Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

[Reviews - 264]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

David está emocionado con todo lo que está pasando. Viajar por el espacio en una nave de la Flota, conocer a los viejos amigos de su padre, a su primo, al fin siente que tiene una familia.


Contiene un fragmento inspirado en la canción “In the shadows” de The Rasmus. Imagino a David cantando ese tema, con su cuerpo de muchacho agitándose al bailar, el flequillo rubio y rebelde tapándole los azules ojos.

 

Esperando un mañana

 

                                                      El USS Excelsior alcanzó la órbita de Nimbus III, planeta de clase M, el tercero en el sistema Nimbus, situado en la zona neutral.

      Era conocido también como "el planeta de la paz galáctica" debido a que los gobiernos de la Federación Unida de Planetas, el Imperio Klingon y el Imperio Romulano decidieron establecer allí una colonia para incentivar la paz entre ellos por las próximas décadas. El experimento se basó en el Toledo medieval español, donde las dispares culturas cristiana, musulmana y judía convivieron en paz, nutriéndose unas de otras en una floreciente simbiosis y creciendo en sabiduría gracias a la tolerancia.

      Nimbus III posee un satélite del tipo de la Luna de nuestra Tierra, sin atmósfera, totalmente inhabitable. El proyecto Génesis haría de él un Paraíso, un nuevo Edén donde la vida se abriría paso surgiendo casi de la nada.

   - Pórtate bien, haz todo lo que Pavel te diga. Si tu padre no te acoge como esperas, y sé que tus expectativas son muy altas, no te lo tomes a mal. Dale tiempo. Chekov cuidará de ti, me lo ha prometido...

   - Pero mamá... - David protestó, los dedos de Carol le estaban peinando el flequillo rebelde con la raya al lado, como le gustaba a ella.

   - No dejes la ciencia, tienes talento y no estaría bien que lo desaprovecharas. Te llamaré en cuanto pueda, David. - Carol lo estrujó entre sus brazos unos segundos, los que consideró necesarios. - Y ahora vete.

   - Mamá, eres tú quien se va, en el transportador... - El chico la miraba aturdido. - ¿Mamá? - Vio cómo unas lágrimas estaban a punto de salir de aquellos fríos ojos azules.

   - ¡Oh, David vete! Por favor, Peter, llévatelo de aquí... - Carol se volvió de espaldas, tapándose el rostro con ambas manos.

   Peter asintió con la cabeza y cogió a su primo del brazo, tuvo que usar la fuerza para arrastrarle lejos de la sala del transportador.

   - ¿Mamá? ¡Suéltame Peter! Mi madre no acostumbra a llorar, ella... - Se oía gritar a David por la galería.

   Sulu y Alex la miraron conmovidos. La doctora Marcus no quería que su hijo la viese así.

   - ¡Ah, maldito crío! - Renegó secándose los ojos con un pañuelo que le había tendido el doctor. - Gracias Alex.

   - ¡Carol! - Pavel irrumpió a la carrera en la habitación. - Lo siento pero acabo de despertar... alguien me puso un tranquilisante anoche. - Dijo mirando de reojo a Alex.

   - No habría hecho falta de no haber bebido tanto. - Sulu defendió así la actuación de su oficial médico.

   Carol se acercó a él con la mirada aún húmeda por las lágrimas.

   - Cuídale bien, Pavel... - entrelazó los brazos por detrás de su nuca, - ...y cuídate tú también. ¡No dejes de comer, tienes mucho mejor aspecto que cuando te encontré! - Le besó en la boca, lamiendo desde dentro su mejilla izquierda. Se retiró de nuevo tirando del labio inferior, soltándolo de golpe para mirar su cara de idiota. - Me pondré en contacto contigo a través de la Federación, déjales tus datos cuando te instales.

   La doctora Marcus subió a la plataforma circular y esperó a que el capitán diese la orden.

   - Teniente Nichols, energía... - Ordenó Sulu mirando extrañado a aquella mujer que acababa de besar a su rosa en sus narices.

   Pavel pegó un respingo al oír el apellido. No se había fijado en el tipo que estaba en absoluto silencio tras la consola de mandos. Cuando se giró para mirarle, él le clavó los ojos deafiándole. Los dos callaron, sería mejor dejarlo correr.

   Cuando las moléculas de la doctora desaparecieron del Excelsior, Sulu se giró hacia su amigo analizándolo con la mirada.

   - Pavel, ¿tú y Carol...? - Sulu no se atrevía a terminar la pregunta.

   - ¡No, esa vedma *(bruja, en ruso) y yo no tenemos nada...! - Se volvió a mirar a Sulu, parecía necesitar una explicación más coherente. - Le gusta mi labio, no tengo la culpa... - Se encogió de hombros.

