Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Malas Decisiones por Angelfiregot

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Holaaa!!!

Bueno... otra idea que me surgió mientras iba hacia mi trabajo y que decidí plasmar, saliendo ésto. No creo que vaya a ser un fic muy largo... o eso espero, pero igual deseo que lo disfruten así como yo escribiendo.

Ya saben que los personajes no me pertenecen sino a J. K. Rowling y solo escribo por diversión y porque a veces me da la pendejada :p

Ahhh por cierto, éste es un Drarry!!

MALAS DECISIONES

 

Capítulo 1

Dolor de mi alma

 

Se dejó caer en el sofá de la sala nuevamente con lágrimas en sus ojos. Hacía más de un año que venía haciéndolo y aun así no le era posible dejar de hacerlo. Se maldijo por ello.

En sus manos se encontraba “El Profeta” con aquel artículo que sabía tarde o temprano saldría a la luz y que ahora, como en sus más terribles pesadillas, se hacía realidad.

Había pasado exactamente un año, un mes y 3 días, piensa con amargura, al darse cuenta de que por poco y lleva también la cuenta de las horas, minutos y segundos que habían transcurrido desde aquel momento en que su vida se convirtió en una completa miseria.

Miró nuevamente la foto publicada en el periódico, donde aparecía aquel hombre que le había destrozado el corazón, tan hermoso como siempre, con una pequeña sonrisa de orgullo en sus labios, junto a su esposa y presentando ante la sociedad mágica al heredero del apellido Malfoy.

Poco a poco imágenes de sus días felices junto a ese hombre llegaron a su mente como dagas a su dolorido corazón y recordó el motivo por el cual lo había dejado aun después de todo lo que había luchado por su relación. Todo por ese pequeño bulto que Draco cargaba en sus brazos. Trato de odiar al niño, pero no fue capaz, esa indefensa criatura no tenía la culpa de las decisiones de su padre y del daño que éstas le habían causado.

En ese momento, vio su matrimonio con Draco Malfoy como algo sumamente lejano, algo que parecía no haber existido siquiera y nuevas lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas, hasta quedar profundamente dormido.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Cuando despertó, recordó todo con lujo de detalles, cómo durante la guerra, en aquella sala de menesteres donde lo salvó de una muerte segura, Draco le había confesado sus sentimientos, lo feliz que se sintió con ello y el apoyo que recibió de ese rubio cuando fue rechazado por la que se decía ser su familia.

A Draco jamás le importó que los Weasley y Hermione lo odiaran, intentó por todos los medios hacerlos recapacitar con tal de que yo me sintiera bien, aunque nunca lo logró, teniendo en cuenta que ellos juraban que yo terminaría casado con Ginebra. Aun a pesar de su desprecio y de lo mal que me sentía, él siempre buscó la manera de apoyarme, de ayudarme a superarlo y a ser feliz como siempre decía que yo merecía. Cuando cumplimos un año de novios, me llevó a un restaurante bastante costoso en Francia, donde me propuso matrimonio. Ese día fue uno de los más felices de mi vida; dejó de importarme si a los demás les gustaba o no, si el mundo mágico me repudiaba por el hecho de casarme con un hombre y sobre todo si ese hombre había estado entre las filas de Voldemort.

En el mundo mágico no era bien visto que te metieras con alguien de tu propio sexo, por lo que obviamente no estaban permitidos los matrimonios entre hombres o mujeres, así que, a pesar del ataque de histeria de Lucius Malfoy y del odio repentino hacía mi persona de Narcissa Malfoy, incluso aun a pesar de la amenaza de desheredar a su primogénito, ambos contrajimos matrimonio ante un juez muggle, sin una gran fiesta, ni ceremonia de lujo, solo nosotros dos y nuestros dos testigos; Luna y Blaise, los únicos que en todo ese mundo no nos rechazaron ni nos sacaron de sus vidas por nuestra decisión, los dos únicos amigos reales que teníamos.

Esa noche fue la más maravillosa de toda mi vida, habíamos compartido junto a nuestros amigos una cena en un buen restaurante y después nos entregamos nuevamente en el lecho de un hotel de lujo como nunca antes lo habíamos hecho.

