los libros estaban ordenados caóticamente. Había pizarrones, con algo escrito en tiza blanca, y círculos mágicos que se esparcían sobre un pergamino en un escritorio de roble.


Noah era el maestro de este taller, un hombre que dormía con una manta vieja en una silla larga y desgastada ubicada en una esquina. Parecía un día bastante cómodo como para poder dormir desde la mañana y sin embargo, también se sintió como si la felicidad tan acostumbrada de Noah estuviera a punto de terminar. Una voz se acercó desde el edificio de enfrente:


"¡Su Majestad! ¡Su Majestad, por favor espere! Estará en problemas si entra sin presentarse. Especialmente en este taller tan desordenado".


"Es algo importante, fuera de mi camino".


"Lo prepararé pronto así que, por favor espere en el palacio".


"Me niego. Si lo hago, ese tipo se irá". 


Entonces, la puerta se abrió de par en par y el sol brilló con fuerza en el taller que solo tenía un pequeño foquito.


"Estás aquí. Al parecer, Dios está de mi lado".


Noah se encogió como un pequeño ratoncito. En primer lugar, intentó escapar hacia adentro de la manta, pero el hombre lo apartó tan rápido que hasta tembló de frío. No pudo evitar mirar a través del cabello largo que le cubría el rostro, bostezó, y luego parpadeó de nuevo. Frente a la tumbona, estaba su hermano mayor. Un hombre que tenía el cabello del mismo color negro que Noah y los ojos iguales. Estaba vestido con una fina capa y portaba una espada en la cintura. Se llamaba Kuma.


"No me importa estar con mi hermano, pero ¿Por qué estás siempre en un lugar tan horrible cuando puedes irte al palacio conmigo? Das pena."


"¿Qué pasa? ¿Un idiota rompió el sistema de drenaje del Canal de Santaru otra vez?"


Noah buscó en la mesa, una y otra vez hasta que finalmente tiró los papeles contra el suelo. Y después de encontrar y ponerse sus anteojos, con dos cristales circulares y gruesos, finalmente notó a un niño pequeñito, con un gatito negro colocado en su hombro y acomodado un paso detrás de la entrada y detrás de su hermano. Era muy lindo ¿Tenía como unos dos años? Su cabello, con un color que solo podía describirse como "perla", dibujaba una curva audaz y preciosa. La nariz, que se asentaba perfectamente en el centro de su carita, era un poco baja pero adorable. Como era un niño pequeño, pareció natural que su piel estuviera tersa y las mejillas se le notaran muy suaves.


"¿Noah?"


Cuando su hermano le habló, Noah sacudió un poco los hombros como para despertar.


"Hermano ¿Quién es este niño?"


"¿Qué piensas?"


"Hmm, ¿Es el hijo secreto de mi hermano?" 


"Deja de bromear. Yo le soy fiel a mi esposa".


"¿Y qué?"


"Ya que no puedo evitarlo, te lo diré". 


Tenía un mal presentimiento de esto. 


"Alégrate, Noah. Para mi hermano menor, yo, el rey del Reino de los Nueve, me he ocupado de conseguirte pareja. Llámalo Luang". 


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