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Mi niñera por Lizie CoBlack

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Aquí les traigo un nuevo cap espero y les guste. No estaba beteado a sí que perdonen los errores, trate de hacerlo lo más limpio posible.

Disclaimer: Estos personajes no son míos, si lo fueran Sev estaría por siempre feliz con Harry. El universo Harry Potter es de J.K. Rowling yo solo me divierto creando fics.

Recuerdos: “letra cursiva y comillas”

Presente: letra normal

*Turmalin*: lo derive de Turmalina que es una piedra preciosa que también se encuentra el color verde.

Cap. III

El plan de Herms

*

En la biblioteca de la universidad, sobre la sección especial de medicina, se ubicaba una mesa apartada de los demás, donde se podía ver a una apurada jovencita leer un libro sobre neurología. Lo que más sobresalía era su cabeza  tupida con unos rebeldes rizos castaños, que si bien estaban ordenados, no dejaban de verse un tanto esponjados. De vez en cuando alzaba la vista para cambiar de página, mostrando unos sabios y audaces ojos avellanas. Algo debió distraerla, porque hacía más de diez minutos que no cambia de página.

Hermione se preguntaba qué es lo que quería lograr realmente al poner de cuidador a Harry de Caleb. Si bien quería que la relación compartida por el profesor y Harry cambiara, no sabía hasta qué punto está, pudiera versa afectada al involucrar al niño. Ella no entendía el porqué de ese odio expresado hacia Harry, era cierto que este era despistado, descuidado e imprudente, pero también era amable, inteligente y responsable, además de tener un gran talento químico, que estaba segura el profesor ya había descubierto, pero, por qué en vez de ayudarlo más trabas le ponía. Esperaba que al poner a cuidar a Caleb, Harry mostrara su capacidad de responsabilidad y madures, para que Snape ahora si pudiera verlo. Además esperaba, se diera cuenta de la calidad de humano que su amigo es. Sólo rogaba que al verse Caleb involucrado, si esto no funcionaba, el niño no saliera lastimado. Suspiró levantando la mirada, encontrándose con una oscura que le observaba atentamente desde el otro extremo de la habitación. Al ver que el profesor se acercaba hacia ella, suspiró otra vez y cerró su libro marcando la página donde se encontraba.

Severus había entrado a la biblioteca buscando un libro que necesitaría al dar su clase del día y para encontrarlo tenía que cruzar la sección de medicina. Al entrar recorrió el lugar con la mirada reconociendo inmediatamente una cabellera castaña sumergida en un libro. Ahí estaba ni más ni menos; la escurridiza Hermione Granger, la ex niñera de su hijo.

Hacía más de mes y medio que ella se había presentado en su oficina para avisarle que ya no sería más su niñera y también desde que le había impuesto, una nueva, que él no conocía, que para colmo de males era un hombre, no es que fuera prejuicioso sino solamente le daba algo de desconfianza el no saber quién era, qué hacía de su vida, ni su nombre. Hasta ahora el susodicho se había comportado a la altura, si bien se había ganado el corazón de su hijo, él realmente era muy hermético para dejar entrar personas en su vida y aún más para dar su confianza, no sabía qué esperar después. Él había tratado por todos los medios, entablar una conversación con esa señorita, ésta parecía huirle como si tratará apropósito de esconderle quién era el niñero. Eso no podía ser, para qué propósito se lo escondería. La observó otra vez, le vio atenta, sumergida en su lectura. Así que decidió ir por el libro para después hablar con ella. Sabía que cuando tomaba un libro nada la sacaba de ahí.

Había tardado más de lo esperado. Al llegar otra vez a la sección de medicina, como lo supuso, la Srta. Granger todavía se encontraba ahí. Contario a lo habitual, parecía perdida en sus pensamientos. Decidió mirarla unos minutos, al ver que no reaccionaria pronto, comenzó acercarse, cuando apenas había dado un paso la señorita levantó su vista y le miró, parecía como si fuera la última persona que quisiera ver. Se acercó hasta ella para hablarle e inclinó su cabeza a modo de saludo.

—Srta. Granger quisiera hablar un momento con usted. ¿Me acompaña a mi despacho? —la observó asentir y guardar sus cosas.

Hermione suspiró, guardó sus cosas y le siguió. Sabía que el profesor quería información. Francamente ella no se la quería dar. No hoy.

