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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Sulu comprende que su rosa ha dejado de ser una flor indefensa. Después de tantos años lejos de sus cuidados, Pavel se ha convertido en otra cosa.

 


La reina del drama


 


    "Mi flor es efímera - se dijo el principito - y no tiene más que cuatro espinas para defenderse contra el mundo. ¡Y la he dejado allá sola en mi casa!" Por primera vez se arrepintió de haber dejado su planeta, pero bien pronto recobró su valor.


   - EL PRINCIPITO, Antoine de Saint-Exupéry.


 


 


                                                                 El chorro caliente caía sobre su cabeza empapando sus largos rizos castaños, deslizándose por los hombros y la escarpada piel de su espalda, donde las marcas de los dientes y las uñas de Somak no eran más que una parte de tan particular orografía. Pavel lloraba a solas en la ducha. Las lágrimas se perdían en el agua.


 


   - Deberías hablar con él... - Alex se cambiaba de ropa sin pudor delante de su capitán. Peter seguía en el baño de su camarote.


   - Lo sé... - Sulu bajó la vista cuando el rubio se agachó para ponerse los pantalones negros, - ...aunque no tengo ni idea de qué decirle.


   - Eres su mejor amigo, le conoces como nadie... - El doctor peleaba por embutirse en un jersey que le quedaba estrecho hasta que se dio cuenta de que era rojo y no azul. - ¿Qué narices...?


   - ¡Eh, vikingo, no te pongas mi ropa que me la estiras...! - Peter protestó saliendo del aseo envuelto en una toalla.


   El rubio era algo más corpulento, unos ocho centímetros más alto que su novio alcanzaba el metro noventa. Peter a veces le llamaba así cuando le tenía encima en la cama...“mi vikingo”. Alex se ruborizó cuando se lo dijo delante del capitán.


   - ¿Y tú qué haces aquí, Hikaru? - Peter le miró como si estuviera fuera de lugar. - Deberías ir a hablar con Pavel... después de lo que ha pasado creo que te necesita.


   El jersey carmesí golpeó la cara barbuda del pelirrojo, Alex se lo había tirado echo una bola.


   - ¿Y ahora me arrugas el uniforme? - Peter saltó sobre la cama como un tigre, abalanzándose sobre su novio y tumbándole por sorpresa.


   - ¡Está bien... me largo...! - Sulu estaba acostumbrado a sus lances de enamorados. - Voy a ver a ese arranca-cabezas...


   - Escúchale, Hikaru... no le hagas sentir culpable y sobre todo... - Alex apartó la boca de Peter de la suya para terminar con sus recomendaciones al capitán. - Sobre todo hazle saber que no está solo.


 


         De camino al camarote 112 en la cubierta B, Sulu se cruzó con David. El chico devoraba un bocadillo de pollo con auténtica pasión.


   - ¿Y Pavel? - Le preguntó sonriendo, su forma de engullir a dos carrillos le recordó a Jim.


   - Quiere estar solo. - Respondió encogiéndose de hombros. - He intentado que coma algo... le hice yo mismo el sándwich en las cocinas pero dice que no tiene hambre, y eso que apenas probó bocado en la cena... Me preocupa... No es normal lo que ha hecho pero por otro lado lo entiendo... - Sus genes Kirk empezaban a hacer estragos en los oídos de Sulu. - Ese Somak debió hacerle mucho daño hace tiempo...


   - Iré a hablar con él. - El japonés le dio una palmada en el hombro al chico. - ¿A dónde ibas?


  - Con Peter... - Señaló con el resto del emparedado hacia el turboascensor.


   - No es buen momento. - Recordó que lo último que vio fue al médico sometiéndose a los besos de su jefe de seguridad. - Vete a la cama, chico.


   El muchacho obedeció y se marchó a su camarote.


 


         La sombra de la mano sobre su cara frente al espejo. Pavel trataba absurdamente de afeitarse sin ver el reflejo de sus ojos. Se cortó en la barbilla. Enjuagó la herida y al contemplar el rojo de la sangre... se estremeció.


