Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi niñera por Lizie CoBlack

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola!

Les pido mis más sinceras disculpas a todos, pero ya está aquí el nuevo capítulo. Espero les guste y si quieren saber mis escusas de la falta de tiempo vean las notas finales.

Siento que si están un poco fuera de carácter los personajes, espero que no se me haya pasado la mano. Muchas gracias a todos sus comentarios que me alientan mucho, más mis musos andantes y yo se los agradecemos. Éste capítulo está dedicado a mi gato Mecho. Un tributo por su pérdida. Sin más disfruten la lectura. No esta beteado otra vez así que perdonen los posible errores.

Disclaimer: Estos personajes no son míos, si lo fueran Sev estaría por siempre feliz con Harry. El universo Harry Potter es de J.K. Rowling yo solo me divierto creando fics.

Recuerdos: “letra cursiva y comillas”

Presente: letra normal

Pensamientos: letra cursiva.

*Turmalin*: lo derive de Turmalina que es una piedra preciosa que también se encuentra el color verde.

Cap. V

La Tormenta.

*

Severus seguía plantado en la entrada tratando de procesar lo que veía y oía. Debía recuperar su temple, no por nada era un Snape. Tomando una respiración profunda, trató de recuperar la máscara, al soltarla, ya la portaba otra vez. Avanzó por el costado hasta un escritorio que se encontraba allí, sin hacer ruido, tan sutil y silencioso, como es, se sentó en la silla esperando a que terminaran, pero sobre todo para tener tiempo en pensar lo que haría.

Su mente, por alguna extraña razón, viajó por sus recuerdos de algunos años atrás.

“Una joven mujer pelirroja que tomaba de la mano a un pequeño y curioso niño, caminó hasta un joven Snape que, ya  los esperaba en la sala de su casa. Se encontraron y saludaron con un beso en la mejilla.

—Hola Sev, espero no ser importuna —el aludido negó con la cabeza, bajó su mirada al pequeño que le miró, sus ojos esmeralda se encontraban curiosos, tan parecidos y muy  distintos a los de su amiga. Lily notándolo les presentó. —Harry, mi niño, él es mi amigo, el químico del que te hable, Severus Snape.

El pequeño Harry al escuchar su nombre, se le iluminaron los ojos de admiración, él levanto una ceja interrogativa, miró al niño voltear a ver a Lily tirando de su mano, pidiendo aprobación, ella lo miró sonriente y asintió al pequeño. Sucedió algo extraño.

Harry admiraba mucho a ése hombre con ojos de la noche. Era su héroe, un maestro en química y, él, amaba esa materia. Quería ser un gran maestro como él cuando fuera grande. Un poco  tímido se armó de valor ofreciendo su manita la mayor.

—Harry Potter, señor, para mí es un gran gusto conocerlo— vio al hombre observar su mano, para acto seguido estrecharla. Le mostró su sonrisa más enorme de felicidad.

—El gusto es mío, señor Potter— Severus hizo amago de soltar su mano, que ya llevaba mucho tiempo estrechada con la suya, pero el niño volvió a tomarlo por sorpresa, le soltó la mano para después abrazarle con mucho cariño, que Severus no comprendió, volteó a ver a Lily buscando una respuesta pero ésta sólo le sonrió, invitándole a responder el abrazo, acción que él hizo. Por alguna razón incomprensible para él, bajo la mirada buscando la del pequeño Harry, al encontrarla descubrió cariño y admiración en ellos, brillando especialmente con alegría.

—Yo lo admiro mucho señor, cuando yo sea grande quiero ser como usted, un maestro en la química— el niño volvió a sonreírle, a él le pareció que su sala extrañamente se iluminaba.

—Muchas gracias, joven Potter, si usted le pone empeño le aseguro que llegara muy lejos—. Le sonrió, poco común en él, pero lo hizo, y fue sincero.”

Su mente, cambió a otro recuerdo mostrándole algo que quisiera olvidar.

