Nuestro pequeño secreto
Único capítulo
De no ser porque lo tenía frente a sus ojos no lo hubiese creído, pero ahí estaba él, con una herida mortal, inconsciente sobre la cama de su propia habitación. Aun no entendía cómo podía seguir respirando con semejante hueco en su abdomen, sin mencionar la pérdida de sangre que se notaba sobre las sábanas, piso y los vendajes viejos que cubrían el monstruoso agujero en su cuerpo; pero lo que menos comprendía era cómo Portgas D. Ace había terminado en su submarino. Él y su tripulación tenían un par de horas de haber abandonado Amazon Lily, en donde Monkey D. Luffy luchaba con los demonios de su cabeza para seguir con vida; la guerra de Marine Ford había terminado, y tras la muerte de Shirohige, muchas cosas habían comenzado a derrumbarse, empezando por su tripulación… pero lo que realmente inquietaba su cabeza en esos momentos era el saber qué hacía ese hombre ahí; simplemente no tenía sentido, y por el momento no importaba. Como médico, la prioridad de Trafalgar Law era curar a su inesperado polizón.
Llamó a algunos de su tripulación, y mientras esperaba, se dispuso a revisar al herido. Fue cuando estuvo cerca de él que notó un mensaje escrito sobre las vendas que cubrían su cuerpo…
“Sálvalo”
Un mensaje breve y directo que denotaba la desesperación de quien sea que lo hubiese puesto en su submarino. Bepo, Shachi y Penguin entraron a la habitación empujando una camilla; era peligroso moverle demasiado, así que tomaron los extremos de la sábana, y de un rápido movimiento pasaron al pecoso a la camilla para llevarle a la sala de urgencias.
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Fueron largas horas en las que el cirujano de la muerte y sus ayudantes se dedicaron a atender a Portgas D. Ace, pero al final todo fue inútil… ni siquiera él podría salvarle de su destino; tan sólo había prolongado lo inevitable. Tiró los guantes de látex manchados en sangre y comenzó a beber calmadamente una taza de café mientras veía al sujeto sobre la cama de operaciones; estaba acostumbrado a ver gente pálida y demacrada recostada en una cama de metal, con los órganos funcionando a penas gracias a la numerosa cantidad de aparatos conectados a su cuerpo… pero en ese momento algo se sentía diferente, era como si casi sintiera pena por puños de fuego.
Dejó su taza a un lado y suspiró con cansancio, estirando perezosamente sus brazos en el aire, haciendo crujir su cuello… tanto tiempo dedicado a algo infructuoso le había puesto de mal humor, pero al menos había tenido la oportunidad de tocar el cuerpo del legendario puños de fuego; el ya reconocido como hijo de Gold Roger, con una increíble fuerza y resistencia que se presumían inigualables. Ahora él mismo había comprobado lo que se contaba sobre el pecoso, pues cualquier otro hubiese muerto al instante al recibir una herida de esa magnitud; siempre había tenido curiosidad por un cuerpo así, y ahora que tenía uno en su propio submarino, no dejaría pasar la oportunidad, le haría cuanto estudio pudiera mientras su corazón siguiera latiendo e incluso después de que dejara de hacerlo.
En eso estaba cuando vio un ligero movimiento en su “paciente”, seguramente un reflejo, pensó, hasta que el pecoso se movió con más insistencia, abriendo finalmente sus párpados. En realidad no esperaba que despertara, y mucho menos que se moviera justo como lo hacía en esos momentos… Ace se levantaba un poco a la vez que intentaba quitarse los aparatos sobre su cuerpo, provocando que su herida comenzara a sangrar casi inmediatamente.
