Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

[Reviews - 264]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

David tendrá que esperar un poco más para viajar a la Tierra, los kingons tienen una emergencia de la que Sulu, al mando de la Excelsior, tendrá que ocuparse.

 


La luna rota de Kronos


 


                                                          David no podía creerlo. Cuando por fin Pavel iba a llevarle a casa el capitán tuvo que acudir con la Excelsior a una misión urgente encomendada por la Flota. Sulu no podía saltarse las órdenes para acercar a la Tierra a sus pasajeros. El chico maldijo su mala suerte.


   - ¿Y si nos lleváramos el ave de presa...? - Sugirió David siguiendo como podía el paso de su amigo Pavel.


   - ¿Y atravesar sientos de miles de parsecs en una nave enemiga de la Flota? Además, a la Exselsior le puede resultar útil tenerla a bordo. - Recordó lo bien que les vino en la Enterprise el pájaro de presa klingon cuando tuvieron que ir a HarOs a enfrentarse por primera vez con Kozak.


   - En una lanzadera entonces... - David buscaba alternativas.


   - Demasiado pequeñas, demasiado frágiles... no llegaríamos, chico. - Pavel daba grandes zancadas sin mirarle a la cara, caminando por la cubierta C hacia el turbo ascensor.


   - ¿Y la transportación transcurvatura? Kevin dice que...


   - ¿Kevin? No, no podemos usarla, agotaría las energías de la nave, no está preparada para eso... ¡Y deja de rondar a Kevin! - Se detuvo para hablarle, las puertas del ascensor esperaban abiertas. Pavel le cogió la cara al muchacho con ambas manos. - Lo siento, Kirk, tendrás que esperar para reunirte con tu padre. - Entró al elevador dejando fuera al chico. - ¡Puente! - Pronunció con voz firme.


   David pateó la pared con rabia cuando Chekov desapareció.


 


                        En el puente de mando el capitán revisaba las órdenes en compañía de Peter. Debían acudir a Praxis, la luna de Kronos, de donde los klingons extraían el mineral que era la fuente de su riqueza. Eran la nave más próxima de la Federación y se había detectado una actividad anormal que debía ser analizada.


   - Capitán, permiso para entrar en el puente...


   Sulu se volvió con una sonrisa. Nunca esperó oír aquellas palabras en boca de su mejor amigo.


   - Déjate de gilipolleces, Pavel... - Le hizo una seña con la mano y tomó la suya cuando le tuvo cerca. - Ten, no me atrevo a decirte adónde vamos, léelo tú mismo... - Murmuró entregándole la tableta con la misión que la Flota les exigía.


   - ¡Kronos! - Su voz retumbó en toda la sala, verdaderamente el vodka puede hacer bajar más de un par de tonos la garganta de un hombre. - Yebát! *(joder)


   - Lo sé... ¿Qué quieres hacer? Supongo que mantenerte al margen... - No quería suplicarlo pero en realidad necesitaba su ayuda.


   - No, te echaré una mano... ¿sigues sin saber klingon? - Le sonrió con cinismo.


   - ¡Ah, déjalo...! No me lo recuerdes... - Era como estar viendo a Khan haciéndole aquella pregunta. - Supongo que tú sí sabes, ¿no?


   - Trabajé para Azetbur casi tres años cuando abandoné la Tierra. - Los ojos aguamarina se volvieron turbios. - Aprendí muchas cosas allí, además de su lengua.


   - ¡Perfecto! - Exclamó Peter. - ¡Vendrás conmigo! - Palmeó con fuerza su espalda, contento de tenerle allí.


   - ¿Tú? ¿Trabajaste para la Señora de la casa D'Ghor? - Sulu vio la mirada de “no hablamos de eso” en la cara de su amigo. Le conocía bien. - Coge un fáser y sigue a Peter. Preparad la expedición de aterrizaje en Praxis, me reuniré con vosotros en la sala del transportador en un par de horas. - Sulu había dado sus órdenes.