“Todo en su laboratorio estaba hecho un desastre, muchas sustancias eran corrosivas y/o dañinas, pero eso a él no era lo que le preocupaba en ese momento, sino el pequeño ocupante que había dejado minutos antes aquí. Comenzó a buscar sólo que la capa de humo denso que se formó, le obstruía la vista. Se cubrió bien la nariz y boca tratando de encontrar al pequeño ahora con más ansias. Sabía que haberlo dejado solo no fue una buena idea, pero fueron sólo dos minutos, él pensó que no haría nada, ya antes le había dejado solo en el laboratorio, pero no pudo al parecer, esta vez, quedarse quieto. Acaba de salir del laboratorio cuando las alarmas de alerta comenzaron a sonar ruidosamente, por lo tanto él regreso corriendo para encontrar todo así.

Buscó más afanosamente, encontrando al pequeño Harry en un rincón de su laboratorio sentado en el suelo abrazándose las rodillas con sendas lágrimas en sus mejillas. Caminó rápido hasta él. Al escucharlo el niño levantó su mirada, los ojos que ya de por sí, tenían lagrimones que se acumulaban para salir no se comparaban con su mirada, aquella verde siempre deslumbrante ahora se encontraba opaca, oscura hasta casi parecía fundir con sus pupilas. Al encontrarse con su mirada el niño comenzó a llorar más y se levantó corriendo hacia él, Severus lo levantó en brazos cargándolo y estrechándolo fuertemente, comenzó a caminar hacia la salida. El niño le abrazó por el cuello enterrando su carita en su pecho, debajo de la barbilla y, le abrazó con las piernas en el espacio de su cintura. Antes de salir observó a sus compañeros que ya estaban tomando las medidas necesarias para la de limpieza en el laboratorio.

Una vez afuera comenzó a caminar hacia la enfermería. Harry seguía abrazado fuertemente a él humedeciéndole el pecho con su llanto. Trató de separarlo un poco pero el niño se aferró más a él.

—Yo de verdad… lo siento Sev...yo sólo…quería ayudarte…lo lamento…me perdonas…por favor…— el niño hipó y ahora si levanto su carita, lo vio con tal arrepentimiento y culpabilidad que sonrió tiernamente. Harry siguió llorando. Le besó los ojitos y la frente además de comenzar a frotarle la espalda mientras caminaban.

—No te preocupes Harry— le sonrió —no tengo nada que perdonarte pequeño, lo único que quiero pedirte es que dejes atenderte por el doctor, porque vamos hacia la enfermería ¿lo harías, por favor?— el niño asintió repetidas veces con la cabeza.

—Perdóname Sev— Harry le dio un beso en la mejilla y volvió a ocultar su carita en su pecho. El sólo le estrecho más y beso su cabeza”

Otra sucesión en sus recuerdos, esta vez de la despedida.

“Llevaban tiempo ya en la enfermería, nada grave le paso a él, a Harry sólo una intoxicación leve, se encontraba en el cuarto cuidando del niño que estaba dormido, cuando todo sucedió muy rápido.

Entró James Potter al cuarto y al verlo, le atestó tal golpe en su quijada que le volteó la cabeza hacía el otro lado.

— ¡James Charlus Potter Black, déjalo ahora!— Lily se metió entre ellos.

—No Lily esta vez no— tomó con delicadeza  a su esposa y la apartó de ellos, volteó a ver a Severus con su mirada almendrada llena de odio para después advertirle:—nunca jamás vuelvas a acercarte a mi hijo y te juro qué si algo malo le sucede, te arrepentirás de haberme conocido, Snape.

— ¡James, basta!— volvió a exclamar Lily, pero Severus, la detuvo con la mano.  

