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Volte di luna por Gema Talerico

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Notas del fanfic:

Estoy obsesionada con los hombres lobos… ¿No me pueden juzgar? ¿Cierto? En este fic veremos ciertos…cambios significativos en los personajes, intentare que la pareja se compenetre, irán algo despacio. Son némesis, el amor no surgirá de repente asi que tardara un rato, pero los roces estarán allí, veremos a un Draco maduro y a un Harry que se deja llevar por los cambios. Voldemort fue derrotado en el quinto año (por conveniencia de la autora-Yop-) y estamos libre de guerra aquí. Bueno…por lo menos no una guerra con Voldemort. Nadie a muerto a excepción de Sirius (mi pobre Sirius T-T)

Notas del capitulo:

Me prometí que no subiría esto porque con este fic ya tengo cuatro que apenas estoy empezando. Pero me ha llegado la fiebre del Drarry (Es algo extraño la verdad xD)

Harry Potter no me pertenece *pucheros* esta historia  es hecha de fan para fans y no representa ningún ingreso monetario.

Advertencia:  ¡Hay lobos! Eso implica violencia, algo de maltrato y cierto grado de salvajismo

PRÓLOGO:

LA LUNA VECCHIA

 

 

 

“La luna esta vieja, la luna está sola y cuando la luna está, sus hijos aullarán”

 

 

 

En Hogwarts las protecciones eran sensibles y gracias a la anterior guerra ganada eran las mejores en el mundo mágico después de Gringotts.

 

Es por eso que esas vacaciones de navidad todos sienten el tirón de magia violenta que les advierte del peligro. La guerra estaba recién ganada y los mortífagos que no habían caído en la red de la justicia eran agresivos y muy violentos, es por eso que cada alumno en su habitación, cada profesor y hasta el director se ponen en guardia despertado en la madrugada con el temor de la muerte en la nuca, susurrando con su risa fría e infernal.

 

Sin importar el toque de queda muchos salieron de sus salas comunes y habitaciones, los prefectos intentaron a toda costa no dejar pasar a los estudiantes a los pasillos, más les fue inútil y los únicos a los que pudieron retener fueron a los de primero y segundo, el resto fue con su varita en mano y la firme convicción, tal como en la guerra, de proteger su colegio.

 

 

 

-VolteDiLuna-

 

 

 

— ¿Lo has sentido tú también? — preguntó Harry a Hermione al bajar las escaleras de los dormitorios masculinos. La prefecta asintió muda; había pasado la guerra pero aun para sus dieciséis años el temor al más mínimo detalle era algo que aun retumbaba en sus sueños. Ron estuvo a punto de abrazarla en consuelo pero ella solo giro los talones, aguerrida, y lanzo un grito de advertencia a los niños de primer año que intentaron salir de la sala común.

 

— ¡Nadie salga en estos momentos, no sabemos que hay allá afuera!, ¡Colín devuélvete ahora mismo y cierra ese retrato!

 

 

-VolteDiLuna-

 

 

 

— ¡Oh Merlin! ¿Lo has sentido? ¡¿Alguien lo ha sentido?!— había chillado Pansy, su bata larga y elegante estaba siendo estrujada por su manos delicadas y cetrinas. Draco exclamó afirmativo hacia ella cuando sintió de nuevo el tirón violento, su mano fue directamente a su varita, escondida en el pijama negro. Blaise Zabini frunció el ceño mientras todos los alumnos se reunían frente a la chimenea y cuchicheaban. Theodore Nott, a su lado murmuro algo ofensivo cuando lo empujaron hacia las escaleras, tropezando con Astoria Greengrass, mientras Goyle despertaba a Crabbe al otro lado de la sala común.

 

—Debemos organizarlos— había susurrado Draco, apuntando con sus ojos grises hacia los Slytherin, unos más convencidos que otros de salir a ayudar con quien fuera que estuviera amenazando al colegio.

 

 

Pansy se recompuso de su impacto, su rostro volvió a ser serio y miro a todos con ojos oscuros y severos de prefecta. En ese momento, Draco y ella eran los que debían dar la talla ante la situación.

 

 

—Escúcheme bien— había dicho ella, con voz autoritaria, los murmullos callaron por un momento, las sombras desiguales del lago negro colándose por las ventanas y la fría expectación hacía una fina  línea entre el respeto y el miedo —Los de primero, segundo, tercero y cuarto ¡A sus dormitorios!— chilló ella, con su dedo señalo las escaleras y resignados los Slytherin menores subieron barbullando, decepcionados de no poder participar.