**

Harry suspiró por enésima vez mirando el reloj de nuevo. Se acercaba la hora de ir a cuidar a Caleb y todavía no terminaba el proyecto que, en equipo realizaba para la clase de bacteriología, era para mañana. Se disculpó un momento decidido a buscar a Hermione para ver si ella podía ir hoy a cuidarlo. Salió de la sala de estudios y caminó hacia la biblioteca, de seguro allí la encontraría.

En la entrada de la biblioteca se detuvo a pensar un momento en dónde comenzar a buscar.

—Claro —chasqueó los dedos al llegarle una idea —. Seguro está en la sección de medicina.

Avanzó un paso y de la nada salió Neville con un montón de libros en los brazos, que le impedían ver bien por dónde ir, rápidamente lo esquivo pero al hacerlo tropezó con sus propios pies. Cerró los ojos esperando el impacto.

— ¡Harry!—escuchó un gritito de Mione algo cercano.

Espero el impacto, preparándose para sentir el duro y frio suelo, eso no es lo que encontró. En cambio sintió impactar con un duro pecho, sí duro, pero cálido. Unos brazos lo rodearon delicadamente para darle equilibrio, unas largas manos se posaron en su cintura dándole estabilidad y seguridad. Al casi caer, y por el revuelo, se le había levantado un poco la camiseta que utilizaba. Una de las manos que lo estabilizó, tocó directamente su piel, provocándole un escalofrió involuntario. Sintiendo la calidez del otro cuerpo se sintió seguro. Aún con los ojos cerrados aspiro hondamente, a su nariz le llegó un olor que gritaba masculinidad. Reconoció dos olores: madera y sándalo, pero había otro al que no supo ponerle nombre, parecía propio de la persona, era penetrante complementando a las otras dos, dándole ese toque perfecto. Aspiró de nuevo el olor le provocó un estremecimiento y un tirón agradable en su estómago.

Abrió los ojos encontrándose con una negra mirada, se perdió unos instantes en esa inmensidad. Parpadeo varias veces. Se separó.

—Gracias…

— ¿Qué es que no puede caminar como una persona decente y normal?—Harry reconoció enseguida esa voz, volteó en su dirección, encontrándose con esos mismos ojos oscuros pero que ahora le daban una mirada irritada —. Potter tenías que ser. 

Frunció el ceño, como esperando una carga de comentarios hirientes que extrañamente no llegaron. Volvió a parpadear.

— ¡Harry! Harry ¿te encuentras bien?—sintió las pequeñas y delicadas manos de Hermy, en comparación con las largas pero fuertes manos de su profesor que le sostuvieron momentos antes, recorrer su cuerpo. Volvió a fruncir el ceño por esa comparación — ¿Harry?

—Estoy bien, Hermy. Estoy bien —le retiró sus manos, ella le miró penetrante —. Pero no venía a eso. Necesito que me hagas un favor.

—De acuerdo, dime.

—Necesito saber si puedes cuidar, sólo por hoy, al pequeño revoltoso. Necesito terminar un trabajo para la clase de bacteriología, todavía no lo terminamos, es en equipo y no puedo retirarme porque es para mañana, me harías ese favor.

—Si está bien, hoy si puedo —observó a Snape arquear una ceja.

—Hoy toca hacer unos arreglos en el jardín y recuerda cómo se pone Ca…

—Sí, si ya lo sé. Harry recuerda que ya lo cuide —lo interrumpió Mione como si no quisiera que Snape escuchará —. No te corro pero, vamos tienes trabajo que hacer —lo volteó y tomando camino a la salida, lo guío.

—Muchas gracias Hermy, te debo una —le abrazó, le dio un beso en cada mejilla, además uno en la frente. Observó a Snape fruncir el ceño y torcer los labios. Se dio media vuelta encaminándose hacia la sala de estudios.

Hermione también vio al profesor Snape fruncir el ceño y torcer los labios, cuando le agradeció tan efusivamente. Sin embargo, vio con la delicadeza que le detuvo al tropezarse. Observó con sorpresa la química que hubo, al compartir ese casi abrazo. El estremecimiento de Harry además del cambio en la mirada del profesor, al encontrarse con la de Harry. Oh sí, si antes tenía dudas para ayudarlos a cambiar su relación, al ver todo esto ya nada la detendría, haría a un lado sus dudas. Estos dos tenían tanto que arreglar y ella se encontraba muy dispuesta a ayudar.

***

Una vez en el despacho del profesor, ya los dos acomodados, él detrás de su escritorio y ella enfrente, espero a que el profesor hablara primero.

