Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Arritmia. por Agatha Shadiness

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes no son de mi propiedad, esto es sin ánimos de lucro.

Advertencias: Violencia. Muerte de un personaje. Insinuación de NC-17. OOC. AU. Dark-fic.

ARRITMIA

Deseo que sufras, que llores y te retuerzas.
Deseo que implores, que pidas, que pierdas.
Deseo que te vayas, que no regreses y de rodillas sangres.
Que en tu deformación vomites. Que te olvides. Que te quiebres.
Que en tu oscuridad rías hasta enloquecer, porque has entendido que lo echaste a perder.
Que te duela hasta el punto más profundo.
Que el agua que baje por tu rostro sea acido que te torture hasta la inconsciencia y que desaparezcas. Porque no mereces vivir.
Deseo que no vuelvas. Que te pierdas en tu ser.
Que te traicionen y que te hieran.
Que te destrocen. Que te rechacen.
Que te ignoren cuando de dolor aúlles como el perro que eres.
Deseo que la peor de las malarias caiga sobre ti.
Que la peor de las lepras te arrase.
Deseo que te odien, que alguien te haga justicia, que te ahoguen, que te violen.
Deseo lo peor, para que sepas que lo mereces.
Para que sepas lo que se siente.


Había como cien metros de distancia entre ambos, la plazuela debajo relucía infestada de personas, pero podía diferenciarlo perfectamente entre todos, sus cabellos rubios eran inconfundibles y él era inconfundible. Como su boca que se unía con parsimoniosa pasión a la de la exuberante chica de ojos violetas, restregándose deseoso contra sus caderas estrechas y sus pechos altos y contorneados.
Era tan hermosa. Sus uñitas pintadas de un lila claro, refinadas con una lima femenina en un perfecto ovalo, clavándose en la cabellera rubia del chico de ojos color miel.
Su muslo deseoso se restregó contra las piernas delgadas de ella, con un ansia incontenible de sexo. Todo en ellos era libido sin control, era deseo, pasión, fuego y lágrimas, sus lágrimas.

Baja con lentitud los binoculares, sus ojos azules se restregaron furiosos contra su palma. Había en la terraza del cuarto de hotel que rentó sólo una ventana y fúrico estrelló su costoso aparato contra el vidrio, reventándola en mil pedazos.

— ¡Maldita sea!




May Valentain salió con una sonrisa placentera del hotel Lanix Inc., había tenido la mejor tarde de su vida, la mejor de las pasiones desatadas, tenía muchos años deseando al rubio, casi desde que se conocieron en preparatoria y ahora, sólo ahora, había sabido lo que era estar entre los brazos de un hombre tan cariñoso y divertido como él. Se había dejado comer por la pasión y no le importaba, se había dejado hacer de una y mil maneras y tampoco le importaba, porque había valido la pena cada segundo con su nuevo amante.

Cuanto había sufrido May cuando éste se casó con ese engreído castaño, cuanto. Días y meses en llanto entero por perder a su maravilloso amor. Ahora no le importaba arrebatárselo a su esposo, cual vil mujerzuela sin vergüenza ni decoro. Joey ya no lo amaba a él, ahora la amaba a ella, eso era lo que importaba. Se echó su bolso de piel sobre el hombro, la correa satinada le acarició la piel desnuda por una blusa de tirantes, decorando su piel pálida. Caminó atravesando aquella plazuela casi ya vacía, al otro lado observó su auto deportivo, sacó sus llaves.

Pasó frente a una fuente que escurría su agua con líquida felicidad, se paró junto a ella, sintiendo la fresca brisa acariciándole las mejillas teñidas aun de rojo escarlata, muestra efusiva de los besos pasionales que su amante rubio le regalara antes de marcharse a casa. Y claro, también una cita para la próxima semana.

Se llevó una mano al pecho, su corazón latía desbocado pues la felicidad la inundaba, estaba tan enamorada como el primer día, latía feroz, advirtiéndole que se tranquilizara o se le saldría del pecho, pero no podía porque lo amaba, tanto como cuando eran unos chicos jugadores de cartas. Lo adoraba porque el rubio era único e irrepetible y no tenía comparación con ningún otro.

