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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

¿Cómo algo tan pequeño, tan insignificante, puede ser a la vez tan importante? McCoy tendrá que hacer uso de sus innegables habilidades como cirujano a la hora de salvar la vida de Pavel.

 

 

Una minúscula gota de sangre

 

                                                                                                   El suelo de la cocina estaba lleno de pelos largos, rizados y castaños. Nyota contemplaba orgullosa su trabajo, había dejado al ruso guapísimo. Disimuló la herida por encima de la oreja izquierda dejando una capa algo más larga en la sien, el flequillo también lo dejó largo, sabía que cuando estuviese seco se le encogería por su onda natural. Pavel se estiraba un mechón sobre la frente sacando el labio inferior para hacer un puchero.

   - Volverá a crecer, tonto. - Se rió la comandante al ver su cara de pena. - Además, estás más guapo así. ¡Khan! - Le llamó, sabía que el moreno le daría la razón.

   - ¿Sí, Nyota? ¡Vaya! - Exclamó al entrar a la cocina y ver el nuevo corte de pelo de su novio.

   - ¿Te gusta? - Pavel se revolvió el flequillo, no sabía qué hacer con él.

   - Eres la criatura más sexy del universo. - Le acarició la cara cogiéndole la barbilla. - Ah, moy dragostennyy...! *(mi precioso...) - Khan se mojó los labios y le besó en la boca sin terminar la frase.

   - ¡Te lo dije! Te queda mejor corto. - Nyota se dio la vuelta para buscar una escoba y barrer todo aquello.

   - ¿Mi presioso qué, Khan? - Le preguntaba Pavel con una pícara sonrisa. - Me llamaste muzh *(esposo) en el hospital, ¿tienes algo que pedirme?

   - No sé de qué me estás hablando. - El sobrehumano se giró y volvió a la sala de estar.

   - Dale tiempo... si te llamó así acabará declarándose. - Uhura se reía por lo bajo, pensando en cómo sería ver a Pavel casado.

 

      Khan y Sulu estaban viendo una película en el televisor; los dos tumbados en el sofá, se agarraban los pies descalzos el uno al otro. Al japonés también le gustaba acariciar los empeines de los del moreno. En la pantalla, un niño llamado Elliot intentaba salvarle la vida a un extraterrestre muy raro al que llamó E.T.

   - ¿Por qué le brilla la barriga a esa cosa? - Se preguntó Khan.

   - Ni idea amigo. He visto decenas de especies alienígenas en cientos de planetas y jamás, ni uno sólo, como ése. - Sulu se encogió de hombros mirando a Khan enfrente.

   - ¿Te gusta mi pelo, moy drug? *(amigo mío) – Preguntó Pavel entrando a la salita y sentándose en la alfombra apoyado en el sofá.

   El japonés se rió, dejó uno de los pies de Khan para acariciarle la nuca al ruso.

   - Mi rosa... ¿Cómo estás? Además de guapo, claro... - Le encantó ver cómo los ojos aguamarina se quedaron pegados por un hilo invisible a la televisión. - ¿Te duele la cabeza?

   - Niet! Bet'ala nog'tor! *(Mira eso, en klingon) Ya ne ponimayu...! *(¡No entiendo...!) - Pavel mezclaba otra vez los idiomas, intrigado con el bicho del dedo luminoso en la película.

   - A ti sí que no se te entiende, cariño. - Nyota se había asomado a la salita. - ¿Quiere alguien ayudarme a hacer la cena? Jim ha llamado, llegarán enseguida... y Suzanne les acompaña.

   - ¿Otra vess? - Pavel no parecía muy contento de tener semejante invitada a cenar.

   - Yo te ayudaré, Nyota. - Khan se levantó del sofá con cuidado de no rozar con sus rodillas la cabeza de su novio. - Vigílale, si vuelve a hablar de pájaros me llamas. - Le pidió a Sulu.

   El japonés asintió y siguió rozando con sus dedos el nacimiento del pelo de su amigo.

 

 

                                      Khan resultó tener talento en la cocina, preparó el pescado en salsa verde con la ayuda de Nyota como pinche. Cuando llegaron los demás ella estaba ya poniendo la mesa en el comedor. Vio la cojera de su esposo y soltando el plato que tenía entre las manos acudió a sus brazos.

   - ¿Qué te ha pasado, Monty? - Le preguntó preocupada.

   - Un tirón en la espalda, preciosa... - Respondió intentando sentarse. El dolor le hizo hacer una mueca y suspirar.

   - Nada de sillas, Scott. - Le regañó Bones. - Mejor te llevo a la cama. Vamos Nyota, ayúdame a subirle por las escaleras.

   - ¡Me hago viejo, perla mía! - Exclamó apoyando los brazos sobre el médico y su mujer.

   - Anda, cállate... si estás hecho un crío. - Rió su esposa.

   Spock entró a la sala de estar y desenchufó la televisión ante un atónito Pavel.

