-¡Harry, un gusto en verte después de tanto tiempo!- saludó el ministro Kingsley.
-gracias por visitarme, como sabrá mis cuidadores son muy estrictos con las visitas.- respondió Harry –pero dígame ministro, ¿cómo así ha venido por acá?-
-en realidad, vine por Sirius y Snape. Tenemos una misión urgente y ellos estaban trabajando en otro proyecto, y necesitamos que nos acompañen- Harry lo miró con rostro preocupado
-no se preocupe- lo tranquilizó –son sólo las barreras que de nuevo están fallando… oh discúlpame un momento- el ministro camino a hablar con alguien cerca de la puerta.
Una comitiva de aurores había llegado a Hogwarts. No sabía la razón exacta, solo que buscaban a su padrino y a Severus. Muchos aurores eran jóvenes, aunque había un par que tenían experiencia. Un chico alto, de cabello oscuro se le acercó:
-Mucho gusto en conocerlo, Harry Potter, le doy las gracias por salvarnos del Señor Oscuro- saludó con un apretón de manos.
-ehh, de nada- era muy incómoda la forma como lo miraba.
-me sorprende que aún no se haya unido al grupo de aurores. Estoy seguro que el ministro estaría encantado de recibirlos, y sería muy importante la ayuda que brindará- ese chico lo miraba extrañamente.
-ah no, lo siento, por el momento no he pensado realmente en unirme al ministerio. Mis amigos están ayudando activamente en el ministerio pero yo no he podido- respondió.
Ese chico no le gustaba para nada.
-oh, ya veo. El curso para entrar no es tan difícil, aunque si desea yo podría darle algunos consejos para ayudarle. Pero seguro el ministro podrá hacer una excepción y añadirlo directamente. Los aurores están divididos por escuadrones, sería maravilloso si le tocara en el mío- sonrió.
Era su imaginación, o solo tal vez, ese chico estaba….
-el diario habla mucho de usted, aunque últimamente han circulado ciertos rumores nada beneficiosos- expresó.
Ahora sí, definitivamente le estaba cayendo mal aquel chico.
-lo siento, pero no leo los diarios, he tenido malas experiencias sobre la información que proporcionan. Solo les importan imprimir noticias sin asegurarse si son verídicas. No creo en ellos desde hace mucho tiempo- su voz sonó amargada con tintes de cinismo. El chico se dio cuenta que no era un buen tema de conversación.
-oh no, yo tampoco creo en ellos- se apresuró en añadir –yo realmente lo admiro, usted es muy valiente, leal y humilde, nunca buscó ningún reconocimiento por todo el beneficio que proporcionó. Además de ser muy guapo, tiene muchos admiradores, me da un poco de vergüenza de admitir, que yo soy uno de ellos. Si no es de mucha molestia, no sé, tal vez, aceptaría salir conmigo una tarde, soy muy bueno horneando pasteles, así que con gusto haría algo para ti- preguntó.
Harry quedó en blanco, en serio, ¿ese chico trataba de coquetearle?
-Harry, tenemos que irnos- habló Draco agarrándolo por la cintura.
El rubio había salido esa tarde sin decir nada y llegaba ahora justo en el momento preciso.
-no nos demoremos más, sino llegaremos tarde- lo agarró del brazo y lo guió a la salida. Caminaba rápidamente, algo brusco en realidad.
-lo siento- dijo Harry mientras caminaba –un gusto conocerte- se despidió del chico.
-Draco, estas caminando muy rápido, prácticamente corremos- soltó Harry mirando a Draco, quien tenía el ceño fruncido, parecía enojado.
-ah lo siento- respondió mientras disminuía la velocidad.
Harry no sabía dónde se dirigía, pero realmente no le importaba. Se había librado de ese muchacho y de rechazar su propuesta y tendría la oportunidad de pasar tiempo con Draco, lo que lo hacía feliz. Habían llegado al séptimo piso y Draco comenzó a caminar en círculos. Una puerta apareció para que entraran.
Harry quedó con la boca abierta. Eran cerca de las 4 de la tarde, pero la sala multipropósito, mostraba un lugar en medio de la noche. Aparecieron en un prado extenso, con la luna llena brillando inmensa, árboles engalanan a los extremos y más allá podía apreciarse un riachuelo atravesado por un puente. El toque mágico eran luciérnagas que iluminaban el prado y el camino. La vista era simplemente hermosa.
Draco tomó su mano y lo guió por un camino hasta el puente. Este era de madera, ancho y largo, y volvió a sorprenderse. En medio de él había una mesa redonda servida para dos personas acompañada por una botella de vino en un charol con hielo.