Soñó entonces que se divorciaría de su actual esposo y que se casaría con ella, que juntos elegirían un pastel de dos pisos para la boda, un hermoso vestido blanco entallado perfectamente con una cola tan larga que tendría que doblarla sobre su brazo para no pisarla, sus zapatos serian blancos, de un blanco como mármol precioso, de tacón delgadito al final y harían tanto ruido que llamarían la atención de todos cuando ella caminara, así podrían decir: Ahí viene la hermosa novia May, lista para casarse con su amor de toda la vida.

Y luego la fiesta. Todos sus amigos bailarían a su alrededor, Tea le diría un precioso discurso sobre el matrimonio y les desearía ser muy felices, porque ella es muy buena para las discursivas. Entonces Yugi y Tristán le darían de regalo cartas especiales y Bakura les ayudaría con las fotografías.Todo en su hermosa fiesta de boda, con su hermoso vestido y velo, con sus hermosas argollas nupciales, con su salón, sus manteles largos, su peinado alto y por supuesto, el traje negro de su esposo, que se vería más que guapo.

Todo cuando él se divorciara de su actual esposo, a quien ya no quería, porque ella estaba convencida que no merecía a Joey.No lo merecía. Pero ella sí, porque lo amaba.

Entonces observó su reloj, viendo que ya casi eran las siete de la noche se arregló unos cabellos frente a su rostro y sonrió complacida por su nuevo futuro, luego caminó hacia su auto y quitó la alarma, justo cuando abrió la puerta unos brazos fuertes apresaron su boca y sus hombros. May trató de soltarse, pero unos ojos azules le miraron con rencor y luego, después de un severo golpe a su nuca, perdió el conocimiento.




Joey Wheller entró a la mansión con el mismo aburrimiento de siempre, dejo su maletín sobre uno de los sillones, subió silencioso las escaleras y se adentró en su habitación matrimonial, luego tomó un largo baño, procurando quitarse de la piel las marcas de labial rosa de May, porque si Seto se enteraba seguro lo mandaba castrar.

Pero qué podría importarle, si él siempre estaba ocupado o de mal humor, además, se habían casado más por locura que sensatez, su matrimonio se había venido abajo cuando al estar todo el día en compañía del otro descubrieron que no eran tan interesantes mutuamente.

Seto pasaba el día leyendo, él pasaba el día viendo televisión.
Seto pasaba el día organizando, él pasaba el día durmiendo.

Eran dos seres humanos, hombres, que se habían gustado, habían cogido y luego se habían casado. Vaya cuestión y Vaya con el matrimonio gay que levantó tanto revuelo y que al final se vino abajo. Y luego un día que estaba aburrido se acordó de May. Buenos senos, buen trasero, buenas curvas. Todo en su lugar y se dijo a sí mismo con cinismo, ¿por qué no?

Entonces se dio a la tarea de localizar a la guapa rubia, la citó en aquella ocasión en una heladería que conocían ambos desde jóvenes, el impacto que se llevo cuando se toparon fue de proporciones mayúsculas, pues él, que se sabía gay y que toda su vida había gustado de la musculatura masculina, se vio casi empalado contra el abraso de felicidad que May le obsequió al saludarlo, un par de citas después se dio cuenta que no era gay, sólo le había gustado Kaiba hacían muchos años atrás y ahora, le gustaba May, bueno, le divertía May. Porque la rubia lo sacaba de la monotonía que supondría regresar a casa cada noche, ver la silueta de Kaiba duchándose y no excitarse al pensarlo desnudo.

El afrodisiaco había pasado y él ya se sentía más indiferente que ofendido. Aunque era el caso que no había razón para sentirse de esta manera. Se metió bajo las sabanas, esperando el amanecer para la nueva cita con su amante, su esposo no estaba, como tampoco el anillo matrimonial que guardaba en el cajón del buro.

A los pocos minutos ya estaba dormido. Y soñó. Que cuando joven había escogido a May en vez de Seto por esposa y que era de ella de quien estaba aburrido, que era el cuerpo atlético de Kaiba el que lo excitaba, sus labios, su voz y sus besos, que hacia años no tenia. Sus manos paseándose por su cuerpo y que lo recorría y que él lo recorría a él. Y luego la excitación, con un Kaiba sonrojado y desnudo bajo su cuerpo con las piernas abiertas esperándolo para hacer el amor.