Sin embargo, cuando regresamos al mundo mágico, ambos fuimos rechazados, repudiados por la comunidad entera. A nadie le importó que yo, el grandioso Harry Potter les hubiera salvado el culo de Voldemort, no, a todos se les olvidó ese insignificante detalle y no tuvieron reparo alguno en atacarlo a él y a mí como su esposo.

Los días comenzaron a pasar lentamente, ante el rechazo general, ya ni siquiera podía  plantarme la idea de convertirme en Auror como había sido mi sueño, porque inmediatamente todo se me vendría encima. Tratamos de hacer frente a las cosas, nuestro amor estaba latente y no nos dejaríamos caer por lo que dijeran los demás, sin embargo, Lucius había cumplido con su amenaza y simplemente nos quedamos con el dinero que yo conservaba en mi bóveda.

Intentamos por todos los medios conseguir trabajo en el mundo mágico, pero inevitablemente todas las puertas fueron estrelladas contra nuestras caras, por lo que en últimas, tomamos una decisión que cambiaría el rumbo de nuestras vidas; irnos a vivir en el mundo muggle.

La adaptación para mí fue fácil, igual conocía muy bien el lugar, sin embargo, para el rubio fue una completa pesadilla. Era cierto que había mermado sus prejuicios hacia los muggles, pero una cosa era aceptar que eran seres que tenían derecho a vivir y otra muy diferente aprender a convivir con ellos. Las peleas se hicieron constantes en nuestras vidas, Draco no podía aceptar la idea de que tenía que trabajar para muggles y dejarse regañar incluso por ellos en el trabajo, por lo que lamentablemente no podía mantener un empleo estable y la economía de nuestro hogar poco a poco se veía mermada, hasta el punto en que tuve que conseguir dos empleos para mantenernos.

Todo iba de mal en peor, llevábamos apenas 8 meses de casados y parecían siglos de un matrimonio completamente disfuncional, hasta que esa noche, cuando regresé de trabajar lo encontré en su pequeño laboratorio de pociones que había montado en el mini apartamento.

-          Harry qué bueno que llegas – dijo Draco con una sonrisa que hacía mucho no veía en él. A pesar de mi cansancio me sentí feliz de verlo nuevamente así de contento, por lo que me acerqué a él y le brindé un suave beso en los labios.

-          Me alegra saber que te hace feliz mi llegada… ¿Qué es lo que te tiene tan contento? – cuestioné cuando lo vi bastante alegre y con un libro entre sus manos.

-          Bueno, lo que pasa es que hoy estuve buscando entre nuestras cosas que tenemos represadas y encontré esto – dijo mostrándome un cuaderno bastante grueso y por lo que podía ver era viejo y estaba muy maltratado. Mi cara debió reflejar mis dudas, por lo que mi rubio amplió su sonrisa y me lo pasó – es el diario de pociones de mi padrino. Antes de morir el me lo entregó, pero después de la guerra y de todo lo que sucedió, pues lo había olvidado – dijo bastante emocionado, por lo que yo lo chequee por encima, hasta llegar a la página que Draco tenía señalada abriendo los ojos a más no poder.

-          Amor… esto es… - dije sin poder creerlo aun.

-          Así es ¿sabes? Mi padrino siempre supo que yo algún día terminaría junto a un hombre, nunca le dije quien a la persona que me había robado el corazón, pero si le dije que era un chico, por lo que me dijo que me haría un regalo, lamentablemente no logró terminarlo – dijo mirando la poción en el libro – pero hoy me he propuesto terminarla y cumplir uno de nuestros más grandes sueños – finalizó con una mirada de determinación y una sonrisa de autosuficiencia en su rostro. Yo lo único que atiné a hacer fue abrazarlo y besarlo con todas mis fuerzas. No me importaba tener que trabajar más de lo que ya lo hacía, no me importaba dejar pendientes mis opciones de estudio, apoyaría a Draco para que pudiera completar la poción, una que nos daría la oportunidad de ser padres.

Todo comenzó bien, Draco se la pasaba encerrado en su laboratorio día y noche, yo tan solo me dedicaba a conseguir el sustento de los dos y los ingredientes gracias a Kreacher, quien iba por ellos al mundo mágico cuando Draco se lo solicitaba, todo con tal de ver siempre esa ilusión en los ojos de mi dragón, quien cada vez que llegaba me recibía con una sonrisa en los labios y me contaba todos sus avances del día, para terminar haciendo el amor como desquiciados en el lugar que nos encontráramos en ese momento.

