Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Recogí un gatito... por Darkneko

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

bien... mi mente loca comenzo a trabajar de nuevo, esta vez... traigo para todas las admiradoras y admiradores de EdxHeid una pequeña historia que es relatada desde el punto de vista de Heid, quien espera con todas sus fuerzas llegar a ser la persona que pueda alegrar y sacar a flote los sentimientos, ahora no expresados del pequeño rubio a quien a apodado como gatito, aunque Ed ni siquiera se entere... espero les agrade, si no es así, solo haganmelo saber ^u^...

Fullmetal alchemist no me pertenece, todos los derechos de autor son por parte de Hiromu Arakawa a quien merezco mi admiración por crear a estos bellos personajes... ^u^

este fic esta basado en un doushinji que lamentablemente no me se el nombre -_-¡ pero si el numero (aunque no se si sean iguales en todos lados ^-^) como sea... es el numero 21 ^-^ espero les agrade el como lo acomode... ^u^

Notas del capitulo: Esto sucedio después de que el padre de Ed por alguna extraña razón desapareciera sin dejar rastro alguno, dejando a Ed sin ninguna forma de sustento, ya que no sabe hacer nada más que alquimia cosa que en Inglaterra no puede hacer, al buscar a cierta persona llego a Alemania donde es encontrado solo en un porque por Al, Ed al verlo como no había comido en días cae inconciente... espero les agrade...

     Recogí un gatito… Es callado y muy pequeño, pero no le agrada la leche.  Él no se aleja… siempre dejó la puerta abierta, por si quiere marcharse, cuando regreso de mis deberes allí sigue.  Sentado en el marco de la ventana, observando la calle, como buscando algo, como si quisiera algo en particular. 

     Lo encontré un día de tormenta, apenas había salido de la fábrica donde trabajo haciendo lo que me llevará a la fama y hara reconocido mi nombre antes de que lo inevitable suceda. 

     Me apresuraba por la plaza intentando en vano no estar más mojado de lo que ya me encontraba y ahí estaba, sentado en la fuente, parecía no percatarse de que llovía a cantaros o el hecho de que se encontraba empapado de pies a cabeza, eso a él no le importaba, esa imagen que percibí de él me transmitió un sentimiento que ahora me mantiene confundido. 

     No miraba a ninguna parte, centrando sus pensamientos a algún punto del pavimento cerca de él, aquellos mechones de cabello mojado jugaban con el agua de la lluvia y descendían graciosamente por sus hombres, algunas hebras rebeldes cubrían sus ojos, impidiendo con esto ver el semblante que proporcionaba, seguramente se sentía triste, solo, perdido. 

     El deseo de poder tenerle entre los brazos y quitarle el sufrimiento que le embargaba no se hicieron esperar, lo sentía tan indefenso que no pude controlarme, me acerque con cuidado, tratando de que no huyera por mi cercanía. 

     Sin saber como o por qué ya me encontraba abrazando al minino intentando con mi calor infundirle confianza, tratando de que no me rasguñara o intentará huir, su reacción me sorprendió, dejando un vuelco en mi corazón. 

     Sus pequeñas manitas me rodearon casi por instinto, mostrándome que como yo lo sospechaba, necesitaba de alguien que cuidara de él y que le quisiera, parecía haber tenido un pasado doloroso, pero nunca he sido muy indagador de la vida de otros, mucho menos cuando no los conozco, pero por alguna razón, al tener su pequeño cuerpo entre mis brazos, con ese pequeño temblor del cual era preso, quizás por el frío, quizás por miedo, sea cual sea la razón, lo único que tenía en mente era protegerlo y evitar a toda costa que algo malo le volviese a ocurrir, eso jamás me lo permitiría. 

     - ¿Te encuentras bien?... – me anime a preguntar separando con cuidado el amarre del cual era preso por sus pequeñas extremidades, alzando un poco el rostro para versus expresiones. 

