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Medianoche por Kayazarami

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Notas del fanfic:

Esta historia fue escrita y publicada para la Semana Yaoi de UFF.

Autora: Kayazarami

Pareja: Harry/Draco

Advertencias: slash (relación chico/chico), romance, angustia, AU (a partir del quinto libro). Se desarrolla en el sexto año en Hogwarts.

Número de capítulos: 8

Publicación: Diaria

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Medianoche

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1. Mirando a Marte

Draco suspiró y se sentó en uno de los bancos de piedra de un pequeño jardín interior.

Había estado paseando durante una hora larga por los vacíos y silenciosos pasillos del castillo, sin que nadie le molestase y sin temor a encontrarse con profesores o prefectos.

Hacia un mes que Hogwarts había sido atacado por los mortífagos y, tras la muerte de más de veinte alumnos, el director Albus Dumbledore se había visto obligado a cerrar la escuela, pese a que a todos les parecía más seguro estar allí que en sus casas. A todos menos al Ministerio, claro está.

Fudge continuaba siendo el ministro más idiota de todos los tiempos. Ni siquiera descubrir que Lord Voldemort había regresado realmente le había hecho cambiar. Se pasaba la vida encerrado en el Ministerio con los aurores, rodeado de personas más inteligentes que él que le asesoraban sobre como llevar la guerra y que medidas eran las más adecuadas.

Si no fuera por Dumbledore y su Orden del Fénix, el mundo mágico inglés ya estaría sometido al Señor Oscuro.

Y ahí estaba él. Uno de los dos estudiantes que quedaban en el castillo, deambulando solo por las noches intentando burlar al insomnio y los pensamientos negativos.

Cuando el profesor Snape lo había pillado por banda en un pasillo meses atrás para intentar persuadirlo de que abandonase la misión que le habían encargado, lo había escuchado. Había aceptado charlar con Dumbledore y se había dejado convencer de que aquello estaba fuera de sus posibilidades y que lo mejor era quedar en un discreto segundo plano durante la guerra.

Lo lamentó por sus padres, pero ellos lo habían metido en aquel apuro en primer lugar y estaba seguro de que Lucius conseguiría recuperar su posición por si mismo. Su madre era demasiado inteligente como para correr verdadero peligro y Bellatrix estaba a su lado, apoyándola frente al Señor Oscuro.

De modo que no tenía nada que hacer más que ver pasar las horas. Durante el día era fácil distraerse estudiando las materias de sexto y algo de séptimo, pero la noche lo llenaba de arrepentimiento y preocupaciones. Apenas podía dormir y no quería hacer uso diario de las pociones contra el insomnio.

Así que salía de su habitación de la sala común de Slytherin y paseaba. Se sentaba a ver la luna y trataba de mantener la mente en blanco.

No solía cruzarse con los poco habitantes que moraban el castillo.

De los profesores que quedaban, Dumbledore rara vez abandonaba su despacho, los demás iban allí cuando lo necesitaban. La profesora McGonagall pasaba más tiempo fuera del castillo que dentro. El semi gigante no salía de su choza a en los terrenos, el profesor Snape estaba o en su laboratorio o seguramente ejerciendo de mortífago y Potter...

Bueno, a Potter si que solía verlo. Por lo menos más que a los demás.

Se lo encontraba comiendo en el desierto Gran Comedor o leyendo un libro en la biblioteca de tanto en tanto. A veces se desaparecía una semana o dos, volvía hecho unos zorros y se encerraba a hablar durante horas con Dumbledore.

De vez en cuando, Sirius Black y Remus Lupin iban a visitarlo y podía ver a los tres murmurando en cualquier rincón del castillo. Sus encuentros nunca terminaban bien, usualmente Black se marchaba pálido y con los puños apretados a los costados con un Lupin demasiado silencioso tras sus pasos.

Aunque aquello tenía intrigado al rubio, nada le parecía lo suficientemente interesante como para dirigirle la palabra a su enemigo jurado.

Cansado de mirar la luna, Draco se levantó y se fue a dar una vuelta a la torre de astronomía. Cual fue su sorpresa al encontrarse a Potter en ese mismo lugar, vestido con un pijama muggle verde botella, mirando al cielo a través de uno de los telescopios.

—Déjame adivinar —dijo, antes de poder retener su lengua—. Tu sueño frustrado es ser astrónomo, además de gran héroe.

—No molestes, Malfoy —le respondió Harry, sin siquiera apartar la vista del aparato—. Llevo una semana esperando poder ver a Marte así. Y solo estará completamente visible durante un rato después de la medianoche. O sea, ahora.

—No me jodas, Potter. Tú ni siquiera escogiste Astronomía después de los T.I.M.O.S.

Ahora, el moreno no pudo evitar reír y darse la vuelta para encarar al rubio.

—Si que estabas pendiente de mis estudios, ¿no?

—No seas ridículo —bufó—. Ya sabes lo que dicen: ten a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún más cerca.

—Bueno, ahora eso ya no importa —dijo Harry, mirándolo de arriba a abajo con cara de incomprensión—. ¿Y porque llevas ese vestido?

—¡Es una túnica de dormir, zoquete! —soltó, indignado.

—¿Sí? Pues se parece mucho a los camisones que usan las chicas muggles de pijama —aseguró, sonriendo mientras que la tez pálida de Malfoy adquiría un tono rojizo—. Si hasta se te ven las piernas.

—¡Mis piernas no tienen nada de malo! —gritó Draco, sin poder creerse la conversación tan estúpida que estaba teniendo con el zoquete que vivió.

—Yo no he dicho lo contrario —Harry parecía francamente divertido—. ¿Vas depilado?

—¡Mi bello es muy rubio! ¡Y, por amor a Merlín, Potter, deja de hablar de mis piernas!

—¿Por qué? Son bonitas.

Draco se planteó lanzarle una imperdonable. Estaba seguro de que el Wizengamot sería compasivo cuando contara bajo veritaserum el absurdo del que estaban hablando. Entonces se percató.

—¿Has dicho bonitas? —preguntó, estupefacto.

—Eso creo, ¿por?

—Potter, los magos no encuentran bonitas las piernas de otros magos. A menos que sean gays.

—Bueno, entonces quizás sea gay —reconoció Potter, como si nada—. No es como si tuviera tiempo de ir descubriendo mi sexualidad, ¿sabes?. Con todos esos magos que intentan matarme y tal.

—Eh... Ya.

Por una vez, Draco Malfoy no supo que decir.

Lo único que atino a pensar era que la presión de la guerra estaba convirtiendo a su enemigo escolar en un loco. Y que él no tenía porque aguantar sus demencias.

—Me voy a dormir, Potter. Y te recomiendo que hagas lo mismo —dijo, mirándolo casi con pena—. Eso o tírate de la torre y hazle un favor al mundo.

—Al mundo no le interesa que muera aún, créeme —murmuró el moreno, regresando su atención al telescopio.

Draco no dijo nada más. Regresó por los solitarios pasillo hasta sus habitaciones en Slytherin.

Una vez allí, se tumbó en su cama a rememorar el sin sentido que acababa de vivir con Potter. Acabó durmiéndose sin darse cuenta.

Continuará...

 

Notas finales:

Espero que os guste. =3


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