Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tu luz por Adid

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Sé que vengó demasiado tarde TT^TT no pude terminar el tema a tiempo. Más que nada por una ligera confusión que me provoco un muy grande error de calculo ¬¬

Pero de verdad amo esta idea, no quería que se perdiera (siempre he querido escribir sobre los  hijos de estos dos >u<) . Así que no descance hasta poder terminar. 

 

Ya saben, lesto es la Semana GaaLee, espero que la esten disfrutanto >u<

 

 Por cierto, el mpreg es más bien implicíto

Notas del capitulo:

 

Ya saben, los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto

 

Como siempre espero que les guste ;)

 

 

Comenzaba a sospechar que estaban caminando en círculos, de qué otra manera podría explicar  que hubieran estado andando, por lo que le parecían horas enteras, sin encontrar absolutamente nada.

 

Cuando entraron en aquella caverna no le pareció que pudiera ser tan profunda, pero cuando menos lo había pensado se habían hallado caminando por alguna especie de laberinto subterráneo.

 

La misión en sí, parecía sencilla. Desde hacía varias semanas se habían reportado casos de actividades sospechosas por la zona. Un grupo de bandidos, nada insignificante, habían estado causando algunos destrozos por los pequeños pueblos aledaños. Según algunos testigos parecían estar buscando algo, aunque nadie sabía con certeza de qué podría tratarse.

 

Era una misión conjunta con la aldea de Konoha, normalmente como Kazekage el no tomaba más ese tipo de misiones, pero últimamente estaba tan aburrido en su oficina que no había perdido la primera oportunidad que había tenido de salir por fin de ahí.

 

Así que ahí estaba, junto con Naruto y Lee, quienes habían sido los asignados para acompañarlo en esa misión. Lo cual le había agradado bastante. Ambos eran sus grandes amigos desde hacía ya mucho. Le debía tanto a Naruto, gracias a él había podido cambiar para bien.

 

Y en cuanto a Lee, también le debía muchísimo, pero más que eso...Hacía un buen tiempo que se había dado cuenta de que disfrutaba mucho  de su compañía de una manera que no lo hacía con ninguna otra persona, ni siquiera con Naruto.

 

Habían encontrado a los bandidos y los habían derrotado muy fácilmente, sin embargo los muy idiotas habían preferido morir antes de confesar lo que  habían estado buscando. Como era muy probable que fuera algo extremadamente peligroso habían decidido peinar la zona en busca de alguna pista.  

 

Estuvieron vagando por el desierto hasta que encontraron lo que parecía una cueva subterránea debajo de algunas dunas.  Difícilmente encontrada por asualidadda. El lugar ideal para ocultar algo extremadamente peligroso o valioso. Lógicamente era un lugar que debía ser explorado.

 

Había muy poca luz, apenas unas pocas antorchas que parecían encenderse mágicamente a medida que avanzaban. El lugar se sentía húmedo y frío a pesar de que sabían que en la superficie brillaba un intenso e inclemente sol.

 

El larguísimo pasillo pareció terminar por fin y desembocó en una enorme cámara oscura. Vacía casi por completo a excepción de un pequeño pedestal de piedra en medio del lugar, sobre el cual brillaba un misterioso objeto.

 

Se acercaron lentamente y descubrieron que lo que brillaba era una especie de piedra preciosa, del tamaño de un puño. De un sólido color rojizo, tenía lo que parecían varias runas a su alrededor. Una delgada cinta de cuero la rodeaba de manera que pudiera usarse como una gargantilla.

 

Su brillo tenía algo hipnótico que les impedía dejar de verla. Naruto acercó su mano como intentando tocarla pero cuando Gaara se percató de eso reaccionó rápidamente.

 

-¡No lo toques! - Exclamó dando un manotazo

 

Desgraciadamente  la mano del rubio había estado ya demasiado cerca, el pelirrojo logró apartarla, pero el movimiento brusco y la cercanía del objeto provocó que fuera él quien terminara tocando la extraña piedra

 

La reacción fue inmediata, el artefacto comenzó a brillar con una luz intensa y blanquísima que los encegueció provocando que tuvieran que cerrar los ojos y cubrirse el rostro para protegerse. No estuvieron seguros de cuánto duró.




***~~~***




Se llevó una mano a la cabeza. Aquella luz cegadora le había provocado un terrible dolor, era como si de alguna manera la luz hubiera penetrado su cráneo y ahora rebotara en su interior, magullando su cerebro.  No se animo a abrir los ojos hasta que sintió, a través de sus párpados, que aquella luz se había extinto. Lo que sea que fuera aquella piedra endemoniada había dejado de brillar.

 

Abrió los ojos esperando encontrarse de nuevo con la oscuridad de aquella cueva, quizás incluso con los rostros aturdidos (como seguramente estaría el suyo) de sus acompañantes.

 

Pero cuál no sería su sorpresa al encontrarse en nada más ni nada menos que en su propia oficina. Por demás está el decir que este hecho lo desubicó bastante. Hacía apenas unos minutos (los que le pareció que había durado el resplandor aquel) había estado en aquella cueva oscura donde habían encontrado esa extraña reliquia. Y de pronto ahí estaba, sentado en su, por demás conocida, silla alta. Frente al mismo escritorio de todos lo días. Miró hacia la ventana y vislumbró el habitual cielo azul y despejado.

 

Aún sentía en la cabeza oleadas de malestar. No entendía qué es lo que había pasado. ¿Había sido solo un sueño? No, todo había sido demasiado vivido para tratarse de un simple sueño. Además él no solía soñar demasiado. Es verdad que sin el Shukaku había sido capaz de dormir un poco, pero seguía siendo por un tiempo mucho  más corto que en las personas normales, además rara vez soñaba. Haberse quedado dormido en la oficina y haber tenido ese extraño sueño no le parecía una explicación viable.

 

Pero ¿entonces?

 

¿Un genjutsu? Eso podría ser. Intentó concentrar su chakra tratando de dispersarlo, pero sencillamente no logró que la imagen de su tranquila oficina cambiara ni se desvaneciera ante sus ojos.  Esto solo logró hacerle sentir aún más aturdido de lo que ya estaba.

