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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Jim reza a uno de sus dioses. Las ballenas cantan, el agitador de la tierra no tuvo más remedio que atender a sus súplicas.


La tripulación regresa al Enterprise, todos parecen felices... salvo tal vez Sulu.

 

Y Poseidón mostró clemencia

 

            “Pero no en vano el poderoso Poseidón, que bate la tierra, estaba al acecho en la cumbre más alta de la selvosa Samotracia, contemplando la lucha y la pelea. Desde allí se divisaba todo el Ida, la ciudad de Príamo y las naves aqueas. En aquel sitio habíase sentado Poseidón al salir del mar, y compadecía a los aqueos, vencidos por los teucros, a la vez que cobraba gran indignación contra Zeus. Pronto Poseidón bajó del escarpado monte con ligera planta; las altas colinas y las selvas temblaban bajo los pies inmortales, mientras el dios iba andando. Dio tres pasos, y al cuarto arribó al término de su viaje, a Egas; allí en las profundidades del mar, tenía palacios magníficos, de oro, resplandecientes e indestructibles. Luego que hubo llegado, unció al carro un par de corceles de cascos de bronce y áureas crines que volaban ligeros; y seguidamente envolvió su cuerpo en dorada túnica, tomó el látigo de oro hecho con arte, subió al carro y lo guió por cima de las olas. Debajo saltaban los cetáceos, que salían de sus escondrijos, reconociendo al rey; el mar abría, gozoso, sus aguas, y los ágiles caballos, con apresurado vuelo, sin dejar que el eje de bronce se mojara, conducían a Poseidón hacia las naves aqueas.”

 

        - La Ilíada, Canto XIII, Batalla junto a las naves – Homero.

 

 

 

 

                                                                                     Atravesar el agujero de gusano les dejó inconscientes a todos; los viajes temporales son imposibles de resistir por una mente despierta, el córtex cerebral se protege enviando señales eléctricas que lo sumen en el sueño. Hipnos se adueña de los pensamientos, las voces resuenan en el fondo de sus cabezas, un sinfín de imágenes saturan sus retinas sucediéndose en ráfagas sin sentido.

         Jim veía a su hija Amy creciendo a toda prisa, convertida ya en una mujer adulta y marchándose para siempre de su lado. Bones se despedía de Christine diciéndole “hasta la vista, ángel mío... pronto estaré contigo”, su obsesión por una muerte temprana no le dejaba ver más allá. Scott tuvo la visión de Nyota arreglada con el vestido que le compró y sus maravillosos Manolos, su perla negra relucía como nunca. Ella se vio a su lado, rodeada de nietos, con Cayden y Bean ya adultos y casados.

         Spock mezclaba en su cerebro las vivencias en su Vulcano natal y los sobrecogedores paisajes de la Tierra, acompañado de Jim y Bones les cantaba bajo un cielo repleto de estrellas. Sulu veía, una y otra vez, a su amada rosa caer ante él con la cabeza ensangrentada... el dolor en su corazón era insoportable.

       Khan tuvo la sensación de caer de nuevo en la criogenización, oscuridad y silencio se cernieron sobre su mente hasta que un círculo, encerrando tres aspas entrelazadas, centelleó fulgurante. Pavel tuvo exactamente la misma visión: el trisquel brillando en la oscuridad. La doctora Suzanne Woolcott vio su propia imagen distorsionada, vestida de enfermera acunaba a un bebé moreno y de ojos avellana entre los brazos, algo que sabía que jamás podría suceder.

 

 

 


    - ¿Qué es eso? - Preguntó Peter señalando el monitor principal en el puente del Enterprise.

   - Un pájaro de presa... - Respondió Bazthum ampliando la imagen.

   - No, es “MI” pájaro de presa. - La corrigió Klaa.

   - ¡Tío Jim! - Exclamó el pelirrojo. - ¿Qué está haciendo?

   - ¡Contacte con ellos, teniente! - Ordenó el capitán klingon al oficial de telecomunicaciones.

