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Mi Ángel Guardián por KuroAshi_ZxS

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Notas del fanfic:

Hola a todos! Se que no deberia estar publicando esto Q.Q pero realmente con todos los problemas que tengo apenas si tengo ideas para seguir con mis fics, asi que les traje un pequeño OS que habia escrito hace muuucho tiempo XD y que es extremadamente cursi y romantico a mi ver, asi que si no les gusta pues ya estan advertidos XD

En este fic intente un nuevo metodo de escritura que no me termina de convencer del todo, pero espero sinceramente les guste _ _ll siendoles sincera a aquellos que ya me conocen y saben lo que me ocurre, todo depende de que ocurra hoy _ _ll les explico: estoy bastante enferma y este ultimo tiempo he decaido _ _lll digamos que estoy algo muy grave, asi que ire al medico Q_Q depende lo que pase alli es si podre volver a escribir, en otro caso no volvere hasta dentro de algunos meses o, si realmente empeoro (cosa que es muy posible) no pueda volver nunca mas a escribir _ _ll

 

Notas del capitulo:

One Piece es propiedad de Eiichiro Oda, si no quien sabe...

Mil disculpas por las posibles faltas ortograficas y espero les guste n.n

Desde que le había visto por primera vez justamente eso le había parecido: un ángel.

Su hermoso cabello dorado con intensos reflejos como el mismísimo astro sol, sus impresionantes orbes azules, tan o inclusive mas cautivadoras que el cielo o el inmenso mar. Aquellas aguas eran el compañero inseparable para los viajeros y el primer amor de todo pirata hecho y derecho, pero aquellos ojos para el, repletos de una inocencia y curiosidad tan infantiles y puras, despertaban en si un sentimiento de protección que nunca había creído llegar a sentir.

Sus finas facciones, talladas por el mayor de los artistas a semejanza del ser más bello del universo ¡si es que no lo era ya, por dios! Y esa piel, tan blanca como el mismísimo mármol, era perfecta y suave; invitaba a degustarla.

Todo un capricho para la vista, había pensado en su momento. E incluso ahora, lo seguía pensando…

Pero lo que más le había llamado la atención había sido su sonrisa, aquel gesto tan simple y tan dulce que había acabado por seducirle hasta convertirle prácticamente en su esclavo…

…y estaba encantado de serlo…

El estaba tan lleno de vitalidad, tan lleno de contrastes tanto físicos como emocionales que había capturado su corazón desde el primer instante sin siquiera saberlo. Aquel sentimiento de paz que le embargaba cada vez que estaba cerca de su frágil pero fuerte presencia, le hacían sentir protegido como no se sentía desde que era tan solo un niño, cuando aun estudiaba en el dojo de su maestro intentando día a día, a base de entrenamientos y una promesa que aun llevaba en lo más profundo de su corazón, cumplir su sueño y el de su mejor amiga costase lo que costase, sin importarle nada mas, ni siquiera su vida misma.

Era una representación divida, la fusión del universo completo en un cuerpo humano una creación mas allá de las manos de los simples mortales.

Le había cautivado por completo, habia caído a sus pies desde el primer instante en que le había visto. Aquella mezcla de sumisión y altivez, inteligencia y torpeza, fuerza y debilidad, le volvían loco, incluso a cada minuto que pasaba separado de él.

Pero por mas que se esforzara, nunca lograba encontrar imperfección alguna en su ser, algún fallo al cual juzgar. Era simplemente perfecto a su vista, por más que los distintos motes que le había colocado pudiesen indicar lo contrario.

Se había enamorado completa y absolutamente de aquel hombre, le amaba cada segundo del día y con cada célula de su cuerpo. Definitivamente, podía afirmar sin temer alguno que le había robado el corazón y estaba orgulloso de, al menos, poder amarle a su singular manera.

Siempre había creído que tan inusual belleza no era posible de ver en este mundo sin una razón concreta y muy poderosa. Se había dado cuenta desde el primer momento en que su vista había chocado con la suya que estaba en presencia de una deidad, de un ser perfecto. De un mismísimo ángel.

Quizás por eso no se sorprendía de lo que estaba viendo en aquellos instantes, de ver a su amado rodeado por aquella luz tan hermosa. Un verdadero milagro.

Cuando había esperado perder la vida, cuando había visto la muerte cara a cara en una situación de la que seguramente no podría volver, el había venido en su ayuda. Se sentía protegido y seguro rodead en aquellos gráciles brazos, una tranquilidad interna tan satisfactoria que no había podido evitar desvanecerse y cerrar los ojos producto del cansancio y la fatiga. Intentaba mantenerse despierto, intentaba con toda la fuerza de voluntad que tenía en aquellos instantes de poder darse aquel lujo, del cual estaba completamente seguro que no muchos habrían podido disfrutar, de ver a aquella figura celestial a escasos centímetros de su propio rostro.