 

Tan distraído estaba que no se dió cuenta cuando la puerta se había abierto y había entrado alguien. No fue hasta que escuchó una suave voz, que finalmente puso atención y posó su mirada en la persona que ahora lo acompañaba. Se trataba de una mujer joven, no debía tener más de 20 años. Vestía el uniforme oficial de jounin de la arena, sobre su cabeza descansaba una banda con el emblema de Tsuna. Cargaba un montón de papeles y pergaminos, los cuales fue depositando con cuidado sobre el escritorio. Comenzó a hablar con una voz suave.

 

-Aquí están las cartas que me pidió  para el Raikage y la Mizukage, Gaara-sama, solo hace falta su firma y su cello. Necesito que revise estos reportes. También le recuerdo que la reunión con el consejo de esta tarde será …

 

Se interrumpió pues al levantar la mirada se encontró con su jefe con los ojos abiertos como platos, mirándola como si acabara de ver a un fantasma. La chica se extrañó de sobremanera, incluso torció la cabeza para mirar detrás de ella y asegurarse que era a ella a quien su Kage estaba mirando de esa forma.

 

-¿Se encuentra bien? - Su tono era de preocupación.

 

-¿Quién eres tú? - Preguntó a su vez Gaara con brusquedad. Sintiendo algo extraño en su propia voz.

 

-Soy Amaia.- Dijo la chica como si fuera lo más obvio del mundo, pero con algo de inseguridad, y más a ver que Gaara-sama no parecía reconocer su nombre - ¿Su secretaria? - Intentó de nuevo, entrecerrando sus ojos verdes - Llevo tres años trabajando con usted.

 

Gaara no reaccionó, nada de lo que decía la mujer tenía sentido alguno. ¿Su secretaria? Él no tenía ninguna secretaria. Llevó una mano a su cabeza sintiendo palpitar dolorosamente . Esto solo terminó de asustar a la chica quien murmuró que llamaría a alguien y salió apresuradamente de la habitación, su cabello rubio ondeando detrás de ella.

 

Poco tiempo después regresó con dos hombres a los que Gaara tampoco reconoció en un principio, pero después de verlos detenidamente se dio cuenta de que eran Baki y Kankuro. Pero.. ¡estaban completamente cambiados!

 

Especialmente Kankuro, se veía muchísimo mayor. Es decir, no era un anciano, pero era más alto y su complexión y las facciones de su rostro se veía más adustas. Lucía como un hombre de treinta y tantos años. Baki en cambio no tenía a muchos cambios, pero había una cantidad mayor de arrugas alrededor de sus ojos y su boca, además de unas cuantas cicatrices nuevas en el  rostro.

 

-Gaara, ¿qué pasa? - Preguntó su hermano.

 

Gaara se levantó al verlos, pero trastabilló y estuvo a punto de caer de no ser porque los otros dos hombres se apresuraron a detenerlo. ¿Por qué estaba todo tan raro?

 

-¿Qué está pasando? ¿En dónde están Naruto y Lee?

 

Los hombres que lo sostenían se miraron entre sí sin comprender muy bien de qué venía todo eso. Baki se apresuró a responder.

 

-Lord Hokage se encuentra en su aldea, Gaara-sama.- Informó.- En cuanto a su marido aún no regresa de su última misión.

 

Gaara comenzó a desesperarse. Eso no era lo que había preguntado. Por qué le hablaban del Hokage y del marido de no sé quien.

 

-¿El marido del Hokage? .- Estaba cada vez más confundido. Su pregunta pareció preocupar más a los otros.

 

-No Gaara-sama. El marido de usted.

 

El pelirrojo levantó la vista todavía más confundido. ¿su marido? Él no estaba casado, mucho menos con un hombre. Estaba a punto de reclamar eso cuando algo lo hizo detenerse. En el reflejo de la ventana pudo ver a Baki y Kankuro. Pero entre ellos... lo primero que pensó fue que era  su padre quien le regresaba la mirada. Pero no, era él. La impresión fue tal que un mareo intenso lo invadió sintiéndose caer en la oscuridad.




****~~***



Salió de la gruesa neblina de inconsciencia,  sintiendo los párpados tan pesados que no le daban nada de ganas de abrirlos, completamente desubicado. Sentía la cabeza horriblemente pesada, no dejaba de darle vueltas, parecía que iba a estallarle. Estaba recostado sobre una cama, sentía el cuerpo entumecido, como si se hubiera quedado dormido en una posición incómoda, tenía el estómago revuelto. Sintió una mano tocar su frente, lo que le hizo saber que no estaba solo. Eso lo animó a abrir los ojos finalmente.

 

Había alguien junto a él pero no logró identificarlo en un principio. Su visión era borrosa y tardó un poco en obtener la suficiente nitidez para distinguir a un pelinegro, que lo miraba con un rostro preocupado, inclinado sobre él. Reconocería esos enormes ojos negros y redondos, así como las espesas, cejas en cualquier parte.

 

-¿Lee?

 

El mencionado sonrió levemente al darse cuenta de que había despertado y más aún cuando el otro dijo su nombre.

 

-Me alegra que estés de vuelta.

 

Habló con voz suave, un poco más profunda de lo que recordaba pero no había duda de que era él.

 

-¿Qué ocurrió? - Preguntó aún bastante confundido, incorporándose con dificultad. Sentía la garganta reseca.

 

Lee le alcanzó un vaso con agua, el cual agradeció enormemente, antes de responder.

 

-Parece que tuviste algún percance en tu oficina. Kankuro dice que no reconocías a Amaia-san, y además actuabas muy raro. Parecías bastante nervioso y descompuesto, según dijo. Acaba de irse.

 

Gaara había terminado el vaso de agua casi de un solo trago. Aún estaba muy confundido. Las palabras de Lee le hicieron recordar lo que había ocurrido antes de caer inconsciente, pero esto no lo ayudó mucho que digamos. Se había encontrado de pronto en su oficina sin saber cómo había llegado ahí, se encontró con una mujer que nunca había visto pero que aseguraba conocerlo desde hace años, había visto también a Baki y a Kankuro, a ellos sí que los conocía pero estaban muy diferentes y hablaban un montón de cosas absurdas. Había pensado que se trataba de una ilusión pero ver ahora a Lee ahí le confirmaba que no lo era, o por lo menos que si lo era no había salido aún de ella.