   La nave había aparecido de repente delante de su posición. Saliendo de velocidad de curvatura sin reducir la marcha, rumbo a la Tierra, iban a atravesar ya su atmósfera.

 

 

 

                                           Desde una nave oscura alguien más estaba observando. La diosa de la caza sentía que su cabello volvía a tornarse rojizo pero podía controlarse. El trisquel se había iluminado en el momento en que la Katyusha llegó a su presente.

   - Art, sal del puente. - Le aconsejó su hermano gemelo. - Ya nos ocupamos Hércules y yo.

   - No, quiero verlo. - Respondió Artemisa. - Si tu descendiente lo ha conseguido quiero estar aquí cuando Poseidón retroceda.

   - ¿Crees que él ha enviado esa horrible sonda? - Preguntó el piloto de la cabeza leonada.

   - No importa quién la haya enviado, Herc. Esa cosa captará la señal de las ballenas. Si ha sido nuestro tío, preocupado tras más de doscientos años sin recibir señales de sus criaturas, se quedará tranquilo al comprobar que su reino acuático vuelve a estar completo. - Apolo sonreía orgulloso, sabía que Jim no le fallaría.

 

 

 

                                              Pavel apretó a Kermit contra su pecho, al abrir los ojos vio el morro de la Katyusha que enfilaba directo hacia el puente Golden Gate.

   - ¡Sulu! - Gritó mirando a su izquierda.

   El piloto sacudió la cabeza y echó mano de los mandos de navegación. Khan se había desabrochado el cinturón, dejándose caer hacia delante por la fuerza de la gravedad ayudó al japonés a enderezar la nave.

   - ¡Ameriza! - Gritó Jim despertando de sus sueños y aferrándose a los brazos de la silla que había compartido con Khan.

   - ¡Eso intento! - Sulu sonó alterado, la maniobra era más imposible que complicada.

   - Al menos no rompas el puente... - Le pidió Scott con su sonrisa tensa. - Lleva ahí tanto tiempo que lo echaríamos en falta.

      La habilidad del piloto quedó demostrada una vez más cuando giró en el último segundo hacia la derecha y posó el pájaro de presa sobre las aguas de la bahía de San Francisco. Llovía a mares, nunca mejor dicho. El rayo de la sonda alienígena seguía allí, evaporando agua y formando tormentas en el cielo.

   - Scotty, libera a las ballenas. - Jim se levantó y se sorprendió al ver que el agua le llegaba a los tobillos. - ¡Todo el mundo fuera! - Ordenó en un grito.

   - Jim, la trampilla de la bodega está atascada. - Scott se dirigía ya hacia las puertas del puente de mando.

   - ¡No, espera! - Le detuvo Khan. - Esa zona debe estar inundada. Deja que vaya yo, tú saca nuestras cosas... las puse en la taquilla junto a los dormitorios, ya sabes donde. - Guiñándole un ojo le recordó el vestido y los zapatos.

   El escocés sonrió y corrió hacia donde Khan le había indicado. El moreno ya bajaba hacia la cubierta inferior, en pocas zancadas dejó de caminar para nadar y bucear después hasta la bodega de carga.

   - Vamos, Sulu... - Pavel le agarró de la mano, metiéndose a su ranita por debajo de la camiseta. - Hay que salir.

   - ¡Tío Jim! ¡Tío Spock! ¿Me recibe alguien? - La voz de Peter sonó con interferencias en la radio subespacial.

   - Aquí la Katyusha... adelante, Peter. - Le respondió Nyota volviendo a sentarse en su puesto.

   - ¡Gracias a los dioses que estáis bien! - Exclamó el pelirrojo en la distancia. - ¿Katyusha? - Se preguntó. - Estáis todos bien, ¿verdad?

   - ¿Desde dónde nos hablas, Peter? - Le consultó Uhura, las pantallas de localización se habían mojado y no funcionaban.

