Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

METAMORFOSIS DE LA NADA II por Yushion

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

NO ES CONTINUACION DE METAMORFOSIS DE LA NADA I  kajakja solo es como una historia que posee las mismas caracteristicas en tema moral, social, pero este se encuentro AL REVES es decir de lo 'Bueno' a lo 'Malo' :3

Prometi que lo haria y lo hice *-* y ojala les guste este que realmente tengo muchas esperanzas D:

Notas del capitulo:

WOOOOOOOOOOOW! no crei que lograria hacerlo porque aun tenia un poco de dudas al respecto, pero tenedlo aqui con pocos caractres a diferencia de mi otro fic el cual estoy tratando de actualizar pronto aunque no quiera :c porque entre mas rapido actualizo mas rapido termina u.u

Ojala les guste este prologo .-. o intento de este asdasdasdsasd  Holi(?)

yayayaya lean <3

 

PROLOGO.

 

 

 

 

Corría con mi cuerpo empapado, mis labios cortados derramando una fina hilera de roja y tibia sangre poco visible en la noche, mis botas embarradas, mi pelo alborotado y mojado, y mi abrigo, gruesa tela, manchado con la fresca sangre ajena que quiere adherirse a mi cuerpo para delatarme.

Había muerto. Pude presenciar como su cuerpo caía como el sólido plomo ante mi temeroso ser que no se atrevía a correr. Su cuerpo inerte me observo con aquellos ojos que una vez – en el más helado recuerdo de mi ya retorcida mente – fueron los que me miraron con amor y pasión “Dios, cuanto amaba a tu antiguo yo”

Los mismos negros ojos – mi absurda obsesión- que al pasar los días, semanas y luego meses, se teñían de la efusiva ira, de la densa obscuridad y del helado recelo. Tiñendo tu hermosa persona que me había enamorado con una simple sonrisa en un restorán cualquiera una tarde de invierno

 

 

….

 

 

Mi madre siempre me dijo que era mal dado mi amor. Que él era un tipo extraño, calladamente conflictivo y amargado, con aquella presencia que te eriza la piel y te tensa el grueso musculo, y te incomoda con solo su repentina presencia. Pero como todo adolecente ignorante, en el caso del fatídico y ciego amor, simplemente no le creí y me aleje de ella lentamente, de su luz, de su paz, de su verdadero amor incondicional que me entregaba creyendo aun que era su “niño”

“Dios, que ciego fui”

Millones. Por una gran suma de dinero fue que la repentina muerte llego a ti, por la cual ahora me encuentro siendo acusado y por consiguiente encarcelado en aquella fría habitación enrejada en perfectos barrotes que arremeten, de manera dolorosa, mi hermoso sueño. Mi deseo de vivir a tu lado y mi sueño de ser feliz.

No sé si mi amor te fue insuficiente o nuestra relación era un simple juego adecuado a tus reglas. Pero un día cualquiera, cuando el sol lentamente alumbraba como un fino velo las altas montañas… ese día no eras tú (o quizás siempre lo fuiste y mis amor no me dejaba ver) y temí por mi

Aquella mañana sentí tus pasos caminar con mayor fuerza sobre el piso de madera, alertándome de tu llegada, detrás de ti se oía más pasos y no pude adivinar quienes eran las tan tempranas visitas. Cubrí mi cuerpo semidesnudo con una ancha polera que usaba para la casa, salí de nuestra habitación y me encontré con hombres desconocidos con el alcohol carcomiendo su estomago y su razón, con la droga alterando sus ojos  y extasiados quizás por esta (Lo sé porque yo también eh estado en ese entado) Retrocedí pero no tenia escapatoria, y nunca más la tendría. Sujetaste mi brazo incrustando tus uñas en él e incontables lagrimas cayeron por mis ojos por el dolor que creí nunca me ocasionarías.

-          No… por favor – pero mis ruegos fueron inútiles.

