Detrás de cámaras.
La grabación de las escenas finalmente terminó y Mihael fue el primero en gritar de emoción, estirando los brazos hacia arriba con alegría y sonriendo ampliamente.
—¡Nate! —corrió hacia su pequeño novio, lanzándose sobre él y envolviendo sus brazos alrededor del cuello del chico de esponjoso cabello blanco.
—¡Ah, Mihael! —Nate se sorprendió, intentando no caerse ante el peso repentino del rubio.
—Finalmente acabé, ¡vayamos a comer! —exclamó emocionado, dándole un rápido beso en sus cálidos y suaves labios.
Nate se sonrojó profundamente y miró alrededor con discreción para ver que no hubiera nadie con ellos. No le gustaban las demostraciones públicas de afecto. Prefería besar a su novio cuando estuvieran a solas.
—Me parece bien —esbozó una pequeña sonrisa, acariciando dulcemente la mejilla de su novio—, pero yo invito —dijo Nate más tranquilo al ver que solo habían dos personas con ellos, que se encontraban muy ocupados con su trabajo.
—Uh, bien, amo la comida gratis, me sabe más rica —dijo Mihael feliz, soltando a Nate luego de darle un beso más en los labios y empezando a caminar hacia la salida del lugar seguido de cerca por su novio.
Nate sonrió nervioso, pensando que su cartera iba a pesar menos por todo lo que le iba a pedir su pareja. Aún no sabía cómo hacía Mihael para comer toneladas de comida y seguir conservando su perfecta figura delgada.
—Aaah —Mihael cerró los ojos, viéndose algo agotado—, al llegar a casa tengo que memorizar los diálogos de la parte final, aún no los tengo por completo…
—Puedo ayudarte —se ofreció enseguida Nate—. No tengo ningún problema.
Mihael miró insinuante al pequeño de ojos grises.
—Suena bien, pero la última vez que quisiste ayudarme… terminamos teniendo sexo una y otra vez en la sala, hasta no poder más… —una sonrisa perversa adornó sus labios cuando en cuestión de segundos el rostro de Nate tomó el color de una remolacha—. Creo que podré solo… Aunque ciertamente los diálogos de Mello son muy… intensos…
—Pues sí, pero al menos tus diálogos son más entretenidos que los míos —dijo Nate suspirando.
—"Near, no soy una pieza más de tu rompecabezas" —dice con un toque divertido, mirando de reojo a su novio.
Nate puso expresión acongojada.
—Me rompiste el corazón en esa parte —dice dolido, frunciendo los labios, que Mihael le hubiera apuntado con un arma y que encima le hablara con tanta hostilidad, le hizo sentir muy mal y por poco se echa a llorar.
Mihael se rió suavemente, agarrando la pequeña y delicada mano de su novio, entrelazando sus dedos.
Nate sonrió por eso, disfrutando de la sensación cálida que le otorgaba la mano de Mihael contra la suya. Le gustaba mucho.
—Joder, no sé si Mello es un tipo increíble o solo un personaje bastante agresivo con serios problemas de ira —Mihael se soba la barbilla pensativo.
Nate simplemente se encogió de hombros, jugando con un mechón de su cabello.
—No lo sé… pero a mí me gusta mucho como lo haces… —dice con un pequeño sonrojo apareciendo en sus mejillas.
Mihael lo mira con una sonrisa socarrona y aprieta amorosamente su mano.
—Todavía recuerdo como tuvimos que hacer una escena veinte veces porque no dejabas de sonrojarte —dice divertido, haciendo que el rostro de Nate se pusiera muy rojo.
—Fue inevitable… —susurra soñador, recordando lo atractivo y sexy que se veía Mihael actuando de esa forma tan impetuosa, violenta y ardiente.
El rubio lo mira y se echa a reír por la expresión embobada de su novio, seguramente metido en sus fantasías pervertidas de él vestido en cuero y con un látigo en la mano.
—Ah, Nate~ —se acercó mucho al pequeño—, si quieres luego te amarro a la cama y te hago mío de una forma bastante agresiva y salvaje —le susurra en el oído con una sonrisa arrogante, haciendo estremecer al más joven y que se le quede viendo mientras sus mejillas se tornaban rojizas.
La sonrisa de Mihael se extendió cuando vio como Nate se mordía los labios suavemente y luego asentía con la cabeza, completamente sonrojado pero con sus ojos brillando de emoción.
—Entonces creo que al final si necesito ayuda con mis diálogos —dijo guiñandole un ojo, haciendo sonreír al más pequeño.
La mirada de Mihael bajó hasta toparse con los labios curveados de Nate, tan rojos y apetecibles, teniendo fuertes deseos de arrastrarlo hacia su auto y hacerle el amor ahí mismo, pero iba a reprimir lo que sentía lo mejor que podía y esperaría hasta llegar a casa, en dónde besaría a Nate hasta saciarse de sus deliciosos labios y luego lo haría suyo hasta el amanecer, disfrutando de su exquisito cuerpo y de sus dulces gemidos que tanto le gustaban.
Mihael y Nate continuaron caminando tomados de la mano, divisando a lo lejos a sus amigos. Dos estaban sentados en una pequeña mesa y los otros dos se encontraban parados a un lado.