   - Desde el Enterprise... Estamos en la cara oculta de la Luna, Nyota. - Contestó el jefe de seguridad intuyendo que se avecinaba una bronca.

   - ¿Cómo? - Jim se acercó a la consola de comunicaciones. - ¡Creí haber ordenado que no os movierais de la órbita de Nuevo Vulcano! - Le chilló.

   - Klaa está al mando, no yo... - Se excusó su sobrino. - Por cierto, se está preguntando por qué habéis estrellado su nave en el mar.

   - Cojo el comunicador, mantén la frecuencia abierta. - Jim cambió de tema. - Cuando dé la orden nos subís a los nueve... ¿entendido?

   - ¿Nueve? ¿No erais siete? - El jefe de seguridad se extrañó, Khan sería el número ocho pero... ¿y el otro? - Bueno, ya me lo explicarás luego, tío Jim.

   - ¡Tú también tendrás que darme explicaciones, Pete! - El almirante cogió a Nyota en brazos y la llevó a la rampa de salida. Eran los últimos a bordo, el agua le llegaba ya a las rodillas.

 

      Fuera, bajo la intensa lluvia, la Katyusha empezaba a hundirse en el mar. Todos se quedaron sobre la plataforma, mirando alrededor por si veían a las ballenas. De pronto Suzanne levantó el brazo y señaló a lo lejos. Un chorro de agua delató al cetáceo que había salido a la superficie.

   - ¡Allí están! - Respiró aliviada, sus amadas ballenas había sobrevivido al increíble viaje.

   - ¿Y Khan? - Preguntó Sulu preocupado.

   - Aquí... - El moreno asomó su cabeza por el casco superior de la nave, sujetándose al piloto bajó dando una voltereta hasta la rampa.

   - Vamos, ballenitas... - Murmuraba Bones. - Contestadle a esa cosa y que se largue de una puñetera vez.

   - Tal vez no entiendan el lenguaje. - Se dijo Spock.

   - ¡Más vale que sepan idiomas! - Exclamó el escocés. - ¡Después de lo que nos ha costado traerlas hasta aquí!

   - Jim, reza a tus dioses para que la señal se detenga. - Khan abrazaba al piloto y a Pavel, sin apartar la vista de la gigantesca aleta de ballena gris que tenían delante.

   - Poseidón, nunca te he pedido nada... no eres de mis favoritos pero aún así... - Jim cerró los ojos azules, - ...¿podrías mostrar tu clemencia con los hombres? Cometimos el error de dejar que una especie tan majestuosa se extinguiera... ¡Lo hemos enmendado! ¡Ten piedad del estúpido género humano!

      Las ballenas grises debieron escucharle porque no tardaron en iniciar su canto. Incluso fuera del agua la melodía sonaba armoniosa. Poco a poco el rayo que lanzaba la sonda se retiró del mar. Aquello estaba funcionando.

   - ¡Eso es, mis pequeñas! - Suzanne sonrió feliz. - Decidle a ese Poseidón que estáis de vuelta en el planeta Tierra.

   - ¡Adelante, Peter! - Gritó Jim al comunicador. - ¡Súbenos! Esto ya está solucionado, debemos desaparecer antes de que alguna nave de la Flota logre despegar y nos encuentre.

   Unas luces azules se enrollaron como serpientes en torno a los nueve y sus moléculas fueron transportadas a bordo del USS Enterprise, oculto al otro lado de la Luna. Peter había corrido a la sala de transportación para recibirles. Se echó al cuello de su tío Spock nada más aparecer a bordo.

   - Tranquilo, cariño... - Le dijo el vulcano en un susurro grave y calmado. - Ya estamos en casa.

   - ¿Éste es Peter, tu sobrino? - Khan miraba al almirante con una gran sonrisa. - Es como ver a un Jim pelirrojo y más joven.

   - El aire de familia... - Bones adelantó un paso para besar a Peter en la mejilla. - El inconfundible aire de los Kirk.

