Cap. 10 Caricias
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El azabache no dijo más y solo se limitó a beber y escuchar esa canción.
Por su parte la dueña del lugar, solo contemplaba la escena con una sonrisa melancólica, sirviéndoles en su vaso cada que se vaciaba, de aquella bebida color azul.
Pues la noche para ambos era aún muy larga….
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Yuuri ya se encontraba en la puerta a punto de entrar a su departamento junto al rubio.
-"Pasa Wolfram"- encendiendo las luces del pasillo donde ambos se quitaron los zapatos para entrar.
El lugar era amplio y al parecer ya habían ido a realizar la limpieza ya que extrañamente no había basura ni ropa regada por los rincones, así que suspiro aliviado.
-"Puedes esperarme en la sala. Voy por unas toallas y algo de ropa"- señalándole el sofá para posterior caminar a su cuarto.
Por su parte Wolfram veía con atención sus alrededores, sentía que era un lugar muy acogedor, al contrario de donde él y sus hermanos vivían.
-"Toma"- regreso el pelinegro ofreciéndole una toalla color blanca la cual acepto, comenzando a secarse, quitándose la camisa, dejando su torso desnudo causando que el azabache se sonrojara de pronto, comenzando a secarse de forma nerviosa.
-"¿Qué sucede Yuuri?"- extrañado por su reacción ya que le había dado la espalda.
-"N-No es nada…"- volteando a verlo, mientras se sacaba de forma dudosa su playera; su cuerpo era más torneado y bronceado por los entrenamientos de beisbol, incluso llego a pensar que era un poco más alto que el rubio. –"P-Puedes darte una ducha y cambiarte en el baño. Aquí tienes esto…"- dándole un pijama con pantalones cortos color azul, que no tardo en aceptar para después dirigirse al lugar señalado por el moreno con un rostro extrañado.
Después de unos minutos regreso al sofá donde ya se encontraba Yuuri sentado, con la ropa similar a la suya pero en color gris y con la toalla sobre sus hombros. Así que se dispuso a sentarse a su lado, algo avergonzado ya que la ropa le quedaba un poco grande.
De reojo pudo divisar como gotas de agua escurrían por sus mechones negros por lo que tomo la toalla y comenzó a secarle la cabeza bruscamente.
-"Mira cómo estás, Henachoko. Si no te secas bien seguro te resfriaras"
-"Wolf… duele… atatata…"
Poco a poco el movimiento fue disminuyendo y sus ojos se cruzaron de pronto, acompañado de un silencio, y como un impulso Yuuri bajo su rostro lentamente para depositar un corto y fugaz beso en los labios rosados frente a él.
-"Yo…"- rápidamente se alejó avergonzadamente bajando la mirada, tratando de ocultar el gran sonrojo de sus mejillas. – "Lo-Lo siento…"
Por otro lado el rubio estaba como estatua sin poder reaccionar, con su rostro igualmente rojo. –"No tienes de que d-disculparte…"
-"Yo…yo ¿Qué acabo de hacer? ¿B-Bese a Wolfram? ¿P-Por qué?"- el pelinegro estaba totalmente confuso por lo que había pasado, tapándose la boca a la vez que sentía su rostro arder, ocasionando que el ceño del rubio se frunciera.
-"¿Por qué no eres más honesto…?"- dijo severamente con su rostro molesto pues la felicidad que le ocasiono el contacto se esfumo por su reacción. –"¡No cabe duda que eres un henachoko!"
-"¡No soy un henachoko! S… S-Solo…"- su voz iba disminuyendo mientras hablaba, un tanto inseguro.
-"Jumm. Será mejor que me vaya…"- levantándose del sillón decidido a irse, pero la mano del moreno lo detuvo aunque todavía su rostro miraba al piso.
-"Wolf…"- sin mirarlo a los ojos.
-"Ahaa…"- suspirando y sentándose de nuevo a su lado, para después depositarle un beso en su mejilla lo que lo hizo voltear asombrado.
-"Por fin volteaste a verme…"- brindándole una sonrisa, tratando de ocultar el nerviosismo que también sentía.
Yuuri no pudo más que corresponderle a esa sonrisa, pues sabía que de no sentir algo por él, nunca se hubiera atrevido a besarlo, aunque también era cierto que no tenía tanta valentía como para confesarlo.
