Capítulo 17
''El Rescate, que terminó en desgracia''
Neville dejó escapar un sonoro quejido al ser fuertemente arrojado contra el frío y sucio suelo de aquella abandonada casa, había sido arrastrado con mucha fuerza hasta lo que parecía ser una especie de habitación. Detrás de si pudo escuchar la puerta ser azotada con mucha fuerza. Neville se dio la vuelta para poder ver a Seamus que lo miraba desde arriba, con una expresión de enojo, maldad y perversión. Obviamente sus intenciones eran más que claras y nada buenas cabe destacar.
En los ojos de Neville solo podía reflejarse miedo, temor y desesperación. ¿Qué hacer en un momento como ese? Sin su varita y su casta habilidad en los hechizos no verbales estaba más que saladísimo, sin ella era un punto menos a su favor.
– Pero que malo has sido Neville, mira que pretender escaparte. Tú y Parkinson son unos tontos si creyeron que podían burlarse de mi de esa forma. – Decía el de cabello arenoso con un tono amenazante que daba mucho miedo.– Tu atrevimiento va a recibir el castigo que merece...
– ¿Por qué haces esto, qué te hemos hecho? – Preguntaba Neville, sus ojos estaban aguados y su corazón palpitaba aceleradamente debido a la situación tan extrema que estaba viviendo. Seamus lo miró y se bufo del castaño, como queriendo decir que la respuesta era muy obvia.
– Sabes... Cuando te vi aquella vez pensé ¡Lo quiero para mi! Pero me topé con un obstáculo. – Decía esta vez con un tono más tranquilo pero que aun intimidaba. – Dime ¿puedo ocupar el lugar de Nott?
– ¡De ninguna manera!– Seamus quien soltó un suspiro y mirándolo con una tristeza fingida continuó.
–En ese caso, si yo no puedo tenerte ¡El tampoco! – Dijo, pero cuando estaba a punto de abalanzase sobre Neville, este gritó, desorientado un poco a Seamus.
–¡No! – Gritó Longbottom, al mismo tiempo que se paraba y corría en dirección a Seamus, este quien no se esperaba la actitud tan precipitada del hombre. Aturdido, no vio venir a Neville en cuanto este lo atropello con mucha fuerza lo cual hizo que se estrellaran contra la puerta la cual, al estar bastante podrida y rota se rompió. Al ver su libertad al alcance, Neville corrió hasta el cuarto donde se encontraba Pansy, dejando atrás a un muy aturdido Seamus. Al abrir la puerta en la que estaba se choco de cara contra Parkinson que comenzó a quejarse en voz alta.
–¡Oye, me dolió! Ouch, mi nariz...– Se quejaba la pelinegra, tocándose con cuidado su adolorida y puntiaguda naricita.
–¡Tenemos que irnos Pansy! – Pansy levanto la vista encontrándose con Neville, estaba un poco lastimado y en la parte derecha de su cabeza chorreaba un poco de sangre. Esta quien había logrado alcanzar las varitas había podido librarse de las ataduras. Rápidamente la pelinegra libró a Neville de sus ataduras invisibles y le dio su varita, emprendiendo una carrera hacia la salida. No tenían idea de a donde ir solo sabían que debían huir lo antes posible, al salir completamente de la casa corrieron a toda velocidad hacia la arboleda que estaba un poco más alejados de la casa, pensaron que ahí podían esconderse.
Por otro lado, Seamus de a poco cobraba la compostura de nuevo, su cabeza giraba y las nauseas lo invadieron. Pero nada podía detenerlo en ese momento, se levantó rápidamente sin importarle la herida que seguramente se debió hacer cuando Neville le pateo fuertemente. Corrió hasta la salida, a sabiendas que tanto Parkinson como Longbottom habían escapado, en la salida miró hacia todo los lados buscando con la vista a las dos ratas que se habían burlado de él.
