Abrió los ojos mientras un pesado suspiro se escaba de sus labios, observó a su alrededor notando que aún era de noche. Nuevamente había tenido ese sueño que le impedía volver a dormir, ese sueño que llevaba atormentándole desdé hacía más de un año. Nunca lograba descifrarlo, por más que le buscase alguna explicación no podía pensar en nada. Esa noche de nuevo se había repetido, era como una película de terror que se sabía de memoria, era siempre lo mismo: un cuarto totalmente blanco donde se encontraban él y una extraña silueta oscura que poco a poco se acercaba a él susurrándole cosas que no era capaz de entender, eran demasiadas dichas al mismo tiempo, la silueta se seguía acercando y cuando estaba a punto de quedar de frente y ver su rostro desaparecía dejándolo solo en aquel tétrico cuarto blanco, donde de la nada resplandecía una brillante luz que le cegaba, y era en ese momento en el que siempre despertaba. Había sido el mismo sueño de siempre a diferencia de que ahora entre los susurros inentendibles había sido capaz de escuchar un “no te dañes de esta manera, Ji” dicho con una hermosa y varonil voz.
Suspiró nuevamente decidido a levantarse de la cama a hacer cualquier cosa mientras el cielo esclarecía. Estaba seguro de que esa silueta que aparecía en sus sueños atormentándole era la persona que no lograba recordar, sabía que su subconsciente le estaba dando alguna señal para que le recordara, pero no lograba siquiera tener un pequeño vistazo de su rostro y eso no le ayudaba mucho, sin embargo ahora había sido capaz de escuchar su voz entre el mar de murmullos, tal vez eso le ayudará en algo.
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La brillante ola de luz solar que se colaba por las cortinas traslucidas le daba de lleno en los ojos impidiéndole volver a dormir como quería. Odiaba que el idiota de su novio olvidará cerrar las cortinas correctamente por las noches, por eso se encargaba de hacerlo él mismo, pero esa noche había llegado tan agotado que al llegar a su casa simplemente de había tirado en la cama dispuesto a dormir la semana entera si le era posible, sentía que de un momento a otro se caería en pedazos.
-Oh, despertaste.
Volvió su vista en dirección a la puerta de la habitación, de donde provenía la voz. Observo a su novio entrar a la habitación únicamente usando sus boxers con una charola en las manos, tenía una enorme sonrisa extendida en todo el rostro como era costumbre en él, siempre sonriendo.
-¿Qué es eso?- preguntó intrigado mirando la charola que el otro sostenía en sus manos.
-Esto, Keybummie, es el desayuno.- contestó dejando la charola en la mesita de noche y depositándole un beso en sus rubios cabellos-. Pensé que no estarías de ánimos para bajar a la cocina, anoche te veías realmente cansado.
Kibum sonrió ante la amabilidad de su pareja, podía ser un idiota, pero era un cursi cuando se lo proponía. Lentamente acerco su rostro al del moreno con el objetivo de darle un beso, pero el sonido de su celular avisando que estaba recibiendo una llamada se lo impidió.
Cogió el objeto con una mueca y al ver quien era soltó un bufido de desagrado provocándole una ligara risilla a su novio.
-Jinki, espero que lo que tengas que decir sea importante, porque acabas de interrumpirme en algo.- dijo con ese tono de Diva tan característico de él.
-Ya, perdón por interrumpir tu sesión de sexo matinal o lo que sea, pero sí que es importante. Enciende el televisor, en el canal 4, lo que están pasando realmente te interesa.
Kibum miro intrigado a su pareja y cogió el mando del televisor. Encendió esta y puso el canal que su amigo le indicaba, su mandíbula se desencajo al ver las fotos que aparecían en la pantalla, en ellas se mostraba a ambos cogidos de la mano saliendo de los edificios de la empresa. También mostraban unas donde se encontraban besándose en la parte trasera del edificio donde vivían.
-¿Cómo paso esto?- cuestionó el moreno observando el estado de shock su pareja.
—No lo sé, Jonghyun, pero esas fotos han estado circulando en todos los sitios de chart, y ni hablar de tu página de fans oficial y la de Kibum. — contesto Jinki del otro lado de la línea telefónica.
—Gracias por llamar, Jinki. — dijo el chico antes de cortar la llamada y limpiar la lágrima que caía de la mejilla de su novio. Estaban en un problema, en un enorme problema.