¿Por qué simplemente las cosas no pudieron seguir así? No lo sé. Los días empezaron  a pasar, al igual que los meses y Draco seguía sin conseguir la perfección en la poción, por lo que su alegría se convirtió en frustración y su frustración en rabia contenida.

Ya llevábamos un año y medio de casados y las cosas cada vez eran peores, nuestras peleas anteriores parecían un juego de niños comparadas con esas, los insultos, los llantos, los golpes de parte de Draco y sus constantes huidas se convirtieron en el pan de cada día. Todo siguió así hasta que cumplimos dos años, cuando una noche Draco llegó completamente borracho a las 3 am después de una de nuestras incontables peleas, diciéndome que ese día había ido al mundo mágico, lugar al que aun no podía olvidar y al cual añoraba volver y se había encontrado con su padre, quien al verlo tan delgado y demacrado, lo había invitado a almorzar. Y entre todo lo que le contó le dijo que su padre le había dicho que le devolvería su fortuna y su vida en el mundo mágico aunque fuera en otro país, solo si le daba un heredero, solo eso.

Lloró durante toda la madrugada entre mis brazos, hasta que finalmente se quedó dormido, por lo que, aunque no me gustara la idea de tener a Lucius nuevamente en nuestras vidas, decidí apoyar a mi esposo con lo que tuviera que hacer para que la poción funcionara y pudieramos tener ese hijo que tanto habíamos anhelado.

Lamentablemente, la vida no es así de fácil, por lo que a pesar de mis esfuerzos y del empeño que Draco le había puesto a esa poción, ésta nunca funcionó, así que cuando acabábamos de cumplir los 2 años y medio, Draco lo soltó.

-          No puedo más Harry, te amo, pero ésta vida me está consumiendo… nos está consumiendo – dijo el rubio en la sala. Intenté refutarle, aunque sabía que era cierto, pero antes de que pudiera decir algo, el rubio siguió – no nos engañemos más, eso que dicen que la gente puede vivir gracias a su amor no es más que una falacia, tu y yo lo sabemos bien… nunca podré concretar la poción, nunca podremos ser padres, a menos de que alguno de los dos embarace a una mujer y yo nunca podré adaptarme a vivir entre los muggles – dijo soltando un suspiro y ocultando su rostro entre sus manos.

-          ¿Entonces? ¿piensas rendirte? ¿No ves todo lo que hemos hecho para llegar hasta aquí? – pregunté con el corazón en la mano, mi Draco, mi amor se estaba dando por vencido y la verdad es que ya no sabía qué hacer para salvar lo que quedaba de nuestro matrimonio.

-          ¡Claro que lo veo! – explotó el rubio de repente sobresaltándolo – y porque lo veo es que me doy cuenta de que no vamos a ninguna parte, yo no salgo de aquí, porque por más de que intente no puedo dejar mis enseñanzas de lado, no puedo dejar de sentir asco por los muggles, no puedo trabajar para ellos, no puedo ni siquiera hacer una mísera poción bien para que al menos tengamos una familia, no puedo hacer nada Harry ¿entiendes? Me convertí en un ente que se la pasa encerrado en una habitación entre pociones al igual que mi padrino, por el simple hecho que ver a los muggles me fastidia, añoro día y noche volver al lugar al que nací y poder trabajar en las empresas de mi familia, salir y mostrarme como alguien digno de mi familia ante la sociedad, aportar a la economía de nuestro hogar y vivir tranquilamente mientras ampliamos nuestra familia, pero nada de eso se dará si sigo aquí Harry – dijo con voz autoritaria, pero a la vez angustiada, como si decir todo aquello fuera una tortura, como si su corazón y su mente se estuvieran peleando por decidir cuál era la mejor opción. Finalmente se recostó en el sillón para contemplar el techo y empezar a hablar más calmado – cuando decidí estar contigo, sabía que no sería fácil, pero creí ingenuamente que quizás al ser tú y si utilizabas ese estúpido nombre de “héroe” ante todos las cosas cambiarían, pero aunque me duela aceptarlo, me equivoqué. Aun así quise creer que tarde o temprano las cosas se arreglarían, que todo estaría bien, pero cada vez que tenemos una nueva ilusión, todo se desmorona nuevamente, como si el karma nos persiguiera y nos quisiera hacer pagar cada una de las cosas malas que hemos hecho en ésta vida o en la anterior – soltó con cierta ironía – pero aun así quise luchar… - finalizó dándome a entender la cruda realidad. Hasta ahí había llegado su amor.