Cuando miró hacia el pequeño bosque vio a Parkinson corriendo hasta perderse entre los arboles. Sonrió maquiavélicamente y comenzó a correr en dirección a ellos. De pronto, escuchó el estruendo típico que solía a hacer cuando alguien se aparecía en un lugar ¿Sería posible acaso? No, era un poblado muggle no podía haber magos allí. Pero entonces escuchó como varias personas corrían en su dirección, cuando se acercaron lo suficiente pudo ver desde lejos a Nott, Malfoy y Potter.
Corrió todo lo que pudo en la dirección en la que desaparecieron las dos sabandijas escurridizas, se le había ocurrido una idea mejor. En vez de matarlos en un lugar solitario, haría que presenciaran sus muertes.
Cuando Theodore Nott y los otros dos llegaron al lugar de inmediato comenzaron a correr en dirección a aquella casa que podía verse a simple vista, ya que no estaba tan lejos de donde se habían aparecido. Cuando estaban llegado vieron a Seamus Finnigan correr hacia el bosquecito que había cerca.
–¡Mira es Seamus!– Anunció Harry sin dejar de correr...– Parece que esta huyendo o siguiendo a alguien...
–Entonces fue él.– Dijo sin ninguna duda Theodore, comenzando a correr más rápido para atrapar a ese mal nacido.
– No lo sabremos hasta que no lo alcancemos.– Alegó Malfoy, aunque este tampoco dudaba de que seguramente el sujeto tenía mucho que ver con el secuestro.
Los tres corrieron tan rápido como pudieron, Theo tenía un mal presentimiento y aquel tal Seamus Finnigan no le causaba mucha confianza que digamos, sobre todo, si no se equivocaba era el mismo sujeto que intentó sobrepasarse con Neville en la fiesta de despedida de soltero de Dean Thomas. No cabía la menor duda de que Seamus tenía toda la culpa.
Cuando llegaron a la entrada del bosque, observaron para todos lados, concentrándose en algún rastro de magia. Se concentró en el rastro de Neville, Harry había sugerido ir lento para no llamar la atención. Tan concentrado iba siguiendo el rastro de magia de Neville que no vio un rayo verde que se disparaba hacia él, pero gracias a la intervención de Draco quien iba más atento a un posible ataque el hechizo fue desviado, salvando a Theodore de una gran posible herida. Theo sorprendido miró por donde provino aquel hechizo y vio la coronilla de un pelo arena esconderse, rápidamente, Theodore muy enojado y fuera de si corrió hacia Seamus.
– ¡Desgraciado, ven aquí!– Gritó airadamente Theo corriendo hacia Seamus quien de nuevo tiró otro ataque hacia el pelinegro, no con la intención de matarlo, más bien solo herirlo. Theo sabía que no estaba siendo racional, ni mucho menos sensato ante la situación. En ningún momento se había puesto a analizar los hechos, solo había llegado a ese lugar por un impulso no muy característico de él. Se maldecía a si mismo por ser tan descuidado y haber dejado florecer aquella influencia Gryffindor que de la nada había nacido, pero sabía que se debía a su amado león. Debía calmarse y pensar con claridad.
– Qué estúpido es. Puede que Neville y Pansy ya los hayan escuchado, si logro herirlo puede que aquellos dos salgan de su escondite para atacarme y así podre matarlos, incluso delante de sus ojos...– Pensaba Seamus, lo que él creía que era un ingenioso plan.
– ¡Seamus! Antes éramos amigos, compartíamos cuarto durante el colegio ¡¿Por qué haces esto?! ¿Qué te hemos hecho? ¿Qué te hicieron...? – Cuestionó Harry con un deje de tristeza en su voz, al ver su amigo de esa forma tan... Irreconocible. Harry no recordaba que el chico fuera así, bueno en ocasiones había sido agresivo, pero nunca hasta tal punto de querer secuestrar y asesinar. ¿Qué lo había llevado a tal punto? ¿Por qué razón querer lastimar a dos personas que se amaban de esa manera? Pensaba Harry, sin poder creer o aceptar que su antiguo amigo había llegado a tal grado de locura.
