Un paisajista es aquel que dibuja, pinta, ilustra y crea arte, e inclusive, llega a retratar y a capturar tú esencia; Un paisajista es aquél que sabe capturar la belleza... y esa belleza no era ninguna otra que la de SoonKyu, realmente no estaba segura del todo de lo que había visto, pero era una costumbre ir a buscar paisaje retratable al parque y topármela.
Claro, sin que se fijase de mi presencia, cómo muchas veces antes.
Era un hobbie que había empezado a desarrollar sin saber cómo o porque.
Una vez la retrataba, agregaba el paisaje que poseía el lugar.
Tal vez lo más gracioso de que la observara era que ella no se daba cuenta de cuando y donde lo hacía. Era como ser su sombra, siempre en la oscuridad. Ni siquiera la conocía, solo sabía que se llamaba SoonKyu gracias a otra pequeña que a veces llegaba con ella ahí y hablaban o jugaban.
— "SoonKyu... Sol, Sunny."—Pensé al escuchar su nombre. Escucharlo era como ver la puesta del sol misma, todo brillando más, solo que no menos que aquel sol que se estaba por ocultar.
Así era la belleza de SoonKyu...
——
— ¿Quieres que qué? —Pregunté con el nudo formándoseme en la garganta, apretando un inocente pincel que habitaba en mis manos.
¿El mundo se había vuelto loco acaso? Esto debía ser solo una mala pasada.
Pero no, ella seguía ahí, con esa sonrisa amplia tan típica en su rostro junto a sus mejillitas rosadas.
Dios, mátame.
Quería agarrarla y estamparle un millón de besos en esa dulce boquita suya y morder esas lindas mejillas apretujables que se cargaba.
Oh, Jessica, que lío el que te cargas.
—Hey, si no quieres está bien, no es tu obligación después de todo. —Dijo desilusionada ante mi reacción que daba entre sorpresa, susto y bochorno. ¿Pero cómo no? Si tenía a la dueña de mil y un más retratos de paisajes con esta como protagonista frente mío.
Me sentía extrañamente como en una escena rara de alguna película, cuando el universo conspira contra el protagonista y le hace una mala pasada.
—Lo haré. —Expresé al salir de mi ensimismamiento continuo, el cual había preocupado a mi dulce SoonKyu.
Vi sus ojitos hacerse más pequeños y una sonrisa ancha y reluciente adornaba sus labios.
Y una mierda con ella, era perfecta la viese cómo la viese.
— ¡Muchas gracias! De verdad que te agradezco, eh querido preguntártelo desde hace mucho, mucho tiempo, pero siempre parecías más concentrada retratando el paisaje así que al final rechazaba la idea. — "Claro, el 'paisaje'." Pensé en cuanto ella lo dijo. Internamente me reí un poco por ello— Saber que lo harás me hace tan feliz... Me dan ganas de darte un gran abrazo.
"¿Y sí mejor me das un gran y bendito beso?" Pensé en ese instante, sin darme cuenta de que ya me envolvía en sus bracitos. Solo pude corresponder y evitarme las ganas de jalarla de la nuca y comerle la boca.
Pero al final, mi cobardía salió a flote, como muchas veces antes, por lo que no pude evitar separarme de ella al sentirme algo insegura de los actos que pudiese hacer después.
—Entonces...— Dijo por fin, deshaciendo toda la conexion que se hubiese formado entre nosotras.— ¿Cuándo te gustaría empezar?
—Cuanto antes, mejor. — Y aunque por un momento me sentí descubierta, sólo vi brillo triunfal en sus ojos.
— ¡Bien!—Exclamó con -demasiada- emoción. —Mañana la espero aquí, en punto de las tres y cuarto. —Y esa sonrisilla adictiva volvió a tomar lugar en sus labios.
Le sonreí igual, asintiendo. —A las tres y cuarto entonces.
Se fue después de eso, alegando que se le hacía tarde y que me diría mañana cómo quería el cuadro y otras especificaciones.
SoonKyu, sólo por lo adorable se lo pasaba.
Me había quedado sola, ¿Qué había pasado con la Jessica feminista que solía estar en contra de las relaciones lésbicas?
Simple, le había llegado a gustar una chica. Sí, con pechos y todo lo que una chica tiene, no pene ni pectorales, sólo pechos y vagina.
Y que pechos.
Maldita SoonKyu.
Tenía que llegar SoonKyu con su lindura, ternura y con sus jodidas facetas de niña buena a la que medio mundo quiere y caí ante ella, al igual que medio mundo.