-Draco, esto es simplemente genial- no sabía qué decir, estaba emocionado y nervioso, esa sería su primera cita.
-bueno, no podemos salir de noche, y peor aún ir a un sitio como este, así
que preparé todo para tener una cita- lo guió hasta la mesa y le abrió la silla para que se sentara.
Draco sirvió el vino en las copas mientras la comida aparecía mágicamente sobre los platos. Era una especie de lasaña servida con una ensalada. Se veía deliciosa.
-bueno, yo sé que no es lo que merecemos, pero apenas tengamos la oportunidad saldremos a una verdadera cita, lo prometo, y las promesas de un Malfoy siempre se cumplen-
Para Harry aquella cena, el lugar, todo era maravilloso. El no gustaba de restaurantes finos ni de tanta atención, pero su rubio se veía tan entusiasmado con la idea que no quiso desilusionarlo.
-esperare con ansias entonces-
Empezaron a cenar, hablando animadamente de cosas sin importancia, sus gustos, sueños y hasta vivencias chistosas, relajándose, respirando la tranquilidad del ambiente junto al sonido del agua del riachuelo correr.
Cuando terminaron de cenar se pararon y fueron a recostarse en el césped. Estaba algo húmedo, y corría una leve brisa. El cielo nocturno impregnado de estrellas era la principal atracción. A pesar de que su habitación estaba decorada con constelaciones y estrellas, nada se comparaba con el verdadero cielo nocturno.
Uno al lado del otro, acompañados por el silencio.
-Harry, no debí haberte jalado de la enfermería, lo- lo siento, pero ese hombre parecía mosca alrededor tuyo. No debió haberse acercado tanto-
¿Acaso Draco estaba…. CELOSO? Eso sí que no se lo esperaba, pero por algún motivo le agradó la idea, solo demostraba cuán importante era para el rubio. Draco no se disculpaba frecuentemente, es más le costó un poco decir la última parte, así que no quiso echarle leña al fuego.
-oh no, no te preocupes, fue un poco inesperado, pero muy útil. Gracias en realidad, ese chico me estaba poniendo nervioso con su insistencia sobre ser auror-
-¿te preguntó si serias auror?- Draco tenía curiosidad sobre el tema. Con lo de la profecía y el desequilibrio de magia de Harry nunca se habían puesto a pensar que carrera estudiarían o donde trabajarían.
-sí, me dijo que Kingsley podría hacer una excepción y yo entraría directamente a ser auror sin tomar ningún examen- le contó el ojiverde.
-y ¿considerarás la propuesta?-
-no lo creo, la verdad ya estoy cansado de pelear en situaciones sin control. El mundo mágico aún no se recupera de Voldemort y si me gustaría apoyar en algo, pero no siendo auror. Quisiera estudiar algo como sanación. En el mundo muggle hay unas personas que son llamados psicólogos, ayudan a las personas a superar perdidas de sus seres queridos, a resolver problemas de conducta, se sientan a escuchar y aconsejar a los pacientes, ¿hay algo parecido en la rama de la sanación?- en realidad lo que había contado a Draco era un simple sueño.
-bueno hay un tipo de sanación enfocada en la mente y la conducta de los pacientes, eso sería lo más parecido a lo que cuentas. Aunque la carrera de sanador es bastante difícil-
Una pizca de desilusión se coló en el rostro del azabache.
-Harry- Draco lo tomó del mentón mirándolo directamente a los ojos –sea lo que decidas, sé que podrás lograrlo. Tú nunca te rindes y siempre das tu mayor esfuerzo. Además te apoyaré en cualquier cosa que emprendas-
Harry lo miró realmente agradecido, aquel rubio se había colado en su corazón, que con solo una mirada palpitaba como loco. Simplemente no tenía palabras para agradecer todo el apoyo que sentía, así que se dejó llevar.
Lo besó intensamente, entrelazando su lengua con la del rubio. Harry se aferró a él con fuerza, como si no lo quisiera soltar, tratando de demostrar todo el agradecimiento sin palabras.
-gracias- dijo simplemente mientras abrazaba a su rubio acompañante, simplemente eran Harry y Draco, mirando las estrellas, abrazados, disfrutando de la tranquilidad, con la luna como único testigo.