– ¡No se acerquen o los mato! – Gritó Seamus sin dejar de apuntar a Theo y Harry que se habían acercado un poco más de la cuenta. – No tienen idea de con quien se meten.
– Por favor Seamus, sea lo que sea que te esté pasando, podemos hablarlo...– Continuó diciendo Harry con la intención de calmar a Finnigan, pero era imposible, el hombre ni siquiera hacía el amago de aflojar, parecía decidido a mandarles un avada en cualquier momento. Theo quien no había dejado de mirarlo con seriedad, no decía nada solo lo observaba, algo tramaba Finnigan y tenía la impresión de saber que era. ¿Estaba llamando la atención acaso? Podría ser que Neville y Pansy estuvieran cerca del lugar y tenía la sospecha de que en algún momento no se aguantarían y saldrían a la defensa.
–¿De verdad crees que esto se quedará así? Vamos, una celda en azkavan te está esperando.– Dijo Theo mirándolo con el ceño fruncido. Si de algo estaba seguro era que ese tipo no se aguantaría una provocación.
– ¿Qué has dicho asquerosa serpiente? No tienes derecho a decirme nada, sucio mortifago.– Fueron las palabras repletas de odio y asco de Seamus lo que provocaron que de la nada saliera Neville, este le había lanzado un rayo con la intención de noquear a Seamus pero los reflejos de este fueron más rápidos y lo esquivó.
– Nadie tiene el derecho de decirle eso a Theo...– Pronunció Neville con un tono de voz que se notaba, estaba muy enojado y en parte le había dolido aquellas palabras dirigidas hacia su novio. Theodore quedó paralizado ante la intromisión ¡No tendría que haber salido, que hombre más imprudente! Seamus encontró la oportunidad y tan rápido como pudo disparó un hechizo hacía Neville haciendo que este saliera expulsado hacia atrás y en el acto el castaño cayó herido e inconsciente. Pansy gritó horrorizada y corrió en dirección a Neville que se hallaba tirado en el pasto, inconsciente y sangrando.
Theo quien no creyó que pudiera atacarlo de esa forma tan... Impulsiva, encolerizado apuntó hacia Seamus Finnigan, quería destrozarlo, hacerle sufrir como nunca había sufrido y lanzarle un avada ahí mismo, por osarse a lastimar a Neville de esa forma. No lo iba a perdonar, quería hacerlo pagar. Pero cuando estaba a punto de lanzarle un hechizo la mano de Harry que se cruzó sobre su pecho le detuvo, haciéndole entender que no hiciera una estupidez. Y sobre todo que Draco había encontrado la forma de huir del campo de visión de Finnigan para situarse detrás de él.
– ¿Qué pasa, tienes miedo acaso?–Provocó Seamus, al ver que Theodore había flaqueado en sus movimientos y su semblante se había tornado serio y no enojado como antes.
– Finnigan, eres un hombre sin honor, un imbécil con complejos de león pero un imbécil al fin y al cabo. Lo único que has traído es deshonra para tu casa y de seguro eres la vergüenza de tus padres, por criar a un mal nacido como tú...– Dijo Nott con su tono particularmente frío e inexpresivo. Quería correr hasta donde estaba Neville, pero sabía que un movimiento en falso y terminaría en una lluvia de maldiciones y hechizos y lo que menos quería es que alguien más terminara herido.
– ¿Una serpiente asquerosa como tu que sabe de honor? ¡El mal nacido eres tu! No debiste salir de ese agujero nunca, pero descuida, le devolveré el favor a la comunidad.– Dijo Seamus apuntando a Theo decidido a acabar con él de una vez por todas. Pero en cuanto estaba por pronunciar un avada, este cayó al suelo inconsciente y detrás un Draco Malfoy muy tranquilo con varita en mano y con una sonrisa de medio lado, mirando el cuerpo tendido frente suyo.
–Si que eres dramático Malfoy...– Dijo Harry cruzándose de brazos y mirando con reproche al rubio. – Hubieras actuado antes, ya me estaba aburriendo el discursito...
