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El Departamento por Lain Elrick

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Notas del fanfic:

Pues perdi mi contraseña, y apenas antier logre recuperarla, y aqu estoy de nuevo con un fic de Death Note, Y estoy preparando otro, asi que disfrutenlo, hasta luego!!!!!!!!

Notas del capitulo:

La tradición manda, el primer capítulo quizá no sea muy emocionante, ok; advertid@s.

 

 

hasta luego!!!!!!!!!!!!!!!!

Ryuuzaki tomó el portarretrato y vio la fotografía. En la foto estaban él y su abuelo, Watari-san. Una lágrima rodó por su mejilla y cayó. Rápidamente, levantó la mano y se limpió la cara.

-Ryuuzaki, ¿todo listo?

El muchacho se volvió. A la muerte de su abuelo, había quedado al cuidado de su sensei de literatura (como me encantan estos sensei tan acomedidos), Mikami-san, que había sido gran amigo de Watari-san.

-Sí, ya vámonos -dijo y levantó la caja donde metió el portarretrato.

-¿Estás seguro de lo que haces?

-Sí, ¿trae esa caja, por favor?

-Claro; pero insisto en que no deberías hacerlo, digo, esto es lo que te dejó tu abuelo, es toda tu herencia.

-Si me quedó, lloraré todos los días hasta morir de tristeza. No me quedaré ni un día más.

-Entonces rentarás la casa… ¿y dónde vivirás?

-En un departamento.

-¿Vas a pagar renta?

-No, lo compraré, lo pagaré en tres pagos. Además, está cerca de la Universidad.

-Bien, es tu decisión.

 

El edificio estaba a dos cuadras (calles, para quien no me entienda) de la Universidad. Desde el  tercer piso se veía el instituto.

-Linda vista -dijo Mikami- ¿por eso lo escogiste?

-Y porque es barato.

-¿Barato?

-Sí, por alguna extraña razón el vendedor estaba muy alegre por rentarlo.

Mikami se volvió al sentir que alguien lo tomaba por el brazo. Se giró sonriente pensando que era Ryuuzaki, pero no había nadie. El muchacho abría una caja al menos a un metro lejos de él. Ignoró eso, se quitó la gabardina, y abrió una caja que, extrañamente no había visto.

-¿Esto es tuyo? -preguntó Mikami enseñándole el oso de peluche que estaba dentro de la caja.

-No -dijo Ryu mirándolo y mirando la caja-; esa caja no es mía.

-Aquí estaba.

-¿Qué más hay?

-Una tarjeta.

-¿Y qué dice?

-No mucho, sólo “para ti, con amor”

-No es mío; ¿tienes hambre? Voy aquí enfrente por un momo no keki (pastel de durazno).

Mikami se asomó por la ventana y vio la pastelería.

-Claro, te esperó.

Ryu salió y Mikami esperó un momento. Se asomó a la puerta y vio el pasillo solo. Cerró la puerta y se acercó a una maleta del muchacho, tomando una de las camisas, acercándola a su rostro, oliéndola, sintiéndola. Era un aroma natural, sin perfumes o jabones de olor. Sonrió y la guardó de nuevo.

-Ryuuzaki… -suspiraron sus labios, cuando un golpe llamó su atención. A su lado estaba el peluche que él mismo había guardado en la caja. Lo recogió y pensó en lanzarlo de nuevo a la caja, pero ésta ya no estaba.

-¿Qué está pasando?

Se puso de pie y lanzó el oso al sillón. El peluche cayó de cabeza, pero Mikami no lo notó. Sintió entonces, que algo le golpeó en el pie. Era la caja sin la tarjeta. Cuando levantó la mirada, vio al osito sentado en el sillón con la tarjeta.

-Esto se está poniendo raro.

Mikami estaba tan nervioso que el ruido del agua en el baño lo asustó.

-Agua… -pensó- Apuesto que la tubería no sirve, por eso es tan barato el departamento.

Entró al baño, cerró la llave; cuando escuchó algo peor. Alguien abrió la puerta, la cerró de golpe y comenzó a llorar.

-¿Ryuuzaki?

Al volverse a la puerta, Mikami no notó que su reflejo en el espejo lo miraba, y lo siguió con la mirada cuando salió del baño.

-Ryuuzaki, ¿eres tú?

El llanto paró cuando Mikami estuvo en la sala, que estaba completamente vacía.

-¿Quién está aquí?

Se abrió la puerta principal. Era Ryuuzaki.

-Mikami -dijo-, estás pálido, ¿pasó algo?

-No… nada…

 

Después de comer, Mikami le insistió a Ryuuzaki que debería regresar a su casa, pero el muchacho volvió a negarse, y lo acompañó hasta el elevador.

-Mikami -dijo el moreno-, ¿algo te molesta? Has estado muy nervioso.

-Es la casa… es fría… tiene algo malo.

-El dormitorio.

-¿Qué?

-El dueño dice que la madera del suelo cruje, más en la noche que en todo el día.

-No debiste salir de tu casa.

-Hasta mañana, Mikami-sensei.

Sensei se fue y Ryu volvió a su solitario departamento. Se acercó al sillón para sentarse y vio el osito.

-Para ti con amor; -susurró sonriendo- quizás los antiguos dueños me lo dejaron como regalo de bienvenida.

Ryu apagó las luces, cerró las ventanas y se fue a dormir en compañía del peluche.

 

A las tres de la mañana, algo molestó a Ryu. Eran ruidos. Pisadas. No abrió los ojos, sólo se dio la vuelta, y las pisadas continuaron. Y luego, sintió algo. Alguien estaba sentado a sus pies. Entonces, sí se despertó y vio en la esquina de la cama un hueco, como de cuando alguien al sentarse.

-Mi…Mikami-san… -murmuró Ryu.

La ventana se abrió de golpe azotándose de forma tenebrosa y dejando entrar un vendaval que se escuchaba como un grito desgarrador.

-¿Qué está pasando? -gritó y abrazó al oso. Todo se calmó. Ryu se puso de pie y salió, aun con el peluche, fue a la cocina para beber agua y se quedó en la sala, sentado en el sillón, con la luz apagada. Junto al sillón, en una linda mesita de madera, estaba el portarretrato con la foto que tanto amaba, la foto de su abuelo. La tomó y la puso contra su pecho.

-Me siento tan sólo sin ti -murmuró y las ventanas temblaron-…porqué moriste, abuelo… -las ventanas se detuvieron. De nuevo, todo quedó tranquilo. Ryu se quedó dormido, llorando en silencio. La puerta de su habitación se abrió y una extraña brisa le trajo una cobija que lo cubrió.

-Ya no estarás solo… -la voz venía de todos lados, y una extraña sombra se apareció frente al nuevo inquilino.

 

Notas finales:

Ya casi se me acaba la hora en el ciber, así que si algo sale mal, tendrán que esperar para que arregle los imperfectos.

Una disculpa.

 

 

hasta luego!!!!!!!!!!!!!!!!


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