Capítulo 2
‘’ Figura ’’
Dolor de cabeza… Aun no veía la hora que el día termine de una buena vez, tenía la mera sospecha de que estaba por enfermarse o algo así. Pero primero tenía que dar la última clase del día, con los de quinto de Revenclaw y Hufflepuff.
— Muy bien, ahora cada uno tomen las tijeras para podar la planta — Ordenó Neville, a lo que todos inmediatamente hicieron caso. — Como les expliqué la clase pasada, cuando era apenas una semilla, esta planta puede ser muy peligrosa… — Explicaba — Es peligrosa ya que contiene un veneno ¿ven que el capullo está cerrado? Cuando este se abre tira unas pequeñas espinas, las cuales son venenosas.
— Profesor ¿Y cómo podemos evitar que eso pase? — Preguntó un niño, cabello castaño, piel clara y ojos también claros.
— Eso, es lo que les voy a enseñar ahora joven Thompson… — Neville tomó sus tijeras y comenzó a cortar unas hojas. — Tienen que cortarle las hojas que son de color amarillas, estas son como las defensas de la planta. — Ordenó a lo que sus alumnos comenzaron a trabajar.
Como Neville no quería que nada malo les ocurriese a sus alumnos — mientras él estaba a cargo — los vigilaba muy de cerca, para corregirlos y regañarlos si era necesario.
— Señorita Dikman ¿Dónde piensa meter esas tijeras? — Empezó al ver que la niña casi corta el tallo de la flor. — Las hojas, no el tronco…
—Si profesor… — Se disculpó la joven, Neville seguía dando vueltas por alrededor de sus alumnos, observándolos y corrigiéndolos, por suerte aquellos estudiantes — o la mayoría — sabían bien lo que hacían, otros eran despistados pero también hacían las cosas bien, claro, cuando se les proponía.
Se detuvo frente a un joven que se encontraba muy asustado y se sorprendió al ver lo que pasaba… La flor de aquel alumno se había abierto, inmediatamente hizo que todos se apartaran e intentó cortarle el tronco para matarla.
— ¡Todos atrás! ¡Que nadie se...! —Antes de que dijera más nada, la flor expulsó sus agujas dándole en el cuello a Neville. Los alumnos gritaron de horros al ver como este se desvanecía, comenzaron a pedir ayuda.
Sin embargo Longbottom no entendía mucho lo que pasaba a su alrededor, estaba aturdido y sudando, su visión se estaba haciendo borrosa, pudo ver como alguien se le acercó y le susurraba cosas, miró hacia arriba pero lo único que veía era una mancha negra, de ahí en más todo se puso negro.
Ahora una luz blanca que le sofocaba la vista, le molestó mucho aquella resplandeciente e inmensa luz que brillaba por todo el lugar. Así que se tapó con las sábanas hasta la cabeza, parecía que había dormido por más de cien años. Por cierto… ¿Dónde estaba? Asomó su cabeza fuera de las sábanas y dejó que sus ojos se acostumbraran a la luz. Pudo ver que había una ventana al frente suyo, camas, muchas camas y cortinas. Estaba en la enfermería ¿Por qué estaba en la enfermería? No lo podía recordar.
— Hasta que por fin despertó el bello durmiente. — Draco, cuando no…
— Hola Nev, ¿Cómo te sientes? — Esta vez fue Harry.
— Mmm… Supongo que ¿Bien? — Respondió, aun se sentía un poco mareado así que se quedó sentado en la cama. — Solo un poco mareado…
— Cielos, si no llegaba a tiempo, en estos momentos estarías tocando el arpa… — Dijo Harry en un tono muy gracioso, pero preocupante.
— Si gracias ¿Qué me pasó? — Preguntó, es que sinceramente no lo recordaba, o al menos como pasó.
— Casi mueres envenenado por una planta… — Dijo Draco, este estaba sentado en un banquito que estaba a un lado de la cama, mientras veía una revista.
— Oh, que estúpido sería morir así… — Estaba siendo sincero, ¿Qué clase de profesor de herbología era entonces? No podía morir de esa manera, no señor, la próxima vez tendría más cuidado…
— El enfermero dijo que aún no estás en condiciones de salir, aún estas muy débil y… — Harry seguía hablando, aunque este no lo escuchaba ya que… ¿Enfermero? ¿Qué pasó con Madame Pomfrey?
— Eh… Siento interrumpirte Harry pero ¿Dijiste enfermero? — Preguntó con toda la curiosidad que tenía, ¿Era el personal nuevo que tanto tiempo se había preguntado?
