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Be a man por Helsic

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Notas del fanfic:

Título del fanfic: Be a Man
Parejas: KangTeuk
Tipo: shounen Ai.
Género: Angst, drama(?)
Clasificación: Rating {PG13}.
Comentario del Autor/a: Tanto tiempo sin escribir KangTeuk *snif* Me sentí rejuvenecida! gracias por leer *-*♥

d86; Be a man d86;



Muchas personas dicen a la ligera que cuando te vas a prestar servicio militar dejas de ser un niño y te conviertes en hombre, no importa tu edad. KangIn Siempre creyó que era sólo un decir y que no se necesitaba de un entrenamiento militar para ser más o menos hombre y luego de 2 años lejos de la vida que siempre había llevado, parecía comenzar a comprenderlo. Cuando llegó al campamento y se puso el uniforme que le correspondía, sintió por primera vez que todo eso era real. Y es que KangIn no lo sintió real cuando tomó la decisión, cuando se anunció a los medios de comunicación o cuando vio los cientos de mensajes de las fans; Sólo lo sintió real cuando se puso el uniforme y este traía su nombre bordado en el lado derecho cerca a su corazón junto con la bandera del país que rezaba “Kim YoungWoon” y no KangIn como se le conocía en el mundo del espectáculo.

Por 2 largos años fue Youngwoon y no KangIn. Dos años en los que no fue el centro de atención de las cámaras, no tuvo a un estilista para arreglarle el cabello en las mañanas y no tuvo que decidir que ponerse frente a un extenso armario de prendas de última moda, en vez de madrugar para la filmación de algún programa de variedades, madrugó para hacer 100 abdominales y 50 lagartijas, en vez de saltarse una comida por falta de tiempo en su apretada agenda de idol, comió con disciplina siempre a la misma hora junto a los demás soldados.

Pronto su vida como idol, la fama, la música, las fans se volvieron una fantasía irreal escondida en alguna esquina perdida de su cerebro y en su día a día sólo quedó el entrenamiento. Parecía como si todo aquello hubiese quedado en un segundo plano y no le importase, que la fama, el dinero, las fans y todo lo demás desapareciera, dara igual, pero algo permaneció inmutable todo ese tiempo, un pensamiento (escondido pero recurrente) en su cabeza y una imagen latente: El rostro compungido de LeeTeuk el día en que le despidió para comenzar su servicio militar.

Una noche anterior a ese día, había decidido invitar a su compañero a tomar unas cervezas, todos los problemas causados por su irresponsabilidad le habían traído a Super Junior (Y por supuesto al líder) muchos dolores de cabeza, KangIn sentía que debía una disculpa no sólo a la prensa y a las fans sino más importante aún a su hermano, amigo y líder, por eso esa noche le había llevado a un bar donde habían bebido un par de cervezas y habían terminado lloriqueando como ebrios idiotas. Aquella noche LeeTeuk había llorado en serio, KangIn sabía muy bien que el líder lloraba con facilidad, pero esa noche sus lagrimas parecían más pesadas y más dolorosas, no eran las lágrimas de un simple ebrio, no, eran las lágrimas de alguien que siente que pierde un pedazo de su ser. ¿Sería eso o era que KangIn quería imaginarse eso?

Quizás deseaba que LeeTeuk sintiera eso mismo que él sintió. Que se le desgarraba un pedazo de carne del cuerpo y mientras la carne lacerada caía, ardía como las mismas llamas del infierno.

KangIn suspiró con aquella memoria disolviéndose en su mente mientras el sargento Choi Kun Lee terminaba su discurso frente a todos los honorables ciudadanos que ese día dejarían de servir al país y regresarían a su estado de civiles luego de 2 años de ausencia. Minutos después y luego de un último juramento de lealtad para con la bandera y el estado, la puerta se abrió y KangIn se encontró caminando hacía la realidad que le esperaba allí, con las piernas firmes y tiesas, como si le hubiesen enterrado un buen alambre de acero en ellas.

A pesar de que era de día y hacía una brillante tarde despejada, KangIn se sintió deslumbrado por los rostros iluminados de quienes esperaban del otro lado, los gritos de las fans le ensordecieron, el barbullo infinito que había olvidado hacía tiempo, regresó como una marea imparable de azul zafiro. Aturdido e inclusive avergonzado, esbozó una sonrisa nerviosa y cuando giró su rostro se encontró con el del líder que le miraba de una forma tal que fue como si las piernas se le hubiesen convertido en gelatina de fresa y su boca se secara como el más despiadado de los desiertos.

El mundo paró, el bullicio se silenció y todo porque LeeTeuk le atrajo con sus brazos y le apretó fuertemente, susurrándole al oído “Bienvenido de vuelta” una voz suave que, le pareció casi hipnótica como un hechizo mágico de un brujo medieval. KangIn atinó a devolver el abrazo cerrando los ojos, recostando su cabeza en el hombro ofrecido, aspirando el olor a colonia fina de LeeTeuk, reconoció el shampoo de su cabello, ese de chocolate con no-se-que vitaminas que siempre usaba y fue como si esos olores lo enviaran de regreso al pasado a una velocidad vertiginosa y abrumadora.

- H…hyung – Murmuró – Viniste – Logró parlotear con la cara colorada como un camarón frito.

- Y tú estás aquí – Respondió LeeTeuk sin retirarse del abrazo – Justo como debe ser –

Y vinieron entonces los otros abrazos, uno a uno todos los chicos que habían venido a su encuentro le abrazaron y le felicitaron, su felicidad fue aumentando locamente, su boca se fue llenando de cientos de preguntas pues deseaba saber todo lo que había pasado en su ausencia, aquella sería una noche larga y hablarían con franqueza hasta quedarse dormidos.

Caminaron de regreso alejándose de las cámaras y secretamente sin que nadie más lo viera, KangIn tomó la manga del saco que traía puesto el líder y luego deslizó lentamente sus dedos hasta tocar los del otro.

¿Era lo correcto? ¿Debía decirle? Se preguntó en esos instantes en los que dudo si retirar la mano, pero entonces los dedos de LeeTeuk inesperadamente fríos se envolvieron con los suyos en silencio.

KangIn sonrió sin mirar al líder, sólo sintiendo el tacto del otro.

No podía seguir perdiendo el tiempo, no después de todos esos años.

FIN


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