     Me quede impactado, jamás hubiera pensado que en este amplio mundo un ser tan perfecto existiera, esos hermosos ojos, ahora inundados por las lágrimas que se ocultaban bajo la lluvia, mostraban un hermoso color ambarino, tan puro, tan lindo, aunque carente de brillo, su piel blanca junto con sus facciones infantiles le daban un aspecto angelical, los mechones rubios como el oro hacían que dudase de todo lo que sabía como real. 

     - A… Al… - fue un leve susurro que salio de tus labios, encontrándome con la más melodiosa música que jamás había escuchado, en ese momento te desplomaste cayendo rendido por tanto llorar, por la soledad y por la impresión que tuviste al verme, aunque aun no lo comprendo. 

     Sin pensarlo dos veces te lleve a mi casa, no tengo el corazón de piedra al hacerme el desentendido y dejarte bajo la lluvia y sobre todo inconciente, siendo tan perfecto podría pasarte algo.

     Ya en mi casa, te despoje de la ropa húmeda y pude darme cuenta de que uno de tus brazos al igual que una de tus piernas eran unos implantes muy bien disfrazados, supongo que los perdiste en la guerra, parece que ya te has acostumbrado a ellos, tu rostro apacible, tus labios entreabiertos incitando a ser besados, aquellos cabellos dorados recorriendo tanto tus hombros como parte de tu rostro, es una obra de arte viviente la que se encuentra dentro de mi casa, pensé para mi, la falta de algunos de sus miembros no hacía la malicia de quitarte lo hermoso, te mude de ropa, colocando uno de mis pijamas negros que ya no uso y te recosté en la cama junto a la mía. 

     Seguro de que cuando te despertarás tendrías hambre, me colé a escaleras abajo internándome en la cocina, cuando llegué me percate de algo de suma importancia, como no te conozco, no se cuales son tus gustos con la comida, supongo que lo que sea te vendrá bien, después de todo, no pareces haber comido desde hace mucho, eso también es un problema ya que podría hacerte daño llenarte después de una larga temporada de no comer. 

     Después de pensarlo un momento decidí subir a la habitación donde te deje descansar un vaso con leche y algo de pan al lado unas galletas de chocolate por si no te agrada el pan o te quedas con hambre. 

     Al llegar a la habitación ya te encontrabas despierto, sentado sin expresión en tu rostro, tal vez asimilando lo que ocurrió, tal vez perdido en aquellos recuerdos que no conozco, no importa me acerqué con cuidado y coloque la bandeja con los alimentos en la mesita cerca de la cama. 

     Me miraste desconcertado, no sabiendo que hacer o que decir al tenerme frente a ti, puedo ver en tus ojos inexpresivos gran soledad y un deje de brillo, al parecer ese brillo siempre estuvo presente, solo que en algún momento se desvaneció dejándote en la oscuridad y la mas desolada tristeza, por algo que pronto averiguaré. 

     Me senté cerca de ti, para poder ver si aún te veías cansado, o si tenías fiebre por haber estado mojado gran parte del día, lentamente moví unos mechones de tu revoltoso cabello, me percate que era más sedoso de lo que a simple vista se ve, al tocarte cerraste los ojos, una pizca de sonrisa se asomo por tus labios, ladeando un poco la cabeza, me parece que recordaste algo alegre, me da gusto ser yo quien sacara esa sonrisa aunque por el momento no signifique nada. 

     - Por lo visto no te enfermaste por traer las ropas mojadas… me alegro ^-^ - mencionó al despegar mi mano del toque en el que te tengo hipnotizado, abriendo de manera automática aquellas orbes doradas que me cautivaron tanto y sin saber por qué. 

     - Gracias por cuidarme… ¿cuál es tu nombre? – me preguntas con una sonrisa un poco más visible, intentando calmarme o a ti mismo, eso nunca lo sabré. 

     - Oh… disculpa, no me he presentado… mi nombre es Alphonse Heidrich… te encuentras en mi casa porque caíste inconciente… ^-^ - repuse mientras tus orbes impedían que algunas lágrimas emanarán de tus ojos. 

     - Alphonse… - repitió tan quedo que apenas pude escucharlo. 

     - Si… Alphonse… y ¿Cuál es tu nombre? – pregunte mientras acercaba las cosas para que comieras un poco. 