—¿Qué hacen? —preguntó Mihael cuando llegó hacia ellos junto a Nate.
—Estamos jugando un juego en el cual pierde el primero en sonrojarse cuando el otro le diga que le gusta —explicó Mail con una sonrisa socarrona, teniendo abrazada a Misa por la cintura.
—Ahora es el turno de L y Light —dijo Misa, mirándolos con una sonrisa en sus labios—. Entre Mail y yo… Mail se sonrojó en el momento que se lo dije —dice divertida.
—Heh, ¿qué esperabas, Misa? Mail está que besa el piso por donde caminas —Mihael se burló del chico, haciendo que el rostro de Mail volviera a ponerse rojo.
—Es que Misa es muy linda… —dijo con pesar—, ¡y yo la amo mucho! —la apretó más fuerte entre sus brazos, besando su mejilla.
Misa se rió suavemente y luego los tres prestaron atención a los chicos sentados en la mesa, menos Mail, él estaba ocupado besándola.
Light hacía gestos galantes y ponía sonrisa coqueta, mirando fijamente a L.
—Me gustas, L —ninguna reacción por parte del azabache—. Realmente, realmente me gustas —nada—. Te adoro más que a mi vida… —L sacó un chupetín de su bolsillo y le quitó la envoltura para metérselo en la boca. A Light le apareció un tic nervioso en la ceja—. ¡Me gustas con un demonio! —gritó ya molesto, listo para golpear la mesa.
Con toda la tranquilidad del mundo, L agarró las manos de Light entre las suyas y lo miró intensamente con sus enormes ojos oscuros.
—Te amo, Light —susurró con mucho sentimiento, y con algo de dificultad por el chupetín, batiendo sus pestañas largas.
Light bajó la mirada y se cubrió el rostro con una mano, completamente sonrojado pero intentando que no lo vean.
—Gane —dijo L con una sonrisa traviesa y triunfante.
—¡No es justo! —se quejó el castaño, muy sonrojado, golpeando las palmas de sus manos contra la mesa.
—Jamás podrás superarme. Acepta tu derrota y de paso confiesa que eres Kira.
—¡Que soy Light! ¡Light! ¡Deja de decirme Kira que no estamos grabando! —gritó molesto y con el rostro todavía rojo.
Mihael, Nate, Misa y Mail se tapan la boca para no soltar la carcajada y Light los fulmina con la mirada.
—Si, Light, confiesa que eres Kira y que por la noche te haces llamar Lola y bailas lap-dance en clubs y salas eróticas —Mihael le sonríe de forma burlona, haciendo que los demás ya no pudieran aguantar la carcajada y se pusieran a reír de lo lindo.
—Muérete —Light le alza el dedo medio y eso solo hace que Mihael amplíe más su sonrisa burlona.
—Bueno ya, quítate, nos toca —dijo Mihael, empujando a Light para tomar asiento en la silla.
Nate dió un pequeño saltito en su lugar y miró nervioso a su pareja.
—¿Enserio? —preguntó sonrojado, jugando nerviosamente con un mechón de su cabello blanco.
—¡Sii! —dijo emocionado, sonriendo de forma radiante y haciéndole un gesto para que tome asiento.
Un rubor intenso tiñó las mejillas del más bajito, pero tomó asiento en el lugar donde anteriormente estaba L, quien ya se había parado e iba al lado de Light.
Sus ojos chocaron cuando Nate alzó la mirada, azules contra grises, produciéndole un intenso escalofrío a Nate y que se sonrojara aún más.
—¿Empiezas tú? —preguntó Mihael sin dejar de mirarlo con ternura y a la vez de forma intensa, sonriendo amable para su pareja.
Nate tragó saliva, nervioso y apenado, sintiendo su corazón palpitar de forma frenética.
—B-bueno —Nate tomó una bocanada de aire, intentando relajarse—. Me-... me- gus… —cerró fuertemente los ojos, en un intento de controlar sus emociones, con sus mejillas completamente rojas—. No, espera… ¡No estaba listo! —Nate colocó las manos en sus mejillas, intentando pensar en cosas desagradables para eliminar su sonrojo. Respiró hondo y volvió a intentarlo, mirando a Mihael—. Me gus-gustas…! —Nate sintió como sus pómulos ardían de nueva cuenta al ver lo hermoso que era Mihael, con sus penetrantes ojos azules mirándolo tan atentamente y con sus labios suaves formando una sonrisa traviesa y seductora. Unos labios rosados que se moría por besar— ¡Uwaaah! —Nate se levantó de su lugar haciendo mucho ruido y luego se fue corriendo torpemente—. ¡No puedo! ¡No puedo hacerlo! ¡Decir esas cosas es muy vergonzoso! ¡Perdí! —gritaba mientras huía.
—Supongo que también perdí —susurra Mihael con sus mejillas ligeramente sonrojadas, mirando hacia donde se fue corriendo su adorable novio, con una sonrisa divertida y sintiendo su corazón palpitar.
Vio a Nate caer y luego se rió suavemente, levantándose para ir en su ayuda.
The end.