—No Lily, por sólo esta vez estoy de acuerdo con Potter, fue una irresponsabilidad de mi parte y si a  Harry le sucede algo, será por mi culpa—. Todo esto lo dijo volteando a ver a esas esmeraldas muy parecidas a las de su hijo. Endureciendo su negra mirada volteó a ver a James. —Me alejare de tu hijo, pero no por ti Potter sino porque estoy convencido de que es lo mejor para el niño—. Dio media vuelta y caminó hacia la cama de Harry depositándole un beso de despedida en la frente al tiempo que musito quedito, tanto que sólo Lily que se encontraba cerca apenas escuchó: —Cuídate mucho Harry y recupérate pronto—. Volteó hacia Lily, depositó un beso en su mejilla diciéndole: —tu hijo tiene un gran talento, apóyalo Lily. Nos vemos— se despidió, para salir esquivando a James.

Cuando cerró la puerta lo recibieron un par de brazos cálidos, que él muy bien los conocía de, Ariana, su esposa. Se sintió mejor, reconfortado.”

Salió de sus pensamientos al escuchar levantarse a su hijo. Caleb, se detuvo al verlo pero recuperándose de la impresión corrió a abrazarlo.

— ¡Papá!— le estrecho y le dio un beso en la mejilla. — ¿Qué haces aquí tan temprano? — Caleb le mostró su mejor sonrisa, mientras que por dentro rogaba a todos los dioses existentes que le ayudaran ¡estamos muertos! Pensó al observar la seria y dura mirada de su padre, pronóstico de que estaba enojado próximo a estar furioso.

—Bueno, Caleb, para solucionar tú siempre curiosidad de niño, salí temprano de la reunión con tu abuelo y decidí venir a casa para comer un helado y platicar con tu niñero. Vamos, sube a tu cuarto que Dobby te llevara un tazón con helado —Severus le habló con normalidad pero con un matiz de autoridad llevaba el mensaje, Caleb lo sabía y aunque no lo pareciera, era una orden directa.

—Sí, pero yo quiero compartir el helado contigo y Turmalin, así que vamos —se hizo el desentendido en la orden tratando de ignorarla. Le apretó la mano para caminar, dándose media vuelta para dirigirse a la salida tirando de la mano de su papá, Caleb se sintió seguro al sentir a su padre caminando detrás de él, pero su confianza murió al escuchar.     

—Ahora no puedo, tengo que hablar primero con tu niñero, sube a tu habitación que, cuando termine te acompañare —su padre le soltó la mano.

Caleb se volteó a su padre, no era  la primera vez que no cumplía una orden pero él se aventuraba a pensar que si lo hacía en ésta traería muchas y muy graves consecuencias, por eso no se atrevió a desafiarlo, pero si se le quedó mirando fijamente, evaluándolo. ¿Qué era lo que en ese momento pensaba?

**

Mientras todo esto sucedía el joven ojiverde miraba  asombrado lo que pasaba. ¡¿PAPÁ?! LE LLAMÓ PAPÁ gritó su mente. Eso no le podía pasar a él ¿verdad? Seguro que se había dormido durante la película y ahora se encontraba en una pesadilla horrible. ¡Dios, ahora lo está abrazando y Snape le corresponde! Se pellizcó arrepintiéndose al instante, le dolió. Bueno por lo menos ya sabía que se encontraba despierto. Además de enterarse que por muy extraña que pudiera ser la imagen de Caleb siendo abrazado por Severus Snape, ésta era verdad. Sorprendido por la iluminación mental, entendió: Caleb es hijo de Snape su conciencia habló y agregó matare a Hermione pero… ¿Por qué Snape me contrató? La duda lo invadió, y si Mione lo planeó sin que Snape ni yo nos enteráramos. Rogaba a todos los dioses que eso no fuera realidad. Más aquella intuición, ésa que siempre tenía la razón, le indicó que ése era el motivo. Que Hermione lo había planeado, todo, desde un inicio, ahora comprendía el porqué le dejó al cuidado de Caleb. Todo ya estaba tan claro. Un miedo se instaló en su estómago, logrando que quedara paralizado y se le cerrara la garganta, sintiendo un fuerte nudo en ella. ¿Cómo decirle a Severus Snape de todo esto? ¿Qué él no estaba involucrado? ¿Cómo convencerlo, que decía la verdad? ¿Cómo? Eso lo confundió más, porqué le preocupaba lo que Snape pensaría. Que no le creyera.