¿Qué diría? Era algo que no sabía bien, obviamente optaría por contar la verdad a medias, sólo esperaba que el profesor la aceptara y creyera, ¿quién no le creería a Hermione Granger?

—Bueno Srta. Granger en vista de que usted tiene cosas que hacer, seré breve —comenzó Severus. —Me parece ya conoce el motivo de mi llamado —Mione asintió —. Entonces me podría decir el nombre, qué hace y cómo conoció a la persona que cuidad a Caleb. En pocas palabras dígame por qué debo confiar en él —apoyó sus codos en el escritorio, uniendo sus manos recargó su barbilla en ella.

Hermione suspiró e inspiró, era hora de demostrar su contraparte. Exhaló, dando comienzo a su actuación.

—Claro profesor. Es un primo mío, de hecho, casi hermano, hemos convivido mucho. Se llama James Evans Black, es mi primo por parte de mi mama, usted sabe —Severus asintió pero aún así tenía una ceja arqueada —. Estudia y trabaja al mismo tiempo. Sabe, él estudia para Clínico Farmacobiólogo es muy bueno, tiene tanto talento que algunos no saben apreciar —le miró fijamente y luego sonrió —. Lo acaban de despedir de una empresa que elabora fármacos, recorte de personal le dijeron, él al decime coincidió con que ya no puedo cuidar de su hijo. Le propuse cuidarlo sólo una vez y ¿sabe para qué? —Severus negó en silencio con la cabeza —para saber si era compatible con Caleb, se la poca confianza que muestra en las personas, resultó al instante, coincidieron. Muy oportuno en mi opinión, a raíz de ese resultado es como le propuse a usted que él fuera su niñero. No es como si yo le estuviera mintiendo. Que ganaría yo con eso. —Esa era la prueba de fuego. La pasó, al Severus asentir con la cabeza mostrando una pequeña sonrisa, pero seguía mirándola fijamente. No es como si le estuviera mintiendo, todo lo que le había dicho y le diría era verdad, solo omitía el verdadero nombre. —Él es un chico responsable, un poco atolondrado pero de muy buenos sentimientos. Sabe, con lo de su empleo en el laboratorio tenía que apresurarse mucho, a veces llegaba un poco retrasado a clases, pero nunca dejo ninguno de los dos, ni su empleo, ni su trabajo.

—Permítame interrumpirle. ¿No vive con sus padres?—podía observar que para el profesor esta pregunta, era un tanto importante.

—Bueno, vive con mi tío y su pareja, se quieren mucho, son una familia. Aun así él cree que debe aportar algo a todo lo que le dan, pues ya está en edad de hacerlo, en pocas palabras le resulta difícil vivir en casa sin aportar nada, cuando él ya es mayor de edad. Prueba de ello, es que busco una beca para entrar a la universidad del 70 % y el otro porciento lo paga mi tío. Los demás gastos los lleva él, de lo que gana trabajando.

—Eso habla muy bien de él, y por mi parte suena comprensible su pensar —dio el visto bueno Severus.

—Sí, lo sé. En un principio mi tío se había negado, pero él es un poco testarudo y fiel a sus convicciones, que al final logró convencer a mi tío. Luchó mucho para conseguir su beca y aun más para mantenerla, es de los mejores de sus clases, sobre todo en las de especialidad. Tiene un talento innato para la bioquímica. —Hermione miro su reloj, faltaba poco para irse, Severus debió notarlo porque comentó.

—En vista de que usted tiene que irse y yo dar la siguiente clase, le informó que su primo puede seguir con su empleo. No veo ahora el inconveniente si ya se ha ganado la confianza de mi hijo. No ha provocado ningún incidente, lo más que puedo hacer es darle mi voto de confianza —vio al profesor asentir más como para sí mismo—. Puede irse señorita Granger y gracias por todo lo que ha hecho por mi hijo —le extendió la mano, Hermy gustosa la acepto.

Dándose media vuelta camino hacia la salida. El llamado de su profesor la detuvo a la mitad del camino.

—Una última pregunta Srta. Granger —respirando hondo y armándose de valor dio la media vuelta —. ¿A quien pidió Potter que cuidara?

—A Sirius — Severus le miró con una ceja arqueada —sí, a su padrino, es que vera, a Harry le gusta mucho la jardinería. Hoy trasplantaría unas hortensias, desyerbaría el jardín, además de podar el césped, abonar y demás con otras plantas del jardín, todo esto lo haría junto con Remus y Sirius, pero él no puede. Remus le había avisado no podría. Teme por su jardín, Sirius es todo menos jardinero. Una vez lo dejo al cuidado de él, provocando tal desastre que cuida de ya no dejarlo solo en él. —Era una verdad a medias porque ciertamente no era a él a quien cuidaría, pero si era verdad que Harry nunca dejaría a Sirius en su jardín, ya que él sí hacia un desastre en este. —Ahora si me permite me retiro —vio al profesor a sentir, salió del aula con una prueba superada. Sólo le faltaban otras dos.