Inevitablemente cayo sumergido en sueños, grabando a fuego en su retina y su memoria tal hermosa imagen que, sin duda alguna, conservaría hasta el final de sus días: su amado ángel protegiéndole de una muerte segura, rodeado de una hermosa luz dorada que cubría con encanto esplendido dos hermosas e imponentes alas tan blancas y puras como la nieve, las cuales brotaban de su espalda con una majestuosidad impresionante.

Despertó horas después en la enfermería del navío, llevando un brazo hacia su rostro en un ademan por demás triste y deprimente. Había jurado que aquello había sido real, fantásticamente real por un segundo.

Entonces, ocurrió  lo impensable.

Bajo la mirada al sentir una ligera presión en su torso, rezando desde lo más profundo de su corazón por que de una vez por todas, sus deseos se viesen hecho realidad.

Vio asombrado como su ángel, aquel chico del que se había enamorado profundamente, se despertaba lentamente, mostrándole aquellos ojos azules que tanto amaba y que le devolvían, una vez más, la esperanza a su vida.

Incorporándose aun algo aturdido, vio con claridad como dos senderos de lágrimas se deslizaban por sus sonrojadas mejillas. Aquella visión era sumamente tierna, desprendía tal dulzura que no había podido evitar acariciar su rostro con el dorso de su mano, temiendo que cualquier movimiento en falso pudiese provocarle un severo daño.

El chico sonrió ante tal caricia, cerrando los ojos suavemente, disfrutando de aquel contacto. De manera inconsciente, acerco poco a poco su rostro hasta que la distancia entre ambos fue mínima, sintiendo su leve respiración sobre la suya.

Sin poder soportar más tiempo aquella deliciosa tortura, tan placentera como incierta, junto suavemente su boca con la ajena, degustando aquellos labios tan suaves y cálidos que poseían el sabor del elixir supremo, del mejor de los platillos del mundo.

Lentamente aquel suave roce se fue intensificando, hasta el punto en que la falta de oxigeno comenzó a hacer estragos.

A ninguno de los dos le importaba en lo mas mínimo, pero la ansiedad por conocer los sentimientos del otro les llevo a separarse, mirándose fijamente como si nada mas existiese en el mundo…

…y es que se necesitaban tanto…

Limpio con cuidado las lágrimas que aun corrían libres por sus mejillas, depositando con aun más suavidad un tierno beso en su frente. Y en ese momento, el verdadero milagro ocurrió.

Las alas volvieron a brotar de su espalda, mientras que con una voz serena y calmada el chico pronunciaba las únicas palabras que nunca había esperado escuchar de él, ni de nadie; pero que ahora brindaban un cálido sentimiento de paz en su interior.

-yo también te amo, te amo con todo mi corazón, Zoro…-susurro con delicadeza, rodeando el fuerte y trabajado cuerpo de su amado en un abrazo protector.

La felicidad que le embargaba en aquellos momentos era sorprendente, entendiendo por fin lo que ocurría; sintiéndose inmensamente dichoso de ser poseedor de tan grandiosa suerte, de que tal milagro ocurriese en su vida, devolviéndole finalmente el significado que por tanto había anhelado y buscado sin descanso.

Todas las personas al nacer, nunca vienen solas a este mundo, siempre vienen acompañados de un ser que los protege y los cuida en secreto. Les ve crecer, vivir y morir; compartiendo sus vivencias y experiencias hasta el momento de despedirse, finalmente llegaba.

Y por aquel mismo motivo se sentía tan contento, tan feliz. Porque era una de las pocas personas, por no decir la única, que podía afirmar que su propio ángel guardián había bajado desde los cielos y se había convertido en moral para permanecer a su lado tal y como había hecho todos esos años…

Su propio ángel guardián, aquel a quien le había robado su corazón y el cual amaba con todo su ser. Y que ahora sabia, con la mayor de las certezas, que lo haría inclusive después de la muerte…

Ahora ni siquiera el miedo de antaño existía en su corazón, porque sabía que ahora tenía a alguien a quien proteger y cuidar sin importar lo que pasara…porque ahora estaba más que seguro, mas decidido que una en su vida: se convertiría en su ángel guardián…

¿The End?

Notas finales:

Espero les haya gustado y sus rew. Espero verles pronto minna san, si todo resulta bien vendre a joder con un fic de San Valentin el viernes TuT deseenme suerte y nos vemos!

Nos Leemos!!! x33

Kuro-Chan!!!


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