Miró a Caleb, caminar con Snape detrás y algo en su cabeza se activó. Un recuerdo, un pensamiento o quizá su imaginación.

“Se encontraban en un laboratorio, un niño y un adulto, el niño se miraba concentrado, se veía pronto a terminar. Mezcló una última sustancia y esperó  paciente la reacción. El compuesto cambio de incoloro a un amarillo brillante, comenzando a burbujear. Al parecer la reacción fue la esperada puesto que mostró su mejor sonrisa de triunfo, una que le ilumino la cara e hizo que brillaran sus grandes y expresivas esmeraldas. Bajando cuidadosamente del banquillo, donde estaba hincado para alcanzar la mesa, caminó feliz hacia el adulto, mesas más adelante, que se veía concentrado en su propia formula, miraba una muestra por un microscopio haciendo anotaciones y añadiendo una sustancia a la prueba. Lo miró un momento hacer todo en completa armonía, se quedó admirando, como si le gustara mucho lo que veía. Suponiendo que el adulto percibió su presencia, volteó hacia él, sonriéndole cariñosamente. Sonrisa correspondida. Caminó hacía él, al verle acomodar todo, cuando llegó junto al mayor le tomó de la mano y comenzó a jalarlo, para que caminara detrás de él. El adulto así lo hizo.

—Vamos Sev, camina. Que quiero mostrarte lo que hice —canturreo alegre el pequeño Harry.

—Sin prisa Harry que voy detrás de ti, más bien empujado por ti, pequeño impaciente —la risa de Harry, cantarina y feliz, se escuchó. Le volteó a ver para reclamar encontrándose en su camino con la sonrisa cariñosa de Severus.”

El recuerdo en su mente se disolvió. ¿Qué ha sido aquello? Pero no le dio tiempo de profundizar en esa cuestión, cuando vio la escena que metros adelante se realizaba. Caleb y Snape habían parado en la entrada de la sala, éste primero veía fijamente a su padre.

—Vamos Caleb sube ahora a tu cuarto que, cuando termine de hablar algunos asuntos con tu niñero subiere —le volteó a ver posando su fría, pero a la vez, furiosa mirada en él. Sintió un escalofrío recorrerle completo. Caleb también le miró, en cambio su mirada era de disculpa, como si fuera consiente de toda la situación.

—Nos vemos, Turmalin —el pequeño Snape caminó hacia él, le abrazó y susurrándole quedo a su estómago escuchó: suerte Harry, —te veo mañana —se despidió. Maldita sea Hermione Jean Granger maldijo mentalmente dándose cuenta de que ella también había involucrado al niño, esperaba y Snape no se hubiera dado cuenta ya de ese detalle o podía considerarse muerto.

***

Sólo cuando escuchó la puerta de su hijo cerrarse, en el segundo piso, volteó a ver a Potter con su más fría mirada. Con cruel satisfacción le miró estremecerse.

—Buenas tardes, señor Evans, es una sorpresa para mi conocerle. Cómo guste que le llame: James o Harry —Harry le miró con sorpresa, parecía no entender, resultaba ofensivo que se hiciera el sorprendido, pero claro, tenía que mantener su mentira.

—No… señor yo… — balbuceo nerviosamente para después observarle boquear, buscando seguramente una excusa a todo.

— ¡NO ME MIENTA MÁS! Me cree estúpido, señor Potter, pues ya ve que no lo soy —exclamó ahora muy enojado. Qué se creía aquel muchacho insolente, vagamente se preguntó dónde había quedado aquel niño bueno de su infancia. —Cuánto tiempo pensó que podría sostener su maldita mentira, sin que yo me enterase —le miró quedarse callado y agachar la mirada. — ¡Responda de una buena vez!

—Señor yo…no quise…yo…no fue mi idea —trató de justificarse, obviamente se apreciaba que no sabía que responder. —De verdad no quise —habló en un susurro bajo y le miró con esas esmeraldas llenas de pena, oscuras como aquella vez le miraron hace algún tiempo. Algo en su interior se estremeció, sacudió su cabeza desechando esos pensamientos. Le había mentido e involucrado a su hijo después de todo.

