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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Kirk y Spock están tan acaramelados que ni siquiera tienen tiempo para comer. Menos mal que alguien les ha invitado a una deliciosa cena...

Capítulo basado en el episodio titulado Arena, de la serie original, escrito por Gene L. Coon, y basado en el relato corto del mismo nombre de Fredric Brown.

Invitación para cenar





                                                                     Fecha estelar 3045.6. Tumbado boca abajo en la estrecha cama Jim intentaba recuperar el aliento. Spock acoplaba ahora su cuerpo sobre él, con la dulzura del amante satisfecho. Acariciaba su pelo con una mano, la otra apoyada en el colchón tratando de equilibrar su peso para no dejarlo caer del todo sobre su amado. De pronto Jim sintió la necesidad de besar aquellos labios y se giró, tan bruscamente que acabó lanzando a Spock al suelo. Tras el sordo golpe ambos se rieron a carcajadas. Sí, ambos. Spock había aprendido a no reprimir la risa, al menos cuando estaba a solas con su T'hy'la.
- Cariño, creo que necesitamos una cama más grande.
- ¿Lo permite el reglamento?
- ¡Soy el Capitán de esta nave, Spock! Si digo que quiero una cama más grande la tendré.
- Privilegios de rango. Pero esta vez estoy de acuerdo, no lo dejes para mañana.

    Spock se levantó y se dirigió a la ducha, faltaba media hora para que ambos tuvieran que presentarse en el puente. Jim le siguió de cerca. Aún entre risas no podía quitarle las manos de encima. Esa mañana le iba a costar mucho concentrarse.

    Como se entretuvieron algo más de lo debido en la ducha no tuvieron tiempo de desayunar adecuadamente; Spock bebió un batido de frutas y verduras mientras Jim tomaba a toda prisa un café solo. Ya en el puente la teniente Uhura les informó de un mensaje que había llegado del planeta Cestus III, en el que el Comodoro Travers, un hombre conocido por su hospitalidad y amabilidad, les hacía llegar una invitación a cenar con él en el puesto fronterizo de vigilancia que la Flota había establecido en dicho planeta. Kirk ordenó a Sulu que pusiera rumbo hacia allá de inmediato, llegarían por la tarde, con el tiempo justo para acudir a la cita.

- Intendente Hofman, preséntese en el puente. - Dijo Jim a través del comunicador de la silla de mando.
- Voy en camino. - Respondió una voz al otro lado.

    Spock miró de reojo desde su puesto al capitán. Sabía perfectamente qué le iba a solicitar Jim al intendente: una cama más grande. Las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba ligeramente para volver al habitual rictus de seriedad en cuanto observó que la teniente Uhura le estaba mirando.
    En aquel momento las puertas del turbo ascensor se abrieron y un airado doctor McCoy se dirigió directamente al capitán.
- Jim, ¿qué es esa nueva costumbre de saltarte el desayuno?
- ¡Vaya, tienes espías en todas partes, Bones! - Dijo con una pícara sonrisa.
- Es la tercera vez esta semana... Y lo mismo usted, Sr. Spock. Un batido de frutas y un café no creo que sean suficiente para afrontar la mañana.
- No veo que algo así sea de su incumbencia, doctor. - Replicó Spock con su ceja levantada en expresión de fastidio.
- El estado de salud del Capitán y del Primer Oficial de esta nave son mi responsabilidad.
- Ya comeremos algo luego, Bones. Tampoco es para tanto... - Dijo Jim intentando restarle importancia al asunto.

    Spock volvió a su puesto de observación ignorando la cara de enfado del médico. El ascensor se abrió de nuevo y un hombre con jersey rojo permaneció en posición de firmes ante las puertas.
- Intendente Hofman en el puente, señor.
    Jim le hizo un gesto para que se acercara y cuando le tuvo a su lado le señaló que se inclinase, como si lo que le fuera a decir se tratase de algo confidencial.

    El intendente acercó su oído a la cabeza del capitán y Jim le susurró que quería que instalasen en su camarote una cama de tamaño algo más grande. Hofman levantó la cabeza sorprendido.
- El tamaño establecido es el individual: 90 por 1.90 m, señor.
- Ya le he dicho lo que quiero, intendente. - Insistió Jim algo incómodo por tener que discutir una cosa tan trivial en voz alta.
- ¿Tiene molestias de espalda, señor? - Preguntó Hofman.
    Al oír aquello McCoy no pudo evitar meter baza.
- Tendrá además molestias estomacales de seguir con ciertos hábitos.
- ¡Bones, tres veces en una semana no lo convierten en un hábito! Y Hofman, limítese a cumplir mis órdenes.
- Está bien, señor. Haré instalar una de 1,05 por 1.90 m.
- Mejor que sea de 1.50 por 1.90 m.
- Pero señor, ¡eso es tamaño matrimonial!
- Ya me ha oído, intendente. Y ahora vaya a cumplir sus órdenes.
- Sí señor. - Y poniéndose firmes de nuevo se retiró del puente.
- ¿Haciendo valer tus privilegios de mando, Jim? - preguntó McCoy.
- ¿He de recordarte que cierta bebida es ilegal en el territorio de la Federación? La misma que te permites recetar con fines medicinales.

