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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Pavel sufre un exabrupto en el puente cuando Spock le roza: no quiere al vulcano metiendo las narices en su cabeza.

 

Bones se lleva una agradable sorpresa al saber que no tendrá que dormir solito en el Enterprise.

 

Azul, amarillo, azul

 

                                                                                Jim sintió frío en el puente del Enterprise, llevaba puesta la camiseta blanca con la frase “ve a escalar una roca” escrita en el pecho. Bones notó la piel de los brazos erizada y le acercó la casaca roja del uniforme.

   - Gracias, cariño. - Dejó que le ayudase a ponérsela. - Nyota, ¿puedes pasarme con Paul en el monitor principal?

   - Claro, Jim. - Ocupó su puesto de telecomunicaciones y abrió un canal con el Cuartel General. Un pitido sonó con fuerza en su oído haciéndole llevarse la mano a la oreja y protestar.

  - ¿Qué ocurre? - Spock se inclinó sobre ella, viendo el mal funcionamiento de la consola se giró para mirar a Scott.

   - ¡Lo sé! Es un puñetero desastre... - El ingeniero se encogió de hombros. - Lo siento nena, trataré de arreglarlo más tarde.

  - ¿Podéis hacer menos ruido? - La imagen del almirante Jackson se desdibujaba en la pantalla repleta de interferencias, unos cadetes arrastraban un mueble de herramientas y algunas cayeron al suelo con gran estrépito. - Estoy tratando de entender qué me dice la Flota, ¡por todos los dioses! ¡Silencio! - Gritó Jim alterado.

   Los cadetes se detuvieron, todo el mundo se cayó de repente obedeciendo sus órdenes.

   - ¡Gracias! - Sacudió la cabeza. - ¡Paul! ¿Me recibes? Te oigo fatal... - La imagen no dejaba de temblar.

   Pavel se acercó al panel del monitor, lo miró fijamente y luego le dio un tremendo puñetazo en una esquina. La nitidez se hizo en la pantalla. El almirante Paul Jackson, pareja de Alexader Duke, el ex-jefe de Jim, apareció con total claridad ante sus ojos.

   - Gracias, cielo. - Le dijo a Pavel levantando ambas cejas. - ¿Paul? ¿A qué vienen estas prisas por salir? El Enterprise no está listo todavía...

   - ¡Nimbus III ha sido tomado por un chiflado, Jim! Oye, no es un uniforme muy ortodoxo el que llevas... - Comentó mirándole la camiseta.

   - ¡Oh, iba a darme una ducha! - Jim se abotonó la casaca hasta el cuello. - ¿Qué ha pasado? Sarek está allí, ¿se encuentra bien?

   - No tengo ni idea. Hemos recibido un vídeo del secuestrador con sus exigencias. Ha tomado como rehenes a Korrd, el canciller klingon...

   Pavel saltó en su silla. Reconoció el nombre y a Jim no se le escapó.

   - ...al diplomático de la Federación, St. John Talbot, humano, y a la representante romulana, la Cónsul T'rak...

   - ¿Esa zorra? - Escupió Jim.

   - ¿Cómo dices muchacho? - Paul le miró sorprendido.

   - ¡Nada! Y... ¿dices que un loco les tiene como rehenes? Pásame ese vídeo, a ver cuáles son sus peticiones...

   - Las órdenes son que vayáis allí y rescatéis a los prisioneros, si puede ser sin provocar un conflicto entre las tres potencias, por favor. - Guiñó un ojo a Jim y le vio sonreír. - Luego podréis dejar los materiales para la doctora Marcus en esa luna, no sé nada de ella, espero que la mujer esté bien. ¡Oh, y también su padre, señor Spock! Al menos no les han tomado como rehenes.

   - De acuerdo, el vídeo Paul... - Le recordó Jim.

   - Enviado. - El almirante Jackson le miró con preocupación. - Tened cuidado muchachos, volved sanos y salvos. Corto.

   - Nyota, pásalo por todos los monitores del puente. - Ordenó Jim acercándose a Pavel. - Ese canciller klingon... - Le susurró al oído poniendo la mano sobre el hombro de su amigo.

   - ¿Korrd? Es un buen hombre... También estuvo al servisio de Asetbur.

   - ¿Él y tú...? - No sabía qué pensar.

   - No, Jim... - Rió Pavel. - No me he tirado a todo Kronos, ¿sabes?

   - ¡Es vulcano! - Bones miraba atónito el monitor principal.

   Después de que T'rak, Talbot y Korrd hubieran aparecido en la grabación, diciendo a sus gobiernos que estaban bien y que siguieran las indicaciones de su secuestrador, Sybok exigió una nave estelar para sacarle de allí a cambio de liberar a sus rehenes.

   - “No quiero utilizar la violencia, pero lo haré si no me dejan más remedio. Tendré a mi mando una nave en dos días o aténganse a las consecuencias.” - Esas fueron sus palabras, el vídeo terminaba ahí.