 

Observó más detenidamente al moreno por primera vez. Igual que Baki y Kankuro mostraba muchísimos cambios. Su rostro, al igual  que el de su hermano, mostraba facciones un tanto más maduras de las que debía mostrar un chico de su edad y su porte era un poco más serio, los rastros de la infancia había desaparecido por completo dejando solo la figura de un hombre adulto, uno bastante guapo tenía que decir. Su corte de cabello también era diferente, su largo era casi igual al de siempre, pero su flequillo había perdido su forma de tazón y ahora  caía delicadamente sobre su rostro. Traía puesta una túnica larga color verde pálido y sobre ésta un ligero chal blanco envolvía sus hombros. Esa era una vestimenta que solían usar los aldeanos residentes de Tsuna, jamás había visto al pelinegro usarla. Sus vendas habituales, sin embargo, seguían en el lugar de siempre.

 

-¿Qué está ocurriendo?

 

Gaara no entendía nada de lo que estaba pasando y por más que intentaba no lograba dar con una explicación.  La pregunta no había sido estrictamente dirigida a Lee, aunque éste la tomó así. El pelinegro frunció ligeramente el ceño con preocupación.

 

-Parece que aún estás algo confundido.

 

'Los médicos te revisaron. Al parecer has estado bajo mucho estrés estas últimas semanas ¿No te había advertido que te tomaras las cosas con calma? - Regañó dando un ligero suspiro resignado.-  Por suerte no parece nada grave, dijeron que necesitabas descansar. Te mandaron algunos tranquilizantes.

 

Terminó señalando un par de frascos que descansaban sobre la mesita de noche. Sin embargo sus palabras no terminaban de tener sentido para Gaara. Ni tampoco la forma en que le hablaba, con tanta confianza como si fuera alguien a quien tratara a diario. Es verdad que eran amigos, pero Lee siempre había mantenido un trato más formal y respetuoso, más que nada debido a su título de Kage.

 

¿Por qué todo estaba tan diferente? Incluyendolo a él mismo.

 

¿Qué es lo que había pasado? ¿Por qué Lee le hablaba con tanta naturalidad?¿En dónde estaba Naruto? Y lo que le había dicho Baki. ¿Qué quería decir? ¿Naruto era ya el Hokage? Y lo más importante. ¿Él estaba casado? ¿Con quién? Lo único que sabía es que al parecer era un hombre.  

 

Baki había dicho que el Hokage estaba en su respectiva aldea y que su marido aún no regresaba de su última misión. Esa había sido su contestación cuando había preguntado por Lee y por Naruto. Podía adivinar que al hablar del Hokage se refería a Naruto, entonces su marido ... ¿era Lee?  Eso explicaba el porqué el pelinegro estaba ahí con él, pero no terminaba de creerlo.

 

-¿Por qué estás aquí? - No pudo evitar preguntar.

 

-¿Es que no puedo cuidar de mi esposo cuando está enfermo? - Preguntó Lee a su vez tras soltar una pequeña risita, confirmando las sospechas de Gaara quien solo había atinado a abrir enormemente sus ojos. - Al regresar a la aldea fui a buscarte directo a tu oficina pero ahí me dijeron lo que había pasado. Vine de inmediato. Cuando llegue Kankuro me explicó todo. Los médicos estaban terminando de revisarte y…

 

-¿Qué fecha es hoy, Lee? - Lo interrumpió Gaara. Se le había ocurrido una idea descabellada, pero no podía pensar en otra explicación.

 

-¿Eh? -Exclamó  el pelinegro. La pregunta lo había tomado por sorpresa.

 

-La fecha, Lee. De hoy. ¿Cuál es?

 

-Es 10 febrero.

 

-¿Pero de qué año?

 

Esa pregunta terminó de sorprender más al pelinegro pero se apresuró a responder. Los ojos de Gaara volvieron a abrirse desmesuradamente. Esa fecha era casi 20 años después del año en que él vivía. Lo último que recordaba era haber encontrado aquella extraña cosa en una cueva perdida en el desierto. Y después había despertado ahí, ¿eso era el futuro? Pero ¿qué había pasado? ¿Había viajado en el tiempo? ¿Había perdido la memoria? De ser así ¿por qué solo recordaba hasta aquél día en particular? Nada tenía sentido.

 

-Gaara ¿te sientes bien? - El tono preocupado Lee volvió a escucharse, y no era para menos, el pelirrojo se había alterado bastante, con la cabeza gacha se sujetaba el cabello sumido en sus pensamientos.  - ¿Gaara?

 

Solo la mano del otro sobre su hombro lo hizo reaccionar. Sacudió la cabeza tratando de despejarse. No ganaría nada poniéndose así, tenía que tranquilizarse y pensar en una solución.

 

-Estoy bien Lee. Solo muy confundido.

 

-Lo mejor será que descanses un poco más. Toma esto esto te ayudará.- Le extendió de nuevo el vaso, que había rellenado de agua pero le había añadido un par de gotitas de un líquido azul que contenía uno de los frascos, pero el pelirrojo lo rechazó.

 

-No lo necesito.- Dijo negando con la cabeza.- Estaré bien. - Aseguró volviéndose a recostar sobre la cama.

 

Lee no parecía muy convencido pero no insistió. Volvió a poner el vaso lleno sobre la bandeja que había sobre la mesita de noche.

 

-Cómo tú digas Gaara. Deberías comer algo, eso te ayudará. - Señaló un plato con fruta que había en la bandeja junto a la jarra de agua, el vaso y los medicamentos, el pelirrojo solo asintió, aunque no tenía mucha hambre. - Tengo que revisar algunas cosas, pero estaré cerca. Llama si necesitas algo.

 

Se levantó de la silla junto a la cama, en la que había estado sentado todo ese tiempo, dirigiéndose a la salida. Gaara lo siguió con la mirada. Ya en el umbral de la puerta, antes de salir, volteó la mirada una última vez al pelirrojo.

 

-Volveré pronto. Trata de dormir.

 

Y salió de la habitación. Gaara suspiró de nuevo, mirando hacia el techo tratando de concentrarse. Tenía mucho en lo que pensar.



***~~~***

 

 

No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado desde que Lee abandonara la habitación, pero no podía ser más que un par de horas, de las cuales cada poco tiempo lo sentía asomar la cabeza por la puerta para cerciorarse que todo estuviera bien.  

