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En busca del destino por perfectgirl

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Notas del capitulo:

Veamos como nos va con este nuevo capitulo.

espero reviews.

Capitulo 1.

Harry Potter se levantó sobresaltado, aquel sueño se había vuelto a repetir. Desde hace dos meses era lo mismo. Se preguntaba porque el destino se empeñaba en jugarle una mala pasada. Cuando despertó luego de la batalla estaba realmente feliz, al fin se había quitado la preocupación de aquel loco obsesionado por él. Se sentía orgulloso de sus compañeros puesto que todo había ocurrido tal como lo habían planeado. Las bajas: muchas, y aunque sonara un poco egoísta y tétrico se alegraba que ninguna fuera del círculo de seres queridos.

Estaba conciente de que nada iba a ser fácil, por lo que cuando le dieron a conocer la situación ayudo sin miramientos. Sin embargo, la vida tenía que recordarle que el debía sufrir antes de poder conocer la felicidad. Estaba realmente preocupado, horrorizado en realidad, por el desequilibrio de magia de su cuerpo. El sabía que era un mago poderoso, mas aún después de haber entrenado para derrotar al loco maniaco, pero cuando sintió que su magia salía fuera de su control se aterrorizo.

 Su magia, lo único que lo unía a aquel mundo que consideraba su hogar se había revelado. Cuando las cosas comenzaron a volar y explotar la primera vez supo que aquello iba a ser un gran problema. Por más que intentara calmarse no lo conseguía y odiaba tener aquellos ataques de pánico que solo complicaban más las cosas. Escuchaba vagamente las voces de sus amigos para que se calmara, pero en ese momento no eran importantes. Su mundo se estaba desmoronando, desequilibrando y no literalmente.

De repente, en su estupor sintió una ola de magia emanar, una onda cálida que lo instaba a calmarse, pero no le prestó atención. Esta ola se hacía cada vez más fuerte, más confiable. Y escuchó. Escuchó la voz de Draco Malfoy cerca a él, como un susurro que le daba ánimos, pero todo era difuso. Se sobresaltó al ver a Draco a su lado. Miró esos ojos cual plata líquida llenos de decisión, de seguridad, sintió una mano suave acariciar la suya para que se calmara, y funcionó.

Sabía que no estaba solo, que aquello iba a pasar y su magia regreso a la normalidad. No entendía porque la magia del rubio lo hacía sentir tan cálido, tan seguro.  Su respiración era agitada, como si hubiera corrido mucho. Escuchó hablar vagamente a Madam Pomfrey acerca de un desequilibrio de su magia y que este iba a pasar, que investigarían y encontrarían la solución. ¡Genial!, ahora que se supone que iba a tener tranquilidad todo se complicaba.

Habían transcurrido dos meses desde aquello y todavía el problema no se había solucionado. Al principio no se sentía bien. Se sentía derrotado, aislado nuevamente, sin poder hacer nada de magia. Era como haber perdido la conexión con aquello que consideraba su hogar. Pero él es un buen Gryffindor, por lo que no se dejó vencer. No en vano había soportado a un loco tras él desde  que había nacido. No señor, el lo iba  a superar.

Comenzó a aprender técnicas de relajación y control para su magia. Al principio fue difícil, ya que por más que el moreno se esforzaba por hacer brotar una mínima cantidad de magia, esta se expandía sin control. Aun así, era muy rápido para aprender, y con la ayuda de cierto rubio que se había convertido en un apoyo incondicional para él, manejo poco a poco la situación.

Durante la mañana practicaba, además le gustaba hablar de cualquier cosa, solo para distraerse y no pensar en tétricos ideas. Le encantaba charlar con el rubio. Siempre lo hacia reír. Había ciertos temas en los que no concordaban y más de una vez casi se agarran a puñetazos. Si, como lo oyeron. Draco Malfoy, por alguna razón se había acomodado a la actual forma de vida de Harry Potter. Mientras Draco le contaba cosas que solo los que habían crecido en la comunidad mágica sabían, él le enseñaba cosas del mundo muggle.

Pasaba bien el dia, pero por más optimista que fuera, a veces se le colaba uno que otro pensamiento pesimista. En su mente vagaba en la posibilidad de nunca volver a recuperar el control completo de su magia. Sus sueños se truncaban, su mundo lo rechazaba. ¿Por qué seria la vida tan cruel con él? El moreno se daba cuenta de que el rubio se preocupaba, pero aun así respetaba su privacidad, sus momentos de ensimismamiento.

