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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Notas del capitulo:

¡Hola amigos amantes de lemmon!... ¡qué alegría volver a estar con ustedes! Ya estoy de nuevo aquí con una historia nueva que en verdad espero sea de su agrado y si no, pues... ya ni modo...XD...eso sí, no digo de cuanto capis será porque luego se ríen de mi ¬¬... en fin, los pondré al tanto de cómo será mi fic, ok?
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Primero, esto acontece algunos años después del colegio, cuando Harry ya tiene veintiuno, la batalla de Hogwarts si paso tal cual dice el libro, y para que no les pase lo que a mí de tener que releer algunas barrabasadas de la Rowling, les hare un brevísimo resumen (aunque claro, si quieren darse de topes contra la pared releyendo las patéticas y ridículas disculpas y explicaciones de Dumbledore a Harry en “el mas allá” pues ahí ustedes sabrán) en “el más acá” hubiese preferido no chutármelo de nuevo, pero tuve que hacerlo para recordar unas cosas. Intentare ser breve, soy malísima para esto, ¡ah! Y agradezco a Gblogger y a Lizzy por su ayuda en recordar el séptimo libro.
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Veamos... comenzare desde donde Harry regresa a Hogwarts por la diadema de Rowena Ravenclaw, el ultimo horrocrux aparte de Nagini, él recuerda que está en la sala de los menesteres , ahí trata de agarrarla pero Crabbe lanza un hechizo de fuego maldito destruyéndola. Voldemort, quien está oculto en la casa de los gritos con Nagini, mata a Snape para quitarle la varita y sale de ahí decidido a enfrentar a Harry.
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Harry lo encuentra y se dé cuenta de que el sensual maestro... ejem...(eso lo agregue yo) no era un traidor sino todo lo contrario, regresa al castillo viendo los cadáveres de varios de sus amigos, entre ellos Remus y Tonks, y va a la oficina de Dumbledore para ver los recuerdos de Snape, ahí descubre que se tiene que morir (o sea...gracias J.K. Rowling, por hacerle llevar una vida de mierda al pobre chico para que a final de cuentas tuviese que morir por su propia voluntad ¬¬)... en fin, sigamos... se va al bosque y con la piedra de la resurrección trae los fantasmas (por así decirlo) de sus seres queridos, su papá, su mamá, Sirius y Remus... (Tonks seguramente se fue al infierno porque no la mencionan XD... jajaja) todos ellos le dan valor para que el pobre vaya como res al matadero; entonces Voldemort lo “mata” y es ahí cuando se encuentra con Dumbledore en King´s Cross en donde escucha el rollo barato de aquel viejito senil en donde prácticamente le dice “perdóname por ser tan idiota, pero tú eres Superman y salvaras el día”, Harry revive, salva el trasero gracias a mi suegra... (Perdón... a Narcisa ¬¬) todos regresan al castillo, ahí Neville mata a Nagini y se arma el revuelo; Voldemort y Harry se enfrentan, Voldy le lanza un Avada con la varita de sauco, pero la varita reconoce a Harry como su verdadero dueño y el hechizo se vuelve contra Voldemort matándolo (ahora nos resultó una varita con cerebro, si como no... ¬¬) y tan tan.
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Así que espero no hacerlos bolas, pero en mi fic solo algunas cosillas cambian, por ejemplo Remus, Tonks, Sirius y Voldemort no murieron, de ahí en fuera todos los demás si, como Snape, Dumbledore; todo acontece como en el libro salvo la parte en donde Voldemort y Harry están a punto de enfrentarse, la cosa seria así: Voldemort lanza su Avada con la varita de sauco, el hechizo se regresa y Voldy lo esquiva (vaya, si no es tan idiota) y sorprendido decide escapar con la ayuda de los mortífagos que aun quedaban, se escondió y siguió haciendo de las suyas sin dejarse ver hasta donde yo lo considere necesario, muajajaja!!!!.
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Ultimas notas aclaratorias, esto no es “Drarry”, ya que para clasificarlos se pone al activo primero y al pasivo después, así que un “Drarry” es cuando Draco es activo, pero como mi favorito es al revés, entonces haré un “Harco”, solo que a muchos no les gusta como suena, sin embargo es la clasificación correcta; segundo y antes de que alguien levante la mano, nop... no hay Sirius-Remus aunque estos personajes estén presentes (sorry pero mi cabeza no da para tanto) y tercero y ultimo... ¿recuerdan el cabello de Lucius Malfoy en la película?, pues así de largo será el cabello de Draco esta vez, así que no se preocupen, no será tipo Rapuncel. ¡Ah!... y gracias a tod@s por sus reviews en los demás fics y one shot, ya están todos respondidos con mucho gusto, perdón por la demora.
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Y bueno, creo q por ahora eso es todo (al fin)... y esperando no haberlos aburrido... ¡feliz lectura!...

CAPITULO 1

A tan solo una semana de que un informante diera el aviso de una reunión importante de mortífagos y de que el ministerio actuara enviando dos unidades de aurores, compuesta cada una de diez elementos, en los cuales estaba Harry; éste y dos miembros más de La Orden del Fénix recibían la orden de presentarse en el Wizengamont a fin de custodiar a un prisionero para llevarlo a una casa de seguridad en los que ellos serian los responsables de su seguridad.
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-Hola cachorro... Padfoot. –saludó Remus a Harry y a Sirius que iban llegando en ese momento al ministerio.
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-Hola Remus. –respondió Harry.
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-Hola Monny –exclamó Sirius dándole una palmada en el hombro-, ¿ya te dieron los detalles de la comisión?
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-Aun no, vengo llegando como ustedes.
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Así que los tres se dirigieron al interior del ministerio hasta llegar a una oficina, en donde su Jefe, el señor Franklin Pierce, los recibió sentado detrás de su escritorio con un montón de pergaminos desparramados.