   Spock lo rebobinó en la pantalla de su puesto de observación científica. Amplió el rostro de Sybok y lo miró con detenimiento.

   - ¿Qué ocurre, mi amor? - Le preguntaba su esposo ahora a su lado. - Parece que hayas visto un fantasma...

   - Tal vez lo haya visto, Jim. - Siguió contemplando la cara de aquel vulcano que le era tan familiar. - Ha pasado mucho tiempo...

   - ¡Pongan rumbo a Nimbus III, máxima velocidad de curvatura! - Ordenó el almirante.

   - Jim, la nave no está lista... tengo mil reparaciones que hacer... - El ingeniero jefe agitaba su llave allen delante de la cara de su superior.

   - ¡Pues ponte manos a la obra Scotty, no pierdas tiempo! Que Chekov te eche una mano... - Se volvió a mirarle.

   - Creo que ya lo está haciendo... - Dijo el escocés con una sonrisa y saliendo del puente hacia la sala de máquinas. - Voy a poner a punto esos motores, Jim. Llámame si el chico necesita algo, aunque dudo que le haga falta... - Sabía bien que Pavel podía arreglárselas solo.

   El genio ruso estaba tirado en el suelo con medio cuerpo metido debajo de su consola de artillero. Había desmontado el panel y trataba de rematar unas conexiones defectuosas. Necesitaba otra herramienta, echó mano de ella pero estaba lejos de su alcance. Jim se acercó para recogerla y entregársela pero cuando iba a hacerlo la llave conectora vibró y se lanzó sola hacia los dedos de Pavel que la agarró con fuerza.

   - ¿Has visto eso? - Jim se giró hacia Spock mirándole con los ojos como platos.

   - Lo he visto. Telequinesia... - Levantó una ceja y ladeó la cabeza. - ¡Fascinante!

   - Pavel, corazón... - Bones también lo había observado, además de escuchar los pensamientos de sus dos amantes. - ¿Desde cuándo puedes mover objetos con la mente?

   La pregunta del doctor le desconcertó. Se incorporó de sopetón golpeándose la frente con la consola. Llevándose la mano a la cabeza sonrió.

   - Tuve mucho tiempo para practicar en Rinax. - Se frotaba el golpe, le saldría un chichón.

   - Cariño, ¿te has hecho daño? - Jim se iba a acercar a él pero la mano de Spock en su brazo, atenazándole como una garra de águila, se lo impidió.

   - No es nada... - Se levantó y comprobó que la consola de artillería funcionaba correctamente. Sonrió satisfecho.

   Spock se aproximó a él, quedándose en pie a su lado. Alzó la mano y le rozó la frente. Pavel le miró, entre sorprendido y aterrado. ¿Qué estaba haciendo el vulcano? No le había dirigido la palabra en ningún momento ¿y ahora pretendía unir sus mentes? Pavel le apartó con violencia.

   - Yebát! *(Joder) ¡Déjame en pás, Spock! - Sus ojos aguamarina se oscurecieron, estaba furioso. Le empujó con fuerza, tanta que Spock se vio impulsado hacia atrás. - ¡No vuelvas a tocarme! - El grito sonó grave y rotundo haciendo que los oídos del vulcano se estremecieran.

   - ¡Tranquilo, Pavel! ¡Por Dios, cálmate! - Bones se puso en medio de los dos, agarrando a Spock por la cintura a su espalda.

   - ¡Que no se aserque a mí...! - Su cuerpo estaba totalmente tenso, la espalda encogida, los puños apretados.

   - ¡Pavel, Spock ha cambiado de idea y va a hacer el koon'ul! *(ceremonia de compromiso) - Jim trató de tocarle, su mano fue apartada por un manotazo del ruso.

   - ¡No le quiero en mi cabesa! - Miró al rubio y al ver su cara de desconcierto bajó el tono. - No si Amy no está a nuestro lado... ¿No es así cómo se hase la seremonia, con los dos t'hy'la presentes? - Se dirigió a Spock con cinismo.

   - Sí, así es... - Asintió él en un susurro. - Perdona mi intrusión, Pavel. No volverá a suceder. - Se disculpó.

   - Eso está mejor, Spock. No te quiero en mi mente, no a no ser que sea nesesario... - Pavel se dio media vuelta y recogió las herramientas, aún tenía que volver a montar el panel de su consola.

   - Vamos chicos, necesitamos una ducha... - Jim prácticamente había ordenado con su mente que Bones y Spock le siguieran al camarote. - Comandante Chekov, queda usted al mando.

   ¿Comandante? Jim debía de haberle ascendido. Chekov asintió y miró a su izquierda. Un joven teniente vigilaba que el rumbo a Nimbus III no desapareciese de su pantalla. Uhura suspiró observando al ruso, imaginó que debía estar echando en falta a Sulu en el puesto de navegación.

 

 

   - Supongo que ésta es vuestra habitación... - Murmuró el médico fijándose en la enorme cama tamaño “Kling-Size”, como la que compartieran en Kronos.

