Prologo
Observo su copa, llena de aquel amargo y a la vez dulce liquido ambarino, que le gustaba disfrutar de vez en cuando, en compañía de sus amigos.
Suspiro y clavo sus grises ojos en la chimenea.
Desde hacía bastante rato tenía un muy mal presentimiento, y tenía que ver con que su mejor amigo haya desaparecido.
De pronto, las puertas de su despacho se abrieron de golpe y por ellas entro una guapísima rubia de hermosos ojos azules.
-¡Lucius!-grito, corriendo hacia él y arrodillándose a su lado-los mataron, Lucius, están muertos-sollozo
-¿de quienes me hablas Narcissa?-cuestiono, temiéndose lo peor
-a los Potter-susurro-no saben nada del niño
-Maldición-mascullo, poniéndose en pie-llévate a Draco a casa de Black, y espérenme ahí
-pero Lucius…
-pero nada, llama a Lupin por la chimenea antes de irte
Narcissa asintió, preocupada por lo que le pudiera suceder a su marido.
Lucius tomo su capa de viaje y, echándole una última ojeada a su esposa, desapareció.
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Apareció a las afueras de Godric's Hollow, cerca de una hermosa casa de dos plantas.
En los alrededores no había nadie... nadie más que uno de los primos de su esposa.
Se acerco a él, con paso elegante, valorando su aspecto. Sus largos cabellos negros estaban algo enredados y desordenados, por el posible jaloneo, y sus bellos ojos azul-grisáceos miraban desesperados a todas partes.
-¡Malfoy!-grito al verlo, camino hacia él en dos zancadas-¿dónde está Severus?
-iba a preguntarte lo mismo, Black-respondió calmadamente-¿dónde está Harry?
-aun no sabemos nada de él-respondió, tratando de controlarse-y si...
El sonido de una aparición corto sus palabras. Ambos se giraron y suspiraron aliviados casi a la misma vez. Por diferentes motivos, pero relacionados con la persona que acababa de aparecer.
Acaba de llegar un hombre, más o menos uno o dos años más joven que ellos. Su cabello, negro como la noche, caía totalmente liso alrededor de su rostro, enmarcando su pálido rostro. Sus hermosos ojos negros brillaban preocupados, pero esta pareció disolverse solo un poco al posarse en el oji azul.
-Severus-saludaron ambos-¿dónde estabas?-pregunto Lucius
-Potter me había mandado a llamar-contesto, acercándose a ellos-tenía el presentimiento de que esto sucedería y me mando con el niño
-¿dónde está?-preguntaron, nuevamente al unisonó, Sirius y Lucius
-con Remus y Regulus, en Grimmauld Place
-Narcissa tambien esta haya-informo Lucius, suspirando aliviado
-¿quién ataco a James y a Lily?-pregunto Sirius, acercándose al moreno
-aun no se sabe, huyeron una vez les asesinaron-respondió, desviando la vista a la casa
Los ojos azules de Sirius se llenaron de lágrimas.
¡Era totalmente injusto!
Acababa de perder a dos de sus mejores amigos, quien sabe porque motivo.
-deberíamos ir a Grimmauld Place-susurro, alzando la vista al cielo
Ambos asintieron sin mediar palabra. Se tomaron del brazo y desaparecieron.
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Cuando aparecieron en Grimmauld Place, todo estaba sumido en un silencio sepulcral.
Sirius se despidió con un silencioso ‘‘buenas noches’’, y desapareció por las escaleras, sollozando silenciosamente.
Severus apretó el brazo de Lucius y subió tras él.
El rubio suspiro, miro a su alrededor.
Esa casa jamás le había gustado.
Subió las escaleras con desgano, rogando porque su hijo y su esposa estuvieran bien. “Y Potter tambien” pensó, suspirando nuevamente.
Se deslizo en silencio por los pasillos y se detuvo en la última puerta. Por debajo de esta se podía ver una tenue luz.