     - Ed… Edward Elric… - respondió mirando hacia la ventana como si ese nombre no fuera con el que quisiera ser nombrado o le trajera gran melancolía recordarlo. 

     - Muy bien Ed… tienes que comer un poco o te enfermarás… ^-^ - coloqué la bandeja sobre sus piernas, ya que se encontraba sentado, pero en lugar de comenzar a comer como pensé que lo haría solo observó con detenimiento un lugar especifico de la bandeja, el vaso con leche. 

     - ¿Pasa algo? ¿No tienes hambre? ¿No te gusta? Puedo traer otra cosa, solo tienes que decirme que es lo que quieres comer y lo prepararé sin demora… - me preocupa, me preocupa que no quieras comer, que no te agrade mi compañía, me preocupa mucho y no se ni siquiera porque si no te conozco, pero es como si mi cuerpo me pidiera no dejarte ir, algo que va contra mi mente, y empezare una pelea entre mi mismo. 

     - No… no es necesario… es solo… - pareces dudoso al decirme que sucede, cualquier cosa que pueda remediar te aseguro que lo haré, solo quiero verte sonreír con sinceridad. 

     - ¿Es solo?… - te incito a proseguir, no quiero que te sientas cohibido, no conmigo. 

     - Es solo… que no me agrada la leche… - contestó un poco cohibido ante mi reacción. 

     Tu sorpresa fue grande al ver que no me moleste o te grite, simplemente comencé a reír, es que simplemente no podrías ser más adorable.  

     - Con razón estas tan chiquito… - mencione sin malicia a lo que me respondiste frunciendo el seño y después de unos instantes cambiar tu rostro por uno que representaba mucha melancolía, al parecer te hice recordar algo que no te agrada mucho. 

     - ¿Estás bien?... – pregunte alarmado al notar tu semblante. 

     - Hai… no es nada… - respondes intentando mostrar una sonrisa sincera, que no me convence, pero no puedo exigirte mas. 

     - Entonces, como solo el pan… ¿te apetece un poco de café para acompañarlo? – pregunte levantándome mientras camino a la puerta esperando tu respuesta con el vaso de leche en la mano. 

     - Sin leche, por favor… - contestas tímido, eres demasiado lindo y no lo sabes… pero… porque siento mi pecho de estas sensaciones, se que es un hombre y que esto no esta bien visto, pero… no puedo alejar mucho tiempo mi vista de esos hermosos ojos. 

     Mientras preparo el café no me di cuenta cuando o como, pero al voltearme ya te encontrabas ahí sentado en el desayunador, mirándome con aquellos ojos que me confunden tanto y sin embargo, me agrada mirarlos. 

     - Debiste quedarte en cama… aun no te ves muy bien que digamos… - respondí con una sonrisa un tanto preocupada por su salud, si bien me alegraba que estuviera en movimiento nuevamente, me preocupaba el hecho de que no había descansado demasiado. 

     - Ya estoy bien… gracias… - menciono apenado. - No me gusta estar sentado sin hacer nada… ¿puedo ayudar? – pidió suplicante. 

     - No es necesario… ya termine… pero podemos hacernos compañía ¿te parece? ^-^ – ante mi proposición asintió con la cabeza a manera de afirmación. 

     Comimos amenamente mientras le invitaba a quedarse una temporada conmigo, yo vivo solo por esa razón su compañía no me hacía mal, lo veía como a un hermano pequeño, además de que esa indiferencia y esa inquietante quietud y paz que siempre me mostraba no me concordaban con su figura, quería verlo con expresiones en su rostro y no me cansaría hasta que ese día llegará. 

     Le comente cosas sin relevancia de mi vida, que vivía solo, que trabajaba en una fábrica donde se hacían cohetes para llegar a lugares lejanos, para explorar el basto cielo en busca de algunos vestigios de peligro por parte de las naciones enemigos o simplemente para diversión de algunas personas que se sentían felices al ver la gran gama de colores de aquellas tácticas que se habían enseñado de la tierra del oriente, quise indagar sobre su vida pero solo recibí una sonrisa de melancolía, entre ella respondiste sin preguntarte que me parecía a alguien que apreciabas a tu hermano pequeño, solo en los ojos éramos diferentes y en el hecho de mi edad, ya que soy mas grande hablando de edad que tu. 

