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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Pavel no gana para sorpresas, ahora se entera de que siempre tuvo un admirador secreto.


Fuera de la Galaxia una nave oscura bulle de actividad, preparándose para enfrentar la terrible amenaza que se ciñe sobre sus cabezas.

 

Entre faunos y centauros

 

 

                                                           Uhura limpiaba en la cocina el pequeño desastre que habían organizado sus hijos. Bean y Cayden habían preparado el desayuno para sus papás aquella mañana como regalo de aniversario. Las tostadas estaban quemadas, el zumo de naranja llevaba algún que otro hueso y prácticamente toda la pulpa, y el café sabía a rayos pero Scott y Nyota sonrieron felices mientras se lo comían todo, agradeciendo a sus chicos el detalle y sintiéndose afortunados por haberles traído al mundo.

      Amy se presentó de improviso en su jardín. Bajó de la aeromoto que pronto la dejarían conducir, se quitó el casco y tocó a los cristales de la ventana.

   - ¿Ya estás aquí? Es tempranísimo... te dije que por la tarde, sobre las seis. - Nyota le abrió la puerta a su niñera, tenía pensado ir a celebrar con Monty sus once años de casados.

   - Pensé que te gustaría arreglarte tranquila... - Amy abrió los brazos para recibir a los niños que corrieron hacia ella chillando su nombre. - A ver si no cómo ibas a ponerte guapa con estos pollitos agitándose a tu alrededor... ¡eh, ya está bien! Salid a jugar al jardín, voy ahora...

   - Gracias, tienes toda la razón. - Nyota le cogió la barbilla con la mano y le sacudió la cara apretándole los morros. - ¡Mi babysitter favorita! Me daré un baño, tengo que depilarme... y las cejas, para eso voy a necesitar tu ayuda. Luego me haré las uñas de los pies, a Monty le encanta... ¡Este año todo será perfecto!

   - El año pasado no cuenta... - Amy sabía que el décimo aniversario no habían podido celebrarlo en condiciones gracias a la inoportuna apendicitis de Cayden.

   - ¡Ni lo nombres! - Nyota tocó una cuchara de madera para espantar la mala suerte. - Voy arriba a llenar la bañera, si necesitas algo me das una voz.

   Uhura se volvió desde el salón, mirando la moto aparcada en su jardín trasero negó con la cabeza. Esta chiquilla... Claro que Jim no puede recriminarle nada, él era igual de rebelde... Se dijo a sí misma antes de subir la escalera.

 

 

                                                             Alguien llamó y Pavel abrió la puerta de su camarote, aquella noche sí usó una clave para cerrarla, ya había tenido suficientes visitas sorpresa.

   - ¡Riley! - Exclamó al ver a su antiguo compañero apoyado en la pared de enfrente del pasillo, sosteniendo una botella de vodka en una mano y una de whisky en la otra.

   - Fui a buscarte a la sala de descanso... ¡no irás a acostarte sin que nos tomemos esa copa!

   Su brillante sonrisa deslumbró a Pavel, se le contagió de inmediato y tiró de él hasta meterlo dentro de su dormitorio.

   - Vale, pero solamente una, no quiero que los fantasmas vuelvan a mi jodida cabessa... - Murmuró entre risas.

   - ¿Fantasmas?

   - Es largo de contar... Kevin. - Sirvió un vaso de whisky a su amigo y luego uno de vodka para él. - Brindemos... por los viejos tiempos que nunca volverán...

   Su mirada triste conmovió al ingeniero jefe.

   - No, brindemos por los reencuentros afortunados, por las posibilidades que nos traen... - Levantó su vaso y lo hizo sonar contra el de Pavel. - Sláinte! *(salud, en gaélico irlandés, suena como slon-cha)

   - Nazdarobia! *(salud, en ruso) – Respondió Chekov con una sonrisa.

   - ¿Cómo llevas que Sulu esté casado... y sea padre? - Kevin Riley quería explorar las posibilidades, conduciendo la conversación a su terreno.

   - ¡Bien! ¡Es fantástico, es... es...! - Sacudió la cabeza, no sabía qué decir.

   - Es una guarrada. Te fuiste por lo de Chris, comprendo que desaparecieras... Aquel maldito accidente nos jodió bien a todos. - Recordó los gritos de Amy en la iglesia acusando a Pavel de haber chocado con la enfermera. - Yo estaba sentado tres filas detrás de ti cuando Bones intentó ahogarte. Vi cómo Sulu te cogía en brazos y te sacaba fuera. ¿Anduvisteis liados, no?

   -¡No! ¡Él y yo jamás...! - Pavel se levantó, aquella conversación le violentaba. - Preferiría que no hablásemos de eso, Kevin, me hase sentir culpable y no es bueno que...

   - ¡Perdona! Lo siento. - Se puso en pie y le sujetó por el brazo. - Pavel, yo... Creía que Sulu y tú erais amantes. Ya en el Enterprise, siempre lo he pensado, la verdad... por eso yo nunca... - Bajó la mirada avergonzado. - Nunca te dije nada.

   -¿Desirme... tú...? - Entendió a qué se debía el rubor en las mejillas del ingeniero, la mano acariciando su brazo, los ojos clavados en el suelo...

      Pavel recordó todas las miradas que habían cruzado en el Enterprise, cuando él era un muchacho inocente y bobo que no se daba cuenta de los sentimientos del irlandés.