Aquella noche fui tocado por manos que no eran suyas, besado por labios que no eran de él, poseído por hombres desconocidos, gimiendo por otro y llorando por ti. Por primera vez mis gritos de auxilio no iban a ser socorridos por ti y creí morir, desfallecer ante la verdad si no fuera por aquellas desconocidas bestias que golpeaban mi delgado cuerpo. A lo lejos te reías, con un vaso de pisco en la mano y en la otra una gran cantidad de dinero que me dieron a entender que yo en ese momento era la deseada mercancía, que me había convertido en un objeto, tu marioneta. Temblé de miedo, no por ellos sino por ti, y a medida que transcurrió esa noche donde no me permitieron dormir, de a poco, sentía como mi cuerpo se vaciaba de un sentimiento extraño, quizás me había abandonado brutalmente mi felicidad.

 

Después se convirtió en un hábito. No importaba si aquellos hombres eran tus propios amigos, asesinos o simples drogadictos, o, si tomaban su turno o abusaban de a mí en grupo. Nada importaba. Mientras tú obtuvieras el dinero todo se encontraba muy bien.

 

“La prostituta” Ese fue el apodo que toda mi escuela me denomino después de que uno de mis compañeros llegara a mi hogar una tormentosa noche junto con dos hombres, todos habían pagado y  yo solo debía hacer mi “trabajo”. Lo bese, me desnude, me restregué eróticamente a su cuerpo tensado por la confusión desvaneciéndose aquel sentimiento después cuando le ofrecí obligadamente mi interior. Pero al día siguiente el divulgó el rumor sobre mi sin sentir compasión, eh incluso aquello solo fue para chantajearme y conseguir más noches sin pagar dinero. ‘Que le diría a mi madre’ ‘Que mandaría a la cárcel a mi pareja’ ‘Que estaba enamorado de mi’  Y toda esa basura de eterno amor que nunca le creí ya que mi corazón se encontraba ocupado.

Cuando te conté de aquel muchacho  su chantaje tu solo te reíste efusivamente, sin darte cuenta que las burlas de los demás me hacían daño. Me miraste entre copas y arremetiste con una frase que aun no olvido.

“Tú cuerpo obsesiona, eres como una droga, por eso eres la mejor mercancía”

 

 

La soledad me silencio y el rechazo me transformo. Mis mejillas palidecieron y enormes ojeras aparecieron en mi rostro volviéndolo deprimente, mis labios se partieron y mi pelo crecía libremente sin que yo me dignara a cortarlo. Ya no comía y no quería hacerlo, deseaba morir, desaparecer de este infierno que me consumía como fuego ardiente cada vez que él llegaba a casa, junto a un extraño, y me hacia hacer cosas para el consideradas eróticas, pero para mí asquerosas. Me marchitaba lentamente como una pequeña flor que de pronto su jardinero olvido cuidar, comencé a morir y él no se daba cuenta.

Dolía, dolía mi cuerpo pero más dolía mi corazón. Sabía que este caos no tenía vuelta atrás para mí ni tampoco para él.

‘¡Odio esto!’ le decía todos los días tratando de llamar su atención, compitiendo inútilmente con las drogas y el alcohol que le otorgaban mayor placer que el que le podía dar yo. Olvide las veces que llore, las veces que le grite, las beses que me golpeo y las veces que quise escapar donde mi madre. No podía romper el lazo que me unía a él, el amor me había convertido en su esclavo hasta que llegara el día que alguien me sacara el corazón.

‘Si no puedes contra ellos, únete’ y con ese pretexto comenzó mi adicción a lo que antes consideraba veneno. Trataba de olvidar el dolor de lo que ya no era amor con las drogas que el mismo me entregaba, quizás para sentir por unos fríos momentos que el realmente me amaba y que mi realidad era una simple pesadilla de la cual no podía despertar.

 

 

 

 

…..

 

 

 

 

 

 

-          Por los cargos de homicidio en primera persona por arma blanca, condeno al Joven Lee Taemin de 24 años a siete años en prisión en la cárcel de mayor seguridad de Seúl ¡Se cierra la sesión! –

 

Todos me observaron con indiferentes ojos cuando el policía llego a mi asiento en la corte y esposo mis manos rápidamente dirigiéndome hacia una puerta que me alejaba de mi madre, quien lloraba efusivamente siendo abrazada por mis tíos quienes trataban de detener su llanto.