     Esa noche paso sin más, aceptaste quedarte conmigo ya que te encuentras solo en este mundo y al parecer te sientes bien en mi compañía, te quedarás en el mismo cuarto que yo, ya que no dispongo de más habitaciones por el momento, no te parece mal la idea, me confiesas que siempre has estado en habitaciones compartidas y que eso para ti es una noticia que alegra, aunque no pareces mostrarlo. 

     Llevas una semana conviviendo conmigo y ya van dos veces que te llevo al médico, al parecer debo preocuparme mas por tu salud que por la mía,  si bien no de sorprenderse que sepas que estoy enfermo y que mi muerte es inevitable, es por esa razón que quiero que mi nombre sobresalte antes de que aquello pase, pero no quiero que tu también llegues a ese fin… más porque aun eres muy pequeño y no me refiero solo a tu estatura. 

     El doctor a mencionado que tu cuerpo se encuentra débil, no solo por los implantes que te causan tantos problemas, sino por el hecho de que hay algo que te perturba y no quieres contármelo, eso duele, pero respeto tu decisión, sin embargo, no quiero ver como te vas consumiendo poco a poco, eso me parte el alma y el corazón; por ordenes explicitas del médico necesitas tomar leche para fortalecer tus huesos pero eres tan obstinado que solo por ser aquella bebida la que tanto detestas pones en riesgo tu salud, me seguiré esforzando, no quiero que algo te pase. 

     - Que terco eres con esto… - me recriminas mientras sirvo un vaso con leche en la cena. 

     - Tú solo bébelo… necesitas la leche para sentirte mejor… ^-^ - trato de convencerte, pero no me dejas. 

     - Ni hablar… odio la leche… - contestas mientras de nueva cuenta te sirves un poco de café. 

     Eres tan pequeño… te encuentras aquí conmigo… en este lugar, dando un aspecto calido a mi fría casa… pero permaneces… sin querer salir a la calle… como si temieras que algo del pasado regresara o que esto se tratara de un sueño del cual despertarías con tan solo poner un pie fuera de ella… Edward si esto fuera un sueño… no sería tuyo… y eso es lo que mas me preocupa. 

     - ¿Qué te parece si hacemos un trato por que tomes un poco de leche? ^-^ - te ofrezco. 

      - Vamos… no soy idiota… - me respondes sin siquiera abrir los ojos a verme.  

      - Por amor a Dios… solo bebe… no quiero que… - murmuro, pero solo encuentro la paz que te rodea, sintiéndome una vez más derrotado, intentando en vamos saber que te pasa. 

     El médico me ha dicho que tu problema con la alimentación se debe a algo de tu pasado, que quieres reprimir o revivir, pero no me cuentas nada, porque… no te puedo obligar a nada, solo esperar a que me tengas la suficiente confianza para ello.  Tu silencio me perturba, desde que estas conmigo rara son las palabras que me dedicas sin que yo inicie la conversación… es… es como… si quisieses ser invisible… pero no lo eres no para mi… 

     Me di por vencido de mi intento vano de hacerte tomar leche como receto el doctor, al gatito que encontré no le gusta aunque eso ponga en riesgo su vida, es tan pequeño he indefenso, que me dolería tanto perderlo, me mostró una parte de mi que quiere protegerlo, amarlo aunque eso no este bien visto, no creo poder aguantar mas mis sentimientos, solo me queda esperar a que él me acepte y no huya. 

     Tengo tanto miedo a perderlo… 

     Esa noche intentamos dormir lo más que podíamos, al día siguiente tendría que ir a la fábrica, momentos en los que dejaría al minino solo en casa, esperando que no se marchara. 

Notas finales: espero les haya gustado el primer capitulo... recordemos que Heid comparte parte de su escencia con Al... precisamente es por esa razón que se comporta de esta manera y por eso es que habla igual ^u^... gracias por leer... matta ne...  ^-^

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).