   - Disculpa, será mejor que me marche. - Kevin le soltó y se volvió hacia la puerta. Una sonrisa de alivio se le dibujó en la cara al sentir la mano de su viejo amigo sobre la espalda.

   - Espera... - Le susurró. - No te vayas así... déjame regalarte algo...

      Kevin se quedó muy quieto mientras los labios de Pavel besaban los suyos. Sintió los musculosos brazos rodeándole el cuerpo, las grandes manos entrelazadas tras su cintura, el roce de sus caderas, el sabor a alcohol mezclándose en sus bocas... aquella lengua tan juguetona... Se le pusieron los pelos de punta y siguió su instinto, le abrazó con deseo, le levantó el jersey, quería pelarlo como a una fruta antes de comérselo...

   - No, no puedo... - Pavel se colocó bien la ropa apartándose de él. - Solamente quería darte un beso, como recuerdo.

   - No comprendo... - Estaba aturdido, había pasión en aquel beso... Aunque quizás solamente por su parte.

   - Estoy comprometido... o lo estaré pronto. La hija del capitán y yo...

   - ¿Demora? - Kevin se echó atrás con repugnancia...

   - ¿Qué? - Pavel comprendió el error y soltó una carcajada... - ¡No, hombre! ¡No la hija de Sulu! Me refería a la hija de Jim Kirk... - La risa se le cortó de golpe, su antiguo compañero seguía con la misma cara de asco. - No me importa lo que pienses, Kevin. Voy a ir a la Tierra a tomar a Amy como mi esposa. He sido y siempre seré suyo.

 

 

 

                                                             Lejos de allí, fuera del tiempo y el espacio de la Galaxia, la nave oscura vibró por un instante. Las extrañas criaturas que albergaba en su interior recorrían sus laberínticos pasillos en un frenético ir y venir, estaban muy atareadas. Un centauro tropezó al galope con un fauno que le palmeó los cuartos traseros con rabia.

   - ¡Mira por dónde vas, Quirón! Ocupas todo el corredor... - Le reprendió.

   - ¡Déjame en paz, Pan! Tengo cosas que hacer...

   - ¡Todos tenemos mucho que hacer! Se acerca el momento...

   - Sí, es inminente... debemos cumplir las órdenes de los dioses, todo debe estar listo.

   El centauro se alejó a medio trote y Pan entró en la sala de su izquierda. Miró su pezuña dolorida por el casco de Quirón, tendría que ir a ver a Apolo más tarde para que le curase. Levantó la cabeza astada y se detuvo a mirar aquella maravilla. El trisquel brillaba con intensidad, su tono violáceo se tornaba en azul intenso ante sus ojos.

      En otra habitación, mucho más amplia e iluminada, un joven dios sentado sobre un trono dorado meditaba en silencio. Apoyaba el mentón en la mano y el codo sobre el brazo de la silla de mando de la nave oscura. A su derecha, su hermana Artemisa fijaba los ojos en los paneles de control repletos de luces parpadeantes.

   - Un año terrestre... tal vez menos. - Murmuró rozando el hombro desnudo de su hermano gemelo. - Khan despertará y se unirá a Pavel. La niña deberá esperar para tenerles... sus mentes aún no están preparadas.

   - Ya nos ocuparemos de eso más adelante, Art, ahora tenemos otros problemas... - Miró a los ojos glaucos de su hermana. - ¿Crees que Ares va a desaprovechar la oportunidad para hacerse con el control? Si padre estuviera aquí...

   - Pero no está, Apolo. Tú tienes el mando, no nos decepciones.

      La diosa salió del puente de la nave recogiéndose el peplo con su puño, dando largas zancadas y pisando fuerte con sus sandalias plateadas. El solo nombre de su hermano la hacía encenderse como una antorcha. Sus cabellos, normalmente negros, se tornaron rojizos en la raíz. Ares estaba cerca. Podía sentirlo. Si volvían a encontrarse saltarían chispas.

      La última vez ardió Troya, y eso que estaban en el mismo bando. Perdieron la guerra entonces, la zorra de hielo de su hermana Atenea se salió con la suya y Artemisa se convirtió en Hécate... Pelirroja y furiosa como la muerte que camina, sembró el caos y la destrucción a su paso junto a Ares, dejándose ambos arrastrar por una roja pasión de sangre.

   Ahora estaban en lados contrarios. Afrodita viajaba con él. La echó de menos, la dulzura de su hermana era de las pocas cosas que podían calmarla cuando entraba en cólera. Eso y el sexo con Apolo... pero no podrían volver a hacerlo, no después del castigo que Zeus les impuso.

   Recordó con dolor los más de dos mil años sin ver a su gemelo, si saber que él también vagaba por aquel planeta bajo forma humana, despojado de sus atributos divinos. Su padre les privó de todo su poder durante ese tiempo como castigo a su rebelión, esperando que la experiencia de vivir tantas vidas en la Tierra les hiciese aprender algo de la humanidad.

   Tal vez lo había conseguido. Ahora sus hijos luchaban por proteger a la especie humana del terrible Armagedón que se avecinaba. Por eso habían ayudado a crear a Amy, ella sería la clave. Llegado el momento tendría que detener la oscuridad que Ares estaba intentando atraer sobre sus cabezas.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por los comentarios, por compartir esta locura conmigo.


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