Mire mi rostro en un vidrio. “Un desastre” pensé para mis adentros al verme lucir aquel traje naranjo de prisionero y un aspecto que daba más lástima que miedo. Gire mi rostro y observe al oficial quien me llevaba a un enorme camión con ventanas rejadas y una coraza a prueba de balas. Sentí los flash de las cámaras aturdir mis ojos y gente con micrófonos que trataba de pasar la barrera de oficiales que impedían que se me acercaran “Idiotas, mi historia no es gran cosa”

 

Cuando llegamos me llevaron directamente a la puerta de la cárcel, porque eso es lo que era ¡A metros se podía ver que lo era! Esos enormes faros para impedir escapes, murallas con enormes alambres en su cima y una estructura interior poco visible por fuera que no permitía imaginar absolutamente nada de lo que podría suceder adentro.

Mi mente divagaba mientras el soldado abría las enormes rejas que me llevarían al lugar donde todos los prisioneros se encontraban en sus respectivas celdas. Suspire pesadamente tratando de no pensar que me encontraba en aquel lugar, con aquellas bestias que tal vez hicieron peores cosas que yo y que aun son capaces de cualquier cosa.

“7 años” ¡Aquella puta vieja es imbécil! No sobreviviré junto a estos animales más de tres meses.

Oigo a lo lejos un fuerte sonido. Era un reo quien golpeaba su celda con un fuerte bastón ¿De dónde habrá sacado eso? Me mira con unos lascivos ojos y yo solo retrocedo intimidado, mi piel se erizaba por el temor y mi frente sudaba frio, el soldado detuvo mi leve huida y seguimos caminando y en pocos segundos, todos los reos del lugar, copiaron el actuar de aquel asqueroso tipo.

Un horrible bullicio se había credo en solo un segundo y mis nervios solo se tensaban mas fuerte cuando me adentraba más en la prisión. Observe a mi alrededor la mayoría de las celdas, las del primer, segundo  y tercer piso, y sentí un fuerte escalofrió al ver que todos ellos me observaban.

-          Que lindura ¡¿Cómo llegaste aquí?! – no supe quien grito ya que llego a mí como un fuerte eco, todos rieron y yo solo guie mi vista hacia abajo.

“Mamá tengo miedo”

-          De seguro mato a alguien con aquel bello rostro – nuevamente risas

“¡Cállense!” cerré fuertemente mis ojos tratando de olvidar mi alrededor y solo me deje guiar por aquel soldado que hacía caso omiso a los gritos que muchos me otorgaban ¡Haz algo imbécil!

Llegamos a un lugar apartado de los demás, algo como celdas especiales que se encontraban separadas en grandes intervalos en un largo pasillo de solo un piso. Mire a mi alrededor aquellas celdas las cuales era ocupadas por unos sombríos tipos, que no se dignaban en observarme, solo seguían perdidos en aquellas aburridas paredes que se encontraban repletas de cosas de su pertenencia.

Fui empujado repentinamente por el soldado a una celda, quito las esposas rápidamente, cerro la reja y se fue.

-          ¡Imbécil ten cuidado! – le grite cuando ya le había perdido de vista.

Vi aquella habitación. No era la gran cosa, pero tan poco era lo más miserable. Cerré mis ojos tratando de respirar pausadamente sintiendo el calor de los rayos del sol que entran por aquella pequeña ventana cerca del techo, pequeña y abarrotada. Era una fuente de luz, la única en aquella habitación. El pasillo era obscuro, húmedo y frio, escalofriante a mi parecer, y las celdas poseían el mismo aire húmedo que este. Tome una silla, la única, y la deposite cerca de aquel trozo de luz para poder sentarme sobre él y relajarme un poco.

Y comienza mi martirio, dentro de estos gruesos barrotes, en esta simple habitación de solo una cama que no posee aun mantas, con unos muebles vacios al igual que las murallas, y un wáter y lavabo que no me generan confianza… todo esto por haberme enamorado de un imbécil.

-          ¡Oye! Tú – escucho a mis espaldas una suave voz que me llama. No volteare, no quiero relacionarme con ninguna persona en este lugar - ¡Oye! Eres el nuevo ¿Verdad? ¡Oye! ¡Oyeeee!

-          ¿Qué quieres?

-          ¿Eres el nuevo sí o no?

-          ¿Alguna vez me has visto aquí? – le pregunto mientras me levanto y comienzo a revisar debajo de la cama cuantas mantas hay.