Porque solo como paisajista calmada y tímida podría agradarle.
Era la cara escondida tras la máscara.
Pensé más calmada y me di cuenta del gran, gran error que había cometido.
Le di la oportunidad de descubrirme con todo su maldito encanto. Siempre, fuese donde fuese, llevaba un pequeño retrato que le había sacado. El primero.
Y, ¡Joder!, había caído tan bajo. Si alguien se enterase de que fue y es por una chica probablemente se reiría en mi jodida cara.
Tan bajo, Jessica.
——
Al día siguiente, en punto de las tres y cuarto ya estaba ahí, en ese pedacito de espacio que era en sí el único dónde podía acomodar realmente bien mi caballete. Acomodaba dónde podía todas y cada una de las cosas con las que pensaba hacer el trabajo. Tubos de pintura, algunas acuarelas, pinceles y cosas por el estilo.
Todas y cada una, listas para que las usase.
Cinco minutos después, la tenía frente mío, con su sonrisa y su mirada infantil de siempre.
— ¡Hola!, siento mucho la tardanza, tuve un leve imprevisto. —Se disculpó con toda la pena del mundo. Negué de forma suave, no era un gran retraso después de todo.
—No te preocupes, no es nada grave al final de cuentas. —Le hice saber, sonriéndole un poco. Al final, si lo hacía era por su causa, no había excusas.
Ella sonrió de la forma más amplia que encontró.
Y una mierda, ¿No se cansaba de sonreír todo el tiempo? Tal parecía que no.
— Bien, gracias por pasármelo. —Y de nuevo su sonrisa y sus desgraciados labios rosados. Dios, mátala.
SoonKyu y una mierda, que le den por ser tan jodidamente tentadora.
— Bueno, basta de charlas tengo mucho trabajo que hacer. Dime, ¿Cuáles son tus especificaciones? —Pregunté a la vez que tomaba mi lápiz y me fijaba en el caballete para comenzar a dibujar un boceto.
— Puesto que se considera trabajas para mí, te pediré amablemente que hagas lo siguiente. —Hizo una pequeña pausa, a lo que asentí, enfocándome más al lienzo que se posaba frente mío. — Sal conmigo.
Todo se detuvo por completo, parpadeé seguido y sentí la boca seca.
Me desubiqué. ¿Había oído bien acaso? Ella me había pedido salir.
Probablemente todo era un broma y ella sólo estaba probando hasta qué punto podía yo ser lesbiana y alejarse.
— ¿Disculpa? — Pregunté al no oír nada más que su respiración, incluso el ruido ajeno se oía lejano. La miré y sus mejillas estaban completamente encendidas en un tono entre rosita y rojo.
— Pedí que salieses conmigo. —Sentenció, presionando un poco sus ojos y cohibiéndose otro poco más. Jodida desvergonzada.
Dios... deja que me la coma a besos.
Ella estaba siendo más linda de lo normal, toda timida, avergonzada y dudosa. Sólo lograba provocarme, maldita.
Me reí un poco por aquello, pero olvidé que aún tenía a SoonKyu esperando por una respuesta. Ella ante mi risa pareció congelarse. Estaba paralizada de la vergüenza, por mi risa.
— ¿Hablas enserio? —Pregunté, sonando más altanera de lo que normalmente sonaba mi voz. Ella pareció cohibirse un poco más. Sus mejillas estaban totalmente rojas.
—Si no querías con un simple 'no' bastaba. No tienes por qué tratarme así. —Expresó con molestia y pena. Con trabajo, vi como tomaba algunas de las pocas cosas que había traído y comenzaba a irse. Lastimosamente, no hice nada que impidiera su querer de partida. En ese preciso instante, mi cuerpo se había paralizado de la impresión.
— Creo que el cuadro no quedará nunca, ¿No crees? —Preguntó ella, mirándome con dolor y decepción... con una odiosa lágrima resbalando por su mejilla. —... Hasta luego, Jessica. —Dijo ella, inclusive ignoré el que supiese mi nombre sin jamás habérselo mencionado.
Después de eso ya era muy tarde para ir a buscarla, puesto que ya había desaparecido del lugar.
Mierda de vida. Llega mi oportunidad de estar más cerca de ella y lo arruinaba. Así es como nuestro intento de historia ni siquiera tuvo un inicio. Perfectísimo, Jessica.
"Enamorarse de alguna persona tan profundamente que el dolor de saber que su historia ni siquiera empezó es totalmente detestable y absurdo."
En fin, paisajista.