— JinKi… —Pronuncié con suavidad y cierta dulzura al verlo sentadito a un lado mío, temblando ocasionalmente con cierto nerviosismo. —¿Podrías acercarte un poco? Hace algo de frío y solo tú calorcito y cercanía me hacen sentir mejor. –Dije completamente sincero, jugándo un poco con su mano entre la mía. Me gustaba acariciar sus dedos cuándo las entrelazabamos. Miré nuestras manos un momento, más no sentí respuesta alguna por parte de él.
Un pequeño momento después y el se acercaba un poco, por no decir nada, a mí. Mi vista instantaneamente fue a parar a él, quién ahora jugaba con sus dedos, nervioso y con un tono rosadito en las mejillas.
— ¿A-algo más? –Alcancé a oír dijo, con su nerviosismo de siempre que los dos estabamos solos. – JinKi… Acercate más. Quiero ver bien ésta pelicula contigo, quiero que te acurruques contra mí y te aferres a mí cuándo algo tenebroso pase. Eso quiero, no estés nervioso. Estamos en una cita, ¿Recuerdas? –Pregunté para finalizar, con cierto tono cansino.
Probablemente haya sido poco romántico pedirlo, pero JinKi para mí está siendo mi todo, y él simplemente se mantiene con su personalidad tímida, aún cuándo es nuestra primer cita cómo pareja.
— JongHyun yo… Lo siento, sabes de ante mano que me pongo nervioso. –Suspiré, porqué enserio lo sabía pero realmente había esperado mucho que llegase su cumpleaños para traerlo a casa a ver la pelicula, luego llevarlo a hacer compras navideñas y finalizar con una pequeña pero bonita cena.
— JinKi… Ven aquí. –Expresé sin preambulos, abriendo mis brazos en torno a él con una sonrisa de lo más amplia y dulce que pude darle, él era alguien que tiene que ser cuidado y respetado, y eso, es lo que más amo hacer.
Él pareció dudar un poco de todo aquello, pero al final se rindió, lazandose a mis brazos cómo si quisiese resguardarse en mi regazo, protegerse en el mismo.
— Jongg… Lo siento, sé que tienes que aguantar toda mi vergüenza y pena, lo sé… Pero, no es que no me gustes o que no te quiera. Creeme, realmente me gustas mucho, y te quiero en demasia. Sólo… me da pena. –Asentí ante todo, escuchandolo mientrás me enterraba por completo en su hombro, con su suave aroma de bebé y su piel sumamente suave.
JinKi era pecado andante.
— JinKi… sabes de antemano que todo eso me importa poco. Me gusta estar a tú lado, aún si te da vergüenza que la gente nos vea juntos, o que no te guste demostrar nuestra realidad. Lo entiendo y lo sabes, lo único que no entiendo es: ¿Por qué estándo en intimidad no quieres siquiera tomar mi mano por largo tiempo? –Pregunté suspirándo, la incognita que venía dandome vueltas en la cabeza era esa y ninguna otra. Tenía que decirlo o callarlo por siempre.
— Eso sólo hace que piense que no estás seguro de esto, JinKi. –Expresé con un poco más de dolor. El sentimentalismo caracteristico de mí estaba saliendo a flote.
Lo sentí tensarse y, ¿Por qué no? Inclusive se separó de mí con brusquedad, mirandome con un semblante completamente serio y arrollador.
— JongHyun… No seas estúpido y jamás me digas eso. Estoy completamente seguro de lo que siento es sólo, la vergüenza, sólo eso JongHyun… no dudes de lo que siento. –Expresó con el ceño fruncido y sus ojos critalinos, levemente cristalinos.
¡Un aplauso para JongHyun, quién hiere los sentimientos de su novio el día de su cumpleaños!
— Me disculpo… —Expresé con cansancio y tristeza, totalmente perdido en mí. — Es sólo que a veces te muestras tan distante que duele. Necesito de ese calor que sólo tú logras proporcionarme, JinKi. Muchas veces… —Suspiré, aquí iba yo.
— Eres todo lo que necesito para ser feliz. Muchas veces te busco y busco, observo con sumo detenimiento pero jamás encuentro el tú dispuesto, nunca encuentro al JinKi liderante de siempre. Sólo veo a ese que ser avergüenza de sí mismo en cierta parte, observo sólo a aquél que se esconde, que no parece estar completamente dispuesto a un “esto”. –Terminé tomándo su mano para alzarla al aire, sus ojos se cerraron por un momento largo.
Empezó a negar lentamente, mientras veía a aquellas saladas lágrimas colarse por sus ojos y salir de los mismo para bajar a su mejilla, perdiendose en la mandibula.
¡Mejor aún, háganle un altar a éste patán!
— JongHyun… Y una mierda, tú no sabes mucho, no entiendes… —Hiperventiló, soltando un grito lo suficientemente aterrador y desgarrante cómo para que entrara en que la situación estaba completamente descarrilada. –No sabes cuántas noches no lloré en martirio de no poder decirte lo que sentía. No sabes… No sabes cuántas veces me torturé a mí mismo para al final quedarme con las putas palabras en la boca… —Expresó mientras llevaba sus manos hechas puños a sus ojos, tratando inútilmente borrar sus lágrimas y calmarse.
Me quedé mudo ante su confesión, completamente absorto.
Si bien no teníamos más de un mes saliendo, quién había aclarado todo había sido yo, después de un largo periodo de mediocridad mía por no expresarme bien conmigo mismo sobre lo que sentía por él, por el sensible nerd de clase que parecía nervioso cada que se encontraba a mí lado.