- oi, Portgas~ya, será mejor que lo dejes si no quieres reventarte lo único que te queda de intestinos- le dijo tranquilamente el moreno a puños de fuego, acercándose a él para empujarle levemente, dejándolo recostado de nuevo. El pecoso no dijo nada, pero por su mirada confundida podía adivinar lo que pasaba por su mente en esos momentos- soy Trafalgar Law –se presentó- y estás en mi barco- aunque no era un barco realmente
- ¿por qué me has salvado?- le preguntó Ace con una voz apenas audible. Conocía a ese tipo, o al menos lo que se decía de él; no era posible que el cirujano de la muerte le hubiese salvado la vida por caridad
- eres un herido, yo un médico, ¿qué querías que hiciera? Actué por mero instinto, no tuve una razón en particular
- pues gracias
- no tienes por qué agradecerme, Portgas. Contrario a lo que tu crees, no te he salvado la vida, solo he prolongado lo inevitable- el pecoso parpadeó unas cuantas veces, confundido- la herida en tu cuerpo es demasiado grande como para cerrarla y es imposible que sane por sí misma, pierdes sangre más rápido de lo que la recuperas con las transfusiones, y tus órganos fueron, literalmente, fundidos por el poder de Akainu… es un verdadero milagro que sigas con vida…
- entonces… yo…
- morirás- sentenció fríamente, no tenía por qué darle vueltas al asunto
- ¿y Luffy?
- Mugiwara-ya está bien, tu estúpido acto heroico le ha salvado la vida… aunque no puedo decir lo mismo de su salud mental… quedó en shock tras tu “muerte”…
- quiero verle
- hace mucho que dejamos la isla en donde está, morirías antes de que lleguemos siquiera a la mitad- mentira; siendo testigo de la increíble resistencia de Ace, y con el submarino a toda velocidad, seguramente lograrían llegar a Amazon Lily a tiempo, pero estaba demasiado ocupado con sus propios planes y no iba a retrasarlos por el último deseo de un moribundo
- ¿tienes un den den mushi?
- claro, pero él no lo tiene. Será mejor que lo dejes, Portgas-ya, usa lo que te queda de vida para algo que realmente valga la pena
- en ese caso, ¿me harías un favor?- el moreno se quedó observándole en silencio, lo cual interpretó como una invitación para que continuara- Luffy es estúpido e impulsivo, siempre está metiéndose en problemas… si es verdad que no podré verle de nuevo… por favor, cuida de él… es mi querido hermano menor…
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Como lo había predicho, Portgas D. Ace murió la tarde del día siguiente mientras dormía, aun con esa ridícula sonrisa en su rostro. Los piratas Heart le envolvieron bien en una manta blanca, y por órdenes de su capitán, le pusieron en un pequeño barco al cual prendieron fuego y le dejaron a la deriva… el fuego siempre se encargaba de borrar todo rastro.
Los grisáceos ojos de Law brillaban mientras veía cómo el barco en llamas se perdía en algún punto del mar, lamentándose de no haber aprovechado la segunda oportunidad que el destino le había brindado… hacía un tiempo que había escuchado de Ace, y hacía un tiempo que se había interesado en él… había ido a Ennies Loby sólo para ayudar a rescatarle, pero no pudo hacer absolutamente nada por él… si tan solo se hubiera dado cuenta de sus sentimientos antes…
Una lágrima traicionera rodó por su mejilla, pero fue ágilmente retirada antes de que alguien la notase siquiera. No tenía tiempo para lamentar aquello, debía seguir adelante. Tomó hoja y papel y escribió una pequeña nota:
“Portgas D. Ace ha muerto”
Quien quiera que hubiera puesto a Ace en su submarino debía saber que no pudo hacer mucho por él, solo esperaba que el mensaje llegara a su destinatario. Enrolló la hoja de papel y la metió en una botella que después selló perfectamente antes de arrojarla al mar.
El submarino volvió al fondo del mar y los piratas Heart retomaron su camino. Law se encerró en su habitación y se tumbó en la cama, pensativo… ahora tendría que incluir a Luffy en sus planes… después de todo, si le tenía cerca, sería más fácil cumplir la promesa que le había hecho a Ace…
The End