 

—El resto— arrastró las palabras Draco, con ojos fríos mirando por encima de su hombro y sus dientes apretados que hacían silbar sus palabras —, vendrá con nosotros a enfrentar lo que está allá afuera.

 

 

-VolteDiLuna-

 

 

 

Albus Dumbledore fue el primero en enterarse. Su barba blanca escondía una mueca preocupada, la bata de dormir ondeaba por los pasillos al cruzar, con los cuadros susurrando preocupaciones a su paso, descalzo y la varita alzada. Minerva McGonagall fue rápida y lo encontró entre los recónditos pasillos; parecía cansada, con más arrugas de lo normal y la clara preocupación de la cual incluso el conserje era aquejado.

 

 

 

— ¡Por amor a Merlín, Albus! , ¿Qué está pasando? Los prefectos están como locos y muchos alumnos han roto el toque de queda — exclamó alterada, sus cabellos estaban desiguales, el moño desarreglado, lleno de canas y preocupación —, un poco más y los prefectos me lanzan una maldición, ¡Están como locos!; en especial los de Hufflepuff, Ernie Macmillan parece un dragón enjaulado, ni pensar que todos parecían chiquillos tan bien portados… ¿Qué es lo que pasa?

 

Dumbledore pareció dudarlo, luego suspiro con sus labios arrugados por la angustia y susurro rasposo una sola palabra:

 

— Licántropos — Minerva exclamó sorprendida, aun caminado junto al director enviando sus manos a la boca, intentando reprimir un gemido y Albus, cuando lo creyó adecuado, siguió con la explicación —Son muchos, vienen en manada, parecen querer traspasar las barreras del colegio, están en el bosque prohibido comandado por un mortífago seguramente. No hay otra explicación a un ataque tan directo a Hogwarts. Me temo, amiga mía que las barreras se romperán antes de que los aurores lleguen. Necesitaremos la ayuda de los estudiantes.

 

— Pero apenas son niños — susurró Minerva.

 

 

Cuando llegaron al Gran salón y vieron a los miles de ojos angustiosos voltear hacia ellos, los profesores aliviados los recibieron con quejas y chillidos. Un grito del prefecto de Hufflepuff pareció calmar a los de su casa que se arremolinaban más inquietos de lo común, los de Ravenclaw, sin embargo, parecieron decaer en el mudo pensamiento al ver al director, en cuanto a Gryffindor y Slytherin, parecían más ocupados susurrando rumores que prestándole atención al recién llegado.

 

 

 

— Pelearon en la guerra, —Dijo el anciano, con sus ojos inusualmente apagados, y con un último vistazo rezagado a Minerva dijo — podrán contra esto.

 

 

 

Después de un minuto al explicarles a los profesores que callaron sus quejas y entendieron con espanto en su mirada, Dumbledore suspiro y se dispuso a hablar con los estudiantes, que más que nada parecían estar inquietos, murmurando entre ellos con angustia.

 

 

 

— Ron, ¿Dónde está Harry?—El alto pelirrojo paso sus ojos claros y somnolientos por la estancia, buscando a su amigo entre las pijamas muggles y de magos. Volteó hacia su novia, quien apretó los labios inconscientemente mientras el director hablaba del ataque al colegio; Hermione parecía más preocupada de lo común, y lo estaba, porque sentía su magia vibrar con preocupación como si el instinto maternal que no debería tener aún se encendiera en fuego solo en pesar en Harry…

 

— No lo veo por ningún lado.

 

 

 

-VolteDiLuna-

 

 

Veinte minutos después tropas improvisadas se habían hecho para combatir a los atacantes mientras los aurores llegaban. El director y los profesores harían lo posible por evitar cualquier contacto directo de licántropos y estudiantes; los de séptimo rodearían los límites del bosque y el resto protegería las afueras del colegio. La nieve cubría todo y el frío era terrible, calándolos por los huesos y haciéndolos temblar aún más, solo por llevar pijamas finos para dormir, aunque el miedo y los rugidos feroces venidos de las afueras de las barreras no ayudaban mucho a calmarse.

 

 

 

— Son veinte cerca del lago, hay muchos más en el límite del bosque y ni pensar dentro de él ¡No podremos hacer esto sin los aurores!— gruñó Severus Snape apoyado al tronco de un maltrecho árbol. Los lobos gigantes y peludos embestían las barreras con violencia, arañaban con sus garras filosas y gruñían. La magia estaba a punto de ceder y si los aurores no llegaban Hogwarts podía llamarse historia. Los alumnos de séptimo tragaban grueso, un poco más alejados de las barreras con los dedos entumecidos por el frío y con el corazón en la garganta.