— Pollito~… —Dije en un suspiro leve, tratando de que con ello él regresase a su calma y sonrisa normal. Pero no parecía funcionar, inclusive su rostro pareció agrandar la mueca de dolor que estaba sintiendo él en ese instante. — Tokki~… —Susurré una vez más, pero el llanto simplemente no cesaba y lo entendía.
Por malo que sonase, lo entendía por qué JinKi y yo éramos completamente iguales e innegablemente distintos en muchos aspectos.
Sin poderme resistir ni un poco más lo atraje hacia mí y lo abracé con la fuerza de mi ser. Fuerte, con necesidad y cariño. Besé su cabello y sentí cómo poco a poco su llanto cesaba, hasta llegar sólo al hipeo constante.
— JongHyun… No seas cruel de nuevo… —Dijo con hilito de voz, acunándose en mi pecho con ternura, como si fuese un bebé. Él soltó un leve suspiro, haciendo que lo acunase más y más. — JinKi… Te amo tanto que duele verte llorar, te amo tanto que duele respirar si tus lágrimas no cesan… Te amo tanto, que si me dejaran decidir entre ser un cantante famoso y tener lo que siempre desee o tú, te elegiría sin pensármelo dos veces porqué eres lo que siempre desee y desearé. Eres mi inspiración de cada día, sin ti no podría seguir; no podría siquiera ser el escritor de romanticismo que soy. Te mentiría si te dijera que… —Pero las palabras quedaron al aire. Un beso suyo era simplemente el paraíso siendo alcanzado con las manos.
Sentí sus manos pasarse detrás de mí cuello, y presioné con más fuerza mis ojos tanto que sentí una leve dolencia.
Pero que va, cualquier dolencia JinKi sabe tratarla.
— JongHyun… Eres un tonto. –Expresó con sus mejillas en un tono levemente rosado, mirándome a los ojos mientras sus manos acariciaba mi mandíbula junto con mis mejillas. Un leve suspiro salió de mis labios al verlo. Asentí esbozando una sonrisa tan amplia que el pareció contagiarse de la misma.
— Lo sé. –Expresé riendo mientras lo apegaba más a mí. — Pero sólo tú sabes cómo lidiar con mi tontería.
Él sonrió y yo lo hice al mismo tiempo, de nuevo. No podía evitar perderme en esos ojos que se achicaban y en esa sonrisa que tenía. Una muy bonita.
— JongHyun… Cántame. –Exigió JinKi, con su cabecita en mi hombro, con voz suave. ¿Cantarle?, ¿Qué le cantaría yo a él? Rápidamente pensé en preguntarle, pero a él le agradan las sorpresas, por cuál pensé en toda una canción en cuestión de instantes. Algo pequeño y bonito.
— JinKi~, Oh JinKi~ —Empecé, entonándome un poco en ello. Sentí sus labios ensancharse en una leve sonrisa y entonces decidí proseguir con ello. Probablemente, le encantaba más de lo que a mí. – Nadie más especial que tú, con esa sonrisa única y ese ánimo de niño… Solamente tú y yo, confrontando al mundo que no dividía… —Ante mi pequeña canción, me balanceé de lado a lado para darle cierto romanticismo a todo.
Y lo conseguí porqué él comenzó a tararear una pequeña melodía que diese con el ritmo de la canción.
— Desde tús ojos y sonrisa hasta tús palabras y tú forma de ser, todo eso me gusta de ti~… Pero no es lo único, ese todo eres tú, simplemente tú~… —“Y todo lo que serás”. — Sé siempre mi alianza, mi consuelo y mi mundo entero~… Prométeme que será siempre sólo un “tú y yo”. –Su melodía tarareara me hacía sentir algo adormilado, pero completo. — Y haz que dure, por siempre~, cómo el ocho completamente desmayadito~… JinKi, que mal me traes… JinKi… ¿Medicina? Qué va~… —Escuché su leve risita y luego nada más lo último de su pequeño tararear.
— JongHyun… —Habló en un susurro suave. — Te amo más de lo que nunca amé. –Expresó, pasando sus brazos de mi regazo a mi cuello, atrapándome entre estos. — Gracias por la canción más bonita que me han cantado en mi cumpleaños.
Sonreí ante esto, separándolo de mí y estampándole un largo beso en los labios, el cuál correspondió con dulzura y timidez.
— JinKi… Te amo mucho más de lo que imaginas que hago. Aún si la gente dice que no congeniamos, te amaré por siempre… Felices veinticinco. –Rió con esto, y yo sólo sonreí. Él sería siempre hermoso y su sonrisa lograba enamorarme aún más. –No me recuerdes que ya estoy viejo y aún me apenan estas cosas. –Dijo con cierta vergüenza, y reí un poco más.
— No me importa que tan mayor seas, al fin y al cabo lo que importa es lo que sentimos de forma mutua. –Sinceré levemente apenado ante la mirada tan atenta de él.
— Te amo, Kim JongHyun y lo haré hasta que el ocho desmayadito se levante. –Dijo con cierto tono infantilmente hermoso y una sonrisa mucho más amplia, sincera y hermosa que jamás había visto.
— Te amo, Lee JinKi, hasta que los osos vuelen, los caballos hablen y tú dejes de amarme. –Culminé rozando sus labios con suavidad, sonriendo igual mientras lo miraba.
— ¿De que serviría dejar de amarte si para ese entonces ya no sentirías nada? –Preguntó formando un puchero, el cuál besé con cuidado y de forma casta.
— Serviría de que no dejaría de hacerlo, simplemente volvería a conquistarte. –Rió un poco, dándome un beso.
— Entonces, busca conquistarme todos los días, JongHyun.
Asentí ante ello, volviendo a besarlo.
Probablemente, no todo terminaría cómo había planeado para celebrar ese día, pero con todas mis ganas, buscaría enamorarlo todos los días por el resto de mi vida.
JinKi, eres mi vida…