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Shelter por parku

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Notas del capitulo:

Veamos... la dedication va a mi Otepé -por su oniú- a Katia y a Kim -por insistir en que vuelva a hacer esta historia, pero con kpopers jeje-

 

Originalmente este era un fic de Twilight que escribí hace unos años, una amiga me recomendó que lo vuelva a hacer pero de k-pop y decidí hacerle caso jeje. Sólo existía un capítulo, que no es idéntico a este ya que modifique muchas cosas, pero si por casualidad alguien lo había leído, soy la misma persona jaja.

Espero que les guste!

 

Perdón por las faltas de ortografía, o errores gramaticales :P

Desde ya, muchisimas gracias por leer! ^O^

Espero que les guste :)

Shelter
Capítulo 1


Era muy entrada la noche y yo estaba volviendo a mi casa en tren, triste como nunca por algún motivo sin sentido. El vagón estaba casi vacío: solo había un chico, un hombre pobre durmiendo, y tres borrachos hablando fuerte, bromeando y, cada tanto, mirando al chico de una manera que me resultó desagradable. No me gustaban para nada. Desvié la mirada para no provocarlos por mi insistente escrutinio y, aburrido, me dediqué a analizar al chico.
Era muy lindo: tenía el pelo castaño oscuro, corto y rebelde, con cada punta señalando en una dirección diferente. Un pequeño flequillo al costado caía sobre su frente llegando casi hasta la mitad de ésta. Sus labios gruesos te invitaban a probarlos y descubrir su suavidad, y sus ojos grandes lo hacían parecer alguien inocente. Su figura era delgada y proporcionada, y vestía muy bien.

Me sonrojé levemente al notar que me había descubierto en mi pequeño estudio de su persona: me estaba mirando. Mis ojos se encontraron con los suyos y me disculpe con un breve gesto de cabeza, que probablemente no entendió. Desvié mi vista hacia la ventana.
En ese momento escuché pasos irregulares y unas voces que arrastraban las palabras. Volví a mirar para su lado y noté que los hombres se habían acercado al tierno chico y le habían empezado a decir cosas vulgares, intentando tocarlo por todos lados. Él chico forcejeaba, intentando alejarlos, desesperado y angustiado, pero ellos eran tres y mucho más fuertes que él. A pesar de mi poca experiencia en peleas, algo dentro mío me impidió ignorar lo que estaba sucediendo y no dudé en intervenir.
- ¡No lo toquen!- exclamé -O se las van a ver conmigo.
Los hombres se empezaron a reír a carcajadas y se acercaron a mí de modo amenazante. Uno de ellos alzó una mano, convirtiéndola en un puño y rápidamente la acercó con violencia a mi cara. La esquivé y le golpeé una mejilla con fuerza, logrando que se tambalee un poco. Miré al segundo hombre y, en una increíble demostración de técnica y habilidad que ni yo sabía que poseía, pude arreglármelas para golpearlo en el estómago. En mi pequeño festejo interno por haber logrado golpear (pero no derrotar) a dos de ellos, no vi venir al tercer hombre que me pegó con el puño en la cara, derribándome. Estando yo en el suelo comenzó a patearme el estómago. Dolía mucho, pero no hubiera soportado ver como ese chico, con ojos brillantes e inocentes lleno de sueños como se veía, sufriera algo así. El tren frenó en una estación, y los hombres salieron corriendo, ayudándose entre sí, aparentemente asustados por ser atrapados por algún guardia de seguridad.

- Muchas gracias por eso- dijo el chico asomándose de abajo del asiento donde se había escondido -¿Estás muy lastimado?
- ¿Yo? Estoy perfectamente...- respondí sonriendo como tonto y sintiendo un sabor metálico en mi boca.
- Te sale sangre del pómulo, del labio y de la nariz- señaló -Estás respirando muy mal y hablás raro. ¿Vivís muy lejos?- se acercó y se sentó en el suelo a mi lado.
- No...- lo imité con algo de dificultad, sentándome en frente suyo. Miré el cartel electrónico que indicaba las estaciones para ver dónde estábamos -Queda a unas cuadras de la próxima estación...
- Te acompaño a tu casa entonces- Lo miré confundido. No sentía dolor, sólo un leve cosquilleo en la mejilla. Me toqué la cara y palpé algo húmedo, para luego mirar mi mano embadurnada con sangre. Al ser consciente de lo que tenía, empecé a sentir el dolor que debería haber sentido antes.
- No hace fal...- quise hablar con una mueca.
- Estas así por mí culpa, quiero ayudarte a que llegues bien y a hacerte las curaciones necesarias- dijo muy seguro.
Acepté con una sonrisa que me costó muchísimo hacer: Ahora me dolía todo el cuerpo pero no importaba porque él me hablaba. Y era hermoso. Más hermoso que cualquier chica o chico que haya visto.

