-Cofcofcof-
Unos penetrantes ojos negros se posaron sobre la persona que dormía en aquella cama, ligeramente asustados por el repentino ataque de tos que esta estaba sufriendo. Algo mas aliviado, vio como su pecho volvía a moverse acompasadamente, aunque no sin cierto esfuerzo; provocando que una enorme punzada de dolor atravesara su corazón como la más poderosa de las espadas.
Se notaba a simple vista la dificultad con la que aquel chico respiraba, el inmenso dolor que sentía para que el preciado oxigeno lograse llegar a sus pulmones. Solo bastaba ver su rostro, lleno de parches y vendas que cubrían descaradamente moretones y heridas de gravedad, surcado por una mueca de dolor que no pasaba desapercibida para el otro hombre que se encontraba en aquella habitación.
Esta vez la tos se hizo aun más fuerte, logrando que el chico escupiera algo de sangre a pesar de su estado de inconsciencia. Alarmado, su acompañante se levanto con rapidez y cogió uno de los trapos limpios que se encontraban en una mesita de noche, colocándolo sobre su boca y evitando de aquel modo manchar las sabanas y evitar que se ahogase por su propio líquido carmesí.
El cuerpo del muchacho se retorcía de dolor en su lecho, preso de su sufrimiento y el ardor que le provocaba su desgarrada garganta, derramando lágrimas debido a su tormento tanto físico como espiritual.
Llevaba en ese estado un par de días, en un coma inducido mientras se debatía entre la vida y la muerte. Sabían que mantenerle así era más que arriesgado, pero era la mejor solución para evitarle aquel sufrimiento si estuviese consiente. Aquello sería demasiado cruel…
Sus nakama tampoco se encontraban en las mejores condiciones, era tal el sentimiento de culpabilidad y dolor que estos sentían que parecía que cada pequeño vestigio de vida que escapaba del cuerpo del chico resonase también en ellos; como si cada lágrima derramada por su causa también les debilitara, sumiéndoles en una triste derrota.
Estaban muertos en vida.
“Todo es mi culpa, única y exclusivamente mi culpa…”-pensaba uno de los chicos, quien desde que el incidente había ocurrido, no se había separado un segundo de la enfermería-“soy un idiota…si no hubiese sido tan descuidado, tan imbécil…el seguiría aquí, con nosotros…”-
La culpabilidad le carcomía por dentro, aquel sentimiento lo consumía de un modo insoportable cada segundo que pasaba, cada minuto demacrándolo mas y mas, como si la falta de aquel chico que ahora se encontraba postrado en la cama, fuese tan valioso como el mismísimo aire para vivir. Tal era su situación, que había llegado a cuestionarse decenas de veces como demonios había logrado resistir durante días sin sumirse en la misma soledad y tristeza en la que se encontraban los demás tripulantes de aquel navío, pero sabía que debía resistir, ser el soporte de los demás. Debía seguir adelante, asumir la responsabilidad que había caído en sus hombros desde el instante en que, por un miserable descuido suyo, la vida de su nakama ahora pendía de un hilo.
Aunque hubiese pasado días y noches cuidándole en vela, soportándole el hambre, la sed y el cansancio que hacían mella en él, no le había abandonado. No se había separado de el por más de un par de minutos al día para poder asearse y comer algo, preocupándose de antemano que alguna de las chicas o el renito tomase su lugar en caso de cualquier eventualidad.
Se lo debía, era lo mínimo que podía hacer por él. Era lo único que podía hacer por el.
Se sentía tan impotente e inútil en aquella situación, si tan solo…no, de nada servia seguir con aquella tortura personal. No cambiaria en nada las cosas y estaba más que consiente de ello, pero aun así no podía dejar de culparse…no podía evitarlo…
¿Es capaz alguien de odiarse tanto a sí mismo? Si, si es posible. Y Roronoa Zoro en persona podía dar fe de ello.
Solo le bastaba recordar lo que había sucedido hace tan solo tres días en el Sunny Go para poner en jaque los sentimientos que le embargaban y pudrían por dentro, aquella horrorosa tragedia que por poco cobraba sus vidas y que, por una estupidez y su orgullo, la persona que mas amaba estaba a un paso de una muerte segura…
Tsusuku (o tal vez no xD)