   - Maw' tok! NuqneH... *(Eh! ¿qué es lo que quieres..., klingon) ...delat'? *(...hacer?, ruso) - Renegó al vulcano con su confuso lenguaje.

   - Voy a llevarla al dormitorio de Scott. - Spock le miró levantando su ceja izquierda. No había entendido una palabra pero pensó que Pavel estaba protestando por no poder ver terminar la película. - Se ha lesionado las lumbares y tendrá que quedarse en la cama.

   - ¡Ah, bueno! - El ruso se levantó y ayudó al vulcano con el traslado del monitor. - ¿Nos dejará mirarla un rato después de senar?

   - Coge el cable de la antena, Pavel. Sin eso no funcionará arriba. - Le indicó Sulu.

 

           El guiso de pescado fue todo un éxito. Jim le pidió a Khan la receta, riéndose al ver cómo él ponía cara de asco mientras masticaba la merluza.

   - Si no te gusta no sé por qué te la comes... ¿No podías haber cocinado otra cosa para ti? - Sulu le golpeó la nuca, sentado a su lado le pareció absurdo aquel comportamiento.

   - Mi cuerpo necesita estos nutrientes, que no me guste no implica que no pueda comerlo. - Le explicó Khan sin quejarse de la colleja.

   - Mañana tendrás mucho trabajo, Sulu. - Le recordó Spock. - Cuatro viajes con el helicóptero hasta la fábrica de metacrilato. ¿Cuánto crees que te llevará?

   - Lo suficiente para que entre vuelo y vuelo encajéis los paneles en la Katyusha, tranquilo. - Respondió el japonés.

   - Pavel, ¿te encuentras bien? No has dicho una palabra durante la cena. - Suzanne le miraba sorprendida, el corte de pelo dejaba a la vista sus bellos rasgos. Los ojos azul oscuro, casi gris, le parecieron sobrecogedores: el hombre tenía una mirada profundamente triste.

   - El ala de un pájaro puede considerarse un plano aerodinámico sobre el que actúan dos fuerssas: una hasia arriba, la de sustentación, y otra que se opone al avanse, la de arrastre. - El genio ruso mojó su dedo en la salsa y dibujó un ala en su plato apartando las sobras del pescado. - Para que el ave pueda volar, es nessesario que la fuerssa de sustentasión, compense el peso; el aire que sircula por la superfissie superior de sus alas crea un vasío que contribuye a esa fuerssa de sustentasión...

   - ¡Pavel! - McCoy se levantó de su asiento y se le acercó poniéndole la mano en la frente. - Mírame a los ojos, sigue mi dedo. - El doctor comprobaba sus reflejos.

   - ¿Qué obsesión tienes con los pájaros, mi amor? - Khan le miraba asustado, la cara del médico no auguraba nada bueno.

   Jim sujetaba la mano de Spock con fuerza, sin apartar los ojos del final de la mesa donde Bones se ocupaba de averiguar qué diablos le pasaba a su niño ruso.

   - Esto no me gusta, le echare otro vistazo con el TRC. Puede que haya quedado un coágulo que esté ejerciendo presión en sus arterias... - Pensó Bones para sus amantes, no quería preocupar a Khan ni a Sulu. - Pavel, no te muevas. Khan, sujétale la cabeza, tal como está, que no haga ningún movimiento.

   El moreno se levantó y colocándose tras la silla de Pavel hizo lo que el doctor le había indicado. Bones salió al salón y regresó con el TRC conectado a la pantalla táctil. Traía también su pequeño láser quirúrgico en la otra mano.

   - Sujeta esto, Sulu. - Se lo dio al japonés.

   - ¿Qué estás haciendo, Leonard? - Preguntó Suzanne poniéndose en pie. - ¿Es que vas a operarle ahí sentado a la mesa?

   - Doctora, mi t'hy'la sabe perfectamente lo que hace, déjele actuar. - Respondió Spock sujetándola de un brazo.

   McCoy comprobó en la pantalla que un diminuto, casi indetectable coágulo se había desplazado hacia la zona frontal del cerebro. Cogió el láser de la mano temblorosa de Sulu e inclinándose le habló a Pavel cara a cara.

   - Cielo... dos cosas: primera, no dejes de mirarme directamente a los ojos, pase lo que pase... Esto te va a doler, pero tienes que aguantar, ¿lo prometes? - Le preguntó con seriedad.

   - Da! - Respondió en ruso. - E'Gok! *(empieza, en klingon) – Le instó a que procediese.

   - ¿Y la otra cosa, Bones? - Inquirió Khan sujetando la cabeza de su amado con más fuerza.

   - ¡No te mueras! - Exclamó al tiempo que disparó su láser quirúrgico derecho a la pupila del ojo izquierdo de Pavel.