 

Según un reloj cercano era poco más de las cuatro de la tarde. No había podido sacar mucho en claro después de la conclusión a la que había llegado antes de que Lee se fuera. Solo sabía que lo que sea que hubiera pasado seguramente tendría algo que ver con aquella piedra extraña que había encontrado en aquella cueva. Se mantenía con los ojos cerrados esperando que eso le ayudará a pensar. Se había comido ya la fruta que Lee le había llevado y eso lo había hecho sentir un poco mejor. Pero aún se sentía un poco mareado.

 

Escuchó la puerta abrirse y pensó que Lee había regresado de nuevo, permaneció con los ojos cerrados fingiendo estar durmiendo. Pero el sonido de lo que parecían unos pies pequeños pegando una carrera lo extrañó. Un pequeño grito lo hizo abrir los ojos con sorpresa.

 

-¡¡PAPI!!

 

Había sido una voz que no pudo reconocer, pero que sonaba alegre, suave y risueña. Sin duda perteneciente a un niño. No pudo pensarlo por mucho tiempo pues enseguida sintió un peso salar sobre su pecho, cortándole la respiración, más por la sorpresa que porque estuviera realmente pesado. Al bajar la mirada se encontró con una una tupida y desordenada cabellera de un color tan rojo como el de la suya propia, perteneciente a un pequeño y suave cuerpo que se había recostado sobre él, abrazándolo por el pecho. A juzgar por los pequeños moños en su cabello, se trataba de una niña.

 

Gaara no supo cómo reaccionar. Jamás había tenido mucho trato con los niños. Ni siquiera cuando él era uno, todo el mundo le había tenido miedo entonces. Mucho menos ya mayor. Si bien  la gente había terminado respetándolo, e incluso en alguna ocasión había llegado a escuchar a algún crío decir que quería ser como él, jamás había tenido ningún contacto con alguien tan joven. Mucho menos lo había abrazado así un niño antes. Tocó a la pequeña sobre él con mucha delicadeza, casi con miedo, como si pesara que se fuera a romper, y como para cerciorarse que no fuera una ilusión. Carraspeó tratando de llamar su atención.

 

- Disculpa, creo que te estas equivocando de persona. -  Le dijo con suavidad.

 

La niña lanzó una risita alegre. - No bromees.- Le dijo levantando la mirada de su pecho para mirarlo.

 

Gaara se quedó de piedra al observar su rostro. Y no es que la cara de la niña haya sido raro o desagradable, todo lo contrario, era muy hermosa. Pero algo lo sorprendió. Sus ojos.. ¡eran iguales a los de Lee! Igual de enormes y redondos y totalmente negros y brillantes. Sin embargo su cabello era como el de él. Tenía un par de cejas, pequeñas pero muy pobladas, que le daban un aspecto completamente adorable. ¿Quién era esa niña? y ¡¿Cómo lo había llamado?!

 

Se incorporó suavemente, sosteniendo a la niña para que no fuera caer por el movimiento, hasta quedar sentado sobre la cama. Miró a su alrededor, dándose cuenta por primer vez que su calabaza estaba apoyada en una de las esquinas de la habitación, como queriendo averiguar de dónde había salido la niña, quien lo miraba con curiosidad sin dejar de sonreir.

 

-¿En dónde está Lee? - Preguntó a la pequeña que seguía en sus brazos. Ella hizo un pequeño, pero adorable, gesto de confusión durante unos segundos, como si no entendiera la pregunta. Pero después pareció llegar a ella el entendimiento y volvió a sonreír.

 

-Mamá está en la sala hablando con la tía Temari.- Informó.

 

Gaara no preguntó nada más. ¿Mamá? Se puso de pie y colocó a la niña con delicadeza sobre el suelo. Se dirigió hacia la puerta y salió de la habitación. Imaginaba que seguiría viviendo en la mansión Kazekage así que supuso que la sala debía seguir en el mismo lugar.

 

Efectivamente, la casa seguía siendo la misma pero tenía varias diferencias. El pasillo, por ejemplo, ahora estaba lleno de cuadros con fotografías. En varias de las cuales  aparecían solo Lee y él, en otras aparecían acompañados de la niña que había entrado a su habitación, y que lo había seguido por el pasillo caminando ahora con él de la mano,  junto con otros dos niños de cabello negro que parecían unos años mayores que ella. Gaara se había detenido un momento a observarlas, pero el sonido de un par de voces le recordó a dónde se dirigía, haciendo que retomará su camino. En efecto Lee y Temari se encontraban charlando en la sala.

 

-Entonces ¿no es nada grave? - Escuchó la inconfundible voz de su hermana.

 

-Al parecer no. Los médicos lo revisaron en busca de algo que indicara que había sido atacado pero no encontraron nada. Al parecer solo fue el cansancio. - El tono de Lee tenía tintes de preocupación.- Aún así aconsejaron vigilar cualquier anomalía.

 

-Pero tú ¿cómo lo ves?

 

-Pues se ve bastante desubicado y parece no recordar algunas cosas. Tampoco reconocer a algunas personas. A Amaia, por ejemplo no la reconoció, pero a Baki-san, Kankuro y a mí sí. Los médicos dijeron que solo necesita descansar por unos días.

 

Se asomó un poco. Estaban parados en medio de la sala, no pareciera que llevaran ahí mucho tiempo. Lee tenía un gesto serio en la cara. A Temari solo podía verla por detrás, tenía una mano apoyada en la la espalda, a la altura de su cadera. No llevaba el cabello rubio recogido en sus cuatro usuales coletas, sino más bien suelto caía sobre sus hombros.

 

-Ya veo.¿Qué hay de los niños? Kakuro dice que pueden quedarse esta noche en su casa. Matsuri estará feliz de cuidarlos.

 

-Oh, es muy amable de su parte. Pero no creo que sea necesario. Estaremos bien.

 

-¿Estás seguro?- El pelinegro asintió- Como tú quieras.

 

-¡Gaara! ¿Qué haces levantado?

 

Le reprochó Lee cuando se hubo dado cuenta de su presencia en la sala. Después se dirigió a la pequeña que había salido detrás del pelirrojo.

 

-Momoko, te dije que dejaras descansar a papá. - Dijo con un sutil tono de regaño. La pequeña solo sonrió como si la hubieran atrapado en una travesura, se soltó de la mano de Gaara y fue hacia donde estaba Lee quien la recibió alzándola en brazos.