Jadeante se escondió entre sus muslos tersos y lo lamió, mordió y besó cuanto le dio la gana, lo mejor de su sabor eran sus quejidos, despacio y sin prisas Seto se quejaba abstrayéndose en el placer, que más que ahogarlo parecía consumirlo. Joey entonces se sintió duro. Duro hasta el punto de tomar a Kaiba de un brazo y sentarlo sombre si, penetrándolo con fuerza y haciéndolo gritar, tan fuerte que su voz azotaba contra las paredes de la casa, casi derribándolas, resquebrajando los vidrios y alguna que otra madera de los pisos.

Y veía sus lágrimas bajando por sus mejillas hasta caer en su cuello y de ahí a su pecho, entonces todo para el castaño se ponía salvaje, porque Joey lo tiraba al piso y lo abofeteaba hasta verlo sangrar, con tanta pasión que luego se corría sobre su rostro lastimado. Y después le hacía el amor con ternura.

Con tanta ternura que Kaiba lloraba ahora de felicidad cuando le besaba con calma, sobando sus heridas, cerrando su dolor entre caricias dulces, pidiéndole perdón y él concediéndoselo. Dejándose luego penetrar con calma, en una respiración jadeante ante el deseo mostrado en mejillas malvas.Y luego el movimiento cadencioso y tranquilo, con los cabellos castaños sudando y pegándose a su cuello brillantes. Ah, cuanto placer. Placer multiplicado por las estocadas en un cuerpo que se arqueaba a cada una de sus caricias. Al final, el orgasmo. Tan limpio y tranquilo que era infinitamente placentero y agotador. Caían en la cama hechos uno solo y besándose, acariciándose tras las sabanas como comenzando una nueva ronda. Seto ronroneaba como un gato, deseoso de volver a ser tomado.

Luego despertó, en un jalón de cabellos que casi le arranca la piel y un horrendo dolor sobre su nuca. En la oscuridad de la recamara, las pupilas que se encerraban en dos iris azules relampaguearon con una ira que le helo los nervios de la espina.




Seto Kaiba se acomodó el cinturón antes de abrocharlo, en el asiento trasero su esposo se revolvía intranquilo y atado de manos y pies, lo mismo que la mordaza que enmudecía sus quejidos. Si supiera lo que había en la cajuela del auto, con gran seguridad serian berridos.

Tomó la interestatal hasta perderse por el bosquecillo que daba directo a una laguna, lejos de la ciudad, había conocido ese lugar meses atrás, cuando en sus desquiciadas horas de nada que hacer y soledad, había tomado el auto y conducido sin dirección.

Le tomó casi una hora llegar, con velocidad aparentemente normal podía incluso encender el audio del automóvil y escuchar algo de música en la radio, pero no era de su gusto personal. Los había esperado, mejor dicho, los había cazado como dos presas, desde las sombras de su habitación observó la de ellos, con unos nuevos binoculares que traspasaban entre las ventanas que ninguno de los dos se percató de cerrar. Vio todo, como no verlo si había pedido que investigaran que habitación había rentado su esposo, entonces él pidió una justo frente a ellos, así los pudo admirar en todo su esplendor.

Cuando llegaron, cuando ella le arrancó la corbata y le lamió el cuello, cuando él le sacó la blusa y la falda, luego las medias, luego los tacones y ella el pantalón de él, y se hicieron el amor en tantas posiciones que parecían morir con cada nueva, pero sólo resurgían como fénix entre sus propias cenizas de pasión, lamiéndose, besándose, violándose uno al otro.Como deseando que el día no tuviera que terminar. Pero terminó, en desgracia para los dos y a favor para él, porque había llegado el momento que se enteraran, que se supiesen descubiertos.

La terracería que se levantaba con las llantas del neumático se hacia una bruma blanca detrás de él, aparcó con violencia frente a la laguna, al salir la noche y el frio del agua le caló la piel, se subió el cuello de su gabardina para cubrirse y abrió la puerta trasera, Joey le vio con los dos ojos trastocados de terror, entre las sombras de la noche y los pequeños rayos lunares que acariciaban con desfachatez la silueta alta de Kaiba se trastocaba todo el odio que corría por su cuerpo.

El cuerpo de un CEO que hervía por dentro, deseos de venganza, de explotar, de mostrarse en carne viva para que supieran lo que se siente ser infeliz, pero necesitaba hacer aquello para lo que lo habían entrenado durante tantos años.