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-Hola chicos. –saludó acomodándose las gafas de media luna.
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-Buenas tardes señor. –saludó Harry tomando asiento mientras Remus y Sirius hacían lo mismo después de saludar.
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-Hola Jefe. –exclamó Sirius desparramándose en una silla ante la mirada reprobatoria de su jefe.
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-Usted dirá Señor Pierce. –dijo Remus tranquilamente.
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-Los mande llamar para algo muy importante –dijo el señor Pierce sacando una carpeta de entre el montón de documentos que tenía en el escritorio- ustedes dos estuvieron en el operativo de hace una semana, ¿cierto? –dijo refiriéndose a Harry y a Sirius, quienes asintieron con la cabeza- menos tú Remus, porque tu hijo enfermó y tuviste que ir de emergencia a San Mungo.
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-Así es señor –respondió Remus- Pero estoy al tanto de todo.
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-Bueno, pues recordaran que hubo varios decesos de parte de los mortífagos, y una aprehensión de once de ellos, pues como es lo normal, procedimos a someterlos a un interrogatorio dándoles Veritaserum, ninguno de ellos, salvo dos fueron lo suficientemente hábiles para evadir sus efectos, por lo que rápidamente el Wizengamont los condenó sin necesidad de entablar un juicio prolongado; con los dos que faltaron se utilizaron otros medios tras lo cual confesaron... pero hubo uno al que de plano no pudimos interrogar y es nada menos que Draco Malfoy.
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-¿Y eso porque? –preguntó Harry, quien aunque no lo había visto en todo el jaleo, ya sabía que Draco Malfoy había sido arrestado en la redada.
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-Cuando se le dio el Veritaserum comenzó a vomitar y le dio taquicardia, se puso muy mal, así que su interrogatorio se pospuso, aun así el Wizengamont decidió enviarlo a Azkaban dando por sentada su culpabilidad.
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-¿Se puede hacer eso? –preguntó Remus frunciendo el ceño.
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-Monny, si vuelves a preguntar esas estupideces, te daré un golpe. –exclamó Sirius con gesto de “¿mi experiencia no te parece suficiente?”
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-Lo siento –respondió Remus apenado.
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-Bueno, a todo esto... –continuo Sirius extrañado- el Veritaserum no tiene efectos secundarios.
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-Así es, por lo que creemos que fue una afortunada coincidencia.
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-Pues ni tan afortunada –exclamó Remus- de todos modos van a enviarlo a Azkaban.
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-Como sea ese no es el punto... –continuó el señor Pierce- el asunto es otro, y por cierto muy importante.
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-¿Qué sucede? –preguntó Sirius con gesto serio.
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-Verán... paso algo muy extraño, ayer se tenía programado el ingreso de los reos a Azkaban, así que se les puso en un vehículo del ministerio, pero en ese vehículo solo se pusieron a diez; a Draco Malfoy se le envió en otro auto, ya que se espero a que se recuperara un poco, por lo que salió una hora después... y en el traslado hubo un ataque.
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-¿¡Cómo?!
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-¿A qué hora?
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-Si –continúo el señor Franklin-, pero eso no es lo extraño, lo más raro es que no fueron tras el vehículo que llevaba a los diez mortífagos como sería lo más obvio, sino por uno en particular.
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-El que trasladaba a Draco Malfoy –. Concluyó Remus.
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-Así es –asintió el señor Pierce- afortunadamente iban muy bien custodiados, por lo que no lograron su objetivo, pero todo esto ha movilizado de nuevo a los de arriba, ustedes entienden... por lo que debemos ser nosotros los que hagamos el siguiente movimiento ocultando a Draco Malfoy, debemos averiguar porque es tan importante para arriesgarse de tal modo para rescatarlo.
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-Eso me indica que aun no lo interrogan. –exclamó Sirius.
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-No hemos tenido tiempo debido a que estuvimos haciendo todos los preparativos correspondientes para su traslado a una casa de seguridad, ustedes se encargaran de él, por lo que tú, Remus, deberás comunicarte a tu casa para avisar que no estarás en varios días o semanas o no sé cuánto tiempo fuera, usa las claves correspondientes para que esto no se filtre, es Tonks, así que ella comprenderá, y tu Harry... –Dijo dirigiéndose al más joven del trió- bueno, tu vives con Sirius, así que solo mira a tu costado y dile que no llegaras a casa, y tu Sirius, haz lo mismo.
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-Ah bueno... –respondió Harry alzando las cejas.
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-Usaremos el encantamiento Fifelio y yo seré el guardián secreto, en cuanto estén instalados, ustedes se encargaran del interrogatorio; usaremos autos del ministerio, la red flu nunca es segura.
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Cuando Remus se comunicó con Tonks y los documentos estuvieron listos, los cuatro hombres se dirigieron a una habitación que el señor Pierce abrió diciéndoles:
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-Todo suyo, caballeros.
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Cuando entraron a la habitación, cuatro aurores de formidable tamaño permanecían alrededor de Draco Malfoy, quien se encontraba sentado en una silla con las manos esposadas al frente, agachado, vestido con una enorme sudadera de color gris que apenas dejaba ver la punta de sus dedos y con capucha, la cual mantenía cubriendo su cabeza y jeans azules con unos deportivos negros; nada que ver con el Glamour acostumbrado.
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-Vamos -Dijo uno de los aurores tomándolo de un brazo y levantándolo de manera brusca.
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Draco levanto la cara para encontrarse directamente con un par de ojos verdes que lo miraban fijamente; sin embargo en su rostro no se reflejo ninguna emoción, simplemente dio unos pasos hacia el grupo que acababa de entrar y hacia el cual lo guiaba el auror que lo sujetaba del brazo.