El resto del día era visitado por sus amigos y padrinos. Hermione y Ron estaban ayudando en los detalles del ministerio. Se veían realmente cansados. Hermione hablaba de temas que él no entendía, bueno, casi siempre era así, pero Ron… Ron había madurado mucho, había dejado atrás la rivalidad con Draco, y hasta le había agradecido por cuidar de Harry mientras él no estaba. Claro que aún no se le quitaba la manía de decirle hurón, pero gracias a las “caricias” que le daba Hermione rápidamente se corregía.

Sirius y Remus estaban bastante metidos en el asunto de la captura de los Mortifagos, se habían unido a los aurores para controlar la situación y llegaban más tarde que sus amigos. A veces golpeados y medio sangrantes, pero determinados a seguir ayudando en la situación. Snape era otro visitante recurrente, todos los días iba a chequear las barreras que había puesto en la habitación y verificaba el avance sobre el control de su magia. Severus se había convertido en una gran guía durante los preparativos de la guerra y ahora se preocupaba por su bienestar.

Sus amigos se habían convertido en la razón por la que el diariamente luchaba por controlar su magia. Pero como la vida de nuevo quería patearlo la situación se complicó. Tiempo después de aquel primer accidente mágico había comenzado a soñar con un ser desconocido. Al inicio era borroso, no era una pesadilla como la de la muerte de sus padres. No, era más bien un sueño desconcertante. Con el pasar de los días las formas se volvieron más definidas y no tardó en darse cuenta que aquel que poblaba sus sueños no era más que un niño.

Ahora dos meses después tenía una imagen clara de aquel sueño. Un pequeño niño rubio que no tendría más de siete años lo llamaba, giraba saltando muy divertido alrededor de él diciendo que todo iba a estar bien, que él lo iba a ayudar cuando de repente el niño era jalado por una niebla oscura y Harry solo podía gritar queriendo ayudar al pequeño fracasando estrepitosamente. Cada noche era lo mismo, el niño se presentaba y saltaba a su alrededor, le preguntaba cosas a Harry, cosas difíciles en las que un niño no debería pensar. Traataba de sacarle alguna información al pequeño, el azabache quería descubrir cómo se llamaba, si era real, como ayudarlo. Harry se emocionaba cuando lo venia venir, había desarrollado un extraño sentimiento por el niño que no sabía cómo definir puesto que nunca lo había sentido antes.

Este era la principal razón por la que en las noches su magia se descontrolaba más día a día. Durante la mañana todo mejoraba,  pero en la noche, al ver que el niño era envuelto por la oscuridad la frustración y el miedo reverberaban en sus avances.

El sabía de su descontrol porque sus amigos le contaban. Draco era siempre el que le ayudaba a calmarse. Siempre estaba ahí para él. Pero aun así no se decidía a contarles el contenido de su sueño. Tenía miedo de que le vieran con más pena, como si se hubiera vuelto loco al soñar con un niño que ni sabía que existía, lo más probable es que fuera una simple ilusión. Además aquel niño había despertado algo en el que no sabía cómo explicarlo, un sentimiento  que no quería compartir.

Sus amigos en más de una ocasión habían preguntado por aquel sueño, él solo los evitaba diciendo que no recordaba nada al despertar. Esto había ayudado hasta ahora, pero Harry sabía que Draco no se tragaba ni un pelo el olvido parcial de su sueño. Pero él conocía a aquel rubio importante en su vida, sabía que él se lo iba a contar solo cuando estuviera completamente seguro.

Infinidad de veces había buscado explicación al sueño y solo podía llegar a una conclusión: no lo entendía.

Aquel niño era un completo desconocido, es más, nunca había tratado con niños tan pequeños. Por otro lado las palabras de aliento que le daban eran motivo de duda. Harry pensaba que la solución a su problema estaba con el buscar al niño, pero no sabía nada más. Otra cosa inquietante era porque el niño desaparecía en la oscuridad, ¿Qué era aquella oscuridad? Él nunca había visto nada parecido, pero tampoco se había dedicado a pensar detalladamente en ello puesto que lo principal era tratar de ayudar al pequeño.