****

Hermione salió contenta de la casa de Caleb, otra prueba superada, no le fue tan difícil convencer al pequeño de ayudarla, el sólo hecho de habérselo pedido ya era una aceptación rápida. Lo que si se le había complicado fue explicar por que tenía que hacer lo que ella le pedía.

“—Caleb puedes venir un momento conmigo, quiero hablar contigo —le llamó palmeando el asiento vacío junto a ella en el banco que se encontraba en el jardín. Le vio aproximarse—, quiero que me hagas un favor —el pequeño asintió al instante —. Escúchame antes sí —el niño volvió a asentir —. Quiero que dejes de llamar a Harry por su primer nombre y lo hagas por el segundo, me gustaría  comiences a llamarle James. Si tu papa pregunta, tu niñero es James Evans, no Harry Potter, sí. ¿Podrías hacerme ese favor?

—Claro Hermy —Caleb la miró confuso y con el ceño fruncido, algo que le hacía parecerse mucho al profesor —. ¿Por qué no quieres que le llame Harry enfrente de pá?

Hermione suspiró. Cómo explicarle a un niño de cinco años la extraña relación de odio que vivían su padre y Harry. Una idea cruzó su mente.

—Tu padre y Harry tienen una relación como la tuya con Draco —el niño frunció el entrecejo— bueno más bien como lo era en sus inicios —Caleb suspiró confundido —. Recuerdas como conociste a Draco —Caleb asintió—,  recuerdas también como era su relación en un inicio —volvió a sentir —. Recuerdas qué tenían una mala relación, qué se la vivían peleando además de jugarse bromas —el pequeño afirmó —. Me puedes decir por qué. —Caleb pareció pensarlo pero asintió.

—Draco me trataba mal por ser menor, me hacía bromas que no me gustaban, además de robarme el tiempo de papá —término haciendo un mohín de gracioso en él igualmente se veía enfado—. También porque era un muchacho malcriado y mimado que sus padres ya no querían, por esa razón lo mandaban a molestar al mío.

Mione soltó una risilla, porque era verdad, se comportaba así en un inicio, pero después cuando se trataron, por imposición del profesor claro ésta, terminaron siendo buenos amigos, de hecho se quieren como hermanos, casi la relación que llevaba  con Harry. Con la partida de Draco a Estados Unidos hacia un año, ellos se habían distanciado. Draco mostró ser un niño cariñoso, bueno e inteligente, que sólo se comportaba con capricho cuando no conocía a alguien o le tenía desconfianza. Caleb se había dado cuenta de todo esto cuando se conocieron mejor. Al pasar los días formaron una relación de hermanos del alma. Todo esto se dio con ayuda del profesor, por alentarlos forzadamente a conocerse.

— ¿Y después travieso? ¿Cómo se llevaron después de que te obligo a tratarlo?—. Caleb suspiro, ella sonrió dulce.

—Pues me di cuenta de que no era lo que pensaba, en realidad no era un hijo de mami y papi que quería robarme al mío —sonrió de lado como el profesor —sino descubrí que era un niño bueno, no sólo conmigo s no también con los demás, como te diste cuenta Hermy — ésta asintió con una sonrisa —sólo que al igual que yo cuando no tenemos confianza con lo que nos rodea se comporta así, pero para todo esto tuvimos que llevarnos bien —el niño suspiró —viste lo que me costó, era tan chocante el albino ése. En cambio cuando vencí al dragón y rescate al verdadero Draco, le quise, le quiero y a veces lo extraño. Sabes la batalla que me dio vencer a ese dragón mimado —vio al niño llevarse las manos a la cara y restregárselas por los cachetes para luego hacer un mohín de frustración —para que al final Draco se fuera, se lo llevaran, pero Hermy valió la pena, sobre todo por las bromas que nos hicimos y las que me ayudo a hacerle a los demás —sonrió travieso dando palmaditas alegres ante los recuerdos.

La ex niñera sonrió divertida, después de todo, ella quería hacer lo mismo que el profesor había hecho con Draco y Caleb. Que se conocieran realmente, para que descubrieran la verdadera personalidad del otro, así Harry y el profesor comenzaran a llevarse bien.