 

Dumbledore se asomó por un costado de las ramas antes frondosas del árbol y frunció desalentadoramente el ceño. Remus Lupin, un poco más a la derecha de los Hufflepuff de séptimo y unos Ravenclaw de tercero, miraba con recelo hacia los licántropos furibundos, su lobo parecía hacer pataletas intentado salir y unirse a los de su especie pero la constate presión en la que había sido sometido garantizaba a Remus que no pasaría.

 

 

 

— Son demasiados —afirmó el director cuando volvió a esconderse tras las rocas. De repente escucho el chasquido ensordecedor. Las barreras estaban empezando a ceder haciendo visibles las protecciones, una gran aurora azul celestina rodeaba el colegio, intentado salvaguardar su interior.

 

 

 

-VolteDiLuna-

 

 

Hermione chilló cuando vio la cabellera negra y alborotada traspasar las barreras con disimulo entre los peludos lobos y la nieve blanca, rumbo al bosque prohibido.

 

 

 

— ¡Harry!— había jadeado ella, Ron había abierto los ojos impactado, sabía que Harry era suicida ¿Pero esto?, Debía de estar jugando. Hermione envió una mirada significativa a Ron y sus pasos se movieron solos; buscaron seguir a Harry, que con sus pies ligeros buscaba una manera de esconderse de los hombres lobos. Draco Malfoy los vio alejarse, el no debió siquiera preocuparse. Pero por alguna razón el pensar que esos tres chiflados Gryffindor terminarían muertos no le hizo sentir más que molestia, ni pensar que uno de ellos era el salvador del mundo mágico, así que se puso de pie, descalzo sobre la fría nieve, avisó a Pansy que solo asintió enviando un gesto molesto hacia Crabbe y siguió organizando a su grupo junto con Zabini y fue tras ellos, pensando que tal vez debería  dar la vuelta y dejarlos morir.

 

 

 

-VolteDiLuna-

 

 

Harry respiró agitado, escondido tras los matorrales más frondosos que logró encontrar y con el corazón retumbando como un caballo desbocado. Hace minutos había estado convencido de que si salía de las barreras y conseguía una buena posición podría eliminar a la mayoría de licántropos desprevenidos; pensaba que sería una buena idea. Ahora, con el miedo hasta los huesos y en alerta todos sus sentidos, sabía que había sido no solo una mala idea si no una muy tonta idea, digna de la capacidad mental de un troll de las montañas. Se repitió todos los hechizos que sabía en su cabeza, apretando con las manos la varita a su pecho. Gracias a su complexión pudo no ser detectado con facilidad, no había lobos a su alrededor, o eso creía, por eso respiro con lentitud intentando calmarse, después sin embargo, vino el grito.

 

 

 

— ¡HARRY!— el grito desgarrador fue de Hermione. Ella yacía en la nieve, caída, con una estaca clavada en su brazo y la varita fuera de su alcance. Ron estaba apuntando con su varita hacia el hombre lobo que los había alcanzado y había empujado a Hermione, sus fauces asesinas gruñendo hacia Ron, cinco veces más grande que un león y los ojos azul amarillento puestos fijamente en la pareja listo para saltar con sus inquietas patas, el ojiverde no supo más que sentir miedo, porque los que estaban allí eran sus amigos…su familia.

 

 

 

Pero luego y sin previo aviso, Draco Malfoy apareció junto a él, desviado su atención hacia él, el cabello rubio desarreglado por correr. Él rubio lo miro con enfado, arrodillado para no ser notado entre las ramas, a su lado, aun así Malfoy era más alto que él y se hacía ver imponente tras las cejas arqueadas de pura indignación.

 

 

 

— Eres un idiota, Potty — gruñó enojado, con sus ojos grises apuntando hacia Ron y Hermione en peligro — Venirte aquí y poner a otros en peligro, ¿Por qué no me sorprende?

 

— ¡¿Qué rayos haces tú aquí?! — exclamó Harry, con los ojos ardiendo y los delgados dedos apretando firmemente su varita.

 

— Intentando salvar tu pellejo, idiota estúpido. — gruñó Draco, achicando sus ojos filosos hacia él. Harry bufó enojado, olvidándose de los lobos y de sus amigos en peligro —Me sorprende que con ese corto razonamiento hubieras sido capaz de matar a Voldemort. — le dijo con burla; el nombre del señor oscuro ya no era un tabú, después de todo ya estaba muerto y en sana, o tal vez no, paz.

