Preludio:
Mis testículos chocaban contra sus carnosas nalgas mientras mi falo se enterraba en su apretado anito — Ahh… Naru — sus largos cabellos color chocolate, se pegaban a su sudorosa espala y mis manos se aferraban a esa cinturita que me volvía loco. Las arremetidas eran rápidas y certeras, pues no contábamos con mucho tiempo. Deslicé mi diestra hasta su pecho y lo elevé para que se pegara a mi torso — Mmmm… ya estoy… a punto— Me susurra mi ángel en mis labios al haber girado su cabeza, y como su acorazonada boquita me tienta a bésalo, yo solo sucumbo ante sus encanto, y sigo penetrándolo, ahora de manera más armónica, mientras mueve sus caderas al compás.
Sus labios se separan un poco de los míos y siento como es que de ellos brota una sutil sonrisa. Me separa de su cuerpo y me recuesta en el piso de manera un poco tosca — Auch — Pero mis reclamos quedan acallados por un profundo y hambriento beso. Siento como apoya sus manos en mi trabajado pecho y nuevamente se vuelve a enterrar mi miembro en su ano. Mis manos viajan a sus caderas que se empiezan a mover hipnóticamente de tal forma que me empieza a llevar al delirio. Paso de sus caderas a sus glúteos impulsándolo más y los aprieto, sacándole gemidos más fuertes. Dirijo una mano a su pene y empiezo a masturbarlo, suelto el agarre de mi otra mano y recorro su espalda, acaricio su torso para terminar torturando uno de esos rosados botones—Dios, me vuelves loco —Esos movimientos pélvicos que hace montándome cual poseso, eran completamente delirantes.
Sus cabellos danzaban por su espalda y se le pegaban a su rostro, me encantaba ver sus sonrojadas mejillas y esa boquita buscando oxigeno — Naru, me vengo… Ah… Ahh… — Está cerca del clímax y yo no me encuentro diferente — ¡AHH! — Eyacula en mis manos, mientras ahora sentado, soy yo el que hago los movimientos pélvicos.
No razono bien por todo el placer, pero mi poca capacidad cognitiva que aún se encuentra en funcionamiento, me hace reaccionar y antes de eyacular lo elevo con mis brazos y saco mi pene hasta el glande, para votar mi semilla entre ambos abdómenes — ¡Ah! ¡TE AMO MI PRINCIPE! — Pero no me responde, sé que está molesto por lo que acabo de hacer — NO te enojes mi precioso — Este mundo no es adecuado para traer a un bebe — Pero ya habíamos discutido esto —.
Su rostro, antes volteado, me mira con el entrecejo fruncido — Idiota — me insulta furibundo y sus brazos previamente cruzados frente a su pecho, ahora tratan de alejarse del abrazo que quiero darle — ¡No lo hemos discutido! — Sus tersas manos me empujan por los hombros — ¡Solo te has negado o te has hecho el sordo ante mis pedidos! —.
Ya sin resistirme a esa lastimera expresión, hago uso de mi fuerza y lo apoyo contra mi pecho mientras que un brazo lo aprisiona por esa hermosa cinturita, y acaricio sus majestuosos cabellos que le caen hasta sus glúteos para tratar de calmarlo — Sabes que no podemos traer a un bebe a este mundo infestado de “ellos” — Siento como deja de resistirse y se apoya en mi pecho — Un ser que llora a cada momento, los atraería sin consideración alguna. Un bebito, tan vulnerable tendría pocas posibilidades — Beso la coronilla de sus cabellos y siento como sus manos se forman cual puños.
— Quiero que formemos una familia Naru — Me abraza por el cuello — Nosotros podemos protegerlo — su mirada aperlada se fija en mi rostro. Dios, como lo adoro — No por nada hemos sobrevivido a este infierno por casi un año —.
Me estoy resignando, boto un suspiro y mis manos acunan tan delicado rostro para darle un beso, solo uno superficial. Recojo un mechón chocolate, lo beso y acomodo detrás de su oreja — Al menos tenemos que encontrar un lugar ESTABLE Y SEGURO — Sus ojos se agrandan de incredulidad y poco a poco esa hermosa sonrisa que tiempo no veía, emerge de sus labios.
Sin resistirme, llena de besos todo mi rostro — ¡GRACIAS MI NARU! ¡TE AMO! — Me dice felizmente.
Está tan alegre que me contagia su sonrisa — Pero debes déjame buscar un lugar seguro amor, sin él no hay intentos — Está tan feliz que solo asiente enérgicamente.