 

Temari se había dado la vuelta al enterarse que su hermano estaba en la habitación. Sonrió al verlo.

 

-Hola Gaara. Lee y Kankuro dice que te volviste loco.

 

-¡Temari! - Regañó el pelinegro por la forma en que lo había dicho.

 

Gaara no los escuchaba. Al voltearse su hermana, Había podido observarla de frente. Y lo que vio lo sorprendió ¿cuántas sorpresas llevaba ya ese día? Parecía estar a punto de explotar. Una mano seguía apoyada en la parte de atrás de su cadera mientras la otra descansaba sobre, su más que obvio, prominente vientre. Se veía un poco incómoda, sin embargo su rostro lucía radiante.

 

-¿Estas…? - Gaara no terminó la pregunta, pero era obvia. La sonrisa se Temari se ensanchó más.

 

-¿Embarazada?  Sí, un poco. Puedes agradecer a tu amigo Ittetsu. Aunque ya has hecho sufrir bastante al pobre.

 

Gaara no tenía palabras. Definitivamente no se esperaba esto ¿y qué de las demás cosas sí? Temari se veía realmente hermosa. Pero eso no quitaba que la sorpresa hubiera sido tremenda.

 

-Así que era esto a lo que se referían. - Comentó su hermana. Seguramente todo el día había tenido una cara de confusión para espantar.

 

-Como sea, le estaba diciendo a Lee que no tienes porqué preocuparte por las cosas de la oficina. Kankuro y yo nos encargaremos. Tomate unos día de descanso.

 

-¿Estás segura de que está bien, Temari? No quisiera que tuvieras algún percance.

 

-Por favor, será pan comido. Nada me relaja más que dar algunas órdenes.

 

Pues el pelinegro no estaba seguro, pero sabía que no tenía caso discutir. Además Gaara de verdad necesitaba esos día de descanso. Asintió esperando que Kankuro se encargara de todo el trabajo más pesado, no quería que Temari se sometiera a tanta presión en su estado. Pero si la decisión ya estaba tomada sabía que los hermanos se las arreglarían para organizarse y que todo saliera bien.

 

-Bueno. Casi es hora de merendar. ¿Quieres acompañarnos Temari? Daiki y Sunako no deben tardar.

 

-Oh. Muchas gracias, pero no, Lee. Tengo asuntos que atender en mi casa. Solo pase a darles el mensaje y a asegurarme de que Gaara estuviera bien.

 

Se despidió de Lee y le dió un pequeño beso en la frente a la pequeña Momoko. Se acercó a Gaara y le da un pequeño abrazó, todo lo que su abultada barriga le permitió acercarse. Después le revolvió el cabello con aire maternal.

 

-Cuidate mucho ¿de acuerdo?. Descansa. -

 

Dijo y después se dirigió a la salida. Lee la acompañó hasta la puerta, aún llevando a la niña en brazos. Después regresó a la sala donde se había quedado Gaara. Depositó a la niña en el suelo y le pidió que fuera a jugar, ella obedeció de inmediato saliendo de la habitación.Gaara y Lee se quedaron solos en la sala.

 

-Quizas deberias volver a recostarte- Sugirió Lee, pero el pelirrojo solo negó quedamente con la cabeza.- Entonces al menos siéntate. - Lo guió hacia uno de los sillones y tomó asiento a su lado.

 

-Lee, esa niña… ¿quién es?

 

Lee abrió los ojos con sorpresa y desvió la mirada al lugar por dónde había desaparecido la pequeña pelirroja, casi como si esperara encontrar otra niña a la que Gaara se estuviera refiriendo.

 

-¿No recuerdas a Momoko?- Preguntó con un poco de espanto. Sí había escuchado que Gaara no había podido reconocer a Amaia-chan pero había asumido, debido a que con sus hermanos y con él no había tenido demasiado problema, que a sus personas más cercanas sí las reconocía. Pero ¿cómo es que no reconocía a su propia hija?

 

-¿Hija?- Escuchó la incrédula voz del pelirrojo. Al parecer su último pensamiento lo había expresado en voz alta sin darse cuenta. Lee solo suspiró.

 

-Sí Gaara, Momoko es nuestra hija. La más pequeña los tres.

 

¿Tres? ¿Tenía tres hijos? Recordó los otros dos niños que aparecían en las fotografía del pasillo. ¿Cómo era eso posible? No era ningún experto pero según tenía entendido dos hombres no podían tener hijos.  Cabía la posibilidad de que los hubieran adoptado, pero la niña se parecía demasiado a ambos demostrando su combinación genética.

 

-¿Cómo es que…? - Comenzó a preguntar pero el sonido de la puerta principal abriéndose lo distrajo.

 

-¡Sunako, devuelvemela! - Demandó una airada voz de niño al tiempo que se escuchaba un leve correteo por el pasillo de la entrada.

 

Una niña de unos 10 años se dejó ver frente al umbral de la sala. Volteó hacia atrás agitando burlonamente lo que parecía un pedazo de tela que tenía en la mano.

 

- Ven a buscarla. - Desafió, estaba a punto de echarse a correr de nuevo cuando reparó en que sus padres estaban sentados en la sala. Deteniéndose en el acto y escondiendo lo que traía en la mano detrás de la espalda. Su freno repentino provocó que el niño que venía persiguiendola chocara con ella.

 

-Mamá, Sunako no me quiere regresar mi banda para la cabeza. - Acusó. Ambos niños eran muy parecidos, casi parecían gemelos, excepto porque una vez te fijabas notabas que el niño sería uno o dos años mayor que la niña. Pero los dos tenían un cabello negrísimo y brillante, el del niño salía disparado en todas direcciones, mientras que el de la niña estaba pulcramente recogido en una coleta alta. Además tenían los ojos color turquesa. Ambos tenían cejas,por cierto, pero las del niño eran muy pobladas, como las de Lee.

 

La niña, ante la acusación de su hermano, no le quedó más remedio que regresar aquello que le había quitado. - LLorica. - Susurró pero fue muy audible.