Bueno, y ahora estaba ahí, acostado en la cama de la enfermería, lugar que se convirtió en su segundo hogar al lado de un rubio que dormía plácidamente mientras el reunía las fuerzas suficientes para enfrentar un nuevo día.

Aquel rubio se había convertido en un pilar de apoyo muy necesario en la vida de Harry. Al principio, durante los preparativos de la guerra habían dejado de lado las rivalidades y se centraron en llevar una relación cordial, sin insultos, ni bromas, ni comentarios desdeñosos. No fue fácil, no, ya que la costumbre podía mas, pero con el pasar de los días y la tensión se aligeró y se convirtieron en amigos. Draco no era como lo había imaginado, pretencioso, odioso y tonto. Era muy inteligente, suspicaz y directo, en muchas ocasiones habían tenido discusiones por el desacuerdo de un tema. Él era el único en plantársele sin miramientos cuando no estaba de acuerdo con algún plan o pensaba que era ridículo. Sin embargo, manejaba una lógica distinta a la de los demás, de tal forma que solo él era capaz de arremeter contra el niño que vivió para que este cambie sus ideas.

Claro, no siempre lo lograba, pero dejaba muy en claro que, a pesar de ser un ex mortifago, era orgulloso de sus capacidades y de lo que podía lograr. No conforme con esto, Harry se dio cuenta que era muy fácil entablar conversación de algún tema. Harry se dio cuenta, pasado un tiempo, que solo con él Draco era más abierto y se comportaba diferente que con los demás. Cierta calidez se instaló en su corazón al darse cuenta que su trato había cambiado a algo especial, algo mas privado, más confiable; mejor dejaba de pensar en ello porque por alguna razón que desconocía se ponía nervioso y mejor era evitarlo.

Una sonrisa maliciosa se instaló en su rostro al pensar como despertar al rubio, así que muy sigilosamente se acercó a su cama y cual animal asechando se ubicó encima de ese alto espécimen para asustarlo. Saltó sobre él haciendo que el rubio abriera los ojos estrepitosamente mientras Harry reía sin parar. Un gruñido salió de la garganta del ojiplata y por con rápidos movimientos cambio de posiciones dejando al moreno debajo.

-Debes ser muy valiente para despertar así a un Malfoy- dijo Draco con una mirada seria en su rostro.

-no perderé ante ti nunca rubito-explicó Harry al hombre enfrente suyo.

Draco de nuevo gruño, Harry tenía una afición extraña por usar apodos en vez de nombres y a Draco le tocaba los más extraños, por no decir ridículos.

-Sabes que no me gusta que me llames así-dijo Draco.

-y tú sabes que no lo dejare de hacer rubito-

-claro que lo dejarás de hacer Potter, o sino…- estaba hablando el más alto, pero no lo dejaron concluir-

-o sino qué- susurró Harry con aquella mirada picara en sus ojos verdes.

Draco se acercó lentamente al rostro del moreno. Sus ojos fijos en aquellos labios carnosos, tan apetecibles. Se preguntó si serian tan suaves como se veían. Aquel pensamiento lo descolocó y para sacarlo de su mente hizo lo primero que se le ocurrió.

Por su parte Harry había permanecido en silencio mirando también aquellos labios tan provocativos. Un nerviosismo se apoderó de su estómago y en lo más recóndito de su mente deseó que aquella distancia tan odiosa que los separaba desapareciera. Pero sus pensamientos fueron cortados cuando Malfoy respondió con un ataque de cosquillas muy inesperado. Harry se reía sin parar mientras el rubio flotaba de felicidad oyendo aquel sonido tan maravilloso.

Se encontraban los dos tan metidos en su batalla que no vieron entrar en la habitación a sus amigos. Hermione, Ron, Sirius, Remus y Severus veían, con asombro,  a ambos adolescentes comportarse como niños sin notar sus presencias.

-Ya por favor dejen sus peleas pueriles para después-hablo Severus con una nota de impaciencia.

Esto hizo que ambos adolescentes, abochornados por la situación, se separaran con un tenue sonrojo en sus rostros.

Con un rodeo de ojos. Severus cambio su actitud a una más seria y explicó:

-Hay un problema, anoche una profecía ilumino el departamento de misterios. Esta dirigida a ti Harry, una nueva profecía sobre ti ha sido hecha-

Notas finales:

Ojala les guste, la historia recien toma forma.


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