-          No

-          Entonces si soy nuevo… - le digo con un tono sarcástico, con mi voz suave y quebradiza que me caracteriza. Mi pelo ondulado cae por mi rostro cuando me agacho y la luz que entra por la pequeña ventana le da aquel brillo anaranjado que me ciega.

-          ¿Cómo te llamas?

-          Lee Taemin... – encuentro unas sabanas limpias, milagro, y algunas frazadas.

-          ¡Oye! Taemin, no te preocupes por esa habitación. No estarás allí más de tres días ya que solo es una celda para los novatos o “castigados” – Algo bueno….

-          ¿Entonces estas castigado?

-          Si. Aquí los oficiales son injustos y abusadores. Yo solo estaba de espectador cuando mi amigo se le ocurrió golpear a un oficial y el muy cobarde ‘sargento’ dijo que yo había sido solo para que mi amigo no lo golpeara otra vez. ¡Oye! Bonito cabello. - ¿De verdad? ¿Apenas llego y ya me dan un cumplido? Que molestia.

-          Gracias… ¿Y tu nombre? – me digno al fin a girarme para verlo a los ojos con mi mirada indiferente y mis horribles labios partidos.

Tiene trenzas pegadas al casco y una cinta que le cubre la frente, su cabello es largo – creo – y me mira con una sonrisa y me da un horrible escalofrió porque siento que me observo a mi mismo. Su ropa es más ancha, tal vez él la pidió así o la arreglo de algún modo, y tiene un rostro de idiota, ese que cae en todo y lo tienen como juguete (como yo).

-          Kai… Estoy aquí por robo así que me veras por unos cuatro años mas – me sonríe y yo solo ladeo los ojos para seguir ordenando mi cama de tres noches, según él – Si quieres te puedo dar algunos consejos respecto a la prisión…

-          ¿Lo dices para ayudarme o porque sientes atracción física hacia mí? – le miro mientras ladeo una sonrisa, de esas que me salen muy erótica so provocativas aunque no lo quiera. Observo como aquel muchacho mira al techo como si tratara de hacer alguna conexión con su cerebro a través de sus ojos.

-          Podría decir que ambas… - acomodo la silla hacia si dirección pero sin moverla de aquella cálida luz y de su leve calor que me mantiene ligado a esta densa realidad. Le indico con la mano para que continúe y me siento como indio en la silla, porque mi flexibilidad me lo permite, y le miro con ojos atentos ya que la conversación me permitirá pensar en otra cosa.

-          Bueno… Debes tratar de no hacer enemigos, por ningún motivo debes entrar en discusión con ningún reo. Si te enfrentas con uno, aunque sea el más mediocre, delgado, y debilucho de la prisión, tarde o temprano ese le dirá a sus contactos y de la noche a la mañana, amaneces muerto.

-          ¿Y como se supone que haga eso?

-          No lo sé… si te juntas conmigo ya tienes a la mitad de la prisión sin tenerte bronca. La otra mitad convénsela, no se… muéstrales el culo, acuéstate con ellos, trata de conocerlos. Créeme que es mejor que entregues el trasero por voluntad a que “los maricas” terminen por violarte.

-          ¿”Los maricas”? ¿Son homosexuales? – le pregunto con algo de temor en mis venas. Recién eh salido de la prostitución y las violaciones como para que en este pestilente lugar asquerosos reos que no conocen la higiene personal, se atrevan a tocar mi cuerpo.

-          No son homosexuales, les gustan las mujeres pero por necesidad violan a hombres – que clase de gente llega a estos lugares – tratare de avisar cuando un marica este cerca. ¡Segundo! No mires a los soldados cuando hablan cosas muy… confidenciales porque terminaras golpeado, apuñalado, a veces baleado y violado – observo como con sus dedos trata de enumerar lo antes señalando, pensando o tal vez recordando aquellas cosas… Tal vez le ha pasado – Tercero: No recojas el jabón en el baño, terminaras violado.

-          ¿Hay algo en donde no termine violado? – rio para mis adentros mientras observo como Kai se acomoda en su cama para seguir enumerando.

-          ¡Oye no es para que rías! Aquí hay Hombre. H-O-M-B-R-E-S. Que no han follado quizás hace cuanto… por eso debes cubrir tu trasero con una almohada cuando salgas a lugares obscuros. Además tienes un bonito trasero y rostro, eso te hace más vulnerable. – lo mire con una sonrisa y aun riéndome, es sorprendente como entre consejos pueden llegar a decirme cumplidos.