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Harry se impresionó al verlo ya que hacía años lo veía; Draco ya no era el enano que había dejado de ver en la escuela, de hecho era tan alto como él, solo que con el rostro un poco demacrado y el cabello en varios mechones que escapaban de la capucha, lo que indicaba que ya no se peinaba igual que en la escuela en donde no se le movía un solo cabello.
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Los cuatro aurores entraron a la habitación en donde Remus tomó del otro brazo a Draco Malfoy y asintiendo solamente con la cabeza salieron de ahí con él; caminaron por un largo pasillo en completo silencio hasta llegar a un patio en donde un auto los esperaba; Draco no lo sabía pero en otros sitios del ministerio había otros nueve autos a punto de salir con cinco aurores en cada uno, cuatro de ellos idénticos al grupo que estaba a punto de partir, dando por resultado diez Remus, diez Sirius, Diez Harry y diez Draco, sin contar a los que iban a conducir; Harry ya sabía de ese plan, la primera vez que lo uso fue precisamente para escapar de Voldemort en la casa de sus tíos, por eso le habían quitado un poco de cabello a Draco el día anterior.
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Draco sin embargo ignoraba el plan, por lo que solamente se ocupo de abordar el auto, con Remus y Sirius a cada lado y Harry adelante junto al conductor, pasaron tres horas sin ninguna novedad, en lo que lo único que vieron fue el desaparecer de la ciudad poco a poco hasta solo tener a la vista el campo; y así, sin ningún contratiempo llegaron a su destino.
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Cuando bajó del auto, Draco echó una mirada a su alrededor y solo vio una casa en medio de un paraje solitario rodeado de unos cuantos arbolillos y arbustos, vio como el auto se alejaba sin más dejando al grupo en ese lugar; por dentro, la casa dos era de plantas, era cómoda, no tenía muchos muebles pero si lo necesarios.
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-Harry, sube a Draco a su habitación. –dijo Remus quien al igual que los demás ya sabían cómo era la casa gracias a los planos que el señor Pierce les había dado junto con el expediente.
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Sin decir nada, Harry tomó a Draco del codo, quien sin decir una sola palabra solamente miró al frente dejándose conducir hacia el piso de arriba.
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-Un poco de fuego estará muy bien. –dijo Sirius encendiendo la chimenea con su varita al tiempo que se dejaba caer en el sofá.
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-En el ministerio no dijiste nada, pero te conozco Padfoot –exclamó Remus sentándose junto a él.
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-Sé cómo manejar esto, no te preocupes.
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-Es el único familiar con vida que te queda.
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-Dije que se cómo manejar esto Monny.
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-Claro –respondió Remus sonriendo débilmente después de unos momentos.
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-Su madre murió durante la guerra, bien pudo tomar la decisión de dejar todo eso y no lo hizo.
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-No es tan fácil Sirius, tú deberías saberlo.
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-Lo que sí sé... –Exclamó Sirius sonriendo sardónicamente- es que el jefe es un bastardo de mierda.
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-¿Por qué? –preguntó Remus sonriendo también.
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-Yendo contra el reglamento, me manda a mí a custodiar a un prisionero por ser mi familiar según para que me ocupe de su seguridad, y te manda a ti también sabiendo que la luna llena esta próxima y que cuando eso pasa, lo más conveniente es mandarte a casa y no precisamente a interrogar a un prisionero.
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-Tal vez pretende que juguemos al auror bueno y al auror malo.
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-Lo más curioso es que en este caso yo sería el auror bueno y tu el malo –respondió Sirius sonriendo sin ganas.
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-Todo el mundo se sorprendió cuando decidiste quedarte en el departamento de aurores... –dijo Remus sin dejar de mirar el fuego- yo se que lo hiciste por qué no quieres que lo que te paso a ti le pase a alguien mas... ser encarcelado injustamente, eso aunado a tu sed de justicia te da un instinto muy especial para esto Sirius, el jefe lo sabe, por eso justamente te dio esta comisión.
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-¿El te lo dijo?
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-No hace falta.
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-Pues no tengo idea de si eso es cierto, lo que si se con seguridad es que lo que esta allá arriba no es mi sobrino sino un mortífago mas al que hay que interrogar.
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-Limitémonos a hacer nuestro trabajo sin caer en estereotipos, -exclamó Remus exhalando un profundo suspiro. Detestaba esa parte de su trabajo... interrogar sospechosos, principalmente cuando se trataban de sospechosos tan jóvenes.
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Arriba, Harry abrió la habitación dejando pasar primero a Draco, lo coloco frente a sí y apuntándole con la varita a las esposas, dijo:
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-Libreo. –acto seguido, las esposas se abrieron al instante, Harry las tomó y salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí mediante un conjuro.
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Draco se quedó quieto hasta escuchar como desaparecían a lo lejos los pasos de Harry, solo entonces se recargo en la puerta echando la cabeza hacia atrás mientras soltaba la tremenda tensión que lo tenía como resorte estirado mediante un profundo suspiro.
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-Por Merlín... –pensó Draco son atreverse a mirar a su alrededor- ¿Cómo vine a dar aquí?
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Al cabo de unos momentos abrió los ojos y recorrió con la vista la reducida habitación sin ventana, en la cual solo había una cama con un pequeño mueble junto a ella, una silla, un pequeño armario empotrado en la pared y la puerta de lo que supuso era el baño; arrastrando los pies caminó hasta la cama en donde se desplomó.
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¿Como escapar?... simplemente no había manera de hacerlo con tres aurores vigilándolo y él sin siquiera tener una varita; miró sus manos y se dio cuenta de que estaban heladas, las frotó un poco para calentarlas y dejó de hacerlo cuando reconoció que estaban heladas no por el frio, sino por la tensión que tenia.
