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Express Wife por ChizuruTakachan

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Notas del fanfic:

Este fic debió ser publicado el 25 de Diciembre, dos semana antes de esa fecha, avisé que mi computadora estaba muerta, yo esperaba que no tardaran más de una semana en arreglarla y tener el fic sólo retrasado por unos días, es la fecha en que mi computadora no ha sido siquiera revisada por el técnico que no ha venido a recogerla.

Tengo el fic terminado a mano, pero sólo dispongo de aproximadamente una hora para transcribirlo, ya que mi computadora se apaga constantemente y termino sacándome los ojos. Así que decidí publicarlo por capítulos conforme los voy terminando de transcribir, porque esperar a tenerlo todo de una sentada, ya es un hecho que no se podrá. 

 

 

CRACK PAIRING, AU, COMEDIA, DRAMA, LEMON, MPREG,  originalmente pidió GDragon x Ryutaro. Pero con que fuera Coreano/JRocker también estaba bien. Y esto salió.

Notas del capitulo:

 

 

Llevo casi una hora intentando subir el capítulo, si no se me reinicia la computadora, se me va el internet (que supongo es porque la chompu no jala), 

 

AMIGUITA SECRETA, espero te guste y ojalá por lo menos te entretenga esta cosita. ¡Hasta tiene portada! *O* 

 

Mirujeenla aquí: http://twitpic.com/dqxcom

 

 

Actualmente Corea del Sur, es una potencia mundial y sigue en crecimiento. Tanta gente viviendo bajo la constante amenaza de guerra, con nuestros vecinos del norte, tuvo que descomponerle el cerebro a algunos cuantos.

¡Entre ellos a mis jefes! Un grupo de nueve arquitectos que sobrepasan la cuarentena de años, hasta llegar a la cabeza del grupo, un anciano de sesenta y cinco años de edad.

Aquí entro yo, un hombre joven de apenas veintiocho años a punto de entrar a ese importante círculo. Está demás decir que mi atractiva apariencia y mi gran carisma, eran mi segunda carta de presentación. Me gradué con honores de la mejor universidad en Seúl, hijo de unos excelentes médicos que nunca escatimaron en mi educación. Mi padre, un afamado cirujano plástico y reconstructivo, mi madre, una hermosa médico anestesista. Ambos sufrieron cuando les di la noticia de que yo prefería construir edificios, en lugar de jugar a ser Dios con los enfermos. Mi única opción siempre fue ser el mejor.

Hoy tenía en mis manos la oportunidad de mi vida. El pequeño inconveniente, es que para obtener mi nombramiento necesitaba cumplir con un pequeño requerimiento:

Ser un hombre de familia.

Al principio creí que era una broma y me reí de buena gana. El despacho de arquitectos más famoso de Corea, me abría las puertas pero tenía una regla muy ridícula. “Sólo hombres de buena formación, ética y que demostraran ser buenos hombres de familia, podrían formar parte de la sociedad.”

A mi edad no estaba en mis panes ser un joven esposo y cariñoso padre de familia. ¡Yo debería estar pensando en follar cuanta hembra guapa se me cruce por el camino! Es viernes por la noche, ya debería estar en algún bar escogiendo entre piernas desnudas y pronunciados escotes, a mi conquista de la noche. Por el contrario, me encuentro revisando clausulas y requisitos para adquirir una  esposa. Los mismos socios me recomendaron esta empresa, ya que dos de ellos la utilizaron para hacerse de una hermosa esposa y obtener su ascenso.

Interesante que el chistecito sea muy, muy costoso.

 

“Para fines de una mejor elección, responda a las siguientes preguntas. Una vez enviada la solicitud recibirá su número de cliente y podrá hacer entrega de sus muestras en la sucursal de conveniencia.

 

— Su preferencia sexual es:  Heterosexual.

—Rasgos característicos en la selección:  Pelo castaño, ojos grandes, altura mayor de 1.65 cm.

—Desea procrear en un periodo menor a: 2 meses.

 

Una vez efectuado el pago, la empresa no se hace responsable de la elección realizada. Por favor revise las características del producto una vez notificada la selección.”

 

Terminé revisando páginas y páginas con fotografías e informes de los “prospectos”, chicas tan variadas en edad como en rasgos físicos y hasta nacionalidades. Me sorprendí al ver que además de chicas, habían fotografías de hombres bastante atractivos, en algunos casos se leía en letras rojas “disponible a fecundar”.

 

Terminé de llenar el formulario, hice la transferencia bancaria, y una vez que recibí el correo notificando mi cita en la clínica con sede en Seúl, me aliste a dormir.

 

Sólo tardaron tres días en enviarme el correo de confirmación.

 

“¡Felicidades!

 

Tras las pruebas genéticas de compatibilidad y las características solicitadas, hemos encontrado a la persona perfecta para una fecundación exitosa.

En estos momentos, Kohara Kazamasa, se encuentra en camino a nuestra clínica y oficina en Seúl. Por seguridad, recibirá una llamada para recoger a su persona antes mencionada.

 

Agradecemos su preferencia.”

 

No tenía ni diez minutos que cerré mi correo, el teléfono timbraba notificando que debía recoger a mi nueva esposa. No diré que estaba emocionado, pero no negaría que la idea de que al finalizar el mes, mi nombre estaría en la placa de socios y mi oficina cinco pisos arriba en el lujoso edificio. Sí, la idea me hacía sonreír con satisfacción.

La clínica estaba ubicada en una de las mejores zonas comerciales de la Ciudad. Me adentré en la recepción alisando mi costoso traje y sonreí cautivando suspiros a mi paso.