—Lo creía un poco más maduro Potter —un poco de decepción tiño su voz. —Veo que jamás eso pudo ser posible, una vez más me ha comprobado lo irresponsable, imprudente e idiota que es —le vio abrir la boca, dispuesto a interrumpirle eso si que no. — ¡No se atreva a negarlo! Me ha engañado a mí y no conforme con eso, a mi hijo también. Usted fue muy imprudente al hacerlo, no pensó que es un niño y saldría lastimado cuando su mentira cayera.

—Jamás lastimaría a Caleb —respondió en el acto y con tal convicción que casi le creyó.

—Déjeme aplaudir por tan buena mentira, si jamás le dañaría, nunca hubiese involucrado a mi hijo. Pero creo reconocer que va a ser él, el más afectado. Si usted Potter con todo esto planeo dañarme créame que lo ha logrado al lastimar a Caleb en el proceso.

El chico no respondió a nada, sólo miraba, pareciera como si no le importara que no cayera su mentira, eso lo enervó más.

—Ahora largo Potter. ¡Está despedido!

—No puede despedirme. Entienda que yo no quise hacerlo, maldita sea —grito furioso Harry.

—Si no quería, entonces porqué lo hizo. Dígame, le escucho —se cruzó de brazos y le dio una mirada fría y calculadora. El joven sólo cayó.

****

Harry no sabía que decir, cómo justificarse. Todo lo inculpaba. De verdad que comprendía la actitud de Snape, vaya que él también quería matar a Hermione, pero debía entender que él no lo planeó desde un inicio que, sólo era un involucrado más. Sus palabras eran duras, destilaban veneno. Eran tan frías que quemaban. Algo en él sintió romperse al escuchar el tono decepcionado de Snape, sin embargo, lo que enserio le dolió fue el que pensara en él como un ser tan vil para utilizar un niño, a Caleb, para hacerle daño. Jamás caería tan bajo. Quiso defenderse de todas esas acusaciones pero el nudo que se le había formado en la garganta le impedía hablar. Aquella situación le parecía una pesadilla que, en ese momento, sería una bendición que lo fuera. No tenía tanta suerte. Sintió morirse con aquella sentencia, unas palabras que le devolvieron el habla.  

—… ¡Está despedido! —gritó Snape.

— ¡No puede despedirme, entienda que yo no quise hacerlo, maldita sea! —gritó desesperado y enojado. Por qué no le creía.

—Si no quería, entonces porqué lo hizo, dígame le escucho  —guardo silencio ante un expectante Snape. Miles de explicaciones se aglomeraban en la mente más en cambio ninguna salía por su boca. Una sonrisa desdeñosa surcó la boca contraria. Cerró los ojos preparándose para las siguientes palabras.

—No puede negarlo ¿verdad Potter? No puede hacerlo porque sería mentirme otra vez —una fría y cruel risa se extendió por la sala. Le estremeció, provocándole un frío que le calo hasta los huesos. —Se ha ganado el premio para el mejor mentiroso. Excelente actuación, le hace merecedor de un Óscar —hirientes palabras salían de esa fina boca. —No conforme con mentirme usted, ha hecho que me mientan las personas en quienes más confiaba. Fue tan vil y cruel hasta para usted. Como lo hizo con la señorita Granger, ¿lo hizo con el director, Potter? Debe ser un maestro para engañar a Albus. Ya no me cabe duda de lo despreciable que es, aún más que su padre y padrino juntos. —A cada palabra, el corazón de Harry se quebraba, agrietándose poco a poco. Rompiéndose completo con las últimas palabras de Snape. — ¡Fuera de mi casa! Lo quisiera fuera de mi vida pero como lamentablemente eso no se va a poder, lo quiero lo más lejos de la de mi hijo. —Harry sólo pudo negar repetidamente con la cabeza, se reusaba a creer que todo terminaría así. Trataba de hacer algo para impedirlo pero todo lo dicho por el hombre lo había dejado sin fuerzas. Al parecer no había terminado. —Ya una vez casi destruyo mi vida y mi carrera. No lo volveré a permitir. Largo de mi casa y jamás vuelva —todavía aturdido vio a un furioso Snape, tomarlo del brazo bruscamente para comenzar a jalarlo hacia la salida. Abrió la puerta de entrada sin embargo algo le impidió echarlo.

