Noviembre 23.
Era un día normal, como cualquier otro, nos encontrábamos almorzando tranquilamente como de costumbre, aun me faltaba un trozo de pastel por terminar en eso llego Murata, dijo que necesitaba hablar conmigo.
-Shibuya, tengo algo muy importante que decirte.
-¿Que es Murata?
-…- voltio a ver como todos los del comedor los miraban extrañados
-no puedo decírtelo aquí- me jalo del brazo y me llevo hasta una de las fuentes, me hizo saltar y una vez que llegamos a la tierra me lo dijo…
Ya pasaron 2 meses de eso, y aun no puedo creerlo y lo que menos me puedo creer es que le dije que sí… o eso parece…
-Shibuya… ¿Quieres salir conmigo?
-… ¿Qué?... ¡¿QUE?!
-…-
-s-S-i…-
-Bien está decidido
-¿eh? ¡No espera déjame acabar!
-mmm… huele bien creo que el curry de Mama-san ya está listo
-¿me estas escuchando?
-vamos Shibuya sécate y vayamos a cenar
-creo que no…- (espero que lo haya dicho de broma, Murata jamás me pediría tal cosa, además… creo que ya tengo suficiente con Wolfram.)
-Ah Yuu-chan, Ken-chan bienvenidos, no oí cuando llegaron, pero siéntense en un momento la cena estará lista.
-Si
-Si~
(2 horas después)
-bueno me voy, gracias por la comida mama-san
-no hay de que ken-chan~
-nos vemos Shibuya
-nos vemos Murata
-¡Ah! Por cierto
-¿mm?-
Yuuri no tuvo tiempo para nada cuando se dio cuenta, ya tenía al pelinegro frente a frente, tan cerca que podía sentir su respiración y sus labios pegados a los suyos en un suave beso como el rose de una pluma.
Para cuando reacciono lo único que pudo hacer fue taparse la boca y dar varios pasos atrás.
-¡¿Mu-Murata?! ¡¿Pero qué demonios fue eso?!!
-Un beso, ¿Qué más iba a ser Shibuya?
-pe-pero ¡¿por qué?!
-es un beso de despedida y de buenas noches, bueno ahora si adiós nos vemos mañana- dijo mientras abría la puerta y se marchaba.
Yuuri aún seguía en shock mirando la puerta tartamudeando cosas sin sentido…su segundo beso… y otra vez con un chico! La primera vez había sido con Wolfram, lo peor es que le habían gustado ambas sensaciones, ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Porque se sentía tan culpable? Tal vez se sentía así porque de una u otra manera sentía que estaba engañando a Wolfram… ¿Qué? Ya había tomado enserio su relación con él? Tantas preguntas, ninguna respuesta.
Cuando logro calmarse un poco se fue a su habitación tratando de acomodar tantas cosas en su cabeza que aún no podía creer.
Trato de dormir, pero no pudo, todas esas preguntas y emociones no lo dejaban dormir.
Se puso a pensar en qué hacer, ya que por más que trato nunca le llego el sueño, entonces se acordó que él tenía un diario, hace mucho que no lo usaba, se levantó y de un estante viejo, lleno de libros y mangas, se encontraba un pequeño cuaderno con pasta negra y algunos detalles azules, contenía candado.
-¿Dónde habré dejado la llave?- se preguntó a sí mismo, busco por todo su cuarto hasta que la encontró.
-espero que sea esta…-abrió el candado y se puso a hojear aquel pequeño diario que contenía varios recuerdo de cuando era pequeño.
Una vez que acabo de leer, se puso a escribir, todo lo que sentía, de alguna manera se sentía más tranquilo, así que decidió volver a los viejos tiempos donde solía escribir todas las noches en su diario.