Nos bajamos del tren y, con un poco de su ayuda, empezamos a caminar. Ya no recordaba ni porque estaba triste en un comienzo.
- ¿Cómo es tu nombre?- le pregunté distraídamente.
- Mmm, HyunSoo... ¿el tuyo?- lo vi dudar y me pareció extraño. Sólo le había preguntado su nombre.
- Jongin...
- Es un gusto, Jongin- nos miramos -Gracias por salvarme- le sonreí.

 

 

***


Él no volvió a decir nada más mientras llegábamos a mi casa. Cuando entramos, le dije dónde podía sentarse pero no lo hizo. No puedo creer que haya invitado a un extraño a mi casa, por más lindo que sea. Mi mamá se llega a enterar y me mata.
- ¿Dónde tenés el botiquín de primeros auxilios?- prendí la luz, que todavía estaba apagada y me acerqué a él.
- En serio no es necesar...
- ¿Te viste al espejo?- rió -Decime donde está, o traelo vos, pero te voy a curar esas heridas- finalizó.

Fui a buscar lo que me pidió y cuando volví, me hizo sentar en el sillón. Yo sólo hacia lo que me pedía por inercia y, a pesar del intenso dolor que los golpes me habían dejado, no podía dejar de contemplar lo hermoso que era.
- ¿En serio estás bien? Se está hinchando tu labio...- me miró preocupado y se sentó a mi lado.
- Estoy bien, de verdad- respondí. Él estaba revisando en el botiquín, buscando lo que iba a necesitar.
- Bueno, voy a intentar que te duela lo menos posible.

Mientras me curaba, yo trataba con mucha fuerza no quejarme, pero cuando colocó el algodón con alcohol en la herida, solté un pequeño, lastimero y patético quejido de dolor.
- Perdón- me dijo soplando mi pómulo. Sentir su aliento golpear mi rostro me mareó. Era embriagante, por muy desagradable que eso sonara -¿Cuantos años tenés?- preguntó.
- Dieciséis... ¿vos?- fruncí el ceño cuando pasó un nuevo algodón por mi labio.
- Diecinueve. Pareces más grande. Ya terminé con la cara, sacate la remera así te ayudo con los golpes del estómago... Fue muy valiente lo que hiciste por mí. Gracias... de verdad- dijo y, por un momento, pensé que se había sonrojado.
- No es nada. No podría haberme quedado quieto sin hacer nada- respondí sacándome la remera y sintiendo mi cara arder: Era muy tímido. Apenas me sacaba la ropa en la playa y ahora tenía que hacerlo frente a un chico desconocido, estando solos en la sala de mi casa. O mejor dicho frente a ese desconocido, lo cual me ponía más nervioso que si tuviera que caminar desnudo por la escuela.
Mientras me pasaba una crema desinflamatoria por el abdomen, yo lo miraba. Estaba serio, pero con una expresión dulce en el rostro. Lo hacía tan suavemente que parecían caricias y tuve que concentrarme para calmarme. Yo y mis estúpidas hormonas adolescentes.
- Listo, ahora tomate uno de estos, son para calmar el dolor- me ofreció una pastilla blanca. Fui a la cocina, todavía medio atontado y me serví un vaso de agua para tomar el remedio. Después de hacerlo, volví a la sala donde estaba HyunSoo sentado en el sillón, mirando con asombro su alrededor como si recién se diera cuenta de donde estaba. Me puse mi remera y me senté a su lado.
- ¿Pasó algo?- recorrí la sala con la mirada pero no vi nada fuera de lo normal. Negó con la cabeza.
- Tu casa es hermosa. Estaba tan preocupado que no lo había notado, pero es enorme. Y de muy buen gusto- sonrió.
- Gracias... creo- me reí -Aunque el crédito es para mi mamá, es ella la que decora. Trabaja de eso.
- ¿Y dónde está ahora?- me miró.
- Esta con mi papá en África, festejando sus veinte años de casados- sonreí -Querían llevarme, pero por el colegio no pude ir. Esta semana ya vuelven- abrió sus ojos grande y yo me reí.
- Wow, me daría vergüenza que conozcas mi departamento... es tan chiquito y pobre al lado de esto...- comentó.
- No digas eso, no me guío por lo que los demás tienen, si no por lo que son. Mi mamá, antes de conocer a mi papá y que se enamoren, apenas tenía para comer. Pudo estudiar porque era muy inteligente y había obtenido una beca completa. Ella me enseñó a ser humilde y a guiarme por cosas más importantes que lo material. A guiarme por el corazón de las personas, no el grosor de sus billeteras, o el tamaño de sus casas. Podrías vivir abajo de un puente y a mí no me importaría.
- Perdón... no quise ofenderte- se acomodó el pelo nervioso.
- No lo hiciste- sonreí - Se nota que vos tenés buen corazón- levantó la mirada, cruzándola con la mía y sonrió.
- Gracias. Aunque de conocerme mejor, no sé si dirías lo mismo.