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Estaba agotado, esos días había estado en un lúgubre y helado calabozo en donde solamente había un catre colgando de la pared; el interrogatorio y el ajetreo le tenían el cuerpo hecho pedazos y los nervios a flor de piel; se dejó caer de lado y casi en cuanto su cabeza tocó la almohada se quedó dormido sin siquiera haber subido los pies.
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Cuando Harry bajó, entre los tres prepararon la cena y antes de sentarse, Remus preparó una charola con la cena para el prisionero.
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-Súbele la cena Harry, por favor.
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Sin replicar, Harry subió la charola, cuando llegó a la habitación la abrió con su varita y entro sin siquiera tocar, no le sorprendió mucho encontrarlo dormido, por lo que dejó la charola junto a la cama y salió sin hacer ruido.
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-Bueno caballeros, buen provecho –dijo Remus pinchando su filete casi crudo.
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-Creo que tu carne aun se mueve... –exclamó Sirius mirando el filete- al menos hubieses esperado a que la vaca muriera ¿no?
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-¿Qué puedo hacer yo si ya casi es luna llena? –se defendió Remus mientras cortaba su carne- bueno... –continuó el licántropo quien estaba a cargo del equipo- mañana desayunaremos, revisaremos el informe del ministerio que supongo llegara a primera hora y después procederemos a interrogarlo.
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-De acuerdo.
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-Bien. –respondieron Sirius y Harry, quienes sin muchas ganas de conversar terminaron su cena para después irse cada quien a su habitación.
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Draco despertó en la madrugada, realmente no había descansado nada, había entrado en una especie de duermevela que lo había dejado más cansado; la lámpara seguía encendida pero no tenia reloj e ignoraba a ciencia cierta qué hora era, miró la charola y vio que le habían llevado la cena, se sentó y miró la comida... ensalada de pollo, unas rebanadas de pan y un vaso de leche; arrugó la nariz, tenía hambre, lo sabía porque hacia horas que había probado algo de la asquerosa comida que le habían dado en el ministerio y sentía un hueco, pero no tenía ganas de comer, el estomago le gruñía pero no se sentía capaz de probar bocado.
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-Además no quiero levantarme a vomitar todo. –pensó acostándose de nuevo apagando la luz y sin siquiera quitarse los zapatos.
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Al día siguiente, cuando Harry le llevó el desayuno, lo encontró profundamente dormido sin siquiera haberse bajado la capucha de su sudadera, vio la cena intacta y procedió a quitar esa y dejar un plato con pan tostado, un tazón con mermelada y un vaso de leche y salió nuevamente sin hacer ruido.
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-¿Cómo esta? –preguntó Remus al verlo bajar las escaleras.
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-Dormido –respondió Harry dejando la charola en el lavabo.
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-¿No cenó?
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-No.
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-Pues espero que desayune -exclamó Sirius poniendo la mesa-, este día va a estar pesado.
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Lo que despertó a Draco fueron unas nauseas terribles, por lo que se enderezó de golpe buscando ansiosamente el baño con la mirada, cuando lo encontró se empinó en el escusado dando arcadas, ¿pero que podría vomitar teniendo el estomago vacio?, por lo que después de un rato y sintiéndose adolorido regresó a la habitación; vio que le habían llevado el desayuno, lo olisqueó sin ánimos y solo por curiosidad, tomó el vaso de leche y se lo tomó de un tirón dándose cuenta de que se moría de sed; después revisó el armario y notó que había algunas ropas, supuso para él, un par de camisetas, un par de jeans, una pijama, ropa interior y calcetines, fue al baño y vio que también había lo necesario para su aseo personal, toallas, jabón, pasta, cepillo dental y esas cosas; dudoso miró la puerta temiendo que esta se abriese en cualquier momento, pero después de unos momentos de indecisión, decidió darse un duchazo rápido y usar el cepillo dental; pero aun con esto no tocó la ropa del armario, sino que se puso la que él traía subiéndose la capucha sobre el cabello húmedo y suelto sintiéndola una especie de caparazón; luego se sentó a media cama abrazándose las rodillas en actitud pensativa.
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Harry no podía evitar sentirse extraño; ya tenía un año de haber ingresado al departamento después de haber egresado de la academia de aurores, varios compañeros de La Orden del Fénix le dieron la bienvenida; el trabajo de auror había resultado más pesado y complicado de lo que se había imaginado, pero se sentía lo suficientemente preparado, y cuando no era así, sus amigos como los Weasley, Tonks y todos los demás lo animaban.
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Nunca imaginó custodiar a Draco Malfoy, su compañero mas detestable de Hogwarts; nunca lo trato a modo personal pero de algún modo sentía que lo conocía; cierto que también conocía a muchos de los mortífagos que había atrapado, pero no era lo mismo; pero él era un profesional y si Draco Malfoy se había jugado el trasero en el bando equivocado era por idiota, él haría su trabajo y nada más, por lo que decidió echar sus dudas por la borda y hacer lo que tenía que hacer.
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-Demonios...-exclamó Remus leyendo el informe que le había llegado muy temprano.
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-¿Qué pasa? –preguntó Sirius dando un sorbo a su café.
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-Ya sabía que esto era serio, pero esto es verdaderamente lamentable.
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-Déjame ver. –dijo Sirius- Rayos... –exclamó después de leer el pergamino que Remus le había pasado- Harry, en cuanto terminemos de desayunar, sube por Malfoy, no hay tiempo que perder.
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-De acuerdo.
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Arriba, Draco estaba cada vez más nervioso, tenía miedo, claro que tenía miedo y si era sincero consigo mismo estaba a punto de entrar en pánico.
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-Debo calmarme... –pensó poniéndose de pie.
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Sabia que iban a interrogarlo y lo que iban a hacerle; lo que no sabía a ciencia cierta era porque lo habían llevado ahí en vez de a Azkaban como a los otros, se había dado cuenta de que algo había pasado pues a medio camino lo habían regresado al ministerio con una comitiva de refuerzo que fue a su encuentro.
