La Llegada
Por otro lado en la Tierra
Un pelirrosa de ojos amatistas corría desesperadamente para regresar pronto al departamento de su novio. Se trataba de nada más ni nada menos de Shuichi Shindou, vocalista de la famosa banda pop Bad Luck. Eran alrededor de las 6:00 pm. Mr. K, su manager, lo había tenido ensayando junto con los demás integrantes de su banda Hiro y Suguro, ya que tenían un concierto a realizarse al día siguiente en el Zepp Tokyo con la colaboración del invitado especial Ryuichi Sakuma, ídolo musical de Shindou, por lo menos tendría libre hasta la tarde antes del concierto.
Shuichi contaba ya con veínte años de edad y un año de relación formal con su pareja, el famoso escritor de novelas románticas Eiri Uesugi mejor conocido como Yuki Eiri. En todo este tiempo, Yuki había cambiado en su manera de tratar a Shuichi, aunque su sarcasmo característico y mal humor estaban siempre presentes, y eso hacía muy feliz a nuestro vocalista, aunque lo coqueto y descarado era algo de la naturaleza de Yuki que no lograba controlar. Era feliz así y esperaba vivir así por mucho tiempo.
En el departamento, nuestro querido escritor tecleaba la palabra "fin" con satisfacción. Había tenído una dura maratón de escritura, pero había valido la pena, la fecha de entrega era al día siguiente.
Era increíble, él que ya contaba con veinticuatro años de edad, con una carrera exitosa dentro del mundo de la literatura, tenía una relación formal con un hiperactivo, chillón, molesto mocoso, líder de una banda de pop, ¡totalmente opuestos para ser exactos! pero bueno, la ley de la gravitación era algo difícil de contradecir ¿no?
A veces deseaba ser más expresivo con su bola rosa, en todo este tiempo por alguna razón no lograba decir las palabras que sabía que Shindou deseaba y era la frase "te amo" Por supuesto que Shuichi se la decía a cada vez que lo veía, al levantarse, al despedirse, al regresar a casa y siempre después de hacer el amor, pero él no le contestaba lo mismo, y aunque sabía que Shuichi estaba conforme con eso, no le parecía justo.
En eso pensaba cuando escucho a alguien entrar al departamento, no tenía que ser adivino para saber que se trataba de su escandaloso amante. Sus pisadas se escuchaban fuertes cual niño pequeño dentro de la casa. En efecto, pronto llegaría a su estudio con su explosiva manera de ser.
—¡Estoy en casa Yuki!.. —Shuichi llegó al estudio, lo besó y se le pegó como lapa como acostumbraba hacerlo desde que le conoció.
—Es imposible no darse cuenta de eso baka... —respondió Yuki. Tratarlo de esa manera era otra cosa que no había cambiado, pero era más por costumbre. Sin embargo, poco después de decirle eso, lo acarició como haría un amante y se inclinó para ceñirle los brazos en torno a la diminuta cintura, besándole el hombro mientras lo hacía—. ¿Qué tal tu día?
—Muy bien, Yuki —respondió Shuichi con energía—. Solo estoy un poco cansado. K nos hizo esforzarnos el triple para el concierto —Lo miró fijamente—. Y hablando de eso, ¿asistirás cierto? ¡verdad que si!! Habrán muchas sorpresas, Yuki, y los efectos que tendrá serán de última generación. No puedo esperar a compartir escenario con Sakuma san. Hiro tendrá un solo espectacular también, Fujisaki ha hecho unos arreglos magníficos, y así tiene que ser porque ya se vendieron todos los boletos sabes. Muchas personas asistirán, jóvenes y también adultos mayores, el otro día conocí a un ancianito muy lindo que dijo ser mi admirador número uno, ¡¿puedes creerlo?! Y —Por fin se detuvo—. Eh, Yuki... ¿por qué me miras así?
Yuki lo miraba entre sorprendido y extrañado.
—Solo estaba esperando el momento en que tomaras aire antes de continuar. Es increíble esa habilidad tuya para hablar sin parar, baka —dicho esto, Yuki se levantó y se dirigió a la cocina seguido del cantante.
—Yuki no me has contestado si iras ¿cierto? —Shuichi hacia sus ojitos de borrego a medio morir los cuales eran su arma para hacer caer a cualquiera ante sus caprichos.
—Qué remedio, no tengo nada que hacer ese día. Además es imposible negarse si insistes tanto —respondió Yuki tras exhalar un suspiro de derrota.