*****

Caleb cerró la puerta audible pero sin entrar. Lo más silencioso posible de ubicó al pie de la escalera tratando de escuchar la plática de su padre con Harry. Su corazón se llenó de angustia ante cada injusta acusación a Turmalin. Su corazón casi pará cuando lo corrieron. Lágrimas silenciosas rodaron por sus ojos. No podía perderlo a él también. Sufrió mucho con la última acusación. Como consecuencia brotaron con más insistencia las lágrimas, al oír a su padre echar a Harry de sus vidas. Tan furioso y apurado se hallaba su papá por correrlo que no lo pillo, escuchando en las escaleras, cuando paso arrastrando a Harry hacia la salida.  Ese fue el impulso que le falto para reaccionar.

Corrió con todas sus fuerzas hacia Harry y cuando su padre abrió la puerta se aferró a Turmalin con todas sus fuerzas. Como si fuera su tabla de salvavidas.

—No lo corras papá, lo quiero mucho. Por favor no lo alejes de mi vida, te lo ruego —le suplicó lloroso desde el cuerpo de Harry, al que no quería soltar. Sintió las manos de su niñero acariciarle tiernamente el cabello y alzando la vista escuchó.

—Todo se arreglara, mi niño, te lo prometo. Te aseguro que siempre contaras conmigo Caleb, siempre estaré para ti, pero necesito que me dejes ir. —Caleb negó con la cabeza repetidamente, apretándose más fuerte al cuerpo del mayor. Sintió a Harry separar sus brazos de su cuerpo para después besarle su frente y susurrar: —Todo estará bien.

******

Al ver toda aquella escena entre Caleb y Harry, Severus titubeó, más al ver las lágrimas de su hijo la furia surgió otra vez.

—Aleja tus sucias manos de mi hijo —rugió. Tomando a Caleb por los hombros,  lo alejó. Su hijo comenzó a luchar fuerte, hasta para un niño, contra su agarre por lo que lo apretó más contra sí. — ¡Dobby! —llamó. Éste apareció casi al instante. —Despide al señor Potter —ordenó.

Dobby salió junto a Harry, cerrando la puerta principal al salir. Escucharon los dos el claro llanto desgarrador de Caleb. El mayordomo se sintió triste por su amito y Harry Potter. Lo acompañó hasta la entrada del jardín.

—Lo siento, Harry Potter, señor —observó al joven asentir ausente comenzando a caminar lentamente después.

*******

Harry no supo cómo llego hasta su casa, sólo que al entrar Remus le miró preocupado.

— ¡Sirius! ¡Ven es Harry! —Gritó antes de avanzar apresuradamente hacia él y abrazarlo. Sin poder resistirlo más, surcos de lágrimas comenzaron a correr de sus ojos.

— ¿Harry, pequeño, qué te pasa? —Preocupado cuestionó Sirius al abrazarlo también. Harry sólo pudo llorar más.

—Yo no quise, yo no fui, créanme no estoy mintiendo, lo juro —susurró antes de desvanecerse.

********

Observó Severus a su hijo agotado sollozar aún entre sueños. Caleb se había dormido, cansado de tanto llorar. Recordaba cómo entre su llanto le rogaba que Harry regresara. Jamás pensó llegar a sentir esto verdaderamente por Harry, pero ahora, lo odiaba.

