Era la primera vez que el pelirrosa veía tan alterado al rubio escritor. Yuki se encontraba frente al televisor viendo un partido de fútbol, el volumen estaba a tope y en la pantalla había unos cuantos jóvenes corriendo de un lado para otro, unos con camiseta de color blanco y los otros roja. El de ojos dorados gritaba y se sobresaltaba como no lo hacía nunca.
—Yuki, ¿tan importante es este partido?—le preguntó Shuichi acercándose a él.
—Por supuesto que lo es, estamos jugando la final de la Eurocopa contra Alemania, hacía 44 años que no ganamos una final, esto podría ser algo histórico. Tenemos que ganar ¡Vamos, pásasela que está solo!
Shuichi se sobresaltó con aquel repentino grito y decidió dejarle tranquilo e ir a preparar la cena.
—Jeje, es realmente divertido ver a Yuki tan animado—decía el de ojos violetas preparando los cacharros para cocinar—aunque si pierden no me imagino como se pondrá. Bueno, según dice España no ha ganado en muchos años asíque lo más probable es que pierda ¿Qué hago entonces? ¡Ya sé! Le prepararé su comida favorita así no estará tan triste ^^
— ¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOL!
Un fuerte grito se escuchó en el salón. El pelirrosa fue a ver y encontró al rubio sobresaltado gritando de alegría.
— ¿Hemos marcado?—le preguntó acercándose un poco.
El rubio se acercó a él, le cogió por la cintura y le dio un intenso beso dejando sin aliento al pelirrosa. Shuichi cogió aire y regresó a la cocina dejando al rubio de nuevo sumergido en el partido. Shuichi puso la comida en la mesa durante el descanso y el de ojos dorados comió sin decir una sola palabra y se puso a ver el partido sin tan siquiera mirar al pelirrosa.
—Me ha ignorado completamente, prefiere ver el partido a estar conmigo—estaba algo cabizbajo sintiendo envidia de los jugadores—Jeje, ya sé qué hacer.
—¡¡¡SÍ!!! ¡GANAMOS! ¡GANAMOS! ¡¡SOMOS LOS CAMPEONES DE LA EUROCOPA!! ¡¡AL FIN!! ¡¡¡QUE SE JODA ALEMANIA!!! ¡¡NOSOTROS SOMOS LOS MEJORES!! ¡¡¡¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!!!!
El partido acabó 1-0 a favor de España y Yuki comenzó a gritar eufórico.
— ¿Quieres que lo celebremos?—le preguntó Shuichi desde la puerta.
El rubio lo miró y se quedó paralizado. El pelirrosa tenía su bandera de España atada a la cintura y ninguna otra ropa encima. El escritor se acercó al pequeño y cogiéndolo en brazos lo llevó hasta la cama.
— ¿Sabes que así estás demasiado sexy?—le dijo el rubio lamiendo su cuello.
—Ah! Yuki, dame todo lo que derrochabas antes—le dijo comenzando a calentarse el pelirrosa.
Yuki besó, lamió y mordió aquel fino y suave cuello y siguió bajando por su pecho. Se entretuvo con las rosadas tetillas endureciendo los pezones. Se deleitaba con los dulces gemidos que emitía el pelirrosa, no era para menos con aquella linda voz de cantante que tenía. Acarició su fina cintura y sus caderas siguiendo su camino hacia el sur. Shuichi se estremecía con aquellas caricias que eran más intensas de lo normal. Podía percibir la gran excitación del mayor que se estaba entregando por completo a su tarea. Yuki acarició el miembro del de ojos violetas para después metérselo por completo en la boca y saborearlo con gula.
—Ah! ¡Yuki más!—gemía el pequeño retorciéndose.
Yuki metió tres de sus dedos en la boca del pelirrosa para que los lamiera y humedeciera.
—Yu-Yuki, me vengo... no puedo más...
—Aun no—agarró el miembro erecto de Shuichi para que no pudiera correrse e introdujo uno de los dedos humedecidos por la saliva del pequeño en su entrada y comenzó a moverlo hábilmente.
—Ah! Yuki otro, me-mete otro... quiero más.
El rubio no le hizo rogar más y le metió otro dedo y seguido el tercero sin demasiada delicadeza. Los gemidos de placer del pequeño aumentaban, se estremecía y estaba llegando al límite.
— ¡Deja que me venga! ¡Yuki! no puedo más...
El rubio no le hizo caso, sacó los dedos del interior del pequeño y en su lugar puso su duro miembro.
—Ah Shuichi, eres tan estrecho como siempre—disfrutaba sintiendo como el interior del pelirrosa lo aplastaba y lo succionaba.
—AH! ¡Yuki, duro, más duro!.
El de ojos dorados comenzó a envestir con fuerza, salvajemente al pequeño que se retorcía y gritaba por la maravillosa mezcla de dolor y placer. Era fantástico sentir el falo de aquel hombre en su interior, con aquella pasión que tenía esa noche. Llegó a ese punto que lo volvía loco y cuando Yuki vio que el pequeño llegaba a su clímax lo dejó irse pero sin cesar las envestidas.
—Mi Shuichi, aun no he acabado, la noche es muy larga—le susurró al oído llevando los dedos manchados de semen a la boca del menor haciéndole probar su propia semilla, el de ojos violetas lo saboreó como hacía con todo lo que su amante le daba.
—Sí, Yuki más, dame más—suplicó el pelirrosa acariciando los dorados cabellos de su amante.
El mayor le dio más fuerte y más rápido hasta que se corrió en su interior.
—Por haberte venido antes que yo tendrás que compensarme—le dijo lamiendo las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas.
—Sí... Yuki haré lo que desees—se puso de rodillas sintiendo la semilla del rubio cayendo por entre sus muslos.
Se puso de rodillas sobre las piernas del rubio y comenzó a besar el aun erecto miembro. Lo lamió desde la base a la punta y se lo metió por completo en la boca comenzando con el sube y baja.
—Je, pareces una mujer cuando haces esto—dijo el rubio enredando los dedos en sus cabellos.
Shuichi lo miraba con deseo, disfrutando de aquel sabor. Le excitaba tan solo tener aquel miembro en su boca. El de ojos violetas estaba duro de nuevo. Yuki lo tumbó de nuevo bocabajo levantando su trasero penetrándolo duramente. Cogió la bandera que se había desatado y rodeó con ella la cintura del pequeño.
—Te sienta muy bien—le dijo besando y mordiendo suavemente su espalda.
—Ah! ¡Yuki, más!—la pasión que tenía el rubio aquella noche y la perversidad que la acompañaba era algo delicioso que lo estaba volviendo loco.
El de ojos dorados lo sentó sobre si, haciéndole sentir por completo su envergadura.
— ¡Yuki! ¡Te amo Yuki!—decía entre gemidos el rubio sintiéndose mareado de tanto placer.
—Yo también mi pequeño.
La noche siguió apasionada. Shuichi despertó en brazos de su amante aun dormido, envuelto en la bandera española y con cara de satisfacción. Se quedó un rato más junto al rubio disfrutando de su calor.