— Si amor, y te ayudaré a buscarlo, vas a ver que Gaa-chan y Temari nos van a ayudar también — Me afirma juntando sus manitos.
Sé que mis primos van a ayudarnos, pues ellos están de lado de mi Neji. Resignado pero alegre lo alejo de mi regazo — Bueno amor, vamos al punto de encuentro que ya vaciamos esta tienda — Digo mientras cojo un canasto con comida en lata y de larga duración, los conservantes harán que sea comestible por varios años, por ello son nuestro sustento principal.
Él se para y se va a buscar algo a una repisa que yo había ignorado ¿accesorios de higiene? Ya tenemos eso, y como no nos quedamos en un punto fijo, cada uno lleva lo esencial; por ende, el día de hoy solo eran víveres para comer lo que nosotros buscábamos. Pero me sorprendo al ver lo que saca. SON CONDONES — Hasta que encontremos un lugar seguro — Me señala y aprecio un sutil sonrojo y esa sonrisa que no se borra de sus rojizos labios. Admiro su desnudes y veo la perfecta y tersa piel de la que él es poseedor; claro, ahora tiene algunas cicatrices por peleas, pero para mí siegue siendo hermosa.
Dejo el canasto en el piso y voy a sacar tres cajas más aparte del par que ya tiene — Ahora no me voy a resistir — Le susurro con una sonrisa pervertida en mis labios — Vas a ver que nos duran poco las cajitas-ttebayo—.
Su sonrojo se acentúa mas en los pómulos al sentir mi aliento en su oído rápido va a dejar las cajas con las demás provisiones. No pierdo detalle alguno del exquisito trasero que se contonea descaradamente frente a mis ojos. Veo como se pone la ropa interior y luego los pantalones de estilo militar oscuros; usa su polito para limpiarse el semen de su torso y lo enrolla hasta que queda bien comprimido para guardarlo en uno de los bolsillos de su pantalón — Deja de verme Naru — me dice mientras agarra un polo (1) gris de la pared donde hay unas cuantas prendas colgadas — Y ponte ropa, sino voy a querer otra ronda — Veo como me lanza una fugaz mirada.
Sonrió de medio lado y me acerco a mi ropa. Bóxer y un pantalones similar al de mi doncel, solo que de una talla mucho más grande. En la tienda solo hay tallas pequeñas, a mi parecer, para varones y ropa para doncel, así que me conformo con limpiar el semen de mi torso y mano con una camisa de horrible diseño del lugar y ponerme mi polo azul marino manga larga.
Veo que Neji ya está poniéndose su chaleco protector y su cinto con decenas de cuchillas, yo le doy una última mirada a las prendas y me encuentro con un lindo y pequeños short de color purpura que le quedaría hermoso a mi príncipe. No me resisto y lo cojo para ponerlo en mi bolsillo. Luego me acerco a sus espaldas y lo rodeo sintiendo ese esbelto cuerpo. Agacho mi cabeza y doy sutiles besos en su cuello — Te amo tanto — Siento como jadea y se estremece; voltea y me besa hambrientamente.
— Yo igual mi vida —Me sonríe y de puntitas me da otro piquito. Nos separamos y busco mi chaleco también de protección con muchos bolsillos; donde tengo granadas, para casos de emergencia solamente, tanto de humo como normales y cosas como encendedores, cuchillos un par de navajas suizas, cosas de diario que; cada integrante del grupo tiene un chaleco igual en caso de separarnos. Sigo vistiéndome, un cinto con un par de cuchillos de casa, el mío no es tan surtido como el de mi pareja, y finalmente el estuche con mi espada en él.
A mi lado veo como Neji ya está listo con cuchillos cual dagas en cada mano, yo cojo el canasto y le agrego una botella de agua que vi en el piso — ¿Listo? —veo un asentimiento por su parte y abro la puerta de la tienda para que el salga. Lanza sus dos cuchillos con una puntería perfecta dándole entre los ojos a cada uno de “ellos”, mientras yo decapito un par más con mi espada desenvainada. Parece que hicimos un poco de ruido antes, porque hay unos cuantos más merodeando por la zona.
Pero no son problema para nosotros y sonría al verlo en acción. Esta es nuestra vida ahora, matamos gente YA MUERTA, sobrevivimos como nómadas. Nuestro grupo se forma solo por cuatro personas, pero es eficiente. Y, aun siendo el apocalipsis, donde más del noventa por ciento de los seres humanos caminan sin que su corazón lata, nos adaptamos. Pudiendo presumir que tengo la gran suerte de tener al amor de mi vida al lado. Nada nos va a detener dattebayo.