   Sulu puso los ojos en blanco y salió de la sala seguido por Alex que no se molestó en ocultar la risa. Pavel se quedó atrás y se acercó un momento al teniente Nichols.

   - No se lo va a decir al capitán, ¿cierto? Yo también podría contarle muchas cosas que quizás no sepa... - Steve le retaba con la mirada, estaba chantajeándolo con todo su odio.

   - No le dirías nada que le sorprendiera, muchacho... - Puso su mano sobre el hombro del teniente y le susurró al oído. - Lo lamento, siento mucho lo que hise con Stacy, pero si quieres darme otra palisa esta ves me defenderé. Creo que tuviste sufisiente con anoche para expresar tu rabia.

   - ¡Pegarle más no me la devolverá...! - Steve entendió las palabras de Chekov.

   - Nada lo haría. - Pavel se marchó cabizbajo. Estaba empezando a cumplir con las enseñanzas de los espíritus que le habían visitado.

      No iba a martirizarse con su arrepentimiento. Sí, lo que hizo estuvo mal, no volvería a repetirlo. De ahora en adelante procuraría hacer lo correcto. No dejaría que su pesada cadena tirase de él hacia el abismo, otra vez... Lo único que le preocupaba era la muerte... a saber detrás de qué esquina estaría agazapada esperándole.

 

 

                                         Amy se levantó pasado el medio día. Encontró una nota de Nat sobre la almohada, se había ido a su casa. Sintió hambre y se puso el pijama para bajar a desayunar.

      Encontró a Bones besando a su padre en la cocina. Separaron sus cuerpos al verla, al médico todavía le costaba ser natural delante de ella y Spock simplemente recordó que era un vulcano.

   - ¿No hay tortitas hoy? - Gimoteó delante de la encimera.

   - Tu padre ha ido a trabajar temprano, Amy. Él no está de vacaciones. - Spock salió al jardín, no quería volver a discutir con su hija y notó algo que no le gustó nada en su mirada. Seguramente las hormonas alteradas con la menstruación.

   - Psst, nena... - Bones la llamó con confidencialidad a su lado. - ¿Qué es esto? - Descubrió el cuello de Amy con un gran chupetón apenas oculto por la ropa.

   - Nada, yo... - Sus mejillas adquirieron un tono verdoso.

   - ¿Natalie? - El doctor le sonrió con cariño... - ¡Vaya, Amy! No dejas de sorprenderme.

   - Os oí anoche, la pared debe estar llena de desconchones... - Donde las dan las toman, pensó ella.

   - Touché! *(tocado) – Bones se encogió de hombros y le preparó un sándwich a la chica.

   Ella se echó a reír y se sentó a mirar las manos del médico, untando el pan con mantequilla con cuidado de que no se rompiera, poniendo una loncha de queso entre dos de jamón como sabía bien que a ella le gustaba. Luego calentó el bocadillo para que quedase crujiente y tostado.

   - Natalie es buena chica, ¿vas con ella enserio o...? - La miró por debajo de las cejas levantadas, con la cabeza inclinada sobre lo que estaba haciendo.

   - ¿O qué? ¿Te preguntas si es una mera distracción hasta que vuelva Pavel?

   - Él no va a volver, Amy. Spock no le dejará acercarse a ti, lo sabes. - Ahora le clavaba los ojos avellana directamente en su mirada azul desafiante.

   - Nat es mi amiga, la quiero. Y Pavel volverá, eso es inevitable. - Estiró la mano ante su cara, totalmente seria y exigente. - Dame una servilleta, me voy a comer esto arriba Bones.

   -Creo que me gustabas más cuando eras una niña... - Se dio la vuelta y buscó en el cajón lo que Amy le pedía.

   La chica se levantó del taburete y abrazó a su loco doctor desde atrás. Su cabeza quedaba sobre los hombros del médico, se apoyó allí y con ternura le acarició la sien.

   - Se está poniendo gris, Bones... - De puntillas le plantó un beso bajo la patilla. - Te quiero. - Dijo antes de coger su servilleta, su sándwich y desaparecer escaleras arriba.

      McCoy respiró profundamente. Salió al jardín para encontrar a Spock lanzando hojas secas a la piscina.

   - ¡Eso, como se nota que no la limpias tú...! - Le regañó.

   - Ni tú tampoco. A Jim le gusta hacerlo. - Levantó su ceja izquierda mirando a su amante.

   - Lo de anoche... - Bones tragó saliva mirando al agua, las hojas flotaban dibujando círculos en la superficie. - ¡Dios Santo, Spock! - Se lanzó a sus brazos, otra vez, llevaba todo el día encima suyo. - ¡Fue condenadamente increíble... tú y yo...! ¿Crees que Jim querrá repetir?

