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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Trece años sin ver la luz de los ojos azul hielo de su amante... ¿Podrá Pavel resistir tanta emoción? ¿Y cómo llevará su querido Khan que lo despierten?

 


Ojos de hielo


 


                                                                    Fue un momento mágico, casi sagrado. Un trisquel brilló en alguna parte cuando los ojos azul hielo volvieron a abrirse y Khan exhaló su primer aliento tras trece años de oscuridad y silencio. Algo llegaba a su mente, un suave rumor, como una ola rompiendo en la orilla de la playa. Distinguió una sombra moviéndose sobre su cara, ¿dedos...? Una mano que le rozó la frente. Luego escuchó las palabras...


   - Sus constantes vitales se están normalizando.


   - ¡Date prisa Bones...!


   ¿Kirk? Aquella era su voz. La mano pertenecía al doctor McCoy, tiraba de su cabeza apoyada firmemente en la nuca. El médico estaba tratando de levantarle. Aún no sentía sus músculos, solamente el frío. Temblaba, todo su cuerpo tiritaba con violencia y no podía controlarlo.


   - ¡Vaya, ahí están tus soldaditos! Cielo, acércame la manta.


   Un tejido suave y cálido cubrió su desnudez, como quien sujeta a un recién nacido McCoy le sacaba de su cápsula. Las piernas no le sostenían, el médico no podía con él y otras manos le rozaron.


   El tiempo se detuvo... Aquella piel... su contacto... El rumor de la ola lejana le estalló en la cabeza haciéndole gritar, o al menos intentarlo: abrió la boca pero sus cuerdas vocales aún estaban dormidas. Cerró los ojos, estuvo a punto de perder el conocimiento, cuando volvió a abrirlos una sombra se les acercó...


   - Hay que salir de la zona del inhibidor de frecuencia. ¿Puedes andar, Khan?


   - Está muy débil, Jim. Te dije que esto llevaría su tiempo...


   Le arrastraron entre los dos, McCoy y el otro hombre, cuyo tacto le era tan familiar, tan electrizante...


   - Pavel... - Se esforzó por susurrar.


   Al hacerlo sintió cristales en la garganta y la cabeza le explotó de nuevo por dentro, obligándole a cerrar los ojos con el dolor. Eran sus pensamientos... No... sus sentimientos, más bien... ¡Todas las emociones que Pavel estaba experimentando le acudían a la mente y le volvían loco! No podía soportar aquello, era demasiado intenso... Khan se desmayó.


 


 


                                                          Una hora antes, a bordo del pájaro de presa, Jim daba sus últimas instrucciones a su querida tripulación.


   - Sulu, mantén el pájaro de presa tras la cara oculta de la Luna y atento por si llega alguna nave de la Federación. Llevaré el comunicador conmigo, avísame si hay problemas. - Lo guardó en el bolsillo trasero de su pantalón. Colocó el fáser en posición de aturdir y se lo enganchó del cinturón.


   - Sí, Jim, no te preocupes. - El piloto miró a Pavel, sonriendo al verle tan serio e impaciente.


   - Spock, el mecanismo de ocultación... - Jim se había girado hacia su esposo, en pie junto al puesto científico.


   - Lo sé, tranquilo. - Le interrumpió. - Solamente lo desactivaré durante el transporte.


  - ¡Estoy listo! - Gritó McCoy mostrando su histerismo habitual y colocándose la mochila médica a la espalda. - No, espera... - Se la volvió a quitar. - Necesitará una manta, creo que olvidé meterla aquí dentro.


   - La tengo yo... - Susurró Pavel. Estaba tan nervioso que la apretaba contra su pecho como si fuese lo más importante del mundo.


   - Pavel, ten cuidado con el tel *(vínculo) – Le aconsejó Spock. - Recuerda que Khan no lo llevaba demasiado bien y no olvides que tu mente está muy acostumbrada, se ha desarrollado en ti pero no en él.


   - Lo sé, Spock. - Le miró bajando la cabeza. - Mantendré mis pensamientos bloqueados.


   - Chicos, mucho cuidado ahí abajo. - Nyota se acercó a Pavel y le acarició la mejilla. - Volved cuanto antes... los cuatro.


   - Scotty... bájanos. - Le pidió Jim, dándole una palmada en el hombro al pasar por su lado.


   El escocés les miró a los tres sobre la plataforma, suspiró con una gran sonrisa en los labios al observar cómo le temblaban las manos a Pavel. McCoy frunció el ceño y apretó la boca, también estaba tenso por lo que iban a hacer. Jim pasó el brazo sobre los hombros de su niño ruso, acariciándole los rizos de la nuca intentó transmitirle seguridad.


   - Todo irá bien, cariño. Será coser y cantar. - Le dijo guiñándole un ojo y con su pícara sonrisa torcida iluminándole el rostro entre la barba.


   - ¡Ay, Jim...! - Exclamó Pavel. - ¡Acabemos con esto de una ves! - Estaba impaciente por tener de nuevo a Khan a su lado.