    Bones le miró con los ojos abiertos como platos, estuvo a punto de decir algo en su defensa, pero pensándolo mejor optó por callarse, dar media vuelta y abandonar el puente. Antes de entrar en el turbo ascensor se dirigió a Spock con ironía.
- Espero que ambos disfruten de un almuerzo abundante, señor Spock. Creo que necesitarán reponer fuerzas.
    Un rubor verdoso asomó a las mejillas del vulcano quien volvió a sus mediciones sin decir palabra.

        Más tarde, en el descanso para el almuerzo, el intendente Hofman informó que el encargo del capitán ya había sido instalado. Jim sonreía como un niño con zapatos nuevos mientras arrastraba al primer oficial hacia su camarote.
- Si nos saltamos la comida tendremos a McCoy furioso, Jim.
- Vamos, es solamente echar un vistazo.

    Entraron a la habitación y plantados ante la cama, que comparada con la antigua les pareció enorme, se miraron el uno al otro con lujuria... Sin pensarlo dos veces se desvistieron a toda prisa y le dieron el mejor de los estrenos al nuevo mueble.

    Todavía jadeando, revueltos entre las sábanas, sudorosos y abrazados se besaban sin parar. Jim pensó en lo fogoso que era Spock y se preguntó cómo sería estando bajo la influencia del pon farr...

- El ardor de mi sangre anulará toda lógica en mí, Jim... - Dijo leyendo sus pensamientos.
- ¿Crees que estaré a la altura? - Bromeó sonriendo.
- Por lo que he visto hasta ahora considero que estás más que cualificado, T'hy'la.
- Debemos volver al puente...
- …y sin almorzar, ya no hay tiempo...
- Sacaremos un  par de bocadillos por el camino. ¡Vamos, date prisa mi amor!

    Recorrieron los pasillos de la cubierta C rápidamente. Se detuvieron un minuto ante un expendedor de alimentos. Jim sacó un sandwich de pollo para él, otro vegetal para Spock, y se dirigieron sin detenerse al turbo ascensor. Cuando se abrieron las puertas en el puente daban el último mordisco.

- Sr. Sulu, ¿tiempo estimado de llegada a Cestus III?
- Dos horas, capitán.
    Jim miró a Spock con una sonrisa, tenía hambre pero el sexo había sido estupendo.
- No falta tanto entonces para la cena con el Comodoro Travers.
    Spock asintió. Estaba de acuerdo en que saltarse el almuerzo había merecido la pena.




- Jim, ¿crees que el comodoro se habrá traído al puesto fronterizo a su chef personal? - Preguntó el doctor McCoy en la sala del transportador, antes de partir con el resto de la expedición hacia el planeta.
- Probablemente, - respondió Jim riendo, – privilegios del rango.
- De eso sabemos bastante tú y yo, ¿eh? - Dijo señalando a Spock con una leve inclinación de su cabeza. - Sé que ambos os habéis saltado el almuerzo.
- ¡Oh, tomamos unos bocadillos, Bones!
    El capitán se acercó a la consola del transportador donde el señor Scott realizaba unos últimos ajustes.

- Scotty, abra un canal con el planeta. - Esperó a que sonara el usual silbido que indicaba que estaban en comunicación. - Aquí el Capitán James Kirk, estamos listos para ser transportados a la superficie.
- Aquí Travers, les esperamos, no olviden traer a su equipo táctico. – Respondió una voz algo apagada desde el comunicador.

    El equipo se colocó sobre las plataformas circulares: dos hombres de seguridad, Lang y O'Herihly, jerseys rojos; un hombre del equipo táctico, Kelowitz, jersey marrón; el doctor McCoy, Spock y el propio capitán.

    Antes de subir a la plataforma Spock preguntó a qué se debería la insistencia por parte del Comodoro en que bajasen sus ayudantes tácticos. Jim respondió, encogiéndose de hombros, que la colonia de Cestus III se encuentra aislada, expuesta, en zona fronteriza y que probablemente necesitaba asesoramiento adicional.

    Spock no pareció conforme con la explicación. McCoy le interrumpió antes de que dijese nada.
- Bueno, la abundante y deliciosa cena que nos espera es para mí motivo más que suficiente para bajar.
- Doctor, es usted un sensualista.
- ¡Quién fue a hablar! - Exclamó McCoy con ironía. - ¿Acaso no está usted también hambriento, habiendo comido un sándwich vegetal y un batido en todo el día? Pero claro, tenía sus prioridades... - Dijo sarcásticamente mirando a Jim con una sonrisa.
- Caballeros, nos esperan. - Remató Jim subiendo a la plataforma del transportador. - Scotty, adelante, bájenos.


Notas finales:

Gracias por leer, y por comentar.


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