—¡Yahoo! Yuki ¡te adoro! —exclamó Shuichi mientras le daba un sonoro beso en la mejilla.
—Sí, lo sé.
Shuichi formó una amplia sonrisa en su rostro. Amaba cuando Yuki hacía ese tipo de cosas, pues no había pasado desapercibido el hecho de que Yuki se había quedado trabajando toda la noche para tener tiempo para él.
La cocina era pequeña, pero estaba limpia y reluciente. La mesa era casi blanca. De las ollas llegaba el olor de la comida. Poco a poco, mientras Shuichi esperaba que la cena estuviera lista, contó a su novio el resto de su día. Yuki lo escuchaba mientras iba removiendo la comida que tenía en el fuego. Después de cenar y lavar los platos, la pareja se dirigió a su habitación.
Shuichi entro a la habitación mientras se quitaba la ropa. Necesitaba tomar un baño caliente después de un día duro y era aun mejor si se hacía acompañar de su Yuki. Le encantan los mimos que éste le hacía mientras tomaban el baño juntos, claro que esos mimos anticipaban el inicio de una de sus noches apasionada.
Shuichi sintió como su cuerpo se relajaba y como el vapor,que ya había inundado el lugar, formaba una tranquila atmósfera.
Yuki rodeó el cuerpo que estaba sentado frente a él con sus brazos y empezó a besar su cuello. Al sentirlo, Shuichi dejó escapar un pequeño gemido. Yuki pasó de su cuello a probar sus labios. No soportando más la enorme tentación, Yuki tocó el miembro de su amante y comenzó a acariciarlo lentamente.
Todo era un ambiente de placer y excitación, era perfecto. Sin embargo, al estar sumergidos en esa ola de placer, ninguno de los dos se dio cuenta de que en la tina se comenzaba a formar un remolino, hasta que ya se encontraban atrapados siendo succionados por este.
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En el Castillo Pacto de Sangre, era alrededor de media tarde. Yuuri tomaba el té junto con Gunter, Wolfram, Greta, Conrad y Gwendal, había sido difícil convencer a este ultimo de tomar un descanso ya que Yuuri tenía mucho papeleo acumulado por firmar, esto porque a Su Majestad le encantaba escaparse para jugar ese deporte tan extraño llamado Beísbol, pero Greta sabia como convencer al gruñón General.
Estaban en una mesa ubicada en el jardín cerca de una fuente. Lasagna, Sangría, Doria y Effee servían unos pastelitos para acompañar el té, cuando de repente la fuente empezó a crear un remolino similar a cuando Yuuri se transportaba de un mundo a otro. Cuál fue su sorpresa cuando, efectivamente, dicho remolino traía consigo a dos individuos.
Las sirvientas gritaron al darse cuenta que esos dos estaban desnudos. Rápidamente Gwendal ordenó traer unas toallas para cubrir a esas personas y llevarse a Greta dentro del castillo, mientras los demás corrían a socorrerlos, pues más bien parecía que uno de ellos estaba ahogándose en una fuente no tan profunda.
—Yukiii me-me ahogo Yukii salvame ¡cof...cof! —Shuichi pataleaba desesperadamente
—Cálmate, solo tienes que ponerte en pie, ni que estuviera tan profundo ¡baka! —respondió Yuki mientras ayudaba a Shuichi a hacerlo.
—Eh ¿están bien? —preguntó Conrad al momento de llegar a la fuente.
—Sí, bueno. Claro que estamos bien —respondió Yuki con un punto más allá del sarcasmo—. Si con eso te refieres a ser adsorbido por un remolino mientras tomas un baño en la tina para aparecer en quién sabe dónde, además desnudo, rodeado de un grupo de hombres que parecen sacados de las convenciones de animé, y ese de allí —añadió Yuki, señalando a Gunter—. parece sacado de la Guerra de las Galaxias ¿Cuándo diablos me quede dormido? ¡Esto debe ser una pesadilla!
Pero Shuichi miró alrededor y creyó estar soñando.
—Eh Yuki... las parejas no pueden tener los mismos sueños ¿verdad? Digo, yo te amo mucho pero eso de compartir sueños, ¿o será? ¡Oh! Yuki nuestra conexión es tan fuerte que somos capaces de eso —dijo emocionado y con estrellas en los ojos.
Yuuki rodó los ojos con fastidio.
—Definitivamente es una pesadilla... —masculló.