   - Y tuya, Bones. - Rió Jim. Abrió el gran armario de tres puertas y señaló la ropa. Jerséis azules a izquierda y derecha, amarillos en el centro. - No íbamos a dejar que durmieras solo.

   - ¿Los tres... juntos? - McCoy agitó la cabeza sorprendido. - ¿Y qué piensa de esto Jackson?

   - Ni lo sé ni me importa. - Jim había empezado a desnudarse. - Yo también soy almirante, no lo olvides.

   - Privilegios del mando... - El doctor se echó a reír y se quitó la ropa.

   - Pavel está muy cambiado, lo poco que he visto en su interior... - Spock hablaba con la mirada perdida, parecía trastornado.

   - ¿No irás a cambiar de idea? - Jim le sujetó por la cintura atrayendo su cuerpo hacia él.

   - Haré la ceremonia, mi amor. - Spock le besó en los labios sintiendo un cosquilleo en su nuca... los dedos de Leonard le acariciaban el nacimiento del pelo.

 

                              El agua caliente caía sobre sus cuerpos. En el Yosemite se habían quedado a medias y quisieron rematar. Bones mordía la nuca de Spock y él a su vez la de Jim. El ritmo de sus embates aumentó y el vulcano tuvo que sujetar con fuerza a su sa-telsu *(esposo) para que no acabase aplastado contra los azulejos de la pared. Gemían, casi al unísono, el océano de su vínculo agitaba sus mentes con un oleaje intenso, fuerte, de olas muy altas que les llevaron a toda prisa a la orilla, casi al mismo tiempo.

      Recuperando el aliento Jim salió de la ducha para envolverse en su albornoz blanco con la insignia de la Flota bordada en la solapa.

   - ¿Y qué es lo que has visto en la mente de Pavel, Spock? - Se secaba el pelo con una toalla de manos, frotándolo enérgicamente.

   - La oscuridad de su alma, el dolor, la soledad... la culpa. Necesita a Amy, está incompleto. - Spock se envolvió en una toalla y le pasó otra al médico.

   - También necesita a Khan, no lo olvides. - Bones se secó el pecho y la entrepierna. El vulcano le miraba con sus profundos ojos negros. Levantó la mano y le acarició la mejilla verdosa. - Todo a su tiempo, ¿verdad?

   - Lo primero es saber de tu padre, cariño. Que no haya aparecido en el vídeo de ese chiflado secuestrador no significa que no haya podido ocurrirle algo malo... - Se estremeció al oír sus propias palabras. - ¡Que los dioses le protejan!

   - Y a Carol... - Añadió Spock. No es que le tuviera especial afecto a la doctora, pero ahora que sabía que era la madre del hijo de Jim no podía desearle ningún mal.

   - Si a Sarek le hubiera pasado algo, Spock, tú lo habrías notado ¿me equivoco? - El doctor le miró con el ceño algo fruncido, los ojos avellana clavados en los del vulcano.

   - Nos separan muchos pársecs de distancia, en cuanto estemos cerca de Nimbus III tendré una respuesta para esa pregunta, Leonard. - Salió del aseo para vestirse.

   Spock no quería pensar en el peligro que corría su padre, no podía hacer nada por ayudarle desde allí. Preocuparse por un problema que no tiene solución es perder el tiempo y la energía.

   - ¿Y no nos vas a decir de qué te suena la cara de ese loco? Ha tomado como rehenes nada menos que a los tres representantes de los gobiernos Klingon, Federación y Rómulo, y todo... ¿para conseguir una maldita nave? - Jim le siguió para verle plantado ante el armario. - Los tuyos a la izquierda, Bones a la derecha. - Le aclaró el lugar que había dispuesto para su ropa.

   - Puede ser alguien que conocí cuando era un niño. Apenas le he visto, han pasado muchos años, entiende que no esté seguro, Jim. - Tomó un jersey azul de la izquierda y se lo colocó.

   - ¡Ah, me muero de sueño! - Bones se había dejado caer en la cama. Era tan grande que ni atravesado alcanzaba los dos extremos con su metro ochenta y cinco de estatura.

   - Descansa un poco, cielo. Nosotros dos debemos ir al puente. - Se vistió a toda prisa e hizo una señal a su marido. - A ver si Nyota puede contactar con Carol en la luna de Nimbus III.

   - Despertadme si lo consigue. - McCoy se tapó con la sábana y se acurrucó para dormir. - Y si averiguáis algo de Sarek...

   Los dos le observaron con ternura, sonriendo. Después de intercambiar miradas entre ellos, tornaron la expresión a una cara de acuciante tensión. Había mucho por hacer en el puente de mando, entre otras cosas planear el rescate de los prisioneros. Salieron del camarote dejando al médico rindiéndose entre los brazos de Morfeo.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por los comentarios.

Dejo imagen de James Tiberius Kirk, el del otro universo, con su camiseta de escalar.

http://www.toplessrobot.com/go%20climb%20a%20rock.jpg

Fuente:Star Trek V: la última frontera.


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