-          ¿Eso es todo? – Me levanto nuevamente y oigo a lo lejos una fuerte sirena para luego oír una gruesa voz masculina en el pequeño parlante.

-          “Las rejas se abrirán” – Eso significa que me obligaran a salir, lo eh visto en películas.

Y como arte de magia la celda se abre rápidamente frente a mí al igual que la celda de Kai quien inmediatamente se acerca a mi ¡Pero si es de mi porte! Tomo distancia porque invade mi espacio personal de una manera muy bestial “Oye, controla tus hormonas. Hueles a perro en celo” digo en mi mente cuando lo empujo fuertemente hacia cualquier lado y el solo ríe.

-          Ok, ok, no te tocare

Comenzamos a caminar en aquel húmedo pasillo y de a poco los demás reos de aquel sector “especial” salen de sus frías celdas de manera dudosa y con un fuerte temor presente en su manera de caminar, moverse y hasta como respiran de aquella manera tan pesada, con el sudor en la frente y sus fosas nasales abiertas de manera exagerada.

 

 

Llegamos al casino, repleto de hombres con la misma ropa anaranjada pero de cierta manera ‘personalizadas’ para su mayor comodidad. Sigo a Kai, observando su espalda y sus pequeñas trenzas que caen hasta sus omoplatos que resaltan en aquella sudadera blanca, quizás por su delgadez. No veo a mí alrededor, trato de no hacerlo aunque la curiosidad desea que lo haga. ¿Cómo este muchacho puede sonreír en este infierno? Simplemente no lo entiendo. ¿Qué tiene de especial este lugar que te hace sentir a gusto? Es horrible, apestoso, estrecho y denigrante.

No me encuentro tranquilo, ni feliz. Soy un ser desgraciado en un lugar que se encuentra más abajo que el noveno circulo del infierno, que perdió a la persona que mas amaba antes de que esta fuese asesinada. Soy patético, peor que un ignorante o un vagabundo visto por la sociedad. No fui nada antes, ni soy nada ahora frente a estos cuerpos voluminosos con las pieles tatuadas, hasta ellos son mas asesinos que yo… yo no soy bueno en nada.

-          ¡Kai aquí! – Veo sobre el hombro del mencionado a un muchacho muy alegre alzando sus brazos de manera muy exagerada. Infantil.

-          Oye idiota…

Les veo acercarse rápidamente a aquel muchacho de pelo rubio e infantil rostro, dejando a mi persona a la deriva y permitiendo que aquellos sujetos me examinen con sus pecaminosos ojos y lunáticas mentes. No me muevo, no puedo, y solo me quedo allí estúpidamente con mi bandeja alzada a la altura de mi pecho, mordiendo mi labio inferior evitando cualquier llamado o contacto con miradas. Espero que Kai me llame pero aquel idiota no lo hace, solo habla alegremente con su amigo mientras un tipo recorre mi pierna con su dedo y un escalofrió espeluznante me invade. Me alejo un poco, presionando aquella bandeja con mayor fuerza hasta el punto donde comienzo a temblar ¿Qué me harán? ¿Por qué se me acercan? Preguntas estúpidas que aparecen de pronto en mi mente cuando la respuesta es muy obvia. Un hombre se levanta cuando trato de escapar de aquella mano que busca mi ropa, mi cuerpo, y choco con él, sudando frio y tragando piedras…

Pero… su olor no es a sudor o mala colonia, no huele a cuero cabelludo sucio o con un leve vinagre por la falta de baño. Es… Profundo, varonil, olor a flor lujuriosa o sustancia adictiva. No lo miro, aun tengo miedo de todo lo que me toca en aquel lugar (y en el exterior también).

-          Cuidado… - es lo único que dice su gruesa voz y mi tentación por mirarle me gana y me giro bruscamente, pero ya no está ahí, me eh demorado mucho. En aquel congestionado lugar solo queda el olor a champú y jabón.

-          ¡Oh! Taemin ¿Por qué te quedas allí como idiota? ¡Ven a comer! – le miro con odio, fumigándolo con mi mirada aun embriagada por aquel olor ‘destacable’. Idiota tu madre ¡Quizás que me hubiera hecho aquel tipo! Y este mocoso me dice porque me quedo aquí.