 

***

 


Ya había pasado una semana desde aquella noche, y no podía parar de pensar en HyunSoo. Su blanca piel, que tan bien contrastaba con la mía, sus labios gruesos y rosados, su sonrisa... Basta Jongin, me regañé. Definitivamente yo no había causado el mismo efecto en él y mi cabeza no dejaba de recordarlo, torturándome. Me gustaría poder decir que lo voy a volver a ver. Pero no me dio su teléfono ni nada y yo, como un idiota, me quedé parado en la calle viéndolo desaparecer.

- ¡Jongin! ¿Me estás escuchando?- estaba haciendo enojar a ChanYeol, por cuarta vez en el día. Me quedaba pensativo, en mi propio mundo y no escuchaba lo que él me decía, y eso lo sacaba de quicio.
- ¿Qué pasa? ¿Qué decías, Channie?- los miré a él y a Sehun, y luego a mi almuerzo que seguía intacto en la bandeja.
- Que el sábado, como es tu cumpleaños, te tenemos preparada una sorpresa. Estate listo a las diez de la noche, bañado y cambiado. Vestite bien.
- Yo siempre me visto bien- dije medio en broma. Aunque era cierto.
- Sí, bueno. Pero en serio Jonginnie, te queremos reluciente a las diez. Y, en este caso, estar bien vestido también implica que estés sexy- le di un golpe suave en la cabeza.
- Idiota- sonreí -Me voy a la biblioteca a buscar una información, nos vemos después chicos- escuché como ChanYeol reía.
No sabía porque, pero su risa me había producido escalofríos. Tanto él como Sehun sabían que odiaba las sorpresas.

 

***

 


El sábado a la noche llego más rápido de lo que me hubiera gustado, y mi celular desbordaba de mensajes de texto de ChanYeol. El último decía que ya estaban viniendo a buscarme, y yo seguía sin tener idea de lo que me esperaba. Mi último cumpleaños había sido un desastre, ni siquiera me gustaba recordarlo.
Me miré al espejo: Sin hacer caso al pedido de ChaYeol de verme sexy, me había puesto algo sencillo: una camisa de manga corta negra, con los primeros tres botones desabrochados, un pantalón ajustado negro y unas converse rojas.

A las diez menos cinco, impaciente como siempre, la bocina del auto de ChanYeol se escuchó varias veces. Suspiré. Bajé las escaleras, salí de mi casa y, con desconfianza, me metí en el auto, sentándome en el asiento trasero.
- ¿A dónde vamos?- pregunté a penas se puso en marcha. Sehun, que iba en el lugar del copiloto, se dio vuelta y me miró.
- Sorpresa Jonginnie, es una sorpresa- levantó una ceja y sonrió de costado. Mierda, pensé. Esa sonrisa no significaba nada bueno.

 

***

 


Manejó por aproximadamente media hora hasta meterse por una calle muy oscura y solitaria. Estacionó y ambos se bajaron, obligándome a seguirlos cuando me resistí a dejar el auto. Se pusieron uno a cada lado de mi cuerpo, para evitar que escape y, tomándome de los brazos, me arrastraron hasta un callejón oscuro. Lo primero que pensé fue que iban a pegarme, lo cual era una tontería ya que eran mis mejores amigos desde preescolar. A pesar de eso empecé a ponerme nervioso. Ellos compartían miradas de complicidad y estaban muy contentos. No tenía idea de donde estábamos. ChanYeol nos llevó hasta una puerta y entramos.