   - ¿Quieres un apósito? - Le preguntó Sulu apoyado en el quicio de la puerta de su aseo.


   - ¿Cómo has entrado? - Pavel le miró sorprendido, había cerrado con clave, estaba seguro.


    - Llevas toda la vida usando la misma contraseña... 13853211...


   - El inverso de Fibonacci... - Sonrió. Sulu, su viejo amigo... - Déjame solo, Hikaru. Vete, por favor...


   - No, Pavel, no voy a ninguna parte. Tienes una cuchilla en la mano y me estoy empezando a poner nervioso. ¿Quieres dejar de comportarte como una reina del drama? - Avanzó un paso y cogió la maquinilla de afeitar de la mano de su rosa.


   - ¿Reina del drama? - Se miró al espejo. Le pareció patético. La mirada triste, el corte en el mentón... Se echó a reír. - Lo era ¿verdad? La maldita reina del drama... - Se carcajeó.


   Sulu le cogió el brazo izquierdo. Girando la muñeca le mostró la cicatriz que se hizo con la wakizashi. Pavel cerró los ojos al verla para luego abrirlos y regalarle a su querido amigo la más radiante de las sonrisas.


   - He aprendido de mis errores, Sulu. Eso es algo que no se volverá a repetir. - Se acercó un paso más, podía casi rozar su nariz. Apoyó la frente en la de Sulu, sus ojos aguamarina clavados en los castaños ojos rasgados del japonés.


   - Pavel... mi rosa... - La tentación era demasiado grande. Besó aquella boca con la dulzura de la miel. Su estómago se abrió en un espasmo... aquel nudo que había empujado hasta lo más profundo durante tantos años se deshizo de repente.


   Sus manos recorrieron la espalda, deteniéndose en las caderas, desenrollando la toalla blanca con la insignia de la Flota y dejándola caer a los pies descalzos de Pavel. Rozando con ligereza aquellos muslos con las yemas de sus dedos, Sulu gimió con ardor.


   - Sólo una vez... Hikaru... hagámoslo sólo una vez antes de que regrese a la Tierra... - Pavel susurraba esas calientes palabras en el cuello de su amigo, sintió la caricia del vello de la nuca erizándose bajo la palma de su mano.


   - Pavel... mi preciosa rosa... - El capitán estaba perdiendo el control de sí mismo.


   Le llevó al dormitorio y le tumbó sobre el lecho. Se detuvo un instante a mirarle allí tendido, totalmente desnudo. El vaivén de su pecho con la respiración agitada, los pezones duros como bombones que quiso probar, las piernas doblándose para intentar ocultar su sexo excitado...


   - No puedo. Te miro y te deseo... pero no puedo hacerlo, Pavel. - Sulu se alejó unos pasos hasta sentarse apoyado en la cómoda frente a la cama. Bajando la mirada respiró con calma.


   - Ya, comprendo... - Había frustración en el tono de su voz. Se sentó en el colchón con las piernas cruzadas, su miembro empezó a relajarse y acabó posado sobre el muslo derecho. - Selene...


   - ¡Te equivocas! - Le lanzó una mirada furiosa. - Cuando hablé con ella y le dije que estabas a bordo, mi mujer, la madre de mi hija, hizo algo que no creerías... - Sulu tenía los brazos estirados sujetándose al mueble con fuerza. - ¡Me dio su permiso! ¿Te enteras? ¡Selene me dio permiso para estar contigo...!


   Pavel abrió los ojos como platos.


   - ¿Qué? Pero... ¿por qué iba ella a...?


   - ¡Porque me ama, Pavel! Me ama y sabe bien todo lo que pasó entre tú y yo. - El japonés bajó la vista al suelo. - Así de generosa es mi esposa...


   - ¿Cuánto tiempo llevas lejos de ella, Sulu?