-          Entonces… me dejarás ¿verdad? – pregunté bajando la cabeza y contemplando sus zapatos, quería luchar, realmente quería hacerlo, pero la pregunta era ¿para qué? Si de igual manera, mi amado rubio no sería feliz.

-          Lo lamento Harry, realmente lo siento, pero ya no doy más… hoy mi padre volvió a contactarme, me propuso volver y recobrar mi vida… y yo… acepté – dijo finalmente, para terminar de rematar mi corazón que en ese momento sangraba como nunca pensé que lo haría. Lo había perdido para siempre.

-          Draco… - intenté decir algo, pero el nudo en mi garganta era más fuerte, las lágrimas comenzaron a empañar mi visión y las manos me temblaban demasiado.

-          No digas nada Harry, por favor, realmente lamento que esto sea así, pero ambos sabemos que por más que luchemos nada cambiará, seguiremos peleando, destrozándonos lentamente, sufriendo día tras día sin descanso, es mejor que cada uno siga su camino… Harry, hoy hice la solicitud de divorcio – finalizó terminándome de matar. Mis lágrimas y los sollozos se hicieron completamente audibles, ya no había nada que hacer, ya nada me podía destruir más… o eso creí en ese momento.

-          Draco no… por favor… - supliqué por primera vez en mi vida, algo que ni siquiera me rebajé a hacer ante Voldemort, le rogué que no me dejara, pero aun así él se fue.

-          Lo siento, adiós – dijo separándose de mí y tomando su maleta que hasta ese momento yo no había visto, yéndose de mi vida para siempre.

Poco después, se anunció su boda en “El Profeta” el cual leía gracias a que había decidido volver a la casa que me había dejado mi padrino debido a que no podía seguir en un lugar plagado de recuerdos y que Kreacher se lo llevaba a diario.

Ese día bebí como nunca antes hasta caer en la inconsciencia, hasta que desperté en mi habitación, encontrándome irónicamente con su mejor amigo a mi lado. Blaise me miraba con una sonrisa triste, una que me dirigía casi a diario desde que Draco y yo nos separamos. Curiosamente durante éste tiempo nos acercamos más como amigos, gracias a que el moreno no había estado de acuerdo con la decisión de él. Durante los siguientes días me acompañó evitando que cayera en depresión, hasta que finalmente pude volver a salir al mundo exterior nuevamente y seguir con mi vida, o lo que quedaba de ella.

Recuerdo cuanto me sorprendió que el día en que él se casaba con esa sangre pura, Blaise llegara a mi casa y se dedicara a animarme, dejando a Draco botado, cuando le había insistido en demasía que lo acompañara en ese día “tan especial”.

Cuando al día siguiente recibí el periódico, nuevamente quise morir. La boda había sido esplendorosa en todo el sentido de la palabra, todos los ricos y poderosos habían asistido a ella, podían ser ex – mortífagos, pero seguían siendo asquerosamente ricos y con eso tenían comprada a toda la comunidad mágica.

Recordó que nuestra boda no había sido así de fantástica como quizás alguna vez la soñé, pero al menos era real… o eso quería pensar.

Después de eso, me hundí en mi trabajo, era el administrador de un supermercado, nada genial para un “Salvador”, pero había decidido no volver a ese mundo de hipócritas, por lo que con el tiempo, logré inscribirme en una Universidad pública para estudiar Administración de Empresas.

Mi vida se volvió una tortura; ya no leía “El Profeta” ¿para qué? Si todo lo que veía ahí me atormentaba. Blaise me visitaba casi a diario aunque fuera para desayunar juntos y hablar de cosas triviales y de vez en cuando Luna se aparecía para alegrarme el día con sus cuentos extraños.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Todo iba relativamente normal, hasta que éste día, sin saber porqué “El Profeta” había llegado a mi casa. Había pensado en botarlo y decirle a Kreacher que no volviera a aceptarlo, pero algo había llamado mi atención. Cuando lo abrí me arrepentí de inmediato. En primera plana estaba la razón de mi llanto en estos momentos. Draco había logrado lo que tanto querían ambos; ser padre.