— Oh si, Neville tu no estas enterado… —Dijo Draco, este había dejado de leer la revista para entrar en la conversación — Tenemos enfermero nuevo…
— ¿Y qué pasó con Madame Promfey? —Preguntó nuevamente
— Felizmente retirada ¿Qué esperabas? No se iba a quedar toda la vida en este lugar ¿o sí? — Si no lo conociera bien, diría que en esos momentos no intentaba burlarse…
— Bueno, bueno ¿Cómo se llama el nuevo enfermero? — Preguntó y Draco sonrió maliciosamente. — ¿Qué no me piensan decir?
—No lo sé, déjanos pensar… — Neville lo miro con los ojos entrecerrados.
— Ya Malfoy, no empieces, Neville no le hagas caso — Gracias a Merlín tenía a Harry… — ¿Quién es el nuevo enfermero? — Esto era el colmo de los colmos.
— A decir verdad, no me sorprende que Potter no lo reconociera — Empezó Draco — Diré que es un viejo amigo mío…
— ¿Ah sí? — Ahora era Harry el curioso — Su rostro no me suena para nada, nunca lo vi en mi vida, creo.
— Si, No le gustaba socializar mucho. — Dijo Draco — ¿Recuerdan a Theodore Nott?
— ¿Nott? — Preguntó Neville, había escuchado su apellido pero nunca lo había visto directamente a la cara. — Solo me suena el apellido.
— ¿En serio es él? Pensé que había muerto… — Comentó Harry.
— Si, yo también lo había dado por muerto… — Confesó Draco. — Ya que, no nos vamos a poner como unos niños curiosos, dejémoslo así.
— Y ¿Los alumnos? — Preguntó Neville preocupado y cambiando de tema ¿Quién tomaría su lugar ahora que estaba internado en la enfermería? Esperaba que no fuera Draco, este ‘’sabe’’ más de plantas que él de pociones.
— Chochos, ni te lo imaginas… — Contestó Draco.
— Si, si me lo imagino.
Interesante, ahora ya sabía que había un enfermero nuevo y sabía que se apellidaba que era ese tal Nott, solo le faltaba verlo y conocerlo bien. Por fin alguien nuevo en la escuela. No es que no le gustasen sus amigos en esos momentos, solo le gustaba socializar con otras personas además de los acostumbrados.
Pasó el tiempo y Harry y Draco ya se habían ido, pues, no se iban a quedar con el todo el tiempo, tenían ‘’cosas’’ que hacer. Se quedó solo, nunca le gustó la enfermería siempre le pareció escalofriante aquel lugar cuando se hacía de noche y estaba todo oscuro. De todos los lugares de Hogwarts, la enfermería era el sitio menos favorito para él. A pesar de que había velas y demás.
La fiebre había vuelto a horas altas de la noche, aquel veneno resultó ser más letal de lo que había imaginado y experimentado, era doloroso. Sudaba, y su temperatura era cada vez más alta, miró a todos lados en busca de nada en especial, solo esperaba que aquel dolor cesara para poder dormir un poco. Al girar un poco su cabeza al costado pudo ver una figura desconocida a causa de la oscuridad de aquel momento, la luz de la luna le daba en contra y solo veía la forma negra de aquel sujeto.
Su respiración se hacía cada vez más dificultosa y estaba empapado a causa de la traspiración.
Pronto la figura se acercó, en sus manos llevaba una vasija con agua y toallas. Los dejó sobre la mesa. Deslizó su mano por el bolsillo de su túnica y sacó un pequeño frasco, quitándole la tapa lo aproximó a sus labios.
— Bebe… — Dijo con una voz serena. Esto le transmitió mucha calma a Neville, el cual sin poner ni una objeción y haciendo caso bebió del pequeño frasco la pócima. Su fiebre poco a poco empezó a bajar y ya no sudaba, su respiración también volvió a la normalidad.
El sujeto tomó el pañuelo y lo hundió en el agua, para humedecerlo, lo escurrió un poco y lo depositó en la frente de Neville. Con una toalla secó los rastros del sudor, lo pasó por sus mejillas, su cuello, el pecho y en las manos.
— ¿Q-Quién eres? — Preguntó Neville, su voz era temblorosa en esos momentos debido a los síntomas anteriores.
— No hables, descansa… — Intentó tranquilizarlo.
Neville no habló más, el sueño se había apoderado de su cuerpo y de su mente, ya no tenía fuerzas para decir ni una palabra. Sus parpados comenzaron a cerrarse pesadamente hasta que por fin quedó completamente dormido.
La persona que aún se encontraba a su lado, posó una mano en su cabello enredando los dedos a su paso con los mechones rebeldes de Neville.
Quitó el paño de la frente de este, el cual ahora se encontraba plácidamente dormido. Por último lo tapó con las sábanas, para después retirarse de aquel lugar…
Dejando el lugar en completo silencio y tranquilidad.