Capítulo 2. Escape (segunda parte)
-Rápido Haru, salta-dijo Draco mientras él me seguía y con suerte logramos llegar a la tierra y habíamos aterrizado en un callejón medio oscuro cerca de los límites de una región inglesa, para fortuna nuestra no fuimos alcanzados por el guardián.
-Draco…Draco ¿Dónde estás?-pregunté buscándolo hasta que divisé su cabellera rubia –Oh, ahí estas-suspire aliviada.
-Claro y tu… ¿estás bien?-preguntó mirándome
-Pero claro que lo es…-exhalé un gemido de sorpresa
-¿Qué sucede?-preguntó ante mi reacción
-Draco…tus…tus alas-dije señalándolas –están cambiando- dije asombrada
-Haru, tus alas también lo están-me comentó igual de asustado que yo, poco a poco comencé a tocar las alas y las sentía sin brillo lo único que era fue que habían cambiado del blanco al negro y perdían su brillo.
-Creo que los rumores eran ciertos-dijo Draco
-Lo malo es que no podremos regresar al cielo-suspiré
-Cierto, pero por ahora…tendremos que mantenernos ocultos del guardián que nos estará buscando, y mejor enfoquémonos en hallar a esos dos muchachos-comentó
-Cierto, tienes razón-sonreí mientras tomábamos un par de ropas de un tendedero que estaba cerca de nosotros, el problema era esconder las alas.
-Primero debes relajarte Haru, cuando te sientas relajada, retrae las alas poco a poco para que puedas lucir como un humano normal-comentó Draco mientras me miraba para que yo tomara nota de su ejemplo entretanto yo hacía lo mismo y con algo de práctica logré retraer mis alas y por fin pude vestirme con la ropa que agarré.
-Te ves linda Haru-comentó mi hermano mirándome
-Lo mismo digo-respondí
-Vamos-comentó mientras empezamos a caminar hacia el centro de “Londres” que fue lo que yo me había imaginado cuando habíamos llegado, afortunadamente no lográbamos cansarnos mucho y solo nos deteníamos a comer algo a pesar de casi nunca lo hacíamos en el cielo pero esto era nuevo para los dos, varios días después por fin habíamos llegado y decidimos parar en Brixton, lo cual nos acercaba a mi lugar soñado, y quizás con suerte podríamos hallarlos.
-Bien, por aquí tendremos que descansar-dijo Draco mientras nos sentábamos en unas bancas.
-Sí, es mejor-sonreí hasta que sentí una presencia y me levanté rápidamente.
-¿Que pasa Haru?-
Instintivamente no me moví, solo trataba de enfocar donde estaba lo que nos estaba siguiendo pero no lograba ver o distinguir lo que fuera.
-Nada Draco pero sospecho que nos siguen-comenté en un susurro.
Entretanto...
"Lucius y Narcissa habían terminado sus asuntos y el evento había finalizado, y se fueron hacia la habitación de sus hijos para darles las buenas noches pero al verlas camas ya vacías..."
-¡No están!-exclamó asustada. –Lucius…Lucius no están…-susurró
-Tranquila Cissy, no creo que hayan ido lejos, vamos a buscarlos-
“Ambos padres comenzaron a buscarlos por toda la casa hasta que decidieron ir al jardín donde siempre van los dos hermanos”
-¡Haru!-
-¡Draco!-
-Nunca los encontraran-comento una voz grave
-Severus…acaso ¿tú sabes dónde están?-
-Sí y no-
-¿A qué te refieres con eso?-
-Me refiero a que sí sé a dónde fueron mas no se a que fueron hacer allá-
-Explícate-pidió Cissy
-Tus hijos cayeron a la tierra desobedeciendo las reglas-
-No, mis hijos serían capaces de ello-
-Pues mira que no Cissy, sobretodo tu pequeña mocosa-respondió mordazmente el pelinegro
-Cállate- respondió ofendida
-Bueno ya, debemos tranquilizarnos y meditar esto-propuso el rubio
-Pero… Haruko no haría algo así… a menos…-
-¿A menos que?-
-A menos que Draco la haya convencido pero no, usualmente es Haru quien convence a su hermano de hacer muchas cosas-
-Bien, pues entonces ella fue la de la idea y para colmo nuestro hijo la siguió-
-Entonces ya está resuelto el asunto, ahora el problema será con los arcángeles-
-Mantengamos el asunto en secreto, si se llegan a enterar entonces tendremos que abogar en favor de ellos-
-Por ahora Severus, me gustaría que vigilaras a nuestros hijos para que no se metan en problemas-pidió Cissy
-No me gusta ser la niñera de unos mocosos como ellos…-suspiró el severo hombre- pero está bien, los vigilare solo porque ustedes me lo piden, si fuera por mí, ni loco lo haría-comentó el pelinegro y con estas palabras se retiró para ir tras el par de mocosos e intentar traerlos de vuelta.
De regreso a la tierra, específicamente en Brixton, Londres, Inglaterra…
-¿Segura de que nos están siguiendo?-preguntó el rubio
-No lo sé, pero es mejor que nos vayamos-respondí
-Bien, entonces andando-y en seguida emprendimos la marcha logrando por fin llegar al centro de Londres.
Unas millas atrás…una figura misteriosa vigilaba atentamente los movimientos de aquel par
-Sabía que vendrías aquí mocosa…-susurró la figura –Veremos si eres capaz de lo que dice la profecía-mencionó mientras regresaba a su escondite.