 

         El grito que lanzó el ruso hizo que Nyota bajase las escaleras a toda velocidad. Se había quedado a cenar con su marido en el dormitorio, viendo la televisión. Cuando llegó al comedor se llevó la mano a la boca. ¿Qué le hacían Bones y Khan al pobre Pavel? Fuera lo que fuese debía doler muchísimo. Suzanne se acercó a ella al verla llegar, la abrazó, los gritos continuados saliendo de la garganta de aquel hombre le hacían estremecerse.

   Jim hundió la cabeza en el pecho de Spock que le abrazaba con fuerza sin apartar la vista del médico.

   Sulu temblaba como un flan. Miró el rayo entrando en el ojo aguamarina y apartó la vista hacia a Khan... El moreno apretaba los labios, unas lágrimas le caían por las mejillas.

   Una gota de sangre salió por el lacrimal de Pavel. Bones lo había conseguido.

   - ¡Ya la tengo! - Apagó el láser y los gritos cesaron. - ¡Eso es! ¡Ya está fuera! - Bones recogió con la yema de su dedo aquella minúscula aglomeración de sangre coagulada, la miró con saña. - ¡Maldita! ¿Creías que ibas a escapar de mí?

   - Grassias... - Susurró Pavel sin fuerzas, echándose hacia atrás en la silla.

   Khan le soltó, poniéndose de rodillas a su lado dejó caer la cabeza sobre su regazo. Estiró el brazo y agarró a Sulu por la camiseta, forzándole a arrodillarse junto a él, los dos apoyados en las rodillas del ruso. Pavel les miraba con su ojo izquierdo cerrado, acariciándoles el pelo a ambos.

   - ¿Le has dejado tuerto? - Jim golpeó el hombro de McCoy.

   - ¡No, está bien! No creo que vuelva a mezclar los idiomas... - El doctor recogió su equipo y salió del comedor.

   - ¡Mi niño...! ¿Cómo te encuentras? - Jim también se echó al suelo.

   - ¡Parecéis los tres reyes magos adorando a Jesús! - Exclamó la doctora Woolcott siguiendo al médico. - ¿Qué le has hecho?

   - ¡Esa maldita gota de sangre le habría provocado un infarto cerebral, un ictus...! - Buscó un trozo de tela oscura entre su ropa, la camiseta negra serviría. - No la vi en el hospital, ni esta mañana... Unas horas más y Pavel estaría muerto. - Rasgó el tejido con los dientes y lo enrolló hábilmente hasta conseguir la forma que deseaba. - Esto servirá.

   Bones volvió al comedor, se fue derecho a Pavel y le ató la tela alrededor de la frente tapando el ojo izquierdo.

   - Recuperarás la vista poco a poco, cielo. - Le besó la mejilla. - Siento haberte hecho daño, no podía sedarte. Ahora descansa. Khan, Sulu... - Les dijo. - Llevadle a la cama. Que no le de la luz en ese ojo al menos en veinticuatro horas.

   - Vamos, pirata mío... - El moreno lo cogió en brazos y salió hacia su dormitorio seguido del japonés.

   - ¿Está bien? - Les preguntó Scott en el pasillo de arriba, había asomado la cabeza por la puerta de su habitación al oír los gritos.

   - Sí, no te preocupes. McCoy le ha salvado la vida. - Khan sonó grave, serio... agradecido con el médico por impedir que los dioses le arrebataran lo que más amaba.

   - Vuelve a la cama, Monty. - Le decía ya su esposa acercándose detrás de Sulu. - Tu espalda necesita reposo.

   - ¿No puedo ver la tele un rato? - Pidió el ruso con su tono cantarín.

   - Túmbale a mi lado, Black Donald... - Scott se acomodaba en la cama con unos cojines bajo la pierna derecha.

   - De acuerdo. - Consintió Khan. - Pero un ratito nada más, creo que tienes que dormir.

 

      Suzanne se despidió, el modo en que Jim y Spock abrazaban y acariciaban al médico en el salón la hizo sentir incómoda.

   - ¿Os veré mañana? - Preguntó junto a la puerta, colgándose el bolso y sacando las llaves de su camioneta Chevrolet.

   - Tenemos mucho trabajo que hacer en la Katyusha, Suzanne. - Se excusó Bones intentando separarse del abrazo de sus dos t'hy'la.

   - Perfecto, os llevaré el almuerzo. - La rubia sonrió al doctor y se marchó.

      No iba a rendirse con aquel hombre. Lo que había hecho en el comedor, salvando la vida del ruso, le pareció una hazaña increíble. Que Jim y Spock le manosearan un poco no la iba a detener. Ella tenía armas con las que ellos no contaban, armas de mujer.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar.

Dejo imagen de Pavel más guapo que nunca.

http://ilarge.listal.com/image/5489575/936full-anton-yelchin.jpg

Una de mis lectoras en otra web lo dijo y tenía razón, en el fondo todo ha sido una escusa para cortarle el pelo a Pavel.


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