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El sonido de sus pasos hacía eco en todo el pasillo, poniéndole cada vez más nervioso. ¿Cómo había terminando accediendo a la loca idea de su novio? De alguna manera el terco de su novio le había convencido de esa idea loca que tenía y ahora se encontraba en una clínica de fertilidad caminando detrás de un demasiado emocionado Minhyun.
No es que no quisiera formar una familia con él, solamente creía que aún no era momento, pero era claro que Minhyun pensaba totalmente lo contrario y estaba terco con la idea de que era el momento perfecto para comenzar su familia, así que debido a su incapacidad para negarle algo al otro había terminado en esa situación.
— ¡Lime!— el grito de su novio le hizo levantar la vista y ver a la chica que se dirigía a él con los brazos abiertos y una enorme sonrisa adornando su rostro de muñeca.
— ¡Min!— grito de vuelta abrazando al más alto por el cuello mientras mantenía aquella enorme sonrisa en su rostro.
-A mi también me da gusto verte, Lime.- dijo con un fingido tono de enojo mientras volteaba el rostro hacía la pared ocultando su sonrisa.
El comentario de Aron hizo que la chica se reirá abiertamente y soltara el cuello del más alto.
-No te pongas celoso, Young Min, sabes que también te quiero a ti.- dijo con un tono divertido y meloso.
Aron se limito a sonreírle y levantar la mano en señal de saludo, haciéndola reír más. Lime acomodo uno de sus cabellos azulados detrás de su oreja y les hizo un gesto a los chicos para que le siguieran por lo que faltaba de aquel interminable pasillo.
-Si lo que mi asistente me dijo esta bien, lo que buscan es una madre sustituta, ¿cierto?- preguntó antes de detenerse frente a una puerta de color caoba que resaltaba contra las paredes de color blanco.
Minhyun no contestó, pero asintió efusivamente con una sonrisa plasmada en el rostro. Todo aquello del bebé le entusiasmaba demasiado y no podía esperar para tener a un pequeño entre sus brazos. Aron soltó un suspiro al notar la emoción del más alto.
“Puede que esto del bebé sea bueno, comenzar una familia con Min…” se dijo a sí mismo sumiéndose en sus pensamientos así que apenas y noto cuando los otros dos entraron a la oficina.
—Young Min, ¿piensas quedarte ahí parado el resto del día?
— ¿Cuántas veces debo repetirte que mi nombre es Aron, Hye Lim?
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Suspiro por enésima vez desde que había llegado a aquel tétrico lugar que no le gustaba visitar en lo más mínimo pero que no podía evitar, la persona que más había amado, el amor de su vida, estaba ahí, bajo la fría tierra dentro de un ataúd. Aún no era capaz de hacerse a la idea de que había muerto, no de esa manera, no a esa edad. De sus ojos comenzaron a fluir gruesas lágrimas que viajaban por todo su rostro y terminaban cayendo en la fría tierra bajo sus pies, humedeciendo ligeramente ésta. Sin poder contenerse cayo de rodillas contra el suelto dejando aflorar el llanto que llevaba conteniendo desde que puso un pie en el cementerio. Sintió como se rompía en pedazos frente a la tumba del que siempre sería el amor de su vida, su confidente, su mejor amigo desde la infancia, la persona que le rompió el corazón y lo humillo antes de dejarlo, la persona que murió poco después de mandarle un desgarrador mensaje de texto. Continúo llorando por poco más de una hora sobre la tierra que cubría a su gran amor.
Sintió su celular avisándole que acababa de recibir un mensaje de texto. No quería leerlo, sabía quien lo mandaba, y no quería volver a saber de esa persona, después de todo para él, ella era la razón por la que su amado Jiyong se había convertido en lo que fue los meses antes de morir. Sin ganas cogió el celular y leyó lentamente el mensaje:
¿Qué pasaría si te dijera que todo lo que te han hecho creer sobre Jiyong no es verdad?
Sus ojos se entrecerraron por la intriga que aquel mensaje trasmitía, ¿pero quién carajos se atrevía siquiera a mencionar su nombre? Poco después sintió de nuevo el vibrar de su celular con un nuevo mensaje:
Has vivido en una mentira durante cinco años, Seunghyun, pero eso se acabó. Tarde o temprano te enterarás…
Nuevamente se sorprendió de lo que el mensaje decía. ¿Qué era todo eso? ¿Quién mandaba esos mensajes? ¿De que hablaba?
Volvió la vista hacía la lapida de su pequeño y dejo recargado el ramo de flores contra esta.
-Volveré el próximo viernes, Ji.