—Caleb veras, tu papi y Harry tienen una relación como la tuya con Draco en sus inicios —hizo una pausa y el niño dijo: ¡Oh! Comprendiendo —sí, Harry y tu papi se la pasan peleando, molestándose, es porque no se conocen, ya que si se conocieran descubrirían lo buenas personas que son —el niño movió la cabeza afirmativamente —, y se llevarían mejor. Por eso te pido que me ayudes. ¿Me ayudaras?

—Claro Hermy, porque aquí mi único niñero es James “Turmalin” Evans, pero a cambio quiero que me ayudes a que se lleven mejor. Trato hecho…— le extendió la mano a Mione, está la estrechó.

—Jamás deshecho —terminó para después escucharse la risa cantarina de los dos.”

Poco después comenzaron a planear que haría Caleb para tratar de acercarlos un poco, paso a paso. Hermione sonrió dichosa, todo estaba comenzando bien. Sólo faltaba una prueba más, por que 0 y van 2.

*****

Hermione tocó el timbre del número 12 de Grimmauld Place, observó su reloj eran las 7:30 pm, esperaba que Harry tardara un poco más para terminar pronto con sus entrevistas solicitando cómplices, pedía que esta última saliera bien. La puerta se abrió mostrando al sonriente Sirius Black.

—Pasa Hermione, que estás en tu casa —Sirius le cedió el paso.

—Hola tío. ¿Cómo estás? —le respondió afable.

—Muy bien Mione pero ambos sabemos que no estás aquí para eso, así que si eres tan amable acompáñame a la sala donde se encuentra Remus —ella le miro confundida —, porque has decidido venir a contarnos tu plan ¿no? A buscar aliados —Hermy se sonrojo, Sirius sólo rio. Jamás a su tío había podido engañar, asintió. Lo siguió hasta la sala.

Sirius sabía que más temprano que tarde su sobrina se presentaría, sino lo habría hecho antes era signo de inseguridad. El que fuera tutor de Harry y tío de Hermy dio lugar a que éstos en su niñez se conocieran, por tanto ellos pasaron mucho tiempo juntos. Al ambos crecer aprendió a conocer a los dos por igual. También ayudo el ser como fue en su adolescencia, eso de formar planes con su hermano cornamenta le dio las bases para reconocer los de su sobrina. A sabiendas de todo esto, aún tenía dudas de lo que ella planeaba, porque por encima de todo estaba Harry. Dependiendo de lo que expusiera, actuaría a su favor para convencer a Remus o en su contra, tratándola de convencer de su error.

Hermione entró en la sala con Sirius al lado, encontrándose con la vista de Remus, sentado cómodamente en el sofá de dos plazas leyendo un libro. Éste levantó su mirada fijándola en ella, en sus ojos reflejo la duda y la sospecha. Acaso todos ya sabían de lo que hablaría. Suspiro. Cuanto la conocían.

—Hola Herms, toma asiento —le pidió Rem amablemente. Ella se ubicó en el sofá de una sola plaza. —Dime ¿Cómo has estado?—le sonrió con calidez.

—Muy bien Remus, espero que usted también —el aludido hizo una mueca por el formalismo—. Lo siento —se apresuró a decir —. Creo que presientes porque estoy aquí, además seguro que quieres respuestas y las daré, a los dos. Pero antes necesito pedirles un favor. Sé que pensaran que es arriesgado, que no tengo porque meterme, pero a causa de todo esto, el talento de Harry se está desperdiciando. Tú más que nadie sabe que es cierto Remus, así que pido que los dos me escuchen, sin interrupciones ¿sí? —pidió en un acceso de valor, tal vez esto no resultaría tan fácil como lo pensó.

Remus se lo pensó. Conocía el talento de su cachorro pero también a Severus, quizás Hermione estaba en lo correcto. Por ello, por la sensatez y confianza que tenía en Herms, decidió escucharla. ¿Qué podría perder si lo hacía? A su parecer nada. Asintió en silencio.

Sirius por su parte desde un inicio tenía planeado escucharla, es más hasta ya quería saber cómo los convencería. Sonrió con aceptación.

Era la hora de la verdad, Hermione lo sabía.