Aun así y con todo eso en mente de nuevo se acercó al rubio depositando un nuevo beso, esta vez un poco más largo pero igual de tímido que el anterior.
Al finalizar el beso ambos se miraron por un rato sin pronunciar palabra alguna
-"Yuuri…"- rompiendo el silencio con una sonrisa, mientras tomaba la mano izquierda del moreno y la colocaba en su blanca mejilla que tenía un ligero tono carmín.
Fue cuando Yuuri se dio cuenta que él no era el único nervioso ya que para ambos era la primera vez que hacían algo así. Por lo que tomo aire y en un segundo, abrazo al oji verde.
."Wolf… siento que… bueno… yo… t-tú m-me…m-me gustas…"- las palabras no le salían tan claras pero aun así las dijo, dejando al otro totalmente sonrojado e inmóvil entre sus brazos.
Sus corazones latían a mil por hora.
-"T-Tu también me gustas…Yuuri…"- pronuncio en un susurro escondiendo su rostro en su hombro, pues aún estaban abrazados.
El pelinegro no sabía porque pero una enorme felicidad lo rodeo, reflejando en su rostro una sonrisa de tonto, a pesar de hacerse novio del albino por un *malentendido*, ahora estaba agradecido por ello, ya que siempre se encargaba de demostrarle cuanto le importaba y sabía que para él también se había vuelto alguien muy importante y la angustia de no llegar a su cita ni encontrarlo lo hizo darse cuenta de sus sentimientos. No quería perderlo ni que lo odiara, no los soportaría, quería ver sus ojos y esa dulce sonrisa siempre.
-"Wolf…"- lo llamó dulcemente para que lo volteara a ver, depositando de nuevo un delicado beso en sus labios.
Ambos se tomaron de la mano, entrelazando sus dedos, mientras un nuevo beso daba inicio, un poco más demandante.
Yuuri bajo hasta su cuello jalando un poco de la camisa color azul que de por sí le quedaba floja; depositando algunos besos en su hombro y cuello, provocándole escalofríos. Sus movimientos eran un poco más inseguros y dudosos pero no podía dejar de hacerlo.
Por su parte Wolfram soltaba largos suspiros ante las caricias de su ahora declarado novio, aferrándose a su cuello mientras jugaba con sus mechones negros.
La entrepierna de ambos reacciono por las caricias que se daban, ocasionando que se sonrojaran al percatarse de la situación, por lo que el ojinegro bajo dudoso el short azul, esperando largos minutos, dejando al descubierto el miembro ya despierto de su amante y comenzar a acariciarlo temeroso.
El oji esmeralda por su parte de forma desconcentrada hizo lo mismo con el pants negro, ocasionando un escalofrió a su compañero, acercándose mutuamente para sentir más del otro. Hasta que después de varias caricias ambos se corrieron. Rápidamente Yuuri tomo unos pañuelos de la mesita a un lado del sofá para limpiar las manos de ambos, sonrojándose de sobremanera.
-"Wolf… l-lo s-siento…"- "Waaaa. ¿Q-Que he hecho?"- recriminándose internamente por la valentía que tuvo para hacer eso.
-"Ya te dije que no tienes que disculparte. H-Henachoko..."- casi hablando en susurro, volteando a otro lado.
-"N-No soy un henachoko"- el azabache no hizo más que sonreír embelesado, pues a pesar de haber sido demasiado vergonzoso se había sentido muy bien. Después de unos minutos lo tomo de la mano, inseguro, para ir a su habitación donde ambos se recostaron, uno frente a otro, juntando levemente su frente, tomados de la mano. Quedándose por fin, profundamente dormidos, pues aun no reunían la suficiente valentía para continuar, aunque para ellos era más que suficiente.
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Ya era pasada la media noche y el bar estaba cerrando las puertas, pues ya no había clientes a excepción de Watanuki, los dos pelinegros y el rubio que aún se encontraba en la barra bebiendo.
-"Yuuko-san. Debería ir a descansar. Ya bebió bastante"- hablo con un tono de preocupación el chico de lentes viendo que los tres seguían bebiendo.
-"¡Aun estoy bien Watanukiii… hip…Deberías…hip…ir a traer más sake…hip…¡Ya se acabó mi bebida especial!"- pronunciando con entusiasmo.