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Las manos comenzaron a sudarle mientras caminaba de un lado a otro, sabía que no era muy tolerante al dolor y que antes que nada le darían Veritaserum, no lo podría evitar... ¿y si volvía a asentirse mal?... él no era alérgico a esa poción, de hecho la había usado en su sexto año jugando con sus compañeros a sacarse secretos típicos de adolescentes y no le había pasado nada.
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-Es mucha coincidencia... –pensó pasándose una mano por la frente.
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¿Y si la tomaba de nuevo?... no, no podía arriesgarse a decir... tonterías.
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-Antes prefiero morirme.
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Pero morirse fue precisamente lo que pensó que iba a pasarle cuando la bebió en el ministerio, así que sintiendo ya un terrible dolor de cabeza se sentó en la cama sin saber que hacer irónicamente sabiendo de antemano que en realidad no tenia opciones; y para terminar, le habían asignado nada más y nada menos que a Potter.
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-¿Qué jodida maldición cargo en la espalda? –Pensó cuando lo vio entrando en la habitación del ministerio; situación que manejó a la perfección aun cuando estuvo a punto de irse de espaldas cuando vio que uno de los aurores era ni más ni menos su tan detestado condiscípulo; quiso gritar y retorcerse cuando el maldito niño que vivió le tomó del brazo para conducirlo a su mugroso cuartucho.
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-¿Qué haré? –pensó mientras un nudo se le formaba en la garganta- Si solo estuvieras conmigo... -no pudo evitar ponerse de pie al percibir unos pasos acercándose.
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Cuando la puerta se abrió, Harry vio a Draco Malfoy cruzado de brazos mirándolo con una ceja levantada.
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-Vamos. –Fue lo único que dijo Harry.
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Sin decir nada, Draco pasó frente a él para ser seguido por Harry; abajo esperaban Sirius y Remus, quien con una mano le señaló una puerta abierta por la que Draco entró encontrando una habitación con únicamente cuatro sillas; sonrió levemente al saber que por desgracia no se había equivocado.
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-Supongo que una de esas sillas es para mí. –exclamó mientras los tres aurores entraban al cuarto cerrando la puerta tras sí.
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-Es correcto, así que toma asiento por favor. –respondió Remus.
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Draco obedeció permaneciendo con los brazos cruzados mientras miraba a Remus directamente a los ojos y con el rostro muy en alto.
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-Ya sabes lo que vamos a hacer, -continuó Remus sentándose frente a él- así que lo hare sencillo ¿de acuerdo?... hay dos formas, la fácil y la complicada; la fácil es que te tomes el Veritaserum, contestes unas preguntas y listo.
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-¿Y el complicado? –preguntó Draco sonriendo.
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-No hablemos de ese por ahora. –respondió Remus en su siempre tono amable.
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-Usted fue mi profesor ¿no se le hace extraña esta situación?
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-Buen intento... –respondió Remus sonriendo- pero resulta que ahora no eres mi alumno, sino un mortífago, me parece que eso cambia un poco las cosas.
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-En caso de que tome Veritaserum... –exclamó Draco mirándose las uñas- ¿Qué le asegura que funcione?... puedo ser lo suficientemente hábil para evadir los efectos.
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-Deja ese pequeño problema en nuestras manos, -respondió Remus metiendo una mano en su bolsillo- tú solamente tomate esto.
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Draco vio que lo que Remus había sacado de su bolsillo era una pequeña botella con un líquido transparente como el agua.
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-¿Y porque no nos ahorramos todo esto y simplemente les digo lo que quieren saber? –exclamó Draco encogiéndose de hombros.
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-Que amable de tu parte, pero prefiero que te tomes esto. –respondió Remus destapando la botella y tendiéndosela.
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Draco miró la botella y luego miró los ojos marrón de Remus que lo miraban fijamente; había algo en ese hombre que le ponía los pelos de punta, seguramente era su licantropía... ¡como detestaba a los hombres lobo!
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-Yo no hice nada cuando estuve con los seguidores del señor Tenebroso. –exclamó sin dejar de mirarlo pero sin tomar la botella que Remus le ofrecía.
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-¿Y que hacías cuando estabas con ellos? ¿Organizabas cenas de caridad?
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-Hubiese sido buena idea si alguien asistiera a ellas, pero no creo que lo hagan si les envió la señal tenebrosa como invitación... ¿o sí?
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Remus sonrió mientras se ponía de pie viendo a Draco que lo miraba con la cabeza ladeada y una ceja levantada.
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-¡Dije que te lo tomes! –exclamó Remus dándole una fuerte bofetada que le rompió la boca; Draco quedó tan sorprendido que no tuvo tiempo ni de meter la mano, solamente atinó a tocarse la boca sintiendo un liquido caliente escurrir por su barbilla- No tengo tiempo para escuchar tonterías, niño estúpido... –exclamó Remus mientras Sirius permanecía en silencio recargado en la pared con los brazos cruzados y Harry sentado en una silla en una esquina de la habitación.
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-¡Vaya!... –exclamó Draco enderezándose- el licántropo de mierda ha surgido al fin... ¿se supone que debo tener miedo?... claro, eres como GreyBack, a fin de cuentas hombres lobo.
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Remus sonrió ante la provocación de Draco, y colocándose atrás de él le hablo suavemente al oído.
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-No Draco, hay momentos en que puedo ser peor.
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-Si, si... lo que usted diga. –respondió Draco exhalando un profundo suspiro y ocultando a la perfección el escalofrío que ese comentario le causó.
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-Y bueno... –dijo Remus sentándose de nuevo frente a él y tendiéndole la poción- ¿te la tomas tú y te la doy yo?