Abrió la puerta y entro, cerrándola silenciosamente a su espalda.
Narcissa estaba sentada en un sillón cerca de la cama, con la cabeza recostada en el respaldo. Un libro (que reconoció como uno de los de la biblioteca Malfoy) descansaba en su regazo.
Sonrio de medio lado. Con la tenue luz del lumos que flotaba sobre su cabeza, su esposa se veía realmente hermosa; su piel tenía un ligero brillo plateado, y sus rizos dorados parecían plata alrededor de su rostro.
Simplemente hermosa. “Debo preguntarle si es mitad Veela” se recordó.
Y en caso de que así fuera, no le importaría. La amaba con locura. Y a su pequeño Dragón.
Se deslizo con paso suave a la cama, donde descansaban dos pequeños cuerpos.
Se sentó al lado de ambos y jalo un poco las sabanas.
Bajo estas, abrazados como si el otro fuese un bote salvavidas, habían dos pequeños niños, de no más de 1 año.
El primero, tenía la piel tan blanca como el alabastro y el rubio cabello se deslizaba por sus sonrojadas mejillas. Vestía un mono azul celeste con pequeños dragones plateados, volando alrededor de todo su cuerpo.
El segundo, en cambio, tenía la piel un poco mas cremosa; su pelo, corto y enmarañado, a penas y si rozaban sus mejillas. Vestía un mono, al igual que el rubito, rojo vino y varias Snitchs revoloteando nerviosamente de un lado al otro. La respiración del morenito era un poco más agitada y en su frente había un pequeño rastro de sangre, que el rubio mayor limpio.
Lucius se inclino y beso la frente de ambos niños. Se levanto y cargo a Narcissa en brazos, recostándola en la cama.
Se sentó en el sillón, observando a su familia.
Cerró los ojos y decidió descansar. Mañana seria un día agitado.
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-¿esta consciente de lo que esto conlleva, señor Malfoy?-cuestiono el mago, ya entrado en años
-por supuesto-asintió, seriamente
A su lado, Narcissa le hacía tiernos arrumacos al pequeño moreno de penetrantes ojos verdes, que observaba todo con infantil interés
-bien, ¿señor Black?-pregunto
Al otro lado, Sirius Black no despegaba la vista de su ahijado.
-si señor-asintió, desviando sus azules ojos al hombre-no me agrada la idea de separarme de él, pero con Malfoy estará mas seguro que con nadie
El hombre asintió y extendió frente a él y un pergamino, lleno de elegantes letras doradas.
-cuando firmen, el segundo apellido del niño se cambiare por el suyo, señor Malfoy
El rubio asintió, tomo la pluma que le extendía el mago y firmo.
Sirius tomo la pluma luego de esto y firmo tambien.
De inmediato, el pergamino se duplico, apareciendo dos copias idénticas.
-queda estipulado, y registrado en los archivos del Ministerio, que el niño Harry James Potter Evans, pasa a estar bajo la completa tutela del señor Lucius Abraxas Malfoy, su padrino-recito el mago, como confirmando lo que decía el pergamino-su otro padrino, Sirius Orión Black, le concede su parte de la custodia, convirtiéndose así el niño en Harry James Potter Malfoy, hasta que cumpla la mayoría de edad
Ambos hombres asintieron, conforme con el documento.
Narcissa sonrio ampliamente y lleno de besos las mejillas del moreno.
De ahora en adelante, Harry seria su hijo. “Te prometo que lo cuidare con mi vida, Lily” pensó, apretando suavemente la mano de su marido.
Y, con los contratos ya guardados, todos salieron de la oficina del abogado mágico.
Pero claro, este suceso no le quitaba un grado de fama al pequeño Potter, pues al día siguiente, en todos los periódicos, especialmente en El Profeta, se leía la noticia del año.
“El niño-que-vivió, Harry James Potter, hijo del gran auror James Potter y la mejor y más joven medimaga Liliane Potter, lamentablemente difuntos, ahora es un Malfoy”
Continuara...