-"Kurogane-san… Dígale algo…"- ahora dirigiéndose hacia el moreno quien estaba casi como si nada.
-"El chico tiene razón. Debemos irnos"- levantándose del banco mientras bebía el ultimo sorbo de su vaso y lo azotaba sobre la barra.
-"Fiuuu~ Kuro-pin~… eres muy fuerte…"- la voz del rubio se notaba extraña al igual que sus mejillas que tenían un ligero tono carmín.
-"Vaya… así que no te hizo… hip… ningún efecto la bebida~…"- la azabache se encontraba asombrada pues aun ella ya notaba los efectos del sake.
-"Vamos"- pronuncio estoicamente al momento que se paraba frente al rubio quien se le quedo viendo extrañado.
-"Kuro-pon~~… me quedare aquí... ¿Verdad, Yuuko-san~?"- dándole una sonrisa de oreja a oreja, pidiendo que le sirvieran más a su vaso.
De pronto el pelinegro lo tomo en brazos para salir del local a paso firme, pues aunque no quisiera tenía una pequeña torcedura en su pie y le dolía caminar.
-"Mmm~~ Esto es muy interesante~"- susurro la dueña, totalmente desparramada en la barra con una sonrisa pícara – "A quien quiere engañar… Definitivamente mi bebida especial surtió efecto…"- su voz era traviesa y satisfactoria lo que hizo dejar a Watanuki preocupado, mirando la puerta por donde habían salido los mayores, momentos antes.
-"Oí… dime ¿Dónde vives? Te llevare a casa…"- aun sin soltar al rubio, caminando hasta su motocicleta.
-"Kuro-tan~~ Te quieroooo~…"- aferrándose más a él del cuello, a la vez que olfateaba su cuerpo y se pegaba más, como un gato, causándole cosquillas.
-"Tú… Estás ebrio… suéltame…"- tratando de separarlo, sin obtener resultados.
Finalmente se dio por vencido, suspirando con resignación, llevándolo en la motocicleta hasta Shinjuku.
En pocos minutos llegaron a una zona muy concurrida del lugar, a un hotel muy lujoso, ubicado en el centro de la ciudad.
-"Oí no te duermas aún…"- moviéndolo bruscamente para llevarlo nuevamente en brazos y subir las escaleras. Entrando en una habitación muy amplia que tenía un ventanal donde se podría apreciar las luces de los altos edificios y el destello de la luna llena.
Aventándolo en la cama King size de forma brusca. –"Duérmete"- su voz sonaba molesta, disponiéndose a caminar al baño del lugar donde se quitó la ropa y entro en la ducha fría.
-"Esa maldita bruja... ¿Qué rayos me dio…?"- su rostro se notaba un tanto rojo, pues había llegado a su límite.
Tras varios minutos dentro del agua por fin salió con una toalla solo rodeando su cintura y lo que vio lo dejo petrificado.
El rubio se encontraba semi desnudo pues los botones de su camisa y pantalón se encontraban desabrochados, sus mejillas estaban un poco sonrojadas y su lenta respiración, hicieron un imán para el oji rojo quien aunque lo trataba de disimular se sentía muy atraído por el rubio; en un momento ya se encontraba apoyado en sus brazos y pierna al borde de la cama, rodeando la figura de su compañero, muy cerca.
-"¿A caso intentas provocarme?"- pronuncio en un susurro con una voz muy sensual, totalmente frustrado, pero como sí lo hubiera escuchado, los ojos azules se abrieron un poco de repente, topándose con el rostro contrario casi a punto de darle un beso.
-"Kur-ro…rin…"- su mirada se abrió de pronto sonriéndole dulcemente de forma genuina, pasando sus manos hasta rodear su cuello.
El azabache sin desaprovechar la invitación se acercó más a él y deposito un beso primero suave para después volverse totalmente demandante que fue correspondido entre suspiros de inmediato.
Fye soltó un pequeño gemido al sentir la boca del oji carmín en su cuello, dando pequeños mordiscos y lamiéndolo hasta llegar al lóbulo de su oreja, que mordió suavemente. Despojándolo totalmente de su ropa para quedar en las mismas condiciones.