 

-Niños, ya le he dicho que no peleen.- Exclamó Lee con el tono de quien repite algo muchas veces sin lograr que le hagan caso. De verdad parecía una madre. Gaara habría sonreído un poco ante eso en otras circunstancias,  pero no podía dejar de observar a los recién llegados que parecieron cohibirse un poco ante su escrutinio. Normalmente su padre se encontraba a esa hora en su oficina y no llegaba a casa sino hasta mucho más tarde por lo que les era un poco raro verlo ahí, además jamás se les quedaba viendo de esa forma. Casi estaban contentos de que su madre los mandara a sus cuartos a lavarse para que después pudieran regresar por algo de comer.



***~~~***

 

Gaara estaba de nuevo sobre su cama. Lee lo había convencido de que se volviera a recostar y él solo había accedido para que dejara de insistir.

 

No había tenido oportunidad de hablar más con el moreno. Luego de que los niños llegaran a casa, Lee le había sugerido que fueran a la cocina para que pudieran merendar todos juntos, claro que primero le preguntó si estaba de ánimos o si prefería regresar a su habitación. Gaara no había encontrado razón para no acompañarlos.

 

La comida había sido ligera pero deliciosa, pero lo que más le había llamado la atención fue el ambiente que se respiraba en la mesa. De verdad parecían una familia. Lee preguntó a los niños cómo había sido su día y estos habían respondido contentos.

 

Daiki, el niño y al parecer el mayor de los tres, era ya un gennin. Había pasado el día realizando misiones sencillas, pero para él emocionantes. Contaba con alegría y orgullo como había tenido éxito y su sensei se había mostrado muy satisfecho.

 

La niña de pelo negro sin embargo aún estaba en la academia. Su nombre era Sunako, parecía un poco más tranquila que su hermano. Les habló sobre sus prácticas con shurikens y kunais.

 

Mientras Momoko, la niña más pequeña, habló sobre cómo había pasado el día dibujando con su “tía” Matsuri, quien al parecer era también su maestra, en la estancia infantil.

 

Lee había sonreído escuchándolos a todos, hablando sobre su propio día, con el tono con el que se cuenta un emocionante  cuento de hadas, cuando los niños a su vez le habían preguntado acerca de su última misión

 

Gaara solo los observaba en silencio, sin participar realmente en la plática. Sentía un calor agradable inundándole  el pecho. Cuando se había enterado que en esa extraña realidad estaba casado con Lee, a pesar de toda la confusión y sorpresa, sin duda se había sentido alegre. Pero ver esa escena, donde todo parecía ser tranquilidad y felicidad, donde no pareciera que nada pudiera salir mal, no sabía como explicarlo, pero sentía en su pecho una felicidad inmensa. No recordaba haber tenido nunca antes un momento tan perfecto como el que vivía en ese momento. Y una pequeña punzada de molestia lo invadió al recordar que era probable que todo fuera una ilusión.

 

Al terminar sus alimentos los niños se retiraron de la mesa. Fue cuando Lee propuso que intentará descansar un poco más.

 

Llevaba ya un buen rato de haber regresado a su habitación cuando Lee entró de nuevo e hizo ademán de tomar sus llaves y algo de dinero que había en una canastita en uno de los muebles.

 

-¿Vas a salir? - Preguntó

 

-Sí, necesito ir a comprar algunas cosas ¿Necesitas algo?

 

Gaara negó con la cabeza sin decir nada más.

 

-Bien, me llevaré a Momoko para que puedas descansar. Daiki y Sunako salieron al patio a jugar, es probable que regresen hasta más tarde.Trata de dormir un poco más. Volveré pronto.

 

Se acercó y depositó un ligero beso en su frente. Gaara sintió un calorcito extenderse desde el lugar donde sus labios lo habían tocado.  Después salió de nuevo de la habitación.

 

Así que Gaara se había quedado solo y pensativo. Aún no lograba entender qué era lo que había pasado, pero estaba seguro que aquella piedra que había encontrado y tocado tenía mucho que ver, no podía ser casualidad que fuera lo último que recordara, si es que lo que le pasaba era solo una perdida de memoria. Pensó que si de verdad ese era el futuro en algún lugar debía estar archivado el informe de aquella misión. Seguramente ahí encontraría alguna pista.

 

Decidido se levantó de la cama y aprovechando que no había nadie en casa se dispuso a salir. Tomó su calabaza, que sintió mucho más pequeña y ligera de lo que recordaba, y se dirigió a la salida.

 

Había salido ya de la casa e iba a atravesar el patio cuando unas voces infantiles y otros ruidos lo distrajeron. Se asomó a la parte de atrás de la casa y descubrió a los dos  niños pelinegros, al parecer entrenando. Sin duda eran hijos de Lee.

 

La niña, aunque pequeña y algo menuda, tenía una agilidad increíble, sus movimientos eran fluidos y elegantes, además de que era muy rápida. Los movimientos de Daiki sin embargo eran algo más torpes pero no por eso menos certeros.

 

Una fuerte patada de Sunako en la mandíbula de su hermano lo mandó volando, aterrizando varios metros más allá.

 

-¿Eso es todo lo que tienes?- Preguntó la niña con altanería poniendo los brazos en jarras.

 

El niño se levantó sobandose la zona afectada.

 

-Tks. Sabes que me estoy reprimiendo. No quiero lastimarte.

 

-Ja, sí claro. - Se burló tomando de nuevo una posición de combate. -¡Padre!

 

Se había percatado ya de la presencia de Gaara. Daiki también volteó a verlo sonriendo ligeramente.

 

-Hola, papá. ¿Buscas a mamá? Salió desde hace rato.

 

Gaara negó con la cabeza, acercándose a dónde estaban “sus hijos”, la idea aún le sabía algo raro pero no desagradable.

 

-En realidad me preguntaba si podía unirme a ustedes.

 

No sabía de dónde había salido eso ni por qué lo dijo, pero de pronto había sentido la necesidad de acercarse más a esos niños y convivir con ellos. Una ligera sonrisa asomando a sus labios cuando los niños abrieron los ojos con sorpresa asintiendo al tiempo que sonreían, con los rostros ligeramente sonrojados, radiantes de emoción.



***~~~***



Eran buenos. Sin duda alguna eran muy buenos. Comprobó que de verdad eran ágiles y su nivel de taijutsu era muy avanzado, sin duda Lee los había estado entrenando. También se dió cuenta, no sin bastante sorpresa, que tenían un cierto control sobre la arena, no demasiado potente, pero suficiente para bloquear sus ataques. Tenían una coordinación asombrosa, sin duda en un futuro se convertirían en una de las combinaciones más poderosas  en el mundo ninja.