Aunque por afuera el lugar parecía viejo y maltratado, por adentro era muy lindo y fino. La luz era tenue, las paredes rojas, y un dulce aroma inundaba el ambiente. Sehun y ChanYeol tenían una sonrisa enorme en el rostro.
- Feliz cumpleaños- dijeron al unísono señalándome el lugar.
En ese momento una chica vestida con un top muy chico negro, una minifalda roja y unas botas largas hasta los muslos, dejando muy poco a la imaginación, pasó por al lado mío. Miré al lugar de nuevo. A lo lejos, se veía un hombre sin remera, con los pantalones desabrochados, siendo arrastrado por un chico bajito, hasta pasar por una puerta que fue cerrada rápidamente detrás de ellos. Me di cuenta donde estábamos. ¡Esto es un prostíbulo! pensé. ¡Los muy imbéciles me trajeron de putas por mi cumpleaños!
- Yo me voy- dije dándome vuelta, pero choqué con el pecho de ChanYeol y entendí que no tenía escapatoria. No quiero que mi primera vez sea así, tengo que hacer algo.

En una esquina dos chicos, uno rubio y otro castaño, miraban fijamente a mis amigos: por supuesto que ellos llamaban mucho más la atención que yo. Los chicos se acercaron y le susurraron cosas al oído, estando yo presente. El castaño se acercó a ChanYeol y, tomándolo delicadamente de la nuca, le dio un corto beso en los labios. Se separaron y se miraron sonriendo.
- Baek, es su primera vez acá y con esto en general- comentó Sehun, divertido de ver mi expresión de sorpresa. El chico había vuelto a besar a mi amigo más alto pero esta vez el beso era más íntimo.
- Mmm- ronroneó el chico separándose de ChanYeol y me miró- ¿Sí? Sé exactamente quien se puede hacer cargo. Baek fue hasta una barra y agarró una llave. Se acercó de nuevo a nosotros y me la dio.
- Te está esperando, cariño- me dijo.
- Pero...- los miré.
- Vas por ese pasillo- señaló por donde tenía que ir -después doblas a la derecha. La primera puerta a tu izquierda.
- Buena suerte- me deseó Sehun rodeando con sus brazos al chico rubio del cual no sabía el nombre. Los miré mal.
Cuando me di vuelta para irme recibí un golpe en el trasero. Di un pequeño saltito de la sorpresa y escuché a ChanYeol protestar. Supuse que ese tal Baek había sido.

 

 

***

 



La llave tenía un llavero de madera con el número veinte. Fui por el camino que me indicaron y cuando llegué a la habitación, respire hondo y entré.
El lugar estaba vacío, a excepción de una enorme cama en el medio con sábanas rojas y una mesita de noche a cada lado de ésta. Sentía mis manos sudadas… estaba muerto de miedo y no quería seguir ahí. Me senté en el borde de la cama, todavía pensando cómo escapar de la situación.

La puerta se abrió lentamente y yo levanté mi mirada. Un chico había entrado y, de espaldas a mí, cerraba la puerta. Iba vestido con una camisa blanca que le quedaba grande, y un pantalón negro. Tenía el pelo corto, castaño oscuro y rebelde. Miré el suelo antes de que él gire.
Se dio vuelta y vi sus pies descalzos. Subí por sus piernas, notando que el pantalón estaba roto en las rodillas, y que tenía la camisa abierta, dejando ver la blanca piel de su torso. Llegué a su rostro y mi boca se abrió de la sorpresa.