 

 

Harry está a punto de protestar, como siempre, defenderse y mandarlo al mismísimo infierno porque él no había pedido su ayuda. Pero Ron grito un “¡CUIDADO!”, dirigiendo su atención hacia ellos, ya visibles entre los matorrales y la nieve delatadora, bajando la guardia por un minuto. El lobo que había estado asechando vio camino libre y se lanzó hacia ellos; por un momento Harry creyó con pavor que tendría que ir preparando el funeral, pero entonces Hermione, que al fin pudo alcanzar su varita, grito un hechizo desde su incómoda posición y envió metros atrás al enorme licántropo gris que aulló adolorido.

 

 

 

Al mismo tiempo Harry y Draco sintieron la estrepitosa respiración volcánica embestir sus nucas, tras ellos y gruñendo estaba la razón de la advertencia de Ron, un lobo, el más grande y más terrorífico, les miraba fijamente con sus ojos amarillentos, las patas firmes enterradas en la nieve y la clara posición de ataque. Ambos jóvenes se quedaron templados, sin saber qué hacer, el lobo gruñía con agresividad, los grandes incisivos relucientes a la luz de la luna.

 

 

La criatura olfateó el aire.

 

 

En un momento gruñó placenteramente, como si estuviera gratamente satisfecho con encontrarlos, entonces se impulso sin previo aviso con la mandíbula abierta hacia Harry para morderlo. Pero cuando ya Harry Potter estaba seguro, otra vez, de que moriría sucedió lo que nadie hubiera creído; Draco apenas había movido las rodillas, abrazó a Harry por mero reflejo cubriéndolo con su cuerpo. Harry solo sintió un empujón y un cálido cuerpo cubrirlo todo mientras los segundos le sabían a siglos. Un chasquido, un segundo y la sangre chispeo el rostro de Harry. Roja, espesa…de Malfoy.

 

 

 

La mandíbula estaba prendada del hombro izquierdo de Draco Malfoy, el lobo gruño enfurecido como si morder a Malfoy no fuera suficiente y lanzo al rubio lo más lejos que pudo con el mismo agarre de la mordida. Draco cayo seis metros lejos con un estrepitoso sonido seco, manchando la nieve e inconsciente.

 

 

 

Harry tembló. “¡Huye!” dijo una vocecita en su cabeza más su cuerpo no reaccionó, el golpe lo había dejado tendido en la nieve boca abajo, el hombre lobo esta vez solo olfateó su cuello bajando por su espalda y lo mordió abruptamente. Harry sintió el pinchazo desgarrar su muslo y gritó, Draco estaba en su rango de visión con el hombro lleno de sangre y por un momento sintió miedo por su integridad, los dientes estaban en su muslo incrustados con fuerza y a diferencia de Malfoy permanecieron ahí desgarrando la piel. Hubo un cambio, tal vez algo mínimo, pero Harry sintió una calidez punzante subiendo por su pierna hasta su columna, haciéndolo gritar, una pata pesada fue depositada en su cabeza, hundiéndolo en la nieve y la mordida fue afianzada de nuevo mientras la sensación dolorosa de estar siendo reventado por dentro  apaciguaba. Harry buscaba apartar la pesada pata canina con sus uñas, pero le era imposible, el solo hecho de parar de gritar le era imposible.

 

 

Hubo nuevamente, un chasquido disconforme como de algo de cristal al partirse sin razón alguna. Eran las barreras, dispersándose en trozos luminosos que ya no habían resistido más. Las protecciones se había roto y las patas pesadas de los lobos fueron directo al ataque, los alumnos respondieron con temor, gritos y hechizos.

 

 

Pasó un segundo más y el cielo nocturno se ilumino con una segadora luz azul blancuzca, Hermione era cargada por Ron levantándola de la nieve, Dumbledore suspiro aliviado, los lobos corrieron espantados y Harry no pudo pensar más que: ¡Llegaron los aurores! antes de caer desmayado y cerrar los llorosos ojos verdes.

Notas finales:

-.- Tengo sueño

 

Amo a los lobos… amo esta historia, amo a Tom Hiddleston *Desvariando*

En fin, lo hice medio dormida, con el reloj andado asi que estoy en medio de este mundo y en el de mis sueños. Dejad un pequeño Review que diga si os gusto, si les encanto o si lo dejo y me voy a dormir en vez de estar aquí :)  bueno si se lo preguntan, los títulos serán en italiano porque…porque me gusta y ya.

¡Gracias por leerme! ¡Cuídense y coman mucho chocolate!


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