   - Dos años... - El capitán volvió a mirar a su amigo. ¿A dónde quería ir a parar?


   - Y te queda otro... - Pavel se levantó para acercarse a él, tomándole por la cintura le miró con una sonrisa en los labios. - Tenemos su permiso... ¿sabes cuánto llevo yo sin tener sexo desente? - Por supuesto lo ocurrido en Kronos no contaba.


   - Pues según David... cuatro años. Los dos que pasaste con él en Rinax y los dos que llevabas allí solo...


   - No, más... Los klingons no se preocupan por lo que pueda sentir su pareja en la cama...


   - ¡Pavel! - El capitán le apartó de un empujón. - ¿Es eso cierto? ¿Realmente te acostabas con ese... ese animal?


   - ¿Somak? Sólo fue uno de tantos... - Pavel se giró, no quería mirar a la cara de su amigo.


   - ¿Por qué, Pavel? ¿Cómo pudiste...? - La idea de su rosa pisoteada y machacada por esos animales se le atragantó, no podía hablar.


   Pavel le daba la espalda en silencio. De reojo Sulu observó el trisquel tatuado por encima de la rabadilla. Peter y Alex le comentaron su sorpresa cuando lo vieron y que decidieron no decirle nada, ya vería el de Amy con sus propios ojos. Se mordió el labio para no estropearle esa sorpresa.


   - Siempre he tenido la cabesa jodida, Sulu. - Seguía sin volverse mientras se explicaba. - De niño no era normal, los psicólogos me mandaron desenas de pastillas pero mi padre no dejó que yo las tomara. Creo que se equivocó. Me llevó a San Fransisco, me metió en la academia, se ocupó de que aprovechase mi intelesto... y luego tuvo el mal gusto de morir un mes después de que me graduara. Más tarde llegó Amy... y Khan... - Al decir su nombre sintió la mano de Sulu en la espalda, acariciándola suavemente.


   - ¿Qué pensará él de todo esto? - Sus dedos rozaron cada cicatriz.- Igual decide rematar la extinción del pueblo klingon... su furia puede ser más peligrosa que la explosión de Praxis.


   Los dos se echaron a reír, conscientes de que aquello que había dicho el capitán no era realmente ninguna tontería.


   - No lo sé, Sulu... - Pavel se giró y le rozó la mejilla con la palma de la mano. - Pero voy a averiguarlo. Iré por él, ya he esperado bastante.


   - Necesitarás ayuda para sacarle de donde le tienen.


   - Creo que podré contar con Jim...


   - Y con todos nosotros, Pavel. Eso es lo que venía a decirte en realidad. - Le cogió la cara sosteniéndola entre ambas manos. - ¡No estás solo!


   Sulu recibió el abrazo de Pavel con sorpresa, notó sus músculos rodeándole y apretando con fuerza, la suficiente para arrancar de cuajo la cabeza de un klingon... Esta vez las espinas no le hirieron, su rosa había dejado de ser una flor indefensa: se había convertido en un hombre con una misión.


   - Grasias. Puede que os nesesite... - Separó su cuerpo de el de Sulu para mirarle a los ojos. - Entonses, Hikaru... ¿hasemos uso del permiso de tu mujer o dejamos las cosas como están? - Sonrió con picardía.


   - ¡Oh, Pavel... no sería lo mismo sin esa tensión entre tú y yo...! - Sulu le devolvió la sonrisa, besó su mejilla y le dejó a solas con aquella erección que había regresado. - Soy fiel a Selene, tú eres fiel a Khan... ¡Lo dejamos como está! Buenas noches Pavel. - Salió del dormitorio agitando ligeramente la cabeza.


   - Buenas noches, Sulu... moy drug. *(amigo mío, ruso)


   Pavel se tumbó en la cama y se dejó vencer por el sueño.


 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar.

En la serie Sherlock de la BBC no sé si fue John a Sher o al revés, le llamaba así, reina del drama... fue el día de la boda. Un episodio fascinante...


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