Los tacones golpeaban el mármol blanco que había en la estancia de la gran mansión, mientras avanzaban se acercaban a unas puertas de color hueso que tenían unas exquisitas perillas doradas.
-Fugaku!- gritó la mujer mientras abría las puertas, el cabello negro cayendo finamente por los hombros hasta terminar en una curva interior.
-Mikoto, que es lo que quieres?- dijo mientras dirigía su vista a su mujer y daba un sorbo a su bebida ambarina.
-esto es increíble!, nuestros hijos no tienen un límite!- comentó mientras agitaba un telédono celular con su mano, al parecer era un mensaje de texto de un número restringido.
-a que te refieres?- lo tomó y comenzó a leer.
Herederos Uchiha destrozan un bar en una pelea.
La sangre le comenzó a hervir.
-sube al auto-
Se levantó y siguió a su esposa, esta salió de la casa y se metió a una Porsche Cayenne color negra. Mientras que su esposo se subió del lado del piloto. Encendió la camioneta y apretó el acelerador, los rechinidos de las llantas en el piso se escucharon como gritos infernales.
En los separos de policías.
-jajajaja!, no puedo creer que te hayas acostado con su hermano!- gritó uno de los tres chicos pelinegros que habían ahí charlando animadamente sin ninguna preocupación.
-que les digo, siempre me gustó ese chico- el que lo dijo tenía el cabello mas corto de los tres, sus ojos negros por igual y la piel mas pálida.
-no tienes fin hermano- esta vez lo dijo el de cabello mas largo.
-saben que mamá y papá nos matarán cuando lleguen, verdad?- el que habló fue el hermano de el medio, el que al parecer era mas centrado –entonces hay que disfrutar!- como bien decían parecía el mas centrado.
Después de casi media hora escucharon los inconfundibles golpes de los tacones de su madre, detuvieron la fiesta que tenían y se acercaron a la reja, segundos después apareció en el pasillo que adentraba a ese lugar una mujer con un vestido negro escotado y al lado de esta un hombre muy bien vestido con traje.
-salgan de ahí- dijo el hombre.
El policía le abrió al reja y los tres salieron, se acercaron a su mamá que los besó en la mejilla a cada uno, después los formó en fila delante de su padre y se puso detrás.
-los tres están en problemas, alguien tiene algo que decir?-
-… fue culpa de Sai-
-Itachi!- gritaron los dos.
-muy bien hijo, ahora por ser el soplón te tocará primero el castigo-
Ese hombre realmente apreciaba la solidaridad, por lo cual cuando alguien se rajaba no le dejaba la salida fácil.
Sacó tres sobres y se los mostró.
-elige el que quieras-
Tomó el que estaba en el medio.
-ábrelo-
Sin saber que era tomó el sobre y despegó la parte frontal, tomó un folleto del interior y se quedó observando largo rato hasta que finalmente les dijo.
-que es esto?-
-es tu castigo hijo- dijo la mujer desde la parte trasera.
-… me planean mandar a un internado militarizado?!-
-claro que si hijo, ahora fórmate a un lado de tu madre- dijo el hombre castaño.
-Sasuke, tu turno-
El mencionado se acercó y tomó el que quedaba del lado izquierdo, lo abrió.
-un internado en Suiza-
-siguiente-
Sai tomó el que quedaba después de que Sasuke se hubiera formado al lado de Itachi.
-una granja?!, me van a mandar a una maldita granja!?-
-no te fue tan mal como a Sasuke-
-en que?!-
-el suyo es un colegio religioso-
Los tres se sorprendieron.
-te lo cambio Sai!- gritó Sasuke mientras trataba de tomar el folleto de su hermano que lo protegía con su vida.
-listo, sus boletos de avión estarán listos… oh, que tal, vayan a empacar, su vuelo sale en 5 horas, tienen una para empacar- sonrió la mujer y se dirigió al auto.
-yo manejo Fugaku- Mikoto tomó las llaves de la camioneta, aunque tenían chofer a ella le gustaba llevar a sus hijos a la escuela, y aunque esta estuviera a mas de 15 minutos yendo rápido podía llegar en 10.
Llegaron a la casa, los chicos comenzaron a empacar con todo su pesar, mientras que Sai empacaba sus revistas para adultos, Sasuke empacaba sus audífonos con su Ipod que tenía lleno de música clásica, y en cuanto a Itachi estaba buscando la forma de escapar.
-la ventana es muy alta- se dijo a si mismo mientras la cerraba y se acercaba a su puerta, la abrió y vio a su papá parado en el pasillo, en esos momentos el hombre mayor se alegraba de que el segundo piso estuviera en esa altura.
-vas a alguna parte? Jajaja- se rio, Itachi cerró la puerta y comenzó a empacar.