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Draco lo miró a los ojos y luego miró la botella, sin querer ser evidente tragó saliva pensando en que debía hacer cuando en realidad no había nada que hacer más que obedecer, así que la agarro y mirándolo de nuevo, se llevó la botellita a los labios bebiendo el contenido de un solo sorbo.
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Sirius bajó los brazos y Harry recargo los codos en sus rodillas, los tres aurores con la vista fija en el rubio encapuchado, el cual en cuestión de segundos comenzó a sentir nauseas.
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-Rayos... –murmuró Draco cubriéndose la boca con una mano mientras cerraba los ojos con fuerza.
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Remus estiró la mano para tocarlo, pero en ese momento Draco se inclinó vomitándole los zapatos; los tres reaccionaron al mismo tiempo, Harry y Sirius corrieron a acostarlo en el suelo mientras Remus le tocaba el cuello para tomarle el pulso.
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Draco sentía que el corazón iba a estallarle y que no podía respirar, se agarró el cuello de la ropa jalándolo desesperadamente como si eso le permitiera respirar.
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-Tranquilo... –murmuró Remus sacando otro frasco de su bolsillo, el cual destapo con los dientes para después verterlo en la boca de Draco quien al momento lo escupió al sentir que se ahogaba.
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Harry se colocó atrás de él sujetándole las manos mientras Sirius le abría la boca y le detenía la cabeza; entonces Remus volvió a verter el resto de la botellita constatando que Draco lo tragara esta vez; después de unos angustiantes momentos, los pataleos de Draco comenzaron a cesar al sentir que su garganta se aclaraba permitiéndole respirar para después dar paso a una oscuridad que lo envolvió todo.
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-¿Su pulso? –preguntó Remus.
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-Un poco irregular -respondió Sirius-, pero mejor.
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-Subámoslo.
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-Harry y yo lo haremos.
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Cuando Draco estuvo en la cama, Sirius le quitó los zapatos mientras Harry le bajaba la capucha sorprendiéndose al verle el cabello tan largo, aunque ya lo adivinaba al verle los mechones escapar por enfrente; le pusieron una manta encima y lo dejaron solo.
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-¿Qué piensas? –preguntó Remus a Sirius ya estando los tres sentados en la pequeña sala.
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-Bien puede ser una reacción alérgica... –respondió Sirius encendiendo un cigarrillo- en el ministerio lo desnudaron, revisaron su ropa, su boca y no encontraron nada; pero como él dijo... –añadió mirando a su amigo y compañero- hay quienes pueden evitar los efectos del Veritaserum.
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-Por lo pronto no creo que hoy podamos continuar –dijo Harry.
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-Así es cachorro -respondió Remus-, mañana será otro día.
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-Lo bueno es que tenias previsto que esto pudiera pasar.

-Si, esta medicina me la dio el señor Pierce por si acaso, regula el ritmo cardiaco... hay que vigilarlo.
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Cuando Draco despertó, sintió que la cabeza iba a estallarle.
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-¡Ah! -se quejó cubriéndose la cara con las manos.
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-Aquí está tu cena. –dijo una voz sobresaltándolo.
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Cuando se descubrió la cara, vio a Harry sentado junto a su cama, por lo que hizo un gesto despectivo antes de cubrir sus ojos con un antebrazo.
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-Dije que aquí está tu cena. –repitió Harry.
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-No estoy sordo –respondió Draco sin descubrirse los ojos.
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-¿Entonces qué esperas para comer?
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Fue ahí que Draco lo miró haciendo un gesto de extrañeza.
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-Dije que ya te oí.
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-Entonces come –respondió Harry recargándose en el respaldo de la silla mientras se cruzaba de brazos.
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Al notar las intenciones de no moverse de ahí, Draco se sentó en la cama sintiendo que todo le daba vueltas, algo que por cierto no le impidió hablar.
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-¿Acaso estas ordenándomelo?
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-No tengo tiempo ni ánimos para discutir contigo, solo come.
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-Vaya, veo que el auror Potter es un hombre muy ocupado.
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-¿Piensas comer o no? –exclamó Harry en tono fastidiado.
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-Ya te dije que ya vi la comida.
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-Entonces come.
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-¿Acaso piensas mirarme comer? –exclamo Draco sonriendo incrédulo.
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-Si.
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-Que estupidez.
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-No has comido nada desde ayer, así que me asegurare de que lo hagas esta vez.
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Draco pensó en responder algo irónico, pero solo se recostó en las almohadas sintiéndose agotado y con mucho sueño.
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-Malfoy...
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-¿mmm?...
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-Come.
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-Después... –respondió Draco quedándose dormido.
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-No -exclamó Harry sacudiéndolo de un hombro.
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-¿¡Qué demonios quieres, Potter?! –respondió Draco molesto.
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-No estás en un hotel ni estas de vacaciones...
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-Que bueno que lo aclaras, porque en vez de auror, pareces un elfo domestico. –respondió Draco alzando una ceja.
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-Y tú no pareces, tú eres un patético mortífago venido a menos que lo único que sabe hacer es decir puras estupideces –respondió Harry con una tranquilidad absoluta.
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-Vaya... Potter ha afilado su lengua, ya sabe hacer algo más que lloriquear por sus padres muertos.
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-Invéntate algo más original Malfoy, ese cuento ya está muy gastado.
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-¿Ya no lloriqueas por ser un huérfano? –preguntó Draco sonriendo.
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-Creo que el que lloriquea ahora por eso eres tú ¿no, Malfoy?
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La sonrisa de Draco se le congeló en el rostro, por lo que solamente respondió apretando los puños:
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-Vete a la mierda, Potter.
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-No Malfoy, de ahí vienes tú, así que comes por tu propia voluntad o te aplico un Imperius para que lo hagas sin chistar.
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Draco se le quedó mirando sin ninguna expresión en el rostro, para finalmente tomar el plato de sopa de la charola y comenzar a comer; Harry espero pacientemente hasta que después de casi una hora de cucharear la comida, Draco finalmente se la terminó junto con el vaso de leche que también le había llevado.