Shuichi finalmente puso atención a las personas que estaba frente a ellos, llevándose la mayor sorpresa de su vida.
—No lo es... no, ¡No puede ser! —murmuró con la voz llena de temor.
Efectivamente, reconocería esos rostros aunque pasaran mil años, como podría olvidarse de ellos si fueron unas personas muy importantes en su vida pasada, sí, su vida pasada, como la quería recordar. Sus momentos más felices estaban relacionados con ellos...
—Wolfy-chan, Coni- chan y... —Tragó saliva al referirse al último—: GwenGwen... —Un pequeño sonrojo apareció en el rostro de Shuichi mientras volvía a ver de nuevo aquellos ojos azules.
Entonces, los tres hermanos lo reconocieron, no había otra persona que los llamara así, pero ¡¿Cómo?! Después de tanto tiempo de búsqueda, pensaron que estaba muerto, y de repente aparece así como si nada, desnudo y con un hombre por medio de un portal y mayor de lo que debería aparentar ser. Pero por supuesto ¿Quién mas tendría ese cabello rosa y esos preciosos ojos amatistas? ¿Quién más los llamaría así?
Las sirvienta finalmente llegaron con las toallas, y para mayor vergüenza del más pequeño, fue Gwendal el primero en hablar.
—Ariel...
Como odiaba aquel nombre. Shuichi cerró los ojos con fuerza mientras temblaba, sin embargo fue capaz de contestar:
—Ha pasado mucho tiempo... jamás creí que volvería a verlos.
Yuki, quien no entendía nada de lo que estaba pasando y descartando por fin la idea de que fuera un sueño, exclamó:
—¡A ver, A ver ¿cómo que Ariel? volver, ¿Es esto una especie de broma? porque si es así no te perdonaré, Shindou. Esto es uno de esos programas donde hacen bromas a la gente famosa ¿cierto?
Yuuri, quien se había mantenido a la expectativa en todo este tiempo igual o más confundido que ese sujeto rubio, cayó en cuenta de una cosa, sus rostros, sus rostros se le hacían familiares, como de la televisión, cine o era el ámbito musical, sabía que Shori tenía un poster de una estrella pop igualito al más pequeño de esos extraños visitantes y entonces lo recordó.
—¡¿Shindou Shuichi y Eiri Yuki?! —Por fin los reconoció—. ¡La pareja de oro de Japón!
Wolfram, Conrad, Gunter y Gwendal se le quedaron viendo con extrañez ¿de qué rayos hablaba el Maou?
—Eh, si efectivamente, pero ¿cómo sabes de nosotros... si se supone que eres de aquí? —contestó Shuichi rápidamente.
Gunter decidió intervenir.
—Creo que lo mejor será que se sequen y pongan ropa primero. Sangría Lasagna, Doria, Effie acompañen a los señores a una habitación y encárguense de todo —ordenó— Y ustedes... —dijo dirigiéndose a Yuki y Shuichi—. Los estaremos esperando en la sala de reuniones, en su momento irá uno de nosotros por ustedes y así podremos entender mejor la situación.
—Si, muchas gracias por su ayuda —respondió Shuichi caminando junto a Yuki detrás de las sirvientas que le dirigían dentro del castillo, al pasar al lado de Gwendal no pudo evitar sentir un pequeño escalofrió no de miedo sino más bien de nerviosismo, cosa que no paso desapercibida por el escritor, quien estaba que no le calentaba ni el sol, ya tendría muchas cosas que explicarle ese mocoso.
El ambiente para los que se quedaron en el jardín se había tornado silencioso, todos estaban muy pensativos hasta que Wolfram se atrevió a hablar.
—No lo puedo creer. Es increíble que esto esté realmente pasando... —Los demás le vieron—. Pero si era Ariel ¿verdad?
Conrad asintió.
—Ya no hay duda de eso, él contestó ante la afirmación de Gwendal. Pero, Majestad...
—¡Es Yuuri, tu me diste el nombre Conrad! —reclamó Yuuri como de costumbre.
—Si, Yuuri —corrigió Conrad, sonriendo—. Usted lo conoce como Shuichi... ¿Cómo es eso?
—Efectivamente, él es el vocalista de una famosa banda pop llamada Bad Luck allá en la tierra. Es famoso también por su relación con Eiri Yuki un famoso escritor. Esa pareja es muy querida por los medios tanto que la llaman la pareja de oro de Japón. Shori es un fanático de la música de Bad Luck, y mi madre de los libros de Yuki Eiri.