******

En los pasillos de Hogwarts se podía ver un suceso extraño, un joven corría. Es bien sabido que esa acción es sancionada, pues se rompía una regla del colegio. ‘Se prohíbe correr en los pasillos’ Harry tenía conocimiento de esa norma, quizás en otra ocasión no la hubiese roto, por lo menos no cuando algún profesor se pudiera dar cuenta. Pero iba muy retrasado, hoy era la presentación de Caleb en el recital de la escuela. Y si no se apresuraba sabía que no llegaría. Le prometió que ahí estaría y él jamás rompía una promesa, mucho menos si estaba a su alcance cumplirla.

El porqué, ahora corría por todo el colegio intentando llegar lo más rápido al estacionamiento, tenía una razón y un culpable: el profesor Binns.

Resulto que hoy presentaron el trabajo de bacteriología, aquel que precisamente ayer habían terminado. A su equipo le tocó exponer al último, todos los trabajos anteriores al suyo fueron presentados sin ningún contratiempo, sólo que cuando llego su turno, el profesor fue llamado. Tardando tanto que le provocó el retraso. Si todo hubiese pasado sin esa interrupción, él ahora en vez de tomar su moto apresuradamente saliendo lo más rápido, a una velocidad razonable para no provocar accidentes, estaría de lo más tranquilo sentado en algún asiento del teatro esperando el turno para ver su niño, pero no, se encontraba manejado como un loco por la carretera tratando de no accidentarse ni provocar a alguien que lo hiciera.

Diez minutos después, recorridos a una velocidad alarmante, entraba al teatro de la escuela, donde ya habían empezado las actuaciones. Revisó el programa que le dieron al entrar, suspiró con alivio, todavía no se presentaba Caleb. Buscó un lugar disponible, encontrándolo en las butacas del medio, en las hileras frente al escenario. Aprovechando la oportunidad, al término de una presentación, se fue a sentar al lugar.

—Permiso —pidió a todas las personas sentadas antes del lugar desocupado. Ya ubicado en su lugar, escucho una voz conocida.

— ¿Harry?

El aludido volteó a su derecha, encontrando la curiosa mirada del profesor Dumbledore. Se sorprendió al encontrarlo allí.

—Profesor Dumbledore, que sorpresa encontrarlo aquí, perdone mi indiscreción pero… ¿Qué hace usted en este recital?

—Oh mi muchacho, no es ninguna molestia. He venido a ver a mi nieto, para mí también es una sorpresa encontrarte aquí, así que dime, tú por quién vienes. —Respondió con amabilidad y curiosidad al mismo tiempo.

Harry ya no pudo responder puesto que una nueva actuación comenzó. Al término de la misma escucho un “permiso” de una voz que se le hacía muy conocida. No podía ser el profesor Snape o ¿sí?

—Albus, espero no haber llegado muy tarde —. Se escuchó la misma voz al lado contario del profesor Dumbledore. Aventurándose retrocedió su cabeza para ver el asiento de dónde provenía esa voz. Sí, en definitiva ahí se encontraba Snape.

 —No Severus, no llegas tarde. Faltan pocas presentaciones para que pase. —Contesto afable el director.

—Qué alivio, no me hubiese perdonado que llegara tarde a verlo Albus —comentó Snape.

El profesor Dumbledore por respuesta solo asintió con la cabeza en silencio, porque ya comenzaba otra actuación.

Harry se preguntaba que hacia el profesor Snape aquí. ¿A quién habría venido a ver?

*******

Caleb miró desde atrás del escenario, encontrando a Hermione en las primeras filas de asientos, se vieron y sonrieron al mismo tiempo. Siguió buscando. Su abuelo le saludo para después sonreírle, él hizo lo mismo en respuesta. También le vio señalar con la cabeza a una persona a su lado. Allí estaba su papá, que se encontraba platicando con la mamá de sus amigos los mellizos. Sonrió con alegría, había podido llegar. Repaso con la mirada la hilera. Con sorpresa vio que Harry se encontraba al lado izquierdo de su abuelo.

— ¡Oh, oh! Estoy en problemas —susurró el niño un tanto asustado.

¿Qué iba a hacer ahora?

 

Notas finales:

Gracias por leer.

Me encantaría que si lo leyeron me dejaran un comentario, de que estuvo mal o que necesito mejorar o quizá de lo que les gusto, sean respetuosos eso sí.

Bueno espero que les haya gustado el cap y no esté tan mal, espero nos veamos como en dos semanas para la actualización pues debo terminar el cap de mi otra historia.

Espero que les haya gustado, esta historia ya está tomando un rumbo un tanto distinto de lo que tenía planeado pero la idea esencial no se ha perdido, además me está gustando, espero que a ustedes también.

Lizie.


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