Entonces, ahí, parado frente a su joven esposo, Seto sonó. Soñó con ser otro, con vivir otra vida, con tener otro cuerpo y tener otra sangre. Soñó que podía escapar del monstruo en que se había convertido con los entrenamientos de Gozaburo. Soñó Kaiba que su nombre tenía un Mutho por detrás, que le hacía más sensible, más humano, tal vez más amigable, agradable o adorable entre sus brazos, soñó que lo amaban, que los tributos que le rendían no era para ganar algún centavo de sus millones, sino porque creían que él lo valía.

Soñó tal vez con tener un Taylor por apellido, para ser fuerte por machista y no por obsesivo, para caminar como militar porque estaba orgulloso de sí mismo, no para imponer una falsa autoridad que ni él mismo terminaba de respetar. Soñó que tal vez pudo haber tenido un Gardner y tener entonces un corazón blandito, que supiera apreciar a las personas por lo que son, no por lo que tienen o demuestran tener, sino por lo que puedan ofrecer en cuanto a calidad humana, no cantidad humana.

Se sintió perder, cuando vio su reflejo en el cristal, porque supo que eran un Kaiba, y los Kaiba ni sienten ni quieren, ni desean ni anhelan, ni imaginan ni piden, ni añoran, porque los Kaiba todo lo tienen, entonces su vida se vuelve una línea continua, donde todo hay y nada ni nadie necesitan.

Porque así es un Kaiba. Es una línea recta que se impone y no se bifurca en ningún momento. Es un cristal impenetrable, que refleja la bajeza de otros, pero brilla aparentemente siempre para el mundo, sin grietas y sin auto reflejarse, porque eso no es posible. Y ya que es un Kaiba, y no siente, ni sueña, su vida se basa en no desear. Y como no desea, se pierde en la nada, la nada en que se convierte su existencia que es efímera y se define por pasar paralela a los demás.

Entonces soñar se convierte en mierda y la mierda escarcea en su vida, y ve a su esposo cogerse a una tipa, que casualmente era una ex amante suya. Y las caricias que le dio a Joey, se las dio a él y los saltos que hizo sobre la cadera de Joey los hizo sobre la de él. Y las veces que silabeó en el oído de Joey un "te amo" se las silabeó a él, porque ambos saben lo buena que es May, y lo que le complace hacerlos ceder.

Y entonces sueña que su nombre es Kaiba y que Kaiba, todo lo que toca lo destruye porque está en su naturaleza. Vuelve luego su vista sobre su esposo y lo saca a jalones del auto, tirándolo a la orilla de la laguna, donde el frio arremete contra sus pieles.

— Bien Joey, ya estamos aquí, siempre me decías que querías pasar un rato agradable conmigo sin tener que ocuparnos de nuestros trabajos, pues, ha llegado el momento y para que puedas disfrutarlo te he traído una sorpresa, esposo mío.

Camina luego hacia el auto y abre el portaequipaje, sacando de los cabellos rubios a la chica amante, quien gime de dolor por el trato, la arroja a un lado de Joey, esta llora, quejumbrosa por el golpe de su espalda, Joey la ve entre las penumbras con sus ojos a punto del llanto, con las iris radiantes de miedo, sabiendo que sólo algo oscuro podía esperarles a ambos en las manos de un Kaiba enloquecido de dolor.

— Espero que no les moleste, pero fumare un cigarrillo.

Saca una cajetilla ante los ojos mudos de los otros dos, lo enciende y lanza el cerillo al agua, en todo el bosque sólo se escucha el momentáneo chillido al apagarse, luego todo vuelve al mortal silencio.

— ¿Sabes qué es lo peor, Joey?, ni siquiera me importa que te hayas acostado con Valentain, el problema es mi reputación, ¿Puedes imaginarte el lio en que me meterías si se supiera de esta aventura?

—Kaiba déjanos ir. — Pide llorosa May, sintiendo que su vida se extingue como la flama del pequeño cerillo.
— Lo siento May, eres buena en la cama no puedo negártelo, pero hasta las chicas lindas tienen un límite, tu lo trasgrediste al exceso. Ah, es cierto, May no te lo había dicho Joey, pero ella y yo estuvimos juntos antes de nuestro matrimonio, ya sabes, a veces también yo tengo necesidades.