   - ¡Yo era vigilante en la estasión de Rinax! ¿Cuándo he vuelto al servisio activo, si puede saberse? - Preguntó Pavel empujado por la mano de Peter hacia el ascensor.


   El japonés rió con aquello meneando la cabeza. Pavel, su querido amigo, al fin juntos en una nueva aventura. ¿Por qué habría hecho aquello? Imaginar a su rosa viviendo entre klingons le hizo estremecer. Ya hablaremos de eso... se dijo.


 


            El Excelsior abandonó la velocidad de curvatura en las proximidades de Kronos, cerca de su satélite mayor. Toda la maldita nave se agitó con bravura, sacudiendo los cuerpos de la tripulación. La alarma de alerta roja empezó a sonar ensordeciendo sus oídos.


   Sulu cayó golpeándose la cabeza con el escalón de la plataforma circular. Pavel se arrastró hacia él, le acarició la nuca y se miró después la mano cubierta de sangre.


   - ¡Alex! - Gritó desesperado. Viéndole con el jefe de seguridad entre los brazos temió que le hubiera ocurrido algo. - ¡Peter! ¿Estás bien?


   - ¡Sí! ¡Alex, ve a ver qué le pasa al capitán! - Empujó a su novio que al ocurrir el impacto se había lanzado sobre él para protegerle.


   - ¡Una ola de energía, señor! ¡Hemos sido golpeados por una gigantesca ola de energía que no sabemos de dónde ha salido...! - La voz de Riley sonaba alterada por el intercomunicador. - ¡Capitán! ¿Puede oírme? Aquí el puente... ¡Sala de transportación! ¿Me reciben?


   - ¡Aquí Kirk, señor Riley! - Peter pulsaba el botón con el puño, el brazo apoyado en la pared. A Pavel le pareció estar viendo a un Jim pelirrojo y barbudo vestido con camiseta roja. - El capitán Sulu está herido, está usted al mando.


   - ¡Kirk, venga al puente de inmediato! Y traiga a Pavel... ¿Está él bien?


   - Vamos en camino, Jefe. Kirk, fuera.


   Hizo una señal a Chekov para que le siguiera, tuvo que esperar a que Alex le confirmase que Sulu se recuperaría enseguida tras consultar su tricorder.


   - Vete, yo me ocupo... - Dijo el médico.


   Corrieron por el pasillo hacia el ascensor, las luces parpadeaban, saltaban chispas desde el techo. David les salió al paso y los siguió. Quería enterarse de qué estaba pasando. Pavel consideró la posibilidad de encerrarlo en el camarote pero pensó que lo mejor era tenerle cerca si quería cuidar de él.


 


   Los meteoritos flotaban alrededor de aquel cuarto de luna incandescente que brillaba ante sus narices. Peter se quedó atónito ante la pantalla principal. El jefe Riley, con un gesto de su mano, ordenó a Pavel que ocupase la consola de observación científica y le explicara aquello. Praxis había explotado en pedazos.


   - Al parecer hemos llegado demasiado tarde. - Kevin volvió a la silla de mando a esperar que el genio ruso consultara los datos.


   - ¿Eso es Praxis? O lo que queda de él... ¿Qué ha pasado? - David preguntó sin obtener respuesta. Comprendió que aún no la había.


   - Gas... una acumulasión de gas, un mal uso de los explosivos... No lo sé con exastitud. Pero los klingons... - Pavel se volvió al puesto de telecomunicaciones. - ¡Abra un canal con Kronos...! ¡Pregunte en qué podemos ayudarles...!


   - ¡Hágalo teniente! ¿A qué espera? Debe haber millares de muertos... - Riley increpó al oficial de comunicaciones por quedarse pasmado mirando a Pavel.