- No me imaginé que eras esta clase de chicos...- me dijo HyunSoo, mirándome.
- No lo soy- respondí sin pensar, todavía no reaccionaba. Levantó una ceja, con la curiosidad reflejada en el rostro -¿Qué hacés acá?
- Trabajo, ¿no es obvio?- se acercó a mí hasta estar muy cerca, tanto que nuestras respiraciones chocaron. Me alejé de él, moviéndome hacia atrás todavía estando en la cama, pero ahora semi acostado. Él me siguió, subiéndose y gateó hasta estar arriba mío, antes de que pueda sentarme. Me miró con una sonrisa en los labios.
Mis piernas estaban entre las suyas, sus brazos a los costados de mi cabeza y yo creía que se me iba a quemar la cara de la vergüenza que sentía. Su rostro bajó hasta mi cuello y comenzó a repartir tiernos besos, con los labios apenas abiertos.
- N-no... salí... por favor- le pedí antes de que profundice ese contacto y ya no pueda pensar claramente.
- ¿Por qué?- subió por mi mandíbula hasta el mentón, sin dejar de besar suavemente cada lugar por el que pasaba -¿No pagaste para esto?- me miró y rozó sus labios con los míos, pero yo corrí mi cara para que no me bese.
- No.
- ¿Ah, no? ¿Y qué haces acá…? Si se puede saber, claro- lo miré a los ojos, parecía molesto.
- Me arrastraron mis amigos como regalo de cumpleaños. Pero yo no sabía nada, de haberlo hecho no hubiera venido- frunció el ceño.
- Ah, ya sé. Es una excusa, ¿no? Te parezco feo, te arrepentiste y ahora no sabes cómo...- le tapé la boca con la mano.
- No, no me pareces feo- de hecho, me pareces hermoso -Pero yo no quiero que mi primera vez sea así, sin sentimientos. Mis amigos estuvieron mal al traerme acá- sacó mi mano de su boca y se salió de arriba mío, sentándose a mi lado.
- Mirá, tus amiguitos pagaron toda la noche. Hasta que no se haga de día no podemos salir, y yo voy a perder todo el dinero porque vos no querés acostarte conmigo. ¿Qué voy a hacer? ¿Sabes todo lo que pierdo? Y realmente lo necesito, si no, claramente no estaría acá.
- Te voy a pagar igual. Si ellos no lo hacen, yo lo voy a hacer...- desvié la mirada.
- Aunque...- me tomó del mentón y me hizo mirarlo -Podría... drogarte- con un dedo, me acarició la mejilla y delineó mi mandíbula. Acercó su rostro al mío -En el cajón, hay una droga que si te la hago tomar, vas a estar tan caliente que vas a pedirme que te dé toda la noche sin descanso- susurró sobre mis labios. Lo miré con miedo y él me soltó, empezando a reír fuertemente -¿Lo creíste?- lo miré resentido y abracé mis piernas -Ya, perdón. Era una broma, en este lugar no se hacen esas cosas, al menos que el cliente quiera. Y sólo ellos pueden ingerir, no pueden obligarnos a tomar nada.
- Me asustaste, te veías muy convincente- me pasé la mano por el pelo.
- Bueno, para eso estoy... para sonar convincente- se acercó a mi oído, y, rozando sus labios con el lóbulo de mi oreja, empezó a gemir, haciéndome estremecer. Primero unos gemidos agudos y entregados, pero rápidamente pasaron a unos más masculinos, salvajes y llenos de sensualidad. Dejó de hacer esos eróticos sonidos y me miró -¿Lo ves?- sonrió. Tragué saliva y me sonrió -Tampoco es para que te sonrojes tanto.
- Pero... ¿por qué?- no entendía como alguien podía vender su cuerpo. Y por los sonidos que me mostró, no sólo hace de activo. Está preparado para complacer a cualquier hombre o mujer.
- Eso no tengo por qué decírtelo. ¿Te pensás que porque me salvaste de esos hombres ahora tenés algún derecho sobre mí?
Ok, eso dolió. Mucho más de lo que debería haber dolido.
- HyunSoo...- dije y pensé que podría ponerme a llorar.
- Perdón Jongin, no quise hablarte así pero estoy un poco tenso. Espero que entiendas que no hice nada en el tren porque no puedo estar golpeado. Tengo que verme bien siempre, a pesar de que me habría encantado defenderme sólo o ayudarte al menos- asentí con la cabeza -Y otra cosa...- lo miré -Mi nombre... no es HyunSoo. Es KyungSoo- mis ojos se abrieron grande por la sorpresa -Sí, perdón por mentirte...

 

Notas finales:

Si les gusta, dejen review :)

Me gustaría mucho saber si les gusta y si vale la pena seguirlo! :3

 

Todas ustedes son lo más y me hacen re filiz. -Henryteamo-

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 Xie Xie por leer! :]

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Parku~!


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