–Lo siento, no pude evitarlo corazón.– Harry rodó sus ojos, y estaba a punto de agregar algo pero en ese momento recordó algo muy importante. Neville, así que corrió junto a Pansy y Theo que de inmediato se había acercado. Mientras que Draco se quedaba a vigilar a Finnigan.
– ¡Theo debemos llevarlo a San Mungo rápido!– Habló por primera vez Pansy quien, había tratado de curar a Neville, y aunque sus heridas ya no sangraban aun tendrían que actuar gente experimentada y con conocimientos. Ella no podía hacer mucho más que detener la hemorragia y cerrar las heridas más pequeñas. Theo tenía grandes conocimientos, sabía como actuar y tratar aquellas heridas pero no había llevado pociones para algún caso de emergencia, no había previsto aquello. No le quedaba de otra, así que tomó a Neville entre sus brazos delicadamente, y le pidió a Harry que los hiciera aparecer en San Mungo.
Por otro lado Draco y Pansy decidieron llevar a Seamus Finnigan ante la justicia, Era crucial que la pelinegra fuera con él, ya que necesitaban una declaración y testigos, luego irían a ver a Neville.
En San Mungo, al llegar a la puerta de este rápidamente Harry Potter hizo influencia en el lugar para que atendieran a su amigo rápidamente. Por lo cual un par de medimagos se habían acercado de inmediato, quitándole a Neville de entre los brazos de Theo quien quería acompañar a su pareja en todo, pero los médicos se lo habían prohibido alegando que el señor Longbottom se encontraba en una situación altamente delicada.
–Tranquilo Theo, el estará bien...– Trataba de animar Harry, acariciando su espalda para que el pelinegro dejara de estar tenso. Theodore quería creerle, pero algo le decía muy dentro de él que posiblemente habría complicaciones, tenía un mal presentimiento. En esos momentos Nott no podía contener su angustia, pero aun así no derramaría una sola lágrima, tenía que ser fuerte y esperar a que los medimagos hicieran su trabajo. No sabía que hechizo le había lanzado aquel bastardo, pero había afectado en sobremanera a su león.
–Neville...– Susurró apenas, tenía un nudo en la garganta y las palabras no le salían. Estaba empezando a hiperventilar, no se sentía bien.
Solo sabía que si Neville moría, el moriría con él...
El rato había pasado y lo que en realidad fue una hora, para Theo duró toda una eternidad. Pensando, culpándose y preguntándose muchas cosas. Si tan solo hubiera actuado rápido, si tan solo todo aquello no hubiera pasado. Lo único ue quería creer era que todo era un sueño, una pesadilla...
–¿Familiares de señor Longbottom?– Preguntó un medimago que se situó delante de Theo y Harry. El primero se levantó de inmediato dando un paso hacia adelante. – ¿Señor Nott? – el pelinegro asintió– ¿Qué relación tiene con el señor Neville Longbottom? –preguntó con semblante serio el hombre con bata bordó.
–El es mi pareja...– Respondió sin tapujos Theodore, a lo que el señor delante de él asintió y anotó en su pergamino. – ¿Qué pasa con Neville?–preguntó el pelinegro con miedo ante la respuesta del medimago.
–No sabemos exactamente que pasó, supongo que en cuanto vengan los aurores podremos saber mejor, actualmente el señor Longbottom ha sufrido un colapso mágico. Señor Nott, su pareja esta en coma. –Dijo sin más el médico. Theodore se le vino el mundo abajo ¿En coma? Tenía que ser una broma, no podía ser cierto. Pero aunque intentara buscar una pisca de mentira en el rostro de los presentes, no encontraba nada más que tristeza. Si era cierto ¿Cuándo despertaría? No podía ser por mucho tiempo... ¿O si?
¿Theo, estas bien? … ¡Theo!
Theo...
Theo.
Ya no escuchaba nada, solo podía ver la oscuridad rodearle repentinamente.