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-Creí que nunca terminarías –exclamó Sirius sonriendo al ver entrar a Harry a la cocina.
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-Pensé lo mismo -respondió Harry poniendo los traste en el lavabo-, ¿y Remus?
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-Prefirió irse a su habitación, ya sabes... la luna.
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-Es mejor que descanse, ¿cenamos?
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-Te estaba esperando.
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Después de un rato, comenzaron a charlar de otras cosas mientras cenaban.
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-Por cierto... –dijo Sirius llevándose un bocado a la boca- ¿Qué paso con ese tal Rufus?
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-¿Rufus? –preguntó Harry frunciendo el ceño- ¿Qué Rufus?
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-Si, ese chico con el que salías y que no dejaba de llamarte hasta cuando ibas al baño.
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-¡Ah!... hablas de Ronie, no Rufus. –Respondió Harry quien hacia un par de años había aceptado su homosexualidad terminando así su relación con Ginny y causando furor en el mundo mágico, en el cual después de un tiempo dejo de ser novedad- lo terminé, daba más lata que una cama con pulgas.
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-Pobre, estaba muy emocionado de andar con el Niño que vivió.
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-Que gracioso. –respondió Harry alzando una ceja.
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Al día siguiente, Draco despertó sintiéndose con más energía, después de todo cenar le había hecho bien, si no fuera por las malditas nauseas matutinas que lo obligaron a levantarse corriendo al baño, en donde estuvo un par de minutos; después fue al lavabo a mojarse la cara y en donde miró su rostro demacrado en el espejo y que ya mostraba un pequeño moretón en la boca debido al golpe de Remus.
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-Me veo horrible –pensó mientras se cepillaba la boca para luego regresar a la habitación, en donde se quedó tieso al ver a Harry sentado en la silla con el desayuno en el mueble.
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-¿Ya terminaste? –preguntó Harry con tranquilidad.
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-¿Qué demonios quieres, Potter? –exclamó Draco recobrando un poco la compostura y caminando hacia la cama, en la cual se sentó para calzarse sus zapatos deportivos.
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-Te traje el desayuno.
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-Que considerado de tu parte, pero no tengo hambre.
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-¿No te fastidia el mismo cuento, Malfoy?... digo, eso de no querer comer es para niños pequeños, aunque claro, tu edad mental tampoco da para más.
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-Seguramente habla la voz de experiencia.
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-Por supuesto, tratarte durante años en Hogwarts me indica que es así.
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Draco se volvió a Harry para mirarlo directamente, se dio cuenta por la manera tan tranquila en que lo miraba, que Harry no era el mismo niño ingenuo con el que convivió durante años, por lo que solamente dijo:
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-Te dije que no tengo hambre.
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-Te aconsejo que comas -exclamó Harry sonriendo levemente-, necesitaras energía –y sin decir más, salió de la habitación dejando a Draco con un nudo en el estomago.
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Esa maldita sonrisa... nunca se la había visto a Potter... miró la charola y vio que esta vez le había llevado un vaso de leche y un plato de cereal; lanzando un bufido decidió mejor darse una ducha; en esta ocasión decidió tomar ropa del armario poniéndose al final su enorme sudadera; después se acercó a la charola y haciendo gestos de asco se tomó nada mas el vaso de leche.
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Pero la sonrisa de Harry no era autentica, ya fuera Draco o cualquier otro, no le gustaba eso de interrogar, se sentía igual de malo que los mismísimos mortífagos, pero lo cierto es que eso había salvado muchas vidas, no lo justificaba pero estaba habituado a ello de algún modo u otro, así que solo estaba limitándose a hacer su trabajo.
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-Harry, llévale el almuerzo- dijo Remus a medio día-, comenzaremos en la tarde, así que asegúrate de que coma.
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Para ese momento, Draco ya estaba muy nervioso, sabía que si no podían usar el Veritaserum, usarían otros medios.
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-Rayos... –susurró secando sus palmas sudorosas en su pantalón- si estuvieras conmigo... no tendría tanto miedo...
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En eso se puso de pie al escuchar unos pasos acercándose y segundos después a Harry abriendo la puerta.
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-Y dices que no eres un elfo domestico. –dijo Draco sarcástico al verlo llegar con una charola.
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-Come –exclamó Harry colocando la charola en el mueble y sentándose en la silla ante la mirada interrogante de Draco, quien dijo:
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-¿Acaso quieres que te invite?
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-Come Malfoy y deja de perder el tempo.
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Draco hecho una mirada a la charola y con solo ver el vaso de jugo de calabaza se le revolvió el estomago, por lo que solamente cerró los ojos mientras se sentaba cama.
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-Te aviso que no iré hasta que te lo termines ¿he? –dijo Harry arrellanándose en la silla.
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Sin muchos ánimos de pelear, Draco tomó el tenedor y comenzó a remover los huevos con jamón.
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-¿Piensas hacerlos puré? –exclamó Harry después de quince minutos en los que Draco solo jugueteo con la comida.
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-¿Quien cocinó? –exclamó el rubio mientras picoteaba desganadamente su plato.
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-Que te importa, tú trágatelo.
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-Porque si fue ese asqueroso hombre lobo, no quiero... me da asco. –exclamó Draco soltando el tenedor y cruzándose de brazos.
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-¿Acaso estas en huelga de hambre? –Preguntó Harry recargándose en la silla y cruzando la pierna como si fuese el asiento más cómodo del mundo- porque por mi puedes morirte de hambre.
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-¿Pues entonces que haces aquí?... ¿recibes ordenes del perro de tu padrino o del licántropo descastado?... ¿tú, el grandioso Harry Potter?
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-¿Por qué no quieres comer? –exclamó Harry mirándolo con los ojos entrecerrados.