—Buenas Tardes señor…  ¿En qué puedo servirle? —La recepcionista prácticamente se abalanzaba sobre el escritorio de forma coqueta.

— Buenas tardes. Vengo a recoger a la señorita Kohara Kazamasa.

De inmediato dejó de sonreír, al tiempo que alguien jadeaba con sorpresa. La chica miró a alguien de forma desdeñosa a mis espaldas, haciendo que yo volteara y me topara con una castaña de enormes ojos expresivos, cabello bastante corto para mi gusto, pero con unos lindos destellos rojizos. Tenía su bolso apretado al pecho, supongo que estaría buscando algo dentro unos segundos antes. Sus mejillas se tiñeron de rojo al notar que le examinaba con la vista, pero fueron esos labios color cereza los que cautivaron mi atención.

—Supongo que tú eres Kohara. —Ella apenas y asintió algo atolondrada. —Bien, tengo prisa. ¿Dónde firmo de recibido?

Regresé mi atención a la recepcionista, que nerviosa me entregó unos documentos, los cuales firme de inmediato.

—Estos son los documentos de su persona adquirida. También lleva incluido las indicaciones de cuidados, hasta que asista a su primera cita médica en esta clínica. Le recordamos que es por su seguridad.

— ¡¿Qué cuidados?! ¡Ni que fuera una mascota! Si es todo nosotros nos retiramos. Mueve las piernas Kohara, que mi tiempo es oro.

Vi a la pobre chica mirarme extrañada y luego coger sus cosas con nerviosismo. Le arrebaté su bolso metiendo el sobre amarillo en él, colgándomelo al hombro. Con una mano sujeté la maleta más grande, y con la otra le cogí del brazo, llevándomela casi a rastras. No estoy acostumbrado a ser delicado con las chicas, usualmente tenemos prisa por terminar desnudos que… No sé cómo tratarlas en el plano romántico.

—Sólo me tomé un tiempo para poder recogerte, era eso, o dejarte esperando hasta las diez de la noche en que me desocupe de la oficina. Así que te vas a bajar del auto, le mostrarás esta llave al portero, —le dí una tarjeta de plástico que saqué de la guantera—, y te quedarás quietecita en el departamento que te indiquen. Si tienes hambre come lo que encuentres, si tienes sueño usa una de las habitaciones de invitados, será obvio cuál es mi habitación y ahí no te quiero encontrar cuando llegue.

Extrañamente la chica sólo me miraba con esos enormes ojos y asentía, haciendo que su flequillo bailara sobre su frente. Estando en un alto me atreví a mirarle fijamente, su perfil era lindo, un poco narizona pero lucía bien, como si le diera fuerza a su cara. Alcancé a notar un par de lunares en su cuello, que por cierto, no era estilizado como me solía gustar en las chicas, creí ver un bultito a mitad del cuello, cosa que seguro fue figuración mía ya que las chicas no tienen manzana de Adán, pero fue ahí que giro su rostro hacía mí y me distraje viendo sus labios apretados y temblorosos, podría jurar que estaba a nada de ponerse a llorar. Me sentí idiota al recordar su procedencia, seguramente se sentía perdida en Seúl…

Más tarde, llegué a casa pasada la media noche. Había tenido una junta muy larga y problemática que me había hecho salir tan tarde, los clientes del nuevo proyecto querían cambiar todo en la maqueta que presentamos, estaba que me quería aventar de la azotea de mi piso, así que como suelo hacer en estos casos, apenas entrar, caminé desnudándome hasta quedar en bóxers, oí un ruido en la cocina y no dudé en ir a averiguar de qué se trataba.

La puerta del refrigerador abierta, una pierna desnuda fuera del frigorífico y de pronto una alta castaña bailaba feliz, llevándose algo a la boca. Fue hasta que cerró la puerta del refrigerador, que notó mi presencia. Traía puesta una camiseta larga de color obscuro y unos shorts que hacían juego, tenía las piernas algo torneadas pero con las rodillas bastante huesudas para mi gusto. Al notar que miraba sus extremidades, las cruzó como impidiendo mirara algo más.

—¿No es algo tarde para estar picando? —me  acerqué y le di una mordida a su parquecillo recién cubierto de mantequilla de maní. —Pensé que estarías dormida.

AL ver su rostro iluminado por la luz de la luna, recordé que hay una excelente forma de deshacerme de la frustración y del estrés. Sexo. Y si pagué mucho por ella, bien podría empezar a sacarle provecho a esas lindas caderitas que alcancé a ver por la tarde. Me acerqué hasta sentir su aliento dulce, ella retrocedió un paso y negó ligeramente con la cabeza, llevé mi mano derecha a su mejilla tomándome mi tiempo para acariciar sus labios, le besé con tanta ansiedad… Fue en ese momento en que me di cuenta que quería devorarle ya mismo. Unos pequeños gemiditos se escaparon de sus labios, al igual que el panecillo se fugó de sus dedos, con mi mano acaricié el costado de su cuello y al bajar a sus senos, le sentí el pecho plano. Me reí entre sus labios sin dejar de probarlos, pesar que tenía mala suerte al tener una chica plana era gracioso, pero su pecho se sentía realmente extraño.

Me separé dejándole jadeante y sujetándose del mueble, al encender la luz y recorrerle con la mirada no había duda, Kohara era un hombre.

 

 

 

 

Notas finales:

 

A más tardar el sábado tengo la transcripción del siguiente capítulo.  :3


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