 


 


                                                     La seda roja siempre le había sentado muy bien. Terminó de arreglarse el flequillo, se acababa de cortar la melena en el baño y comprobaba el resultado con agrado. El rojo de su vestido y el negro de su pelo, sus colores. Dio una vuelta sobre sí misma y pensó en algo con lo que combinar aquello. Monty le regaló un rubí encerrado en obsidiana como anillo de compromiso, una extraña combinación del mineral y la gema que se daba en el planeta Catulla. Nyota se miraba coqueta al espejo preguntándose cuál sería su regalo este año...


     Amy daba la cena a los niños en la cocina. Su a'nirih ya habría llegado a casa del despacho y probablemente estaría abroncando a Bones por quedarse dormido y no escucharla salir con la moto. Pobre doctor, a Amy le dio lástima.


   - ¿Y podemoz jugar con el zimulador antez de ir a la cama? - Preguntaba Bean sonriéndole con sus paletas melladas. Por la mañana se le había caído la izquierda al morder una manzana.


   - Ya veremos... según os comportéis. - La chica le dijo lo que siempre le decía su papi cuando era más pequeña.


   - ¡Amy! ¡Tu padre al vídeo comunicador...! - Nyota le gritó desde el hueco de la escalera.


   - ¿Cuál de los tres? - Bromeó en voz baja con los pequeños que la miraron sin entender nada.


   - ¿Cómo dices? - Uhura se peleaba con el bajo de su vestido, le quedaba demasiado largo sin los tacones.


   - ¡Ya voy...! - Respondió riéndose por dentro.


      Jim estaba totalmente rojo, Bones le sujetaba por la cintura, poniéndole la mano en la boca para impedir que se acercase al monitor a gritar.


   - Amy, has vuelto a llevarte la moto. Eso supondrá alargar tu castigo. - Spock le hablaba con calma, levantando una ceja. No podía verlo pero seguro que tenía las manos sujetas a la espalda.


   - Vale, está bien... no saldré hasta los dieciocho. ¿Algo más? - Con su descaro no hizo sino acrecentar el cabreo de su a'nirih.


   - ¡Esta noche, en cuanto regresen Scott y Nyota, que te traigan a casa! ¡Deja ahí la aeromoto! ¿Entendido? - Jim gritó desgañitándose, se había conseguido librar de los brazos del médico.


   - De acuerdo, está bien... - Amy pulsó el botón y cortó la llamada. - Padres... - Murmuró subiendo la escalera. - Tendréis que llevarme a casa cuando volváis esta noche... a'nirih quiere que deje... ¡Oh, por todos los dioses Nyota! - Gritó al abrir la puerta de su dormitorio. - ¡Estás increíble!


   La mujer, envuelta en su vestido de seda rojo que dejaba sus hombros al descubierto estaba sentada en mitad de la cama. Parecía una preciosa muñeca allí posada. Se volvió al oírla entrar. Imaginó que Jim estaría enfadado por lo que la chica había hecho.


   - Amy, ya casi tienes quince años... ¿Cuándo vas a empezar a comportarte como una mujer y no como una niña malcriada? - Le habló seriamente, mirándola a los ojos azules con una pizca de tristeza en los suyos. *(ver imagen de las notas finales)


   - ¿Qué ocurre, Nyota? ¿Qué es eso que guardas en la mano? - Se fijó en el puño cerrado sobre el regazo.


   - Nada, ve abajo con los niños... no se les puede dejar solos en la cocina. - Uhura se levantó, ocultando su mano a la espalda, empujando ligeramente a la muchacha al pasillo.


   Una vez que Amy la dejó sola abrió la mano y miró el puñado de horquillas rubias que escondía. Eran de Christine, las encontró buscando su anillo de compromiso en el joyero. ¡Cómo la echaba de menos! Podía incluso oír su voz si cerraba los ojos...


   - Te irá perfecto con ese vestido, cariño.


   Se puso el anillo en el dedo y volvió a guardar las horquillas con cuidado.


 

Notas finales:

Gracias por leer, por comentar y sobre todo por compartir estos pensamientos conmigo.

Esta es la imagen de la nota del texto:

http://p1cdn01.thewrap.com/images/2014/05/rosemarys-baby.jpg-618x400.jpg


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).