 

No se había dado cuenta en qué momento sus movimientos se habían vuelto menos de combate y más parecidos a simples juegos. Habían terminado solo jugando a atraparse entre sí. Los perseguía con su arena y los niños corrían tratando de esquivar, lanzando gritos de alegría cada vez que eran alcanzados. Gaara no podía evitar reír también, jamás nadie se había mostrado tan feliz de ser alcanzado por su arena, pero bueno, jamas a nadie había tomado con tanta delicadeza.

 

Lee los miraba asombrado parado en medio del patio, ¿no se supone que dejó a Gaara descansando? Llevaba una bolsa de mercado en una mano y con la otra sostenía a la pequeña Momoko, quien lanzó un grito de entusiasmo al verlos jugando y se zafó de su madre para correr hasta donde estaban ellos, ansiosa por unirse al juego. Lee sonrió encogiéndose de hombros, bueno sin duda eso también podría ayudar a Gaara a estar más tranquilo. Dejando la bolsa en el suelo se apresuró a ir hacia ellos para unirse también.

 

Había sido una tarde maravillosa. LLena de juegos y risas. Al final todos habían terminado tirados sobre el suelo, exhaustos pero muy contentos. Gaara jamás se había sentido tan relajado.




***~~~***



Gaara se mojó la cara y observó su reflejo en el espejo del lavabo, esta vez no le causó tanta impresión como ando se vió en una de las ventanas de su oficina. Se secó con una pequeña toalla que había dispuesta a un lado y salió de regreso a la habitación.

 

Encontró a Lee parado en medio del cuarto estirándose perezosamente, se había deshecho de su túnica y solo usaba unos pantalones holgados que pendían peligrosamente de sus caderas y una camiseta muy pegada que se había subido un poco debido a su estiramiento y mostraba su ombligo.  El pelirrojo se sonrojo ante la vista. Lee sonrió cuando lo vio.

 

-¿Te sientes mejor?

 

-Un poco.

 

La sonrisa de Lee se acentuó al tiempo que extendía una mano instándolo a tomarla. Lo condujo hacia la cama donde ambos subieron y sentaron uno frente al otro.

 

-Lee ¿recuerdas aquella misión con Naruto, donde entramos en una cueva en medio del desierto y encontramos una extraña reliquia?

 

Lee se llevó un dedo al mentón, pensativo. Gaara estaba otra vez con sus preguntas extrañas pero no hizo comentarios al respecto. Solo se limitó a responder.

 

-Pues si te soy sincero, no. Es decir, si sé que tuvimos una misión como esa, pero la verdad no lo recuerdo claramente. Fue hace muchísimos años ¿Por qué?

 

-Es lo último que recuerdo. No es como si fuera un recuerdo remoto, había estado parado en esa cueva y de pronto había despertado en mi oficina. Fue como si hubiera viajado en el tiempo.

 

Lee lo escuchaba atentamente.  

 

-¿Dices que no recuerdas nada a partir de entonces? - Preguntó  para asegurarse de que lo había entendido.

 

Gaara asintió con la cabeza.

 

-No sé cómo fue que terminamos juntos o cómo es que tenemos hijos (ambos somos hombres ¿no?)  Todo es tan confuso y frustrante. Pero a la vez me hace tan feliz, lo cual me frustra más al no saber cómo es que conseguí todo lo que tengo ahora.

 

Lee alargó la mano para acariciar su mejilla.- Tal vez yo podría ayudarte a recordar. Puedes preguntarme lo que quieras.

 

Gaara sonrió apoyándose en contra la palma que lo acariciaba. Eso podía ser una buena idea.

 

-¿Cómo es que terminamos juntos?

 

-Bueno, digamos que eres muy persuasivo. - Respondió bajando la mirada al tiempo que se sonrojaba ligeramente ante el recuerdo.

 

Le explicó el cómo había comenzado a buscarlo cada vez más insistentemente y cómo al final había caído rendido a sus pies.

 

-Aunque la verdad creo que siempre había estado enamorado de ti. - Terminó aceptando.- La nuestra no fue una relación fácil, especialmente al inicio, principalmente por ser de aldeas diferentes. Por mucho tiempo fue más bien una relación a distancia.

 

‘Cuando finalmente me pediste que viniera a vivir contigo fue una decisión muy difícil. Es decir, me hizo muy feliz, te amaba (aún lo hago pero para entonces ya me había dado cuenta) y sabía que quería estar contigo, pero Konoha era mi hogar, ahí estaban la mayoría de mis amigos, quienes habían sido mi familia. Tardé mucho tiempo en tomar una decisión. Gai-sensei me dijo que  debía seguir a mi corazón, y éste me dijo que mi lugar era contigo. Los extraño mucho,por supuesto,  pero no me arrepiento. Hemos tenido nuestros problemas, como todo el mundo, pero siempre me has hecho muy feliz.

 

Hizo una pequeña pausa. Gaara sonrió, sonaba tan bonito.

 

-Y en cuanto a los niños- Continúa hablando el pelinegro.- Fue algo complicado de explicar, yo mismo no lo terminé de entender del todo. Sakura-san encontró un jutsu que permitía que se pudiera gestar vida de forma artificial, en un principio era un proyecto para ayudar a mujeres infértiles. Pero yo decidí probarlo en mi mismo. Era peligroso pero por suerte mi cuerpo siempre ha sido muy resistente .-  Comentó con orgullo.

 

‘El primero en nacer fue Daiki. Es un niño tan alegre y entusiasta. Las cosas no siempre le salen como las quiere en un principio, pero nunca se rinde. Siempre dice  cuando crezca quiere ser Kazekage al igual que tú.

 

‘Dos años después nació Sunako. Ella es mucho más seria y tranquila, pero es una niña muy buena. Siempre esta peleando con Daiki y retándolo. No lo dice a cada rato como su hermano, pero sé que ella también quiere ser Kazekage algún día. A pesar de pelear tanto con Daiki ellos dos se quieren mucho y siempre se están protegiendo el uno al otro

 

‘Fuimos muy felices con nuestros dos pequeños, pero habíamos decidido que con dos era más suficiente. No sabemos exactamente cómo fue que el jutsu se activó por tercera vez, pero de pronto Momoko ya venía en camino. Gai-sensei dice que la pequeña debía tener muchisimas ganas de venir al mundo, creo que tiene toda la razón. Y a pesar de que tenerla no estaba en nuestros planes no por ello dejó de traernos una gran alegría. Es una niña tan dulce y tierna, imposible no enamorarse de ella.