Ambos se encontraban jadeantes, tratando de demostrar sus sentimientos con besos y caricias, sobre todo porque Kurogane no era hombre de muchas palabras; así que un nuevo beso dio inicio, primero de forma lenta, dejando que ambas lenguas se encontraran y se empujaran una a la otra, dentro de la boca del albino, quien se encontraba como en un sueño.
-"Si es con … estaré bien"- pensó al momento que se aferraba más a él, pegándose a su pecho donde se sentía cálido y protegido, dejándolo extrañado por un segundo.
Durante un nuevo beso, Fye lo empujó hacia la cama dejándolo expectante bajando hasta su miembro para comenzar a lamerlo lentamente y un poco inseguro, pero al ver la expresión del moreno supo que lo estaba haciendo bien. Mientras las manos ajenas acariciaban sus muslos y espalda, el movía su lengua de arriba abajo, con una expresión muy sensual a los ojos del carmesí, quién por fin lo separo de ahí jalándolo para darle otro beso de forma salvaje y comenzar a masajear su miembro que igual se encontraba ya erecto.
-"Aha… Kuro-sama…"
-"Respira profundo…"- su voz se escuchaba tranquila, al momento que metía uno de sus dedos en la pequeña y apretada entrada, ocasionando que diera un pequeño brinco al sentir la intromisión; por lo que comenzó a lamer su pecho y tetilla para acostumbrarlo, hasta meter otro dedo.
El oji azul sentía un poco de dolor pero era más el placer que le brindaban esas grandes y dulces manos quien lo acariciaban como si fuera algo frágil que no quisiera romper a pesar de su actitud ruda y hostil.
-"Voy a entrar…"- pronuncio un tanto impaciente pues su miembro palpitaba fuertemente, colocándose entre las piernas, frente a su entrada, introduciéndose de un solo golpe, causando un estremecimiento en el rubio quien se aferró a las sabanas. –"¿Estas bien?"- su mano apartaba los mechones rubios sobre su rostro el cual estaba totalmente sonrojado, esperando impaciente su respuesta.
Fye suspiro profundo y le dio una sonrisa como aprobación, ocasionando que comenzara a moverse rudamente, entrando y saliendo de su interior.
-"Aha…Kuro-pon, m-más…"- demando mientras le daba un nuevo beso, de manera desordenada con un pequeño hilillo de saliva saliendo de su boca.
El pelinegro estaba totalmente excitado, lo volteo en un rápido movimiento poniéndolo de cara a la cama para introducirse de nueva cuenta y besar su nuca, causando un nuevo estremecimiento en el rubio, quien apretó su interior, embriagándolo de placer; brindándole estocadas más profundas y fuertes, a la vez que tomaba su miembro, acariciándolo de arriba abajo, hasta dejar que se corriera, manchando su mano y parte de la cama en un gemido profundo.
Pero el necesitaba más. –"Eres demasiado sexy…"- le susurró al oído con una sonrisa de lado, saliendo de su interior y jalándolo hasta estar los dos sentados uno encima del otro frente a frente, continuando con las estocadas.
El rubio se encontraba totalmente sonrojado por el éxtasis y de nuevo erecto por el placer que tenía, comenzando a besarse de nuevo al momento que comenzaban con el vaivén.
-"K-Kuro-sama…"- su voz sonaba entre cortada rodeando con sus brazos la ancha y sudorosa espalda del moreno, quien acariciaba su miembro y besaba su pecho y cuello. –"N-No p-puedo m-más…"
-"Gghh"- en un ronco sonido comenzó a correrse en el interior del oji azul a la vez que él lo hacía entre el vientre de ambos, dejándolos agotados. Cayendo sobre la cama.
Finalmente Kurogane tomo su mano derecha, mordiendo su muñeca con fuerza, dejando una pequeña marca. Su rostro era serio pero ante los ojos azules, demasiado varonil y apuesto, con el sudor escurriendo por su torneado cuerpo y sus ojos rojizos que parecían incendiar su frio cuerpo y corazón.
Minutos más tarde, ambos se quedaron dormidos, uno abrazando al otro, Fye por fin comprendía lo que era dormir tranquilo, sintiéndose protegido contra todo y todos.
Aunque el pasado siempre regresa….
CONTINUARA….