   - Tal vez... - Dijo frunciendo el mentón, su t'hy'la se lo acarició con las yemas de los dedos.

   - Estás mejor afeitado, más joven. ¿Crees que tengo muchas canas, Spock?

   - ¿Comparado con quién, Leonard? - Spock ladeó la cabeza.

   - ¡Oh, déjalo...! - Le abrazó más fuerte, no podía parar de tocarle.

 

 

                                                      David curioseaba por todas partes en el Excelsior, se presentaba a la tripulación con una sonrisa y les freía a preguntas sobre cómo funcionaban las cosas a bordo. En ingeniería es donde perdía más el tiempo. Los motores de curvatura le sedujeron y Pavel pensó que haría buenas migas con Scott.

   - Vamos chaval, podrás volver luego a molestar al ingeniero jefe Riley. - Kevin le sonreía, en realidad estaba encantado de tener por allí husmeando al hijo de su ex-capitán.

   - No es ninguna molestia Chekov. - El irlandés le miraba con curiosidad, preguntándose si serían ciertos los rumores que había oído sobre su pasado en bares de carretera.

   - ¿Cuándo nos iremos a la Tierra, Pavel? ¡Quiero conocer a mi padre...! ¡Y a mi hermana... y a Spock! ¡Y a Uhura y a Scott...! ¡Oh sí, Kevin me ha contado muchas cosas sobre él de cuando trabajaban juntos en el Enterprise! - No paraba ni para tomar aliento, estaba sobreexcitado de nuevo. - Creo que estudiaré ingeniería. Ya sé que le dije a Peter que quería ser jefe de seguridad como él, y a Sulu que me gustaría ser piloto... tampoco es que no quiera ser artillero, como tú. Aunque tú eres mucho más que un artillero, eres un genio, Pavel, y eso yo no podría superarlo... ¿Cuál es tu cociente intelectual? Yo no paso de ciento quince... no es mucho, pero me las tendré que arreglar... ¡Pavel! No me has contestado: ¿cuándo nos vamos a la Tierra?

   - ¡Cállate Kirk! Ya elegirás rama en la academia... - Le agarró del cogote y frotó los nudillos sobre su cabeza. - Vamos a comer, tengo hambre. Hasta luego, Kevin... pásate esta noche por la sala de descanso de la cubierta B y nos tomamos una copa.

   - ¡Hecho! - Le pasó la mano por el brazo, musculoso, fuerte... Desde luego su físico había cambiado en todos aquellos años.

      Kevin Riley, ingeniero jefe del Excelsior con los cuarenta ya cumplidos y más de quince al servicio de la Flota, se quedó allí plantado, soñando despierto. Siempre le había parecido guapo, pero ahora ese aura de misterio que le rodeaba hacía que Pavel le resultase irresistible.

 

            Durante la comida el chico no abrió la boca. Le encantó escuchar a Pavel y a Sulu recordando los viejos tiempos. Cuando les oyó cantar la vieja melodía rusa que le había enseñado su amigo se sintió en casa, aquella gente era su familia. Incluso Peter y Alex se besaron delante de él sin pudor; que su primo tuviera esa confianza en su presencia le alagó. David nunca había visto a dos hombres así, enamorados, y pensó en su padre y Spock, en cómo sería su relación. Un vulcano... se dijo, creía que no tenían emociones.

   - Kirk, estás muy callado... - Bromeó Pavel lanzándole una servilleta enrollada.

   - ¡No me digas que también tiene esa verborrea nerviosa de Jim...! - Sulu se rió a carcajadas.

   - No será peor que la de Peter... - Alex se apresuró a sellar los labios de su novio con otro beso.

   - Me he pasado la vida esperando un mañana. Escondido entre las sombras, observando y buscando mi oportunidad, soñando un futuro que no llegaba nunca. - David hablaba con gravedad, la cabeza baja y la mirada perdida en el infinito. - Y al fin apareciste tú, Pavel Andreievich Chekov... para llevarme a mi destino. - Le miró con los ojos azules brillantes por el llanto. - Gracias, eres el mejor amigo del mundo... y un día serás el mejor cuñado que se pueda tener.

   David se levantó, o más bien saltó de su silla al regazo de Pavel. Se enganchó a su cuello y esperó paciente a que él le rodeara con sus fuertes brazos.

   - Te quiero, Pavel... gracias... - No dejaba de llorar, mojándole el hombro con sus lágrimas.

   - Y yo a ti, chico... - Chekov acunó a David como Jim solía acunarlo a él, rozándole la nuca suavemente con los dedos. - Y yo a ti... Kirk.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar.

He dejado más pañuelos de papel sobre la mesita del dormitorio.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).