 

Gaara no pudo sino estar de acuerdo.

 

Estuvieron hablando durante mucho tiempo, horas enteras. Sobre cómo había sido su vida y la de sus amigos. Naruto llevaba ya varios años siendo Hokage. Kankuro se había casado con Matsuri y tenían una hija casi de la misma edad de Sunako. Temari no se había casado pero tenía una especie de relación abierta con Ittesu, como había visto esa tarde esperaba su primer bebé.

 

Gaara lo escuchó atentamente. Esa vida de verdad parecía tan maravillosa. Era lo que siempre había soñado, una familia feliz, una vida tranquila. Era tan perfecto que no creyó que lo mereciera, no después de todas las atrocidades que había hecho en su  pasado. Había bajado la cabeza pensativo. Sintió las manos de Lee tomar los lados de su cara y levantarla para encararlo.

 

-Gaara no sé qué es lo que te pasó. Pero voy a ayudarte a recuperarte.- Dijo con convicción.-  Si crees que aquella misión de hace tanto tiempo tiene algo que ver por algo ha de ser. Mañana podríamos investigar un poco, estoy seguro de que encontraremos una solución a tu problema.

 

El pelirrojo sonrió, agradecido, asintiendo ligeramente con la cabeza. Sintió a Lee depositar un ligero beso sobre sus labios. El contacto fue de lo más agradable.

 

Finalmente se recostaron sobre el colchón dispuestos a dormir. Ya mañana tendrían tiempo de preocuparse. Se abrazó a Lee, quien pronto cayó dormido, disfrutando del  calor  de su cuerpo y el suave ritmo de su respiración.

 

De pronto sintió una horrible punzada sobre su cabeza, apenas tuvo tiempo de llevarse una mano a la sien cuando sintió la oscuridad tragandoselo y una fuerte sensación de vértigo, como si de pronto hubiera caído por un túnel largo y oscuro.




***~~~***



Sintió como si hubiera aterrizado de golpe en el suelo, su cabeza daba vueltas horriblemente. Abrió los ojos costandole un rato adaptarlos a la oscuridad que reinaba el lugar. Sentía el ambiente frío y húmedo.



-¡Aaarg! ¡DEMONIOS! ¡Estoy ciego!

 

Esa voz, era inconfundible. Siguió el sonido y encontró no muy lejos de él a su rubio amigo frutando furiosamente sus ojos. Naruto. Mirando a su alrededor se dió cuenta de que se encontraba en la fría cueva donde todo había comenzado. Eso solo podía significar una cosa.  

 

Mirando hacia el lado contrario de donde estaba Naruto encontró a Lee, también se veía bastante desubicado y pestañeaba repetidas veces tratando de acostumbrarse a la oscuridad después de que esa intensa luz lo hubiera enceguecido.

 

No pudo evitarlo, se lanzó hacia el pelinegro y lo rodeó fuertemente con sus brazos, escuchando un quedo y sorprendió ¿Pero qué? Lee había sido tomado completamente por sorpresa, al sentir a Gaara tan cerca se puso muy nervioso y su rostro se puso de un color rojo intenso, que solo podía competir con el cabello de su amigo que lo tenía atrapado.

 

Naruto estaba también muy sorprendido con la escena. Ya tenía sus sospechas de que Gaara se traía algo con Lee, pero jamás pensó que el pelirrojo actuara de esa forma tan impulsiva y tan impropia de él. Sin embargo sonrió, carraspeando un poco para recordarle a sus amigos que él seguía ahí.

 

Finalmente Gaara se separó un poco de Lee.- ¿Ustedes también lo sintieron?

 

-¿Qué cosa? ¿La luz cegadora? Había que estar ciego para no sentirla.

 

-No, eso no. Las visiones. El futuro.

 

-No tengo ide a de qué hablas.- Naruto lo miraba extrañado.

 

-Emmmh… G..Gaara. - Tartamudeó Lee, muy nervioso, llamando su atención. Sólo entonces se dió cuenta de que aún tenía uno de sus brazos alrededor de la cintura del moreno.

 

-Oh, lo siento. - Se disculpó retirándose  pero sin sentirlo realmente.

 

Naruto se había acercado a recoger la extraña piedra que había caído al suelo, tomándola con la punta de sus dedos de el cordón que tenía alrededor.

 

-No tengo idea de lo que pasó, ttebayo. Pero lo mejor es que salgamos de aquí y llevemos esta cosa a un lugar seguro.

 

Los otros dos se mostraron de acuerdo. Se dirigieron hacia la salida de la cueva por donde habían venido. Gaara siempre muy cerca de Lee, quien seguía extremadamente rojo. El pelirrojo no dejaba de verlo aunque Lee le rehuyera la mirada.

 

¿Qué era lo que había visto? ¿Una ilusión? ¿Un genjutsu? ¿Una visión del futuro?

 

No lo sabía, aunque deseaba con todo su ser que hubiera sido lo último. Lo único que sabía y estaba seguro, era de que lo que había visto le había gustado, y mucho. Y que no descansaría hasta volverlo una realidad.



OWARI

 

 

Notas finales:

Y ¿que tal? ¿Les gusto? Espero que sí ^-^ de ser así, plis haganmelo saber ;) 

Sinseramente con las prisas no lo revisé mucho, asi que de seguro tiene muchos más errores que lo habitual (si de por sí revisandolo un millon de veces XD)

Con casi 20 paginas de word esto es oficilemente el shot más largo que he escrito en mi vida XD (rompiendo el record de mi fic para el tema 3) y eso que tuve que comprimirlo bastante DX 

 

Bueno, espero se la esten pasando muy bien con la Semana GaaLee No estoy segura de poder terminar algo para el tema de hoy (el que si corresponde a hoy ¬¬) hare lo que pueda, pero lo más seguro es que nos veamos hasta el tema de mañana.

Cuidense mucho, mi gente bonita.

 

Besotes bien tronados >3<


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).