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Diario de Salazar Gryffindor:
Sé que no fue nada valiente, pero solo pude correr sin mirar atrás hasta la torre de astronomía. Según yo lo había perdido cuando sentí que alguien me abrazaba por la espalda. Era Godric, su perfume amaderado inundaba el salón. No sabía qué hacer, pero no había vuelta atrás. Me giré y lo bese nuevamente, era un beso desesperado y necesitado, demostraba mis sentimientos tal cual eran. Solo lo pude cerrar los ojos y él me respondió. Cuando nos separamos quise hablar, decirle lo que sentía, pero se adelantó, siempre tan valiente. Resulta que el que enviaba las cartas con las flores había sido él. Allí, con la luna como testigo, por fin pudimos declara nuestros verdaderos sentimientos, darnos una oportunidad. Tal vez las cosas se compliquen, nuestros destinos ya fueron escritos y la realidad puede ser muy dura, pero mientras podamos vivir libremente, disfrutaremos uno al lado del otro, amando, siendo feliz, dándonos una oportunidad...
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Diario de Gryffindor:
Han pasado seis meses desde que comenzamos a salir, al principio fue difícil, nadie podía enterarse de nuestra relación, pero aun así el tiempo que pasamos juntos es maravilloso. Por un error mío, cierto día fuimos vistos por nuestras compañeras, Helga Hufflepuff y Rowena Ravenclaw, pero ellas apoyaron nuestra decisión. Claro que estamos conscientes de que dentro de un tiempo tendremos que asumir la responsabilidad de nuestras familias por lo que tendremos que casarnos, pero mejor no pensar en ello, aunque he decidido que eso no nos iba a separar, encontraré la manera de evitarlo, o dejaré de llamarme Godric Gryffindor...
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La situación se ha complicado, un mago oscuro aterroriza Rusia y el ministerio Ingles ha comenzado a mover magos que ayuden en la guerra. En el colegio se vive un ambiente de incertidumbre, pues algunos de los padres se han ido. Por el momento no está directamente implicada con Inglaterra, pero hemos comenzado cursos adicionales de defensa y ataque.
Mi padre esta empecinado con que es tiempo de buscar una candidata para consorte, he evitado el tema, aún tengo 22 años y mi relación con Salazar va muy bien. He metido la escusa de la guerra y la preocupación por los alumnos, parece que ha funcionado, pero sé que no por mucho tiempo. Mientras tanto, cobre un par de favores para poner en marcha el plan para que Salazar y yo podamos estar juntos, pese a todo.
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Diario de Salazar Slytherin:
Cuando un Slytherin se enamora, amará por siempre a esa persona. Godric puso mi mundo de cabeza. Padre ha declarado que para Navidad conoceré a mi prometida. He retrasado el momento todo lo que pude pero ya no hay vuelta atrás, estamos a mediados de Julio, solo cinco meses más para amar, para vivir. Porque una vez que deje a mi amado, se que dejare de vivir, moriré lentamente, solo para sobrevivir... pero es mejor no pensar en ello, no por ahora.
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Draco estaba parado en medio de un prado extenso. Las nubes oscuras cubrían todo y un ambiente pesado se sentía. Nunca había estado en un lugar igual.
-¿quieres jugar conmigo?- escuchó una voz a su espalda.
Al girarse se enfrentó a un pequeño niño, era rubio de ojos grises, no tendría más de siete años.
-¿Quién eres?- preguntó, no conocía a nadie igual.
-¿quieres que juguemos a las carreras?- se veía realmente emocionado.
-está bien- respondió -pero luego me contaras quien eres- negoció.
El niño era realmente rápido, aunque no se comparaba a el por lo que lo dejo ganar en alguna partida. Ya cansados se tiraron en el pasto.
-eres rápido, corres frecuentemente por lo que veo-
-Sí, siempre juego con un amigo, aunque él es más lento que tú, y un poco torpe sabes, se cae muy seguido- contó.
-y ¿dónde está tu amigo?- dijo Draco mirando a su alrededor, lo único que había era césped y nubes oscuras.
-pues no he jugado con él en unos días. El está en peligro por eso no puede venir-
-¿está en peligro? ¿Entonces tu también lo estás?- preguntó algo alarmado.
-Sí, pero él lo está más- todo se estaba volviendo oscuro y desaparecía- debes cuidarlo Draco, debes protegerlo- fue lo último que escuchó antes de despertar.
Miró a su alrededor, todo estaba oscuro, eran casi las tres de la madrugada.
¿Quien se supone que era aquel niño? Sintió a Harry removerse a su lado.
-Draco quiero ir a volar mañana, hace tiempo que no lo hacemos- susurró aún dormido.
Draco sonrió acariciando su cabello.
-si está bien, iremos con todos a jugar-
Mañana era sábado y tenían libre todo el día, así que podrían disfrutar. Ninguno de ellos había podido volar desde el día de la sala de los pedidos y ya habían pasado cinco meses desde entonces.
Seguro su moreno estaría feliz de volar e imaginando su sonrisa volvió a dormir.
Esta vez sin soñar nada.