*********

Remus y Sirius terminaron de arropara al joven ojiverde, le miraron preocupados, después compartieron una mirada ellos. Vieron claramente en el otro, la respuesta de la causa por la que Harry se encontrara así. Dándole un beso de buenas noches, cada uno en su frente, salieron. Una vez en el suyo, Remus se refugió en los brazos de su compañero. Éste le abrazó con cariño, protección y consuelo, justo lo que necesitaba. Respirando el varonil olor de Sirius y éste a su vez el dulce olor a chocolate de Remus, le contestó a su pregunta tacita.

—También creo que Snape ha descubierto el engaño —Moony suspiró abatido.

—Nuestro cachorro está destrozado Paddy. ¿Qué vamos a hacer? —Se abrazó más a él.

—Esperar y ayudarlo Moony, tenemos que hablar con Harry primero, de ahí veremos —besó la coronilla de Remus quien asintió al momento siguiente.

**********

Al día siguiente, unas, siempre relucientes, esmeraldas se abrieron. El dueño de ellas se estiró como un gatito, desentumeciendo su cuerpo después de una larga noche de sueño, uno reparador suponía él. Se refregó los ojos con los puños de las manos y se quedó así, cómodamente estirado tratando se salir de su ensueño. Cerró los ojos un momento para despejar la mente y despertar bien. Un rictus de dolor surcó su cara. Su ceño se frunció juntando ambas cejas, apretó fuertemente sus parpados, cerrando más los ojos. Su boca compuso una mueca, sus labios se estiraron hacia abajo por las comisuras. Se podía apreciar, si se miraba bien, que, su postura cambio, el cuerpo lo hundió más en la cama y apretó fuerte con las manos las cobijas que le arropaban. Soltó un  lastimero suspiro. Abrió los ojos, sus antes brillantes esmeraldas se mostraban ahora apagadas, habían perdido todo brillo, oscureciéndose, tomando un color  verde zafiro, de los más opacos y oscuros, así pareciera que sus pupilas se hubiesen dilatado, casi cubriendo sus iris. Respiró  hondo, soltó el aire, parpadeó y aflojó los puños. Recordó todo lo sucedido el día anterior. Fue doloroso despertar de esa manera. Tener un efímero momento en el cual todavía no despiertas, en que tu conciencia se halla dormida, dándote al despertar una sensación de paz y plenitud, para después tu conciencia reaccionar, mostrándote toda la sucesión de momentos de la cruel realidad que vives y que por un instante olvidaste, aquella que te ha destruido y hecho mucho daño.

Harry se sentó en la cama recargando la espalda contra la cabecera. Fijó su mirada en la nada, frente a él. Su mente era un caos completo. Las ideas se le arremolinaban como si un enjambre de abejas zumbara dentro de ella. Los recuerdos de la noche anterior no paraban de aparecer en su cabeza como si las estuviese viendo en un televisor. Muchos “Y sí…” le siguieron. Y si me hubiese defendido… y si le hubiera explicado todo… y si hubiese puesto atención a mí alrededor, a todo esa situación. Todo, estaba seguro, no habría sucedido de esa manera ni terminado tan mal. También muchas dudas le produjeron las confesiones de Snape. Qué significado tenían sus palabras dichas: “Ya una vez casi destruye mi vida y mi carrera” si él conoció a Snape sólo hasta que Moony se lo presentó y tuvo clases con él en el colegio. Qué quería decir todo aquello. Luego estaba ese recuerdo, si le podía llamar así, aquel que tuvo al ver a Caleb con Snape caminando detrás de él. ¿De verdad él había estado de niño con Snape en ese laboratorio? ¿Qué posibilidades habría de que fuese verdad y lo hubiera olvidado? ¿Por qué le dolieron y aún le dolían las palabras de Snape? ¿Por qué sintió su corazón romperse al descubrir la imagen suya que se formó? ¿Qué quería lograr Hermione con todo esto? ¿Cómo lo habría logrado? Los porqué y los cómo latían con cada pensar. Una caricia en su mejilla le hizo regresar a su realidad.