 


                              Tuvieron que materializarse a cien metros del edificio principal, sobre la explanada de ceremonias. La Academia estaba protegida por un inhibidor de frecuencia que impedía la tele-transportación directa a su interior. Llegaron empapados por la copiosa lluvia que estaba cayendo. Aprovechando el cambio de turno para colarse, entrar con la identificación de Jim fue sencillo; nadie les vio por los pasillos ni cuando bajaron las escaleras hasta la tercera planta del sótano.


      Caminaron en silencio hasta la puerta tras la que se ocultaba el laboratorio con el criotubo. La caja de seguridad que pedía clave de acceso parecía nueva, como si la hubieran sustituido recientemente. Ahora además estaba reforzada con un sistema de identificación de retina.


   - ¿Qué mierda...? - Se sorprendió Jim. - ¡No sabía que hubiesen instalado esto!


   - ¡Genial! ¿Y ahora qué? - McCoy se encogió de hombros mirando a Pavel.


   - Abre la mochila, Bones. - Le pidió el ruso mordiéndose el labio inferior.


   Pavel sacó un estuche de herramientas que Scott le había prestado. Lo abrió, el velcro crujió y desplegó la tela enrollada donde se guardaban los destornilladores de distintos tamaños, grosores y formas. Pasó los temblorosos dedos sobre ellos, eligiendo el de calibre apropiado. Una vez lo tuvo en la mano procedió a forzar la tapa de aquella maldita caja. Cables y fusibles aparecieron ante los ojos aguamarina que, entrecerrados en su concentración, escudriñaron la manera de forzar el cierre.


   - Vamos, cielo... - Le animó Jim. - Tú puedes hacerlo.


   - ¿Cuánto tardarán los guardias en ejecutar su primera ronda? - Preguntó Bones a su espalda.


   - Dales unos minutos para charlar con los compañeros a los que sustituyen, luego el café... las anécdotas del día, las quejas por tener turno de noche, los comentarios sobre el sueño que tienen y lo mal pagado que está el trabajo... - Jim, con su verborrea nerviosa, le proporcionaba una idea de lo que estaría pasando en la central de seguridad. - Al menos media hora, quizá más con suerte.


   - No sé, Jim... - Dudó McCoy. - Despertarle va a llevar un buen rato.


   - ¡Listo! - Exclamó Pavel apartándose de la pared.


   El sonido de la puerta al abrirse se escuchó en el silencio de la noche, siseando como una botella de bebida carbonatada cuando le quitas el tapón. Los tres se miraron a los ojos. Había llegado el momento.


 


     El médico entró primero, se fue derecho a la cápsula y activó sus sistemas vitales pulsando la pantalla táctil circular bajo el cristal. Pavel estaba a su lado, con la vista fija en el sereno rostro de su amante, una dulce sonrisa se le dibujó en los labios.


   - Vigilaré el pasillo. - Dijo Jim quedándose junto a la puerta con el fáser en una mano y el comunicador en la otra.


   - Nunca había estado tan serca de alguien y a la ves tan lejos... - Murmuró Pavel al ver a Khan sin poder sentir sus pensamientos.


   - Eso es... con cuidado. - Bones le ayudaba a desenroscar el casco del criotubo. La cabeza de Khan quedó al descubierto. - No le toques, está helado y te quemaría la piel.


   Pavel tuvo que hacer un inmenso esfuerzo por contenerse. ¡Cómo deseaba volver a rozar aquellas mejillas afiladas! Dejó la pieza superior de la cápsula en el suelo, junto a sus pies, y miró a Jim, que parecía preocupado.


   - ¿Oyes algo ahí fuera? - Le preguntó.


   - Nada... daos prisa. - Jim no se giró, mantenía los ojos clavados en el final del corredor a oscuras. Tenía un mal presentimiento.


   - ¡Ábrete, maldito trasto! - Bones tuvo que forzar la tapa, los goznes se habían congelado por dentro y no había tiempo para dejar que la temperatura ambiente los volviera más flexibles.


   El cuerpo desnudo de Khan quedó a la vista. Las manos cruzadas sobre el pubis, ocultando su sexo dormido. La piel de alabastro humeaba en contacto con el aire, un vapor blanquecino flotó hasta sus caras. Pavel dio un paso atrás, Bones agitó la mano disipando la nube.


   - Vamos, t'hy'la... - Musitó el ruso mirándole la cara a su amante. - Abre los ojos, lyubimiy moy... *(amor mío)


   - Poco a poco, Pavel... - Susurró el médico inclinándose a examinar el cuerpo aún inmóvil. - Poco a poco.


   Y al fin, los ojos azul hielo se abrieron. McCoy le rozó la frente comprobando con sumo cuidado que la piel volvía a tener una temperatura dentro de lo normal, giró la cabeza y vio a Pavel, estaba como hipnotizado, perplejo y absorto ante la visión del azul de los iris de su amado.


  - Sus constantes vitales se están normalizando. - Comentó para tranquilizarle y que el ruso volviera a respirar.


   - ¡Date prisa Bones...! - Le gritó Jim desde la puerta.