Wolfram entrecerró los ojos con evidente resentimiento «Y decías que en la tierra las relaciones del mismo sexo no existían, enclenque" —pensó—, «solo eran escusas para alejarte de mí»
Yuuri sintió la presión de su mirada.
—¿Pasa algo, Wolf?
—«¡Pasa que eres un mentiroso!» —le respondió en la mente—. No, no pasa nada —respondió para después desviar la mirada, cosa que incomodo un poco al rey.
—¡Esto es ridículo! —soltó Gwendal, enfurecido—. ¡¿Cómo es que Ariel ha estado todo este tiempo en la tierra?! —Apretó sus puños hasta volver los nudillos blancos.
Conrad intentó tranquilizando, poniendo una mano sobre su hombro.
—Cálmate, hermano. Lo mejor que podemos hacer es escuchar de sus propios labios la verdad de lo que sucedió.
—Voy por ellos; entre más rápido aclaremos esto mejor —dijo Gwendal para alejarse de inmediato dejando a más de alguno extrañado por su actitud.
—¡Es cierto! —exclamó de repente Conrad una vez se había alejado Gwendal—. Debemos avisar a Anissina.
Wolfram estuvo de acuerdo.
—Tienes razón... —Sonrió—. Se pondrá muy feliz de volverlo a ver, finalmente podrán solucionar sus problemas.
—Aunque no creo que sea tan fácil... lo importante es que ya sabemos que está vivo.
—Si, tienes razón...
Yuuri se sintió francamente confundido y quiso disimular lo que parecía turbación con un una pregunta.
—Wolf, ¿Qué relación tiene Anissina con Shindou san?
—Es muy difícil de explicar enclenque, traidor y mentiroso —respondió Wolfram. Sin embargo, por debajo del resentimiento que dejaba traslucir su voz, se adivinaba un involuntario afecto—. Andando, debemos buscarla.
Yuuri se quedó perplejo. Empezó a tartamudear.
—¡Eh! Pero... ¡Hey esperen! oye, ya le agregaste "mentiroso" a tus insultos Wolfram y ¡¿ahora que hice?! —Wolfram y Conrad comenzaron a alejarse de él—. ¡No me ignoren!
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—Por favor pasen —Sangría hizo pasar a Yuki y a Shuichi a una habitación de invitados. La habitación tenía una amplia cama con dosel, un buró en cada uno de los lados, un baúl a un extremo de esta, grandes ventanales, y un ropero enorme—. Aquí podrán encontrar ropa —dijo abriendo el ropero—. Si necesitan algo por favor no duden en llamar a alguien para que les atienda, con permiso —dicho esto, la muchacha salió de la habitación.
Con la evidente molestia en su rostro, Yuki dispuso buscar algo que usar. Su ropa consistía en una camisa de botones manga larga color crema, un especie de chaqueta color azul oscuro larga sujetada por dos cinturones, pantalones color negro y botas color café que le llegaban a la rodilla, realmente lucia guapo como un príncipe de la época medieval , pero sí de belleza se trata Yuki aun enojado no podía negar que su amante lucia realmente apetecible, Shuichi vestía conjunto de short negro, camisa blanca, chaleco color naranja, mientras que sus pies estaban cubiertos por unas medias a media pierna de color negro y unos botines color café, toda una delicia, parecía ser que el enojo de Yuki estaba siendo apaciguado en el momento que lo vio así. Pero resistió a la tentación. Aun tenía muchas cosas que explicar.
El cantante, al notar el semblante de su amado, no le quedo más remedio que iniciar una plática que en su vida esperaba tener con él. Tomó aire... realmente lo necesitaba, pero pensándolo bien debía mejor aclarar todo en la reunión con los demás así por lo menos tendría bases para que Yuki no pensara que estaba en un especie de broma.
—Sera mejor que vayamos a la sala de reuniones, ahí te podre aclara todas las dudas que tengas — dijo. Aquello hizo enfurecer aun mas si era posible al escritor.
—Como quieras... —Yuki arrugó el ceño y se dirigió a la puerta.
Salió de la habitación dejando a Shuichi a solas, éste ya no pudo contener las lágrimas. Nunca se imaginó que le tendría que contar esa parte de su historia y el tener que enfrentar ese pasado solo le traía una sensación agridulce, deseaba que fuera una pesadilla de verdad lo deseaba.