Sirius y Remus se hallaban sentados a sus costados y éste último era el que le acariciaba dulce la mejilla. Enfocó sus ojos en ellos, encontrándose con las miradas preocupados de los dos. Suspiró de nuevo. No quería hablar, no ahora. Ya de por si todo era confuso y doloroso para encontrar una respuesta, era mucho más contarle a ellos lo sucedido.

—No te encuentras nada bien, cachorro mío. ¿Quieres contarnos que te pasó? —su voz apacible y conciliadora llamaba a confesar tus pesares. Cerró sus oídos a esa voz.

—Moony, gracias pero no. No ahora, quizá más adelante, necesito primero aclarar todo lo sucedido, es muy confuso hasta para mí. No quiero hablar. No insistas Paddy —se anticipó a este último mirándole a los ojos siendo firme en lo pedido.

Sirius le comprendió, respetando su decisión. Le separó el cabello que cubría su rostro y le besó la frente. Tomándole de la mano le dio un apretón en señal de apoyo. Él lo respondió, agradecido por tal comprensión. Vio que conecto mirada con su pareja, hablándose en silencio.

—De acuerdo. Cuando nos necesites estaremos para ti, no importa el momento, ni lo que estemos haciendo, tú sólo háblanos y te escucharemos —le dio un asomo de sonrisa en señal de comprensión. Adoraba a ése hombre, que junto con Remus, siempre estaban para él.

—Necesito estar solo. Quisiera me permitieran no asistir a Hogwarts estos días, de veras lo necesito —pidió en voz baja, sabiéndose comprendido.

—Si es lo que deseas para nosotros está bien, cachorro. Cuando te sientas preparado, búscanos. Trataremos de ayudarte lo mejor posible. ¿Lo sabes verdad? —esta vez habló Remus, Harry asintió a su pregunta, sintiendo un beso en su mejilla y una caricia suave en el cabello de parte de Sirius, les  miró levantarse e irse.

Una lágrima fortuita salió de su ojo. Deseaba con todo el corazón que las cosas se pudieran arreglar, pero sobre todo que Caleb se encontrara bien.

***********

Dos semanas ya habían pasado desde que descubrió el engaño de Potter y como lo había predicho su hijo fue el más perjudicado. Los primeros días después de despedirlo, su hijo comenzó a apagarse, para la segunda semana entró en un estado depresivo. Ahora mismo Caleb se encontraba dormido en sus brazos, en su recámara, donde se quedaba desde esa noche de revelaciones. Ya había intentado varias cosas para animarlo pero nada parecía funcionar. Sólo lo veía apagarse cada día más. Ya no había rastro de aquel dulce, juguetón y travieso niño de antes. Sólo se le miraba triste, apagado y llorando a cada momento.

—Harry regresa… vuelve Turmalin… por favor —susurró su hijo entre sueños. Lo apretó más entre sus brazos, imponente. Y lo odio, lo odio con más fuerza.

—Te odio, Harry Potter —su voz grave se escuchó tan fría y con tanto sentimiento que el niño entre sus brazos, se estremeció.

Notas finales:

Gracias por leer.

Me encantaría que si lo leyeron me dejaran un comentario, de que estuvo mal o que necesito mejorar o quizá de lo que les gusto, sean respetuosos eso sí.

De verdad lamento mucho la tardanza, y espero que no se me haya pasado la mano con Harry y que no estén tan fuera de carácter los personajes, pero estoy abierta a sus críticas, si estoy en lo correcto, ¿vale?

El lamento de mi tardanza es la vida universitaria, es final de semestre y todos los maestros me piden trabajos finales, y el ensayo de epistemología me tuvo tan ocupada que no me di cuenta de que ya debía actualizar, en verdad lo siente, estaba tan agobiada con el APA, que perdí la noción del tiempo. Disculpen.

 Ahora les anuncio que no sé cuándo pueda tener listo el próximo capítulo, de ésta y mi otra historia, prácticamente todo este mes a penas y puedo con mi vida y todavía faltan semanas para el termino del semestre, les pido paciencia, gracias por acompañarme en esta tediosa excusa.

Nos vemos pronto, o eso espero.

Lizie.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).