-          Cuando mire que Minho se te acercaba golpee de inmediato a este idiota para que fuera a tu auxilio. Perdónalo. Tiene un fuerte retraso mental… - Me dice el joven rubio, tragando comida para luego sonreírme de lado mientras mastica lentamente.

-          ¿Minho? – Me siento rápidamente y veo aquella extraña masa de comida que se muestra a mí como un experimento de… ¿Algo?

-          No te dejes engañar por su apariencia, se ve joven pero tiene 32 años. – “Ni lo eh podido ver, idiota” – Ese chico es de temer, nadie sabe como llego aquí. Llego a los veinte años como yo o tú y en sus primeros días en la prisión gran parte de los prisioneros querían matarlo… - ¿Qué clase de lugar es este? – Pero obviamente… nadie lo logro. Treinta prisioneros muertos todos por Choi Minho… o al menos eso se especula porque todos los asesinados trataron de matarlo y la forma de morir era la misma…

-          ¿Cómo los mato? – pregunte curioso ¿Por qué? No lo sé, soy un maldito delincuente ahora.

-          Todos terminaron con un cuchillo en la boca – dijo Kai abriendo la boca mostrando con su dedo en donde se incrustaba aquel cuchillo en las victimas. El paladar – Pero a pesar de su reputación tiene muchos jóvenes que lo admiran, como Kim Jonghyun, JR, Taeyang… y muchos más.

-          ¿Por qué no han tratado de ser sus amigos? o compañeros… de prisión – les digo mientras me arrepiento de alguna forma el haber dicho ‘amigos’, aquí no existe esa palabra.

-          Taemin ¡El demonio! Eso es Choi Minho – mire al rubio que hacía unos gestos extraños con las manos señalando enormes cuerpos.

-          Oye… ¿no te conozco y ya me llamas por mi nombre? – serio.

-          Lo siento… Luhan, solo dime así – y me sonríe.

“¿El demonio?” Estos idiotas no conocen a un verdadero demonio. Yo si, a muchos. Y creo que me encuentro en el derecho de decir que este chico no es nada más que un humano normal, según yo.

-          Huele bien… - mencione al aire mientras seguía ingiriendo comida. – Huele a hombre libre… - Ni yo eh podido oler a aquel infinito mar de olores que el me entrego aunque friegue mi cuerpo con la esencia mas dulce o me bañe en leche para permanecer fresco.

-          O tal vez huele a un hombre con la testosterona a flor de piel solo para atraer a una hembra en celo – Miro a Luhan y veo que lo dice muy seriamente. No soy una hembra, soy un ser humano y de sexo masculino.

-          ¿Y como reconoce a una hembra en celo? – le pregunto retándolo, observando directamente a sus ojos mientras sonrió de lado y dirijo nuevamente mi vista al plato.

-          Basta con acercarse a ti para darse cuenta que hueles a mujer. Feromonas para ser exactos. Tal vez fuiste puta antes de llegar aquí. Se te nota en la forma de tus caderas, el cómo mueves el trasero, en como temes al contacto masculino y por la necesidad de follar que se te nota en la cara

¿Cómo… supo?

-          Podemos fingir ser humanos tener razón. Pero todos los que nos encontramos en aquellas habitaciones enrejadas y cubiertas de cemento, fuimos seducidos por nuestro instinto animal en un momento de debilidad. Somos animales, pero fingimos serlo

 

 

 

 

 

Notas finales:

ADVERTENCIA: Este si no tendra final feliz :/ como dije es un fic ,que a diferencia del primer metamorfosis de la nada, comienza de lo mas bueno a lo mas malo ._______. a si que ojala no me maten ;^; Puedo hacer que se cumplan todas sus fantasias sobre el 2Min, pero final feliz nunca :C

Ojala les haya gustado :) Tratare de actualizar pronto. Extrañamente este capitulo lo hice corto porque use mas cerebro en hacer el resumen que en otra cosa .-. soy especial <3 

yayaya *-*

Los amo. adios

 

Otra cosa, como es una carsel habran muchas cosas'Fuertes' asi que nada de niños cerca e.e 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).