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-Ya te lo dije, me da asco la comida que preparan aquí.
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-El jugo de calabaza no lo preparamos aquí ¿también te da asco?
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-Lo que sea que haya tocado ese tipo, me asquea ¿Cómo ves?
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-Cualquiera diría que estas provocándome para que te de comer en la boquita –exclamó Harry sonriendo.
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-¿Qué? –Exclamó Draco sorprendido- ¿bromeas?
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-No, pero puedo intentarlo si tantas ganas me tienes.
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-¿¡Estas demente?!... ¡claro que no! –exclamó Draco dejándose llevar por la provocación de Harry.
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-En serio, Malfoy... si tanto lo deseas...
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-Vete al diablo. –Respondió Draco tomando el tenedor y comenzando a comer- quiero agua... –dijo ya casi para terminar.
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-Ahí tienes jugo de calabaza.
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-No me gusta, quiero agua.
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-¿Desde cuándo no te gusta el jugo de calabaza?
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-Desde siempre, tarado... quiero agua, tráeme agua.
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-Hay mucha en el escusado, si quieres.
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-El que tu padrino beba de ahí, no significa que todos lo hagamos, Potter.
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-Pues que lastima, ya que es la única que tendrás.
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-¿Piensas matarme de sed?
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-No seas melodramático, hay agua en el grifo.
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-Tan corriente como siempre. –exclamó Draco tomando el vaso de jugo y levantándose ante la mirada inescrutable de Harry que lo vio dirigirse al baño, en donde lo escuchó tirar el contenido del vaso y llenarlo de agua.
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Un rato después, Harry salió de la habitación hasta que Draco finalmente se terminó todo.
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-¿Por qué tardas tanto? –preguntó Sirius al verlo bajar.
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-Es lo que tarda en comer. –respondió Harry exhalando un suspiro.
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-¿Está en huelga de hambre?
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-No... más bien no sé... –respondió Harry sentándose junto a él en el sofá- hay algo...
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-¿Cómo qué?
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-No sé...
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-Recibí otro informe del ministerio, -dijo Remus entrando en la sala- ya quieren resultados.
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Los dos aurores que lo escuchaban, no dijeron nada, solo asintieron con la cabeza.
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A eso de las tres de la tarde, Harry nuevamente fue por Draco, quien sin decir ninguna ironía ni sarcasmo esta vez, camino delante de Harry hasta la habitación que ya conocía, y si no hablo no fue porque no tuviera nada que decir, sino porque estaba realmente muy asustado, como la vez anterior le indicaron que se sentara, pero antes de dar un paso siquiera, toda la habitación comenzó a darle vueltas haciendo que cayera de bruces al suelo.
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-Que truco más viejo. –Exclamó Sirius cruzándose de brazos.
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-No creo que sea un truco -dijo Remus volteándolo-, esta mas pálido que un muerto.
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-Rayos... –exclamó Harry al ver que Remus decía la verdad- ¿Qué hacemos, lo llevamos arriba?
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-Seguramente es una reacción de miedo -dijo Remus-, coloquémoslo en el sofá y esperemos que despierte.
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Cuando Draco abrió los ojos, lo primero que vio fue a Remus sentado frente a él, pero al instante volvió a cerrar los ojos, pues sintió unas ganas tremendas de vomitar.
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-¿Te sientes mejor? –preguntó Remus.
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-Yo... no se... –respondió Draco enderezándose.
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-Cada vez que te sometemos a un interrogatorio te pones mal, ¿Qué trucos usas sino tienes varita ni poción a la mano?
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-Yo no uso ningún truco –respondió Draco.
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-No te creo –dijo Remus poniéndose de pie.
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-Pues muy su problema.
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-¡Basta ya! –Exclamó Remus dándole una fuerte bofetada- ¡deja de mentir!
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-¡Pero es que no miento! –Respondió Draco llevándose una mano a la cara- ¡¿Qué demonios quiere que le diga?!
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-Quiero saber que secreto tan importante guardas como para que los seguidores de Voldemort se arriesguen tanto por ti.
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-¿Por mi? –Preguntó Draco confundido- ¿de qué habla?
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-Hablo de que ha habido dos intentos por rescatarte... nadie se había arriesgado tanto por otro mortífago a menos que su señor así lo ordenase.
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-Pero yo no se...
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-¡Mientes! –gritó Remus tomándolo de las solapas quedando sus rostros muy cerca, tanto que Draco pudo ver como los ojos del licántropo cambiaban de color- ¡cinco aurores fueron asesinados en el último intento!
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-¡Pero yo no sé nada, lo juro! –exclamó Draco sintiendo un miedo que le paralizaba el cuerpo al sentir a Remus tan cerca.
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-¿Que sabes tú que es tan importante para tu señor?... –Murmuró Remus en la oreja de Draco haciéndolo estremecer de pánico al percibir un ligero gruñido.
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-Yo... yo solo estaba con ellos para estar con mi familia... –respondió Draco tragando en seco- pero ahora ni siquiera veo a mi padre...
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-¿Por qué no? –preguntó Remus olisqueando a Draco provocando que éste cerrara los ojos al imaginar a Greyback frente a él.
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-No lo sé... yo solo... yo solo llevaba uno que otro mensaje...
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-¿Por qué será que no te creo? –respondió Remus continuando con su olfateo hasta finalmente quedar de frente a Draco quien vio como sonreía siniestramente mostrando unos dientes caninos anormalmente crecidos.
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Notas finales:

ORIGINALMENTE ERA UN SOLO CAPITULO EN WORD, PERO RESULTO MUY GRANDE Y NO CUPO AQUI, ASI QUE LO SUBIRE EN PARTES Y PARECERAN VARIOS CAPITULOS, PERO SERA PARTE DEL MISMO, OK?


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