Miré nuevamente el periódico entre mis manos, convirtiéndolo en una bola y lanzándolo a la chimenea que se encontraba encendida con toda la rabia y tristeza que en ese momento me acongojaban.

Después de un rato sentí la chimenea crepitar y supe quien había llegado sin siquiera levantar el rostro.

-          ¿Harry? ¿Qué te pasa? – pregunta el moreno acercándose de inmediato abrazándolo fuertemente contra su pecho.

-          Tiene un hijo – fue lo único que logró articular, haciendo que Blaise lo apretara aun más fuerte.

-          ¿Cómo lo supiste? – pregunta el moreno un tanto extrañado a sabiendas de que Harry había dejado de averiguar cosas sobre el mundo mágico y que él no había dicho nada para no pertúrbalo más.

-          Hoy apareció en mi puerta el periódico, no sé quien lo envió, pero muy probablemente quería que lo viera – dice separándose un poco, mostrando los rastros de lágrimas y los ojos hinchados. Blaise se sorprendió de que alguien hubiera hecho eso para torturar a Harry, pero finalmente decidió que ya era hora de que Harry lo superara.

-          Harry, debes dejar ya de pensar en él – dice colocando sus dedos en los labios del ojiverde antes de que le protestara – sé que lo amas realmente aunque sea un imbécil, pero no puedes seguir así, debes buscar un nuevo horizonte Harry, quizás irte de viaje, conocer lugares, personas, tal vez a alguien que te ayude a olvidar – dice mirándolo directamente a los ojos, haciendo que Harry quedara pasmado ante sus palabras, cuando jamás se imaginó que sería precisamente Blaise Zabini quien le dijera eso. Sí, era cierto que llevaban un buen tiempo de amigos y que se preocupaba por él, pero que fuera quien buscara la manera de ayudarlo de esa manera…

-          Blaise… gracias – dice finalmente con una pequeña sonrisa, no se sentía con ánimos de hacerlo, pero su amigo estaba preocupado por él y lo que menos deseaba era preocuparlo más.

-          Toma – dice tendiéndole algo a Harry, quien se sorprendió en sobremanera al verlo. Era un tiquete de avión de ida y vuelta a Hawái para salir el siguiente sábado y la de regreso estaba abierta para utilizarla cuando lo creyera conveniente, además de que había una cartilla donde indicaba que ya tenía pagos 15 días en un hotel y estaba abierto a si se quería quedar más tiempo. Aun no salía de su asombro cuando el moreno siguió – hace unos días lo compré pensando en que debías relajarte un poco, pensaba dártelo el viernes antes de partir para darte una sorpresa, pero creo que es mejor que empieces de una vez a ver qué llevarás – finaliza guiñándole un ojo.

-          No… Blaise, esto es demasiado… yo… - dice sin que las palabras le salgan correctamente, de por sí nunca ha sido bueno para expresarse, pero eso definitivamente era más de lo que se imaginaba.

-          No acepto un no por respuesta, además me han dicho que allá hay muchos chicos lindos y quizás pesques alguno, además si decides quedarte más días, se irán descontando automáticamente de mi cuenta muggle, por lo que no tendrás que preocuparte por los gastos, solo tendrás que preocuparte por encontrar algo de diversión y quizás algo más – finaliza el moreno con una sonrisa ladina, logrando que Harry se tirara a sus brazos.

-          Gracias Blaise, no sé qué haría sin ti – dice finalmente el ojiverde, separándose un poco – y te prometo que buscaré la manera de arrancármelo del corazón, aunque me duela hasta el alma – dice Harry de manera firme.

-          Eso espero león, no quiero volver a verte llorar – dice el moreno quitando los rastros de lágrimas que aun recorren sus mejillas.

-          No lo haré, nunca más lloraré por Draco Malfoy – dice Harry completamente convencido de su decisión.

 

Continuará…

Notas finales:

Espero de todo corazón que les haya gustado y pues me comenten si vale la pena o definitivamente ya se me fue el camino :P

Nos leemos!!!

Les mando muchos abrazos a todos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).