   El médico puso la mano bajo la nuca de Khan, la agarró con firmeza y le levantó la cabeza lentamente para no hacerle ningún daño en las cervicales. Notó los temblores que sacudían violentamente el cuerpo. Una reacción muy natural en los humanos, los músculos vibran, se agitan para protegerse ante el frío. McCoy se volvió hacia Pavel, le vio allí plantado, alucinado... sin poder reaccionar.


   - ¡Vaya, ahí están tus soldaditos! - Bromeó el doctor señalando los restos del semen de Pavel cristalizados en el vello púbico de Khan. Había captado su atención. - Cielo, acércame la manta... - Le pidió entonces con ternura, imaginando lo que debía estar sintiendo. La expresión de su cara le conmovía.


   McCoy no podía sólo con él, su metro ochenta y tres de estatura y los casi noventa kilos de peso muerto eran demasiado. Con un gesto de su mirada solicitó la ayuda de Pavel que pasó sus trémulas manos por debajo de los brazos de su amante, evidentemente impresionado al tocar su fría piel. ¡Ya le tenían!


   Jim se giró para verlo. Khan, envuelto en la manta azul marino, apoyaba los brazos alrededor de Bones y Pavel, el almirante se estremeció. Su viejo amigo había regresado de su sueño. Le pareció oír unos pasos en la galería superior, unas botas militares pisando a la carrera sobre sus cabezas. Se acercó a ellos.


   - Hay que salir de la zona del inhibidor de frecuencia. - Dijo con premura. - ¿Puedes andar, Khan?


   - Está muy débil, Jim. - Le contestó Bones mirándole a los ojos. - Te dije que esto llevaría su tiempo...


   La cabeza de Khan cayó hacia delante y su flequillo negro le cubrió los ojos. Pavel se agitó mirándole inquieto con los ojos aguamarina brillantes, unas lágrimas empezaban a caerle por las mejillas.


   - ¿Qué le pasa? - Interrogó a McCoy.


   - Se ha desmayado. - Contestó el médico.


   - ¡Salgamos de aquí! - Jim caminó delante, esperaba no tener que disparar su fáser.


   - Deja, Pavel... - Le pidió Bones. - Voy a echármelo al hombro, quítame la mochila de la espalda.


   El ruso obedeció, sosteniendo el macuto en una mano ayudó a su amigo a cargar con el cuerpo inconsciente de su amante como si fuera un saco.


   - ¿Puedes...? - Le preguntó.


   El doctor asintió y sujetando por encima de la manta las piernas de Khan contra su pecho, echó a correr siguiendo a Jim. Subieron las escaleras y cruzaron los pasillos de vuelta hacia la salida lateral. Cuando estuvieron fuera del edificio, Jim les hizo detenerse. La lluvia era aún más intensa que antes, los rayos iluminaban el cielo completamente cubierto de nubarrones negros. Unos vehículos militares cruzaron la calle a toda velocidad, con las luces de emergencia brillando a toda potencia.


   - ¡Agachaos! - Ordenó el rubio. - Creo que nos están buscando...


   La tormenta descargaba su furia sobre los cuatro. Allí apoyados en la pared, ocultos tras una columna, vieron el frenético movimiento de soldados subiendo a los jeeps. Khan empezaba a volver en sí y levantó la cabeza para mirar a Pavel a los ojos. Se fijó en su pelo, tan largo y rizado... le caía sobre los hombros, ocultando parte del rostro con unos mechones pegados por la lluvia. Le sonrió... y Pavel le correspondió con su blanca sonrisa que le dejó prendado.


   - Moy dragotsennyy malchik...! *(Mi precioso muchacho) – Musitó Khan débilmente.


   - ¿Estás despierto? - Le susurró McCoy bajándolo de su hombro y mirándole a la cara. - Intenta caminar, debemos alejarnos del edificio. - Le pidió.


   Khan le observó con detenimiento, vio las finas arrugas rodeando los párpados, se fijó en las patillas plateadas casi hasta la sien. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que los ojos avellana del médico le miraron con lágrimas cuando le congeló?


   - ¡Ahora... vamos, moveos...! - Les instó Jim a su espalda.


   Se volvió para mirarle, ¿qué era aquella barba en su cara? Había echado a correr cruzando la explanada encorvado bajo la fuerte lluvia, con el fáser en una mano y en la otra un comunicador. McCoy le empujó para tirar de él cogiéndole del brazo. Se incorporaron y corrieron detrás de Jim. Giró el cuello y vio a Pavel levantarse e ir tras ellos. Le pareció más alto, más fuerte, más ancho de espaldas que la última vez que le vio... Ya no era ningún muchacho.


   - Scotty, ¿me recibes? - Gritó el almirante al aparato.


   - Afirmativo, Jim. - Respondió el escocés entre interferencias. - ¡Os subo ahora mismo!


   Una luz anaranjada les envolvió y sus moléculas empezaron a desintegrarse.


 


 

Notas finales:

Y aquí está Khaaaaaan!!!!

Gracias por leer, por comentar, por no dejarme sola y compartir la historia conmigo.

Dejo imagen de esos ojos de hielo que me traen loca.

https://startrekblog.files.wordpress.com/2013/04/harrisonimage.jpg


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