   - Peter... - Jim le cogió del brazo para que soltase de una vez a Spock. - ¿Qué es eso de que Klaa está al mando? ¿Y Korrd? ¿Qué ha pasado?

   - Se quedó con Carol y Talbot en Nuevo Vulcano. - Peter se abrazó a su tío Jim, agarrándole el pelo y besándole una y otra vez. - Tío Jim, temía que os hubiese pasado algo...

   - Hola, soy Khan. - Se presentó el moreno extendiendo su mano hacia el pelirrojo. - Creo que tu novio necesita mi sangre, estaré encantado de ayudar.

   Peter soltó a su tío y se abrazó a aquel desconocido dispuesto a salvar la vida de su vikingo. El moreno levantó las cejas y se rió con los labios cerrados.

   - Sí, es un Kirk, no hay duda... - Murmuró.

  - ¡Vamos, Bones! - Peter le agarró del brazo y tiró de él hacia la enfermería. - ¡Trae a mi Alex de la muerte! ¡Resucítale cuanto antes!

   - Nosotros también te hemos echado de menos, ¡eh! - Scott se echó a reír, el pelirrojo había ignorado al resto de la tropa, ni siquiera prestó atención a la alucinada doctora Woolcott que no dejaba de observarlo todo como un niño en su primer día en la feria.

   - ¿Esto es una nave? - Preguntó cuando pudo articular palabra.

   - Sí, el Enterprise. ¡Mi nave! - Contestó Jim lleno de orgullo.

   - ¡Vaya! ¡Debe ser enorme! - Exclamó la bióloga.

   - Lo es... Gracias. - Jim se giró y salió de la sala seguido de Spock.

  - Vamos, Suzanne... - La comandante Uhura la tomó del brazo. - Te enseñaré a moverte por aquí.

   - Tendré que aprender muchas cosas... - Pensó la doctora en voz alta.

   - Cuatrocientos años de historia, por ejemplo. - Bromeó Nyota.

   - Oye... ¿qué es eso de resucitar a un muerto? No me digas que Leonard puede hacer algo así... ¿tanto ha avanzado la medicina? ¿Es que ya no muere nadie? ¿Y por qué...

   La bióloga acompañaba a Nyota por la galería de la cubierta B acosándola a preguntas, Scott les siguió divertido, cargando los paquetes de su mujer camino de su dormitorio. Pavel miró a Sulu. Los dos eran los únicos sobre la plataforma circular. Khan, cargando su bolsa negra, había seguido a Bones y a Peter hacia la bahía médica.

   - Moy drug... *(amigo mío) – Musitó echándole el brazo por los hombros, con una blanca sonrisa en los labios y los ojos aguamarina llenos de amor por él. - ¡Eres el mejor de los pilotos!

   - Voy a mi camarote. - La mirada rasgada se llenó de tristeza. - Las cosas se estarán normalizando ahí abajo, intentaré contactar con Selene.

   - ¡Te acompaño! - Se ofreció solícito el ruso.

   - No, si Amy está por allí te sangrará la nariz. - Sulu no quería tenerle cerca cuando hablase con su mujer, estuvo ágil al recordar la perfecta excusa.

   - Yebát! *(joder) ¡Tienes rasón! - Pavel le agarró la cara con ambas manos y le besó en los labios. - Nos vemos luego, Sulu.

   El japonés no abrió la boca, no movió un músculo, se quedó allí plantado y le vio salir dando saltitos de alegría, cantando alguna canción absurda y lanzando al aire su ranita Kermit.

   - Mi rosa... - Murmuró para sí. - ¿Qué voy a hacer sin ti?

 

Notas finales:

Gracias por leer. Gracias por comentar.

Dejo imagen de Poseidón, dios de los océnos y de todas sus criaturas.

http://4.bp.blogspot.com/-QukaFpIusMQ/T_w624rd9EI/AAAAAAAAAFw/BBOrQy9QdHc/s1600/Poseidon.jpg


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