Joey vuelve sus ojos sobre la rubia que solloza más fuerte que antes, pidiendo una explicación que no puede enunciar por la mordaza entre sus dientes.

— Fuiste un error Kaiba, sólo eso.
—Irónico que haya sido un error de varios meses, ¿es que no lo recuerdas?, sabes May, si ibas a buscar un amante, podrías haber tenido la decencia de que fuera alguien con quien no conocieras a su familia, ¿no crees?, eso no es de señoritas, ¡¿pero qué digo?!, ¿tú señorita?, seguramente el humo ya se me subió al cerebro.
— Seto, no eres un asesino, por favor…— Vuelve a pedir May, viendo como el castaño arroja el resto de su cigarrillo al agua y se acerca a Joey, acariciándole luego una mejilla.
— ¿Crees que ella te ama, Wheeler?, ella está loca, es una ninfómana que busca con quien zacearse y tú fuiste suficiente por hoy, después será otro u otros. Pregúntale por Debling o Taylor, de ellos también se ha enamorado. ¿no es cierto, May?
— ¡No es verdad!, sólo te amo a ti Joey debes creerme.
—Si Joey créele, pero antes mira estas fotos.

Dicta Kaiba sacando de su abrigo un juego de imágenes, May aparece en ellas besando a los conocidos y desconocidos amigos de Joey. Luego el rubio vuelve su vista en la chica, y esta llora. Llora con el rostro enterrado entre sus manos.

—Sólo quería una linda familia, ¿por qué es tan difícil de entender?, ellos no me quisieron Joey, pero tu si, ¿cierto?
— Si May, Joey te ama mucho, ya no llores.

Dice Kaiba con los ojos perdidos entre los mieles de Joey, que ahora se empañan de lágrimas, Kaiba las seca con sus pulgares y luego besa sus labios por arriba de sus amarres.

—Estás sucio esposo mío, muy sucio y debes ser limpiado.

Seto toma a Joey y lo lleva hasta la laguna, los gritos de May se escuchan por todo el bosquecillo, haciendo eco en las ramas cuando el castaño empieza a sumergir en el agua el cuerpo del rubio, junto con el suyo. Es una macabra escena, Joey casi no puede respirar y Kaiba no tiene emociones en el rostro cuando lo vuelve a hundir de cuerpo completo en el agua, como si quisiera que esta se le metiera en cada poro hasta exfoliar su cuerpo.

Luego de unos minutos Seto sale de la laguna con Joey entre sus brazos, respira tan fuerte que parece que se acabara el oxigeno de los arboles del lugar, el castaño lo deja cerca del auto, recargado en uno de los neumáticos, luego vuelve hacia la laguna y observa a May, que aterrorizada llora viendo a Joey casi ahogarse con su propio aire.

—No te preocupes, estará bien.

De entre sus ropas saca un cañón negro, que brilla tranquilo entre la noche, los ojos de Seto empiezan a empañares, su labio inferior tiembla un poco y luego sonríe. Joey lo ve frente a él con el arma aún apuntando al suelo.

—Por favor Kaiba, no nos mates.

Pide de nuevo May y por respuesta tiene una nueva sonrisa, Kaiba se seca una lágrima que se le ha escapado con un pulgar y luego habla hacia Joey.

— Te amé, ¿sabes?, por eso me case contigo, pero creo que ya terminó. Si es que alguna vez sentiste que valí algo, no como un ser multimillonario, sino como un ser humano, te ruego que te encargues de Mokuba, por lo demás, puedes quedártelo todo. La vida Joey, es como una ruleta rusa, nunca sabes cuándo te tocará el tiro de gracia, pero algún día te toca y puedes disfrutarlo o negarlo, en cualquiera de las dos situaciones pierdes. Hoy les toca perder a ustedes dos y a mi…a mi me toca disfrutarlo. Adiós, esposo mío.

Dicta Kaiba levantando el cañón y el repiqueteo de su arma suena cruelmente en el lugar, el grito de May vuelve a ensordecer el eco del bosque, la pistola cae de las manos blancas de Seto, sus rodillas se doblan, su cuerpo se tiende sobre una mancha roja en el piso.

Joey y May ahora pueden disfrutar su idilio de amor, sin miedo al pasado, pero con terror al futuro